26.11.21

DR. JULIO RODRÍGUEZ DE LA RÚA, REFERENTE GADITANO EN VALORES SOCIALES

En pocos días esperamos al veterano fundador de la AACS, el altruista, Dr. Julio R. de la Rúa vuelva a nuestra tertulia, después de prestar ayuda humanitaria durante una campaña médico-quirúrgica de tres semanas agotadoras, en un hospital de la lejana República de Chad.
Es un orgullo tenerte como amigo y tertuliano. Con nuestra admiración y agradecimiento.  Bienvenido amigo.

Reseña biográfica
Nacido el 29 de Mayo del año 1945 en Oviedo en el seno de una familia de médicos que comienza con su tío-abuelo y su padre siendo la 3ª generación en seguir los pasos de la profesión junto a 6 hermanos más. Se licencia en Medicina y Cirugía en la Universidad de Santiago de Compostela en el año 1967 compaginando los estudios con el atletismo, una de sus pasiones junto a la música que le llevó a ser campeón de triple salto en Asturias.

Siguiendo los pasos de su padre se especializa en Cirugía Ortopédica y Traumatología alcanzando posteriormente el grado de Doctor. Tras una lesión de espalda se interesa en la patología de columna vertebral y se especializa en esta patología con estancias formativas en el extranjero.

Tras aprobar la prueba de concurso-oposición de Jefe Clínico en tres comunidades diferentes, Galicia, Asturias y Andalucía, se traslada a Cádiz en 1977 para tomar la plaza en el Hospital Universitario Puerta del Mar pues prefería "venirse con los andaluces" y es aquí donde toma forma su vida como traumatólogo y padre de familia de una nueva generación de médicos.


Galardonado con el Premio “Medicina Gaditana” 2017, por los valores que representa: profesionalidad, competencia, espíritu de servicio y liderazgo, a favor de la profesión médica y de la asistencia sanitaria. Asimismo los miembros del Jurado resaltaron su relevante actividad científica y de divulgación y su compromiso asistencial; muy vinculado desde años con la cooperación internacional a través de la AACS.


Julio se quedó a vivir en Cádiz y nadie podía imaginar que con su llegada, esta tierra ganaría un médico inmenso.
Inmenso como persona y como cirujano. Un cirujano preocupado por el bienestar de sus semejantes. Y eso, con el trabajo que desempeñaba, lo tenía a la mano.

Espíritu inquieto y altruista, decidió un día que tenía que llevar la ayuda que sus manos proporcionaban y sus conocimientos, a otros países, los más necesitados, subdesarrollados y sin esperanza de recibir ayuda. Su sueño era crear hospitales y formar nuevos médicos y enfermeros, nativos, a ser posible.

Con esa idea fundó en 2006, la Asociación Andaluza de Cooperación Sanitaria (AACS).
Según se contempla en los estatutos de la asociación, los fines principales son:
. Promover la cooperación internacional en materia de asistencia sanitaria, especialmente en países de desarrollo.
. Facilitar la participación de profesionales sanitarios en acciones y proyectos de cooperación internacional.
. Colaborar en la transferencia de material y tecnología de uso sanitario, que ayude a la mejora de las condiciones de salud de los países objeto de la cooperación.

Y en esas está este gran asturiano; asturiano que ha llevado el nombre de Cádiz muy lejos en el mundo de la cooperación, en los quince años que lleva funcionando la Asociación. Es un hombre con una gran formación demostrada en sus múltiples éxitos profesionales como cirujano especialista en columna, pero su formación abarca otros muchos campos. Sin embargo es una persona humilde en su trato. Algo que debemos resaltar de su carácter es la capacidad como coordinador (fácil de percibir en la tertulia que, afortunadamente, comparto), y su delicado gesto de escucha con el que te hace sentir importante.

Los logros que consigue con su equipo no los comenta si no se le pregunta, aunque forman parte de su vida. Se diría que durante todo el año tiene su mente puesta en El Chad, en Madagascar o cualquier otro lugar en donde anualmente pasará esas semanas humanitarias. Semanas sin comodidades pero que el doctor de La Rúa las vivirá con su buen talante, diría que felizmente.


No me extraña, Julio, que te emociones con este video por la cantidad de acciones y peripecias, recuerdos y emociones, que tienes que tener almacenas en la "mochila" de tu sesera y de tu corazón. Recuerdos que, estoy seguro, te acompañarán siempre y te regalarán la satisfacción placentera de lo que has entregado, sin ninguna exigencia a cambio, como tú nos has comentado muchas veces, diciéndonos que has recibido mucho más de lo que has dado, comentario propio de las personas que rebosan generosidad por todos los poros de su piel y por los cuatro puntos cardinales.
Sabes que tus amigos valoramos con admiración esas "exóticas excursiones" que haces  a lejanos, y aún a veces peligrosos, lugares en compañía de otros "locos" altruistas como tú.

Hay mucha gente buena por el mundo (Deo volente), aunque también de la otra, porque para que haya un mundo "tién que haber de to". Pero tú, Julio, no es un caso de bondad, es un caso de elegancia moral, cívica, ética y todos los adjetivos positivos que queramos añadir.
Nota final. 
Uno de los riesgos de estos héroes cooperantes sanitarios es, la exposición a los efectos  contagiosos de ciertas enfermedades, a pesar de las vacunas.  Julio, llegó antes de ayer todavía convaleciente, infectado primero por la Malaria y más tarde por la maldita Covid-19.  ¡Ánimo amigo! recuperate pronto. Estamos deseando abrazarte.
Tus amigos "Los tertulianos"

7 comentarios:

Luis Manzrro Benitez dijo...

Estas son las personas que se merecen el nombre de GRANDE. Como siempre historias bonitas e interesantes.
Un abrazo, Gonzalo.

Gondiazar dijo...

Decías, Luis que estas personas se merecen el hombre de GRANDES. Y tienes mucha razón.
Nota final.
Uno de los riesgos de estos héroes cooperantes sanitarios es, la exposición a los efectos contagiosos de ciertas enfermedades, a pesar de las vacunas. Julio, llegó antes de ayer todavía convaleciente, infectado primero por la Malaria y más tarde por la maldita Covid-19. ¡Ánimo amigo! recuperate pronto. Estamos deseando abrazarte.

Luis Manzorro dijo...

Amigo Gonzalo, he sido breve en el comentario porque no encuentro palabras para definir a los sanitarios, en este caso a un gran médico y profesor de la Facultad de Medicina, que podría estar jubilado y viviendo de maravilla y, sin embargo, se juega la vida ayudando a enfermos en países pobres. Creo que para calificar el trabajo, el riesgo y el sacrificio de estas personas, no basta ni siquiera la palabra héroe, es tan grande su capacidad humana, que deben tener algo de Divino.

Laurentina dijo...

Queridos amigos: ayer terminé de leer el libro de las memorias del gran “papa” Julio, y aunque sé que él no lo ha escrito, Devesa ha reflejado las vivencias de nuestro amigo como si de él mismo se tratara.
Se nota que el autor tiene mucho que decir dado el entusiasmo que presenta en su narración, y lo mucho que se explaya. Gracias a ello nos viene a reafirmar lo que (creo hablar por todos) le valoramos a usted, querido Julio.

No te gusta darte humos, no es propio de ti, y por ello nos has hablado poco, o casi nada, de tu última campaña en el Chad. Cuando he leído lo que haces allí, cómo te aprecian tus compañeros y el resto del hospital (no digamos los enfermos), y la humildad con la que cuentas tus proyectos y logros, veo a un Julio muy grande. Otro en tu lugar, después de lo que pasaste encerrado en aquel cuarto, no haría más que hablar de ello; no por nada, si no por lo marcado que te deja una experiencia como aquella. Comprendo que no quieras recordar porque recordar es volver a vivir, pero hay que ser especial para querer pasar desapercibido.

Lo pasaste mal, amigo, muy mal, pero has sabido procesarlo bien y , aparentemente, no vienen a tu mente más pájaros negros. Aquí nos tienes para lo que necesites y ¡un gran honor ser amiga tuya ¡

Anónimo dijo...

gracias Julio, por tratar a una persona como tu, es un lujo que derramas a tu alrededor.

Eugenio W. dijo...

Por supuesto, Julio, que todo lo que dicen Tiny y Gonzalo lo firmo y rubrico con gozo y con entusiasmo, aunque el pudor, que es una más de tus muchas virtudes, no te permite lanzar al viento y, mucho menos, hacer ostentación de tus notables méritos profesionales y, menos aún, de la generosidad que derrochas entre los que necesitan y hemos necesitado de tus conocimientos científicos, que has ido regalando a lo largo y a lo ancho de tus vivencias, poniendo, en multitud de ocasiones, en riesgo tu propia integridad y tu propia salud, sobre todo en tus viajes a distintos países africanos.
Y, naturalmente, para los que gozamos del honor y del privilegio de ser amigos tuyos, sentimos un hondo y profundo orgullo de que la suerte o el destino nos premiase con el regalo de que nuestros caminos se hayan cruzado.
Por supuesto que en más de una ocasión y sin estar tu presente, hemos comentado, con admiración y reconocimiento, muchas de esas "aventuras" tuyas que tú elegancia califica como satisfacciones que las mismas te regalan.
Orgullosos de ti te enviamos un fuerte abrazo
Eugenio

Anónimo dijo...

En este mundo, que nos ha tocado vivir, saturado de sin verguenzas y aprovechados, la figura de Julio de la Rúa, es un ejemplo a seguir y una demostración que todavía existen personas buenas. Gracias Julio, por tu ejemplo.

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