25.3.22

domingo, 27 de marzo. Día Mundial del Teatro: Por qué leer hoy El Quijote


Una de las cosas que más admiro en Cervantes es su idea del jardín del espíritu como relación entre escritores y lectores, que me parece apasionante y certera. 

“Mi intento ha sido – dice en el prólogo de sus Novelas ejemplares -, poner en la plaza de nuestra república una mesa de trucos donde cada uno pueda llegar a entretenerse sin daño del alma ni del cuerpo (…) Horas hay de recreación en que el afligido espíritu descanse. Para ese efecto se plantan las alamedas, se buscan las fuentes, se allanan las cuestas y se cultivan con curiosidad los jardines.” 

Esta definición ha guiado mi horizonte de escritor a lo largo de mi vida. Cuando era joven quería, como es lógico, cambiar el mundo, y lo más rápidamente posible, y a ese destino tan ambicioso iban dirigidas mis obras. Las años - y las canas - hicieron que mi intento se fuera reduciendo de tamaño, y hace tiempo que escribo intentando ser sólo, a la manera cervantina, un jardinero del espíritu.

Cervantes establece muchas veces en su obra un paralelismo entre el trabajo de los escritores y el de los jardineros, ya que unos cultivan los jardines de la tierra para que se recreen los paseantes, y otros cultivan los jardines del espíritu con su escritura, con el mismo fin. Añadamos a este planteamiento su irónica y agridulce mirada sobre el mundo, la caridad constante que muestra por sus criaturas de ficción, la gracia y soltura del diálogo de sus personajes, y sus intentos de ruptura con los gustos establecidos. Y, por encima de todo lo anterior, nuestro escritor intenta defender siempre el derecho humano al fracaso, como hace en el Quijote de la primera a la última línea, a la vez que defiende una ética de la bondad en un mundo malvado. Altas palabras, alta filosofía, altos principios.



Por eso es un placer para mí hablar de Cervantes, un humanista beligerante en búsqueda de las más autenticas dimensiones de lo humano en esta obra que ha sido toda mi vida una guía espiritual, a la vez que una fuente de placer, cálida enciclopedia del saber y libro de fábulas e historias fantásticas para coger fuerzas para poder enfrentarme a las batallas de cada día, bálsamo de Fierabrás capaz de suavizar y mejorar las fiebres del cuerpo y las del alma. El conjunto de voces amigas que desde él libro nos habla, nos ayuda a alejarnos de la visión plana, seca, pequeña y unilateral a que nuestra percepción se ve sometida en la cotidianidad de cada día, ya que este libro es un espejo que nos devuelve una imagen de nosotros mismos, y del mundo, infinitamente mejor de la que vemos con nuestros ojos, por su realidad oscilante, su pluralidad de perspectivas, su ironía, su humor, su ternura, su juego, su caliente y viva imaginación, y su grandeza que nos abre paso hacia el rico y curativo mundo del imaginario. 


Cuando aparece la segunda parte de la novela tiene ya Cervantes 68 años, está en la miseria, enfermo, ha padecido desdichas de todo tipo, y ha recibido humillaciones sin fin en el ambiente literario y en la vida. A pesar ello, el buen humor, el ingenio y el donaire llenan las páginas de su Quijote, contagiando de esos bienes al lector que le disfruta. 

Por ello Don Quijote de la Mancha debería entrar en la lista de medicinas a recetar por la Seguridad Social, así el médico cuando fuéramos a quejarnos de nuestro melancólico hígado o nuestras endurecidas arterias, nos diría: “léase un par de capítulos cada día de este libro después de comer, para relajar el espíritu y facilitar su doloroso contacto con la absurda vida que llevamos”. 

Leer hoy El Quijote es disfrutar de esa maravillosa oportunidad que tenemos de salir de nosotros mismos para entrar en este jardín del espíritu que es esa gran e inmortal obra. 
José Luis Alonso de Santos
Dramaturgo, director escénico y guionista

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Actúa, Flora Díaz Hurtado

20.3.22

La primavera en la música


...Y la primavera se incendia con los versos del poeta

El equinoccio de primavera marca el inicio de la nueva estación, viene marcado por el instante en que la Tierra está en una determinada posición en su órbita alrededor del Sol.
En este año de 2022 en el hemisferio norte se produce oficialmente hoy domingo día 20 de marzo a las 16:33 hora peninsular. Demos la bienvenida (a pesar del temporal de levante) a esta alegre estación y, que nuestro ánimo y sentimientos renazcan. 

Es tiempo de flores, cantos, música y colores. Esta esplendorosa estación ha sido tratada musicalmente muchas veces, y creemos que hay dos composiciones que destacar, una la de Antonio Vivaldi en las Cuatro Estaciones y otra la Consagración de la Primavera de Igor Stravinsky en su intento de plasmar lo que él llamaba la "violenta primavera rusa", que decía que empezaba sin avisar y después desgarraba la tierra. (La descripción de Stravinsky, horriblemente se parece mucho a lo que está actualmente ocurriendo en Ucrania)

La Primavera  de Vivaldi es uno de los conciertos solistas para violín que forman parte del II cimento dell´armonía e dell´invenzione (Ensayo de la armonía y la invención). Esta obra, publicada en 1726, está dividida en dos volúmenes, cada uno de ellos con seis conciertos. Vivaldi introdujo en la partitura explicaciones escritas de aquello que describe mediante la música: "el canto de los pájaros, los truenos..."

Esta obra está compuesta para violín solista y orquesta barroca de cuerda: violines, violas y lo que llamamos el bajo continuo (línea de bajo que se extiende a lo largo de toda la pieza), formado por violonchelos, contrabajos y clavicémbalo. A pesar de que temporalmente se sitúa la obra en el barroco, la técnica y complejidad de la misma, así como la actitud de la música sitúan la obra en la corriente que podría ser considerada neoclásica.

La Primavera consta de tres movimientos: 1) Allegro, 2) Largo, y 3) Allegro. Observemos que uno de los recursos compositivos de Vivaldi es la repetición de un estribillo, llamado ritornello. A continuación se presentan el primer movimiento allegro:

Véase que comienza el movimiento con un sonriente tema de tres compases, la orquesta anuncia la llegada de la primavera y se hace un eco de este tema. Después aparece el solista acompañado por un par de violines que imitan el canto de los pájaros. Luego, ondulantes figuras de dobles corcheas describen el agua brotando libremente de una fuente; súbitamente aparece el solista sugiriendo una tormenta, y hay nuevas exposiciones del tema con eco y fin del movimiento.



Breve análisis de la Consagración de la Primavera, de Igor Stravinsky, es un ballet que compuso tras tener, como él mismo escribió, una “visión fugaz” en la que, en una ceremonia ritual, los ancianos sabios están sentados en círculo mientras una joven es sacrificada.
Argumento polémico: La joven debe danzar hasta morir para aplacar a los dioses de la primavera. Basada en melodías simples de carácter folclórico con ritmos obsesivos creando una sonoridad que camuflan la armonía. Esta obra presenta también grandes novedades que no fueron demasiado bien recibidas por el público que asistió al estreno en París en el año 1913.
Pese a todo, esta gran pelea marca el comienzo de una nueva manera de entender la música, imponiéndose el nuevo estilo compositivo como hoy lo demuestran las numerosas representaciones que se realizan de esta obra, tanto en su versión de concierto como en la versión del ballet original.

Fragmento parte I. Hasta el minuto 04:59
El vídeo que colocamos a continuación presenta la introducción de la obra: Una misteriosa melodía interpretada por el fagot da comienzo al despertar de la primavera. Poco a poco los instrumentos se van sumando y escuchamos cómo un bosque se despereza al amanecer.
Las melodías se superponen como animales que se asoman a disfrutar de los primeros rayos de sol tras un largo invierno. Escuchamos los trinos de los pájaros en una sección más rítmica con una intervención destacada del flautín mientras el resto de animales se van sumando a este despertar de la nueva estación.

Parte II. Desde el minuto 05:00 al final
Augurios primaverales. El pizzicatto de los violines nos indica el comienzo de la acción, que tiene lugar en unas colinas.
Comienza la danza de los adolescentes. Unos jóvenes bailan una danza en honor a la primavera mientras una anciana hechicera predice los augurios y les inicia en los misterios de la naturaleza y en sus secretos.
A estos jóvenes se unen las muchachas en una danza muy rítmica y marcada caracterizada por una serie de sonidos discordantes. Sentimos que se acerca algo impredecible, que nos inquieta y desasosiega.
Tanto los ritmos como las melodías se suceden sin seguir ningún patrón concreto, lo cual nos hace sentir una energía muy primaria que parece surgir de lo más profundo de la tierra. Como parte final de esta danza escuchamos el juego del rapto.

              Introducción  a la Consagración de la Primavera de Stravinsky

Fuente: 
Audición comentado online por Irene Echevarría: www.elviolin.com
YOUTUBE

Gonzalo Díaz-Arbolí


19.3.22

21 de marzo. Día Mundial de la poesía. En memoria del poeta: Eugenio Martínez Orejas


Cada año, el 21 de marzo, la UNESCO celebra el Día Mundial de la Poesía y nos invita a reflexionar sobre el poder del lenguaje poético y el florecimiento de las capacidades creadoras de cada persona.

Es también una vía de expresión que permite a las comunidades transmitir sus valores y fueros más internos y reafirmarse en su identidad; y restablecer el diálogo entre la poesía y las demás manifestaciones artísticas, como el teatro, la danza, la música y la pintura.

La decisión de proclamar el 21 de marzo (equinoccio de primavera) como el Día Mundial de la Poesía (Worl Poetry Day) fue adoptada en 1999, durante una reunión de la UNESCO celebrada en París, con el propósito de consagrar la palabra esencial y la reflexión sobre nuestro tiempo y con la intención de sostener la diversidad de los idiomas y con la intención de sostener la diversidad de los idiomas a través de la expresión poética.

Según recoge el Observatorio Astronómico Nacional, este 2023 la primavera entra de manera oficial en el hemisferio norte el lunes, 20 de marzo, concretamente a las 22:24 horas, hora peninsular, mientras que en Canarias comenzará una hora antes.
El equinoccio es el momento del año en el que el eje de la Tierra se encuentra en posición perpendicular a los rayos del sol. Esto quiere decir que ambos hemisferios, el norte y el sur, reciben la misma cantidad de luz solar, lo cual constituye una transición entre estaciones climáticas.
Los equinoccios ocurren dos veces al año y son momentos en los que el día y la noche tienen la misma duración.
Cada seis meses, una vez en marzo y otra en septiembre, un equinoccio divide el día de la Tierra casi por la mitad, dándonos unas 12 horas de luz y 12 de noche. El 23 de septiembre de 2022, el equinoccio otoñal señalará la llegada del otoño para el hemisferio norte.
Etimología: del latín aequinoctium, compuesto con aequus ‘igual’ y nox, noctis ‘noche’, por ser igual el día a la noche.
Todos los planetas del sistema solar experimentan equinoccios.



La UNESCO hace énfasis en que la poesía contribuye a la diversidad creativa de la lengua, al cuestionar siempre la manera en que empleamos las palabras y nuestro modo de percibir el mundo a través de nuestro idioma. Es una de las expresiones más puras de la libertad de la lengua. Es un elemento constitutivo de la identidad de los pueblos; encarna la energía creativa de la cultura en su facultad de renovarse sin cesar".
Este acontecimiento que fortalece la cultura en nuestro planeta se realiza en importantes ciudades del mundo como París, Ámsterdam, Berlín, Segovia, Bogotá, Madrid… En Europa es llamado “Primavera de los Poetas”.

En el mundo de hoy hay necesidades estéticas todavía insatisfechas. La poesía puede responder a muchas de estas necesidades gracias a su papel en el área de la comunicación interpersonal y porque es una excelente manera de despertar la conciencia y desarrollar la expresión.

Poema: Eugenio W. Martínez Orejas
Música: La mañana, Peer Gynt - E.Grieg
Voz: Flora Díaz-Arbolí Hurtado

17.3.22

La música en el cine

Evolución de la música cinematográfica


En los primeros años del cine mudo, la proyección de las películas se acompañaba con un pianista o con una pequeña orquesta que interpretaban popurrís de melodías populares o arreglos de música clásica seleccionados en función de los distintos ambientes o emociones que aparecían en pantalla. Los efectos de sonido se producían con el denominado “órgano de cine” que imitaba sonidos de campanas, ruidos de pisadas, truenos, lluvia, bocinas, pájaros, etc.


El cine sonoro nace en 1927 con la película El cantor de jazz que utilizaba un tocadiscos sincronizado con el proyector de imágenes.
Con la generalización del cine sonoro a partir de los años 30, las grandes productoras cinematográficas empezaron a contratar compositores que escribían bandas musicales específicas para sus películas. El sonido ya no se grababa en un disco aparte, sino en la propia cinta de la película, junto con la imagen.

Entre los grandes compositores cinematográficos destaca la figura de Max Steinen con la banda sonora de Lo que el viento se llevó.


Durante las décadas de 1940 y 1950 Hollywood viviría su época dorada mejorando la calidad de sus producciones aprovechado los adelantos técnicos en los *sistemas de grabación y reproducción del sonido. Destacan los compositores Alfred Newman con Cumbres borrascosas o Bernard Herrman con Psicosis.


* Hacemos un paréntesis para conocer la historia y técnicas de los sistemas de grabación y reproducción del sonido.
La grabación y reproducción del sonido ha sido uno de los sueños más anhelados por el hombre desde la Antigüedad. Numerosos testimonios y relatos más o menos fantásticos hablan de palabras congeladas en el hielo que al calentarse con las manos se convertían en sonidos, de esponjas mágicas que grababan todo lo que se hablaba delante de ellas y lo reproducían al ser apretadas, de libros que dando cuerda a una máquina y colocando la aguja en el capítulo deseado, lo leían en voz alta, etc.
Se convirtió en realidad a finales del siglo XIX y puede considerarse el acontecimiento más importante desde el punto de vista de la sociología de la música, pues ha facilitado el acceso masivo a lo que antes sólo se podía conocer a través de los conciertos o las partituras.
En 1887 el poeta e inventor Charles Cros creó su paleófono: “Si una membrana provista de un punzón traza un surco bajo la acción de un sonido, ese surco hará vibrar la membrana cuando el punzón vuelva a pasar por el surco, y se recuperará el sonido inicial”. Lamentablemente, Cros no tenía dinero ni apoyo para construir su paleófono, pero su descubrimiento abrió las puertas a la historia de la grabación.

Nuevas tecnologías
En los años  60 y 70 del pasado siglo el cine aprovechó de los laboratorios de grabación e incorporó las influencias de la música pop. Destaca Henry Mancini con La pantera rosa o Desayuno con diamantes, Nino Rota con El Padrino, Ennio Morricone con La muerte tenía un precio o La Misión o John Barry con James Bond, Memorias de África o Bailando con lobos.


En los años 80 coexisten dos corrientes: la que recupera la música sinfónica tradicional y la que introduce los modernos medios electrónicos y estilos actuales.
Entre los representantes del llamado "nuevo estilo sinfónico" destaca John Williams con La guerra de las galaxias, Indiana Jones, Harry Potter o La Lista de Schindler o Howard Shore con El silencio de los corderos y El señor de los anillos o James Horner con Titanic o Una mente maravillosa.
Entre los representantes de las tendencias más actuales destacan Vangelis con Carros de fuego o Blade Ranner y Michael Nyman con El piano, por ejemplo.



Relación de la música con la imagen.
Banda sonora. (Tiene tres apartados):
. Diálogos
. Efectos de sonido (de sala y efectos especiales)
. Música de ambientación


Según se relacione con la imagen, la música de una película puede ser:

Música diegética
Ilustra una imagen en la que aparece una fuente de sonido, como un tocadiscos, una orquesta de baile, un intérprete tocando una canción, una feria, la música de un bar o una discoteca... Este estilo lo que hace es mostrar el sonido que aparece en pantalla.


Música no diegética
No aparece en pantalla ninguna fuente de sonido. El compositor tiene libertad para crear la música de ambientación que considere más conveniente, creando el ambiente adecuado a la narración.


Nuevas tecnologías
Esta música se escribe siempre después de terminada la película, para que el compositor, junto con el director y los técnicos, puedan decidir viendo la película cuanta música se necesitará y en qué momentos. Al compositor de se entrega la llamada "clave" que contiene una descripción detallada de la acción y su duración expresada en tercios de segundo, para que pueda escribir la música sin necesidad de volver a remitirse la película.

Funciones de la música en el cine
Contextualiza la acción
Aunque hay excepciones, los compositores suelen cuidar el estilo y la instrumentación de sus partituras para adaptarlos a la época y el contexto de la película. No recibirá el mismo tratamiento musical una película de romanos que una del oeste o futurista. Influye en el estado psicológico del espectador. Carga una escena de tensión, alegría o tristeza para acercar la emoción de los personajes al espectador. También puede prevenir al espectador marcando un sentimiento contrario al que aparece en la imagen. Así, una escena romántica en la pantalla cambiará de sentido con una música disonante de fondo, o una escena tenebrosa se volverá ridícula con una música dulce y melodiosa.

Da continuidad a la película
La música sirve de fondo neutro para rellenar pasajes vacíos y unificar el montaje de las distintas escenas. Es el tipo de música que pasa desapercibida para el espectador porque no utiliza melodías llamativas ni instrumentaciones espectaculares, pero cumple una función estructural importantísima.

Unidad didáctica sobre diferentes usos de la música en el cine.

Fuente:
Resumen de textos de un libro de Música de 3º de ESO
Gonzalo Díaz-Arbolí

15.3.22

Sueño de una sombra es el hombre. Adagio de Píndaro


Dedicado a todos aquellos, especialmente a los familiares, que sufren el deterioro del olvido.  Que la paz alivie su angustia, como el campo resurge con la lluvia de estos días.

Lo aporto hoy, para que los lectores del blog lo lean, mediten, digieran y saquen sus conclusiones.  Es un texto, eso sí, decididamente pesimista:

La pérdida de memoria es un síntoma frecuente en el proceso de envejecimiento, las personas van perdiendo capacidades, autonomía y capacidad para valerse por sí mismos. Esta situación puede provocar una pérdida de autoestima y deterioro del “yo”.
El recuerdo de lo hecho en el pasado supone sin embargo una reivindicación de la propia personalidad y ayuda a que la persona no pierda la perspectiva de quién es. De esta forma, la persona mayor refuerza su autoestima e identidad y es por tanto algo que no debemosmenospreciar las personas que le rodeamos.
Dificultades para aprender nuevos conceptos, para rescatar sucesos del pasado o incluso para recordar donde has dejado las llaves, son algunos de los motivos que manifiestan la pérdida de memoria.
Este tipo de comportamiento cada vez preocupa más a los mayores, pues la mala memoria puede ser un aspecto normal del envejecimiento. De igual forma que envejece el cuerpo, el cerebro pierde facultades.


Todo esto viene a cuento por este mensaje que recibo de uno de mis sobrinos por la situación de su padre: Es tristísimo, ver a alguien que fue tan inteligente, tan independiente como él haciendo bueno el adagio de Píndaro: Sueño de una sombra es  el hombre.   (Hommo umbrae somnium).  

Semblanza de Píndaro

Se considera que Pìndaro, el mayor poeta lírico griego, nació entre 518 y 522 a. C. y vivió aproximadamente ochenta años, en una aldea cercana a Tebas, cerca de la olimpíada 65.
De su extensa producción se han conservado 45 odas triunfales o epinicios, divididos en cuatro libros (Olímpicas, Píticas, Nemeas e Ístmicas), que constituyen una de las mejores muestras de lírica coral griega.
Ya en su tiempo fue uno de los poetas griegos más famosos, como lo demuestra el interés que en la Antigüedad tardía despertó su figura.
Parece seguro que Píndaro pertenecía a una familia de la aristocracia tebana y que se educó en Atenas, donde se formó musicalmente, en un momento en que estaba surgiendo el lirismo coral y el ditirámbico. Sus modelos literarios fueron sobre todo Homero y Hesíodo, aunque en su poesía influyeron también poetas locales, como las poetisas Myrtis y Corinna.

En palabras de Lloyd-Jones: «ningún poeta es más consciente que Píndaro de la mortalidad del hombre y de la inestabilidad de los asuntos humanos».

Daniel Olarte Mutis dijo...
Es el canto de quien percibe con claridad la derrota del hombre ante el dogma. Un hombre resignado a su epopeya dinámica y mutante. Oh gran Píndaro, redime estas albas y desenturbia esta miope visión de la vida.

Un cuaderno manuscrito de Nietzsche, en el que recogió durante el verano de 1888 todos los fragmentos poéticos dispersos contiene la siguiente poesía:

Más allá del norte, del hielo, del hoy,
más allá de la muerte,
aparte—
¡ nuestra vida, nuestra felicidad ! 
Ni por tierra
ni por agua
puedes encontrar el camino
hacia nosotros los hiperbóreos:
así lo vaticinó de vosotros una boca sabia»

La alusión a Píndaro remite a la Pítica X 29 30: Nadie podrá encontrar ni por mar ni por tierra el camino maravilloso que conduce a las fiestas de los hiperbóreos.
Bóreas: Dios de los vientos del norte. Favoreció a los atenienses contra los persas.
Los hiperbóreos son habitantes de un pueblo fabuloso, patria de Apolo, situado en los confines del océano, más allá de la región de los vientos del Norte. Se dicen que poseían el don de la inmortalidad.  
Pero si llega la gloria, regalo de los dioses, hay luz brillante entre los hombres y amable existencia.

Para los jóvenes que deseen acercarse a los cantos pindáricos, añado otro adagio: "Conócete a ti mismo"
El origen de dicho adagio parece remontarse a textos antiguos de Píndaro, y surge como una invitación a reconocerse como mortal y no Dios y, por tanto, ponerse en relación con Él a partir de esta conciencia.

En síntesis el significado clásico del adagio se encuentra en Erasmo de Rotterdam (1469-1536), realizado a partir de citas de la literatura griega y latina clásica antigua con el fin de mostrar “que se trata de una recomendación a la modestia”, puesto que el “conócete a ti mismo” manifiesta la realidad de “quien no sabe nada, ni de él mismo” Por esta razón el adagio no es para alimentar la arrogancia sino para conocer nuestra realidad. Por eso, Erasmo concluye con esta síntesis: el “conócete a ti mismo” es el inicio del filosofar, ya que parte de una conciencia modesta sobre sí mismo “que sabe no saber nada” (quod sciret se nihil scire: Socrátes.

En definitiva, será este “saber de no saber” el que se convertirá en el núcleo por excelencia del significado del adagio délfico. 


Fuentes: 
. Internet 
. Píndaro, Odas y Fragmentos Olimpicas y Píticas. Traducción y notas de Alfonso Ortega.
. Artículo de la Profesora Carmen V. Verde Castro, escrito en la década de los 70.

Gonzalo Díaz-Arbolí

11.3.22

Extracto de la Conferencia pronunciada en Vejer por el académico de Bellas Artes Santa Cecilia, Gonzalo Díaz Arbolí.

HOMENAJE AL POETA, ESCRITOR Y PINTOR , FRANCISCO BASALLOTE


Biblioteca Municipal - 25 mayo 2018 - Izq. Presidente Sociedad, Alcalde de Vejer y conferenciante.

Buenas tardes, queridos amigos. "Desde lo alto del Santo, hasta la profunda Barca, te saludo mil veces Vejer". Vejer de mis entrañas, de mis escapadas, de mis recuerdos y nostalgias y de mi ayer siempre presente. 

Vejer de la Frontera de "todas las fronteras", porque las tiene entre mar y tierra, entre moros y cristianos, entre llanura y monte, entre la realidad y el sueño. Vejer, altiva en tu cima de pinos y de piedras donde el viento es libre, es uno de esos pueblos de los que cada crepúsculo se despide con el inconfesado temor de que, durante la noche, se haya ido volando como un bando de grullas. 

"Hay ciudades que parecen hechas de sentimiento, de poesía, de nostalgia; ciudades por las que circula un alma casi visible, palpable, que se adentra en ti y se funde a tu vida en un instante." Esta frase de  Ricardo Molina, describe perfectamente mis sentimientos hacia mi pueblo: Vejer de la Frontera.

Dentro de las actividades programadas para el año 2018, en el apartado, conferencias, coloquios y tertulias, la Sociedad Vejeriega de Amigos del país, (pulsar sobre Sociedad...para conocer sus estatutos) ha querido incluir una dedicada a la difusión de la poesía y como homenaje al poeta Francisco Basallote:
Mi propuesta es un acercamiento a su obra desde la palabra poética y desde la imagen, analizaremos el significado de la añoranza mediante el comentario de su obra, y recitaré algunos de sus poemas más conocidos.

Me gustaría decir que, su poesía siempre me ha emocionado, me lo imagino con unos dilatados brazos, que cobijando a Vejer nos contagia su amor y la nostalgia que revelan sus poemas. Es la razón de la realización de estos 3 vídeos basados en las carpetas publicadas por el poeta, de acuarelas y haikus, esos poemas de alta concentración que forman parte esencial de la tradición literaria japonesa, su métrica de 5-7-5 sílabas es muy aceptable para nuestras lírica. Su belleza unida a cada lámina, es una meditación resuelta en cada poema. No es posible más inspiración en tanta brevedad de palabras. Nuestro poeta pasará a la historia por ser uno de los más reconocidos especialistas.
El haiku debe describir el momento, pensad en este luminoso haiku:..
Tras las espigas / la sierra y los pinares, /el azul del mar.
¿No os parece que el poeta se inspiró en la carretera que une Barbate y los Caños de Meca, cuando casi al final surge de pronto el azul del mar y al fondo el tómbolo de Trafalgar?

En este vídeo que vamos de ver; la fuerza que tienen las palabras es algo misterioso, tanto que parecen obedecer a un orden interior desconocido. Las 4 carpetas que me envió, y que yo las convertí en vídeos, contienen 12 acuarelas cada una, con otros tantos haikus, son un canto a la sensibilidad.
Poesía, música y sobre todo una gran emoción contenida al evocar la figura siempre presente de un vejeriego que supo contar y expresar de forma inigualable el amor a su tierra. Vejer ha encontrado en sus versos su mejor pregonero. Por ello, Paco Basallote pasará a la historia como el poeta de Vejer, nuestro Vejer.

Su duración es de 9 minutos.
Carpetas: Sendas del aire, Queda la luz, Hilos de luz
En la  imagen de este vídeo: (El Arco de la Segur) la música y el punto de fuga, concentra la nostalgia.


FRANCISCO BASALLOTE POETA Y PINTOR.

Recibo la invitación de la Sociedad Vejeriega de Amigos del País, con dos sentimientos que no suelen andar juntos: el orgullo y la gratitud por participar en este homenaje a nuestro poeta Francisco Basallote. La amistad es un don, haber disfrutado de la suya, un verdadero privilegio, que no sé como agradecer, nos conocíamos desde la infancia y estuvo siempre llena de complicidades y confidencias. Por eso, estar hoy aquí, por un lado me abruma y cohíbe y, por otro me hace una gran ilusión porque estoy entre amigos. ¿Cuándo iba a pensármelo yo?

Mi propósito con este encuentro es, recordar, para gloria de Vejer, a un gran poeta y al mismo tiempo resaltar para la memoria colectiva, a uno de nuestros convecinos más querido y admirado y demostrarle el cariño que le profesamos, especialmente, los que tuvimos la suerte de conocerlo y ser su amigo, y manifestar mi admiración por su poesía y por sus ensayos de crítica literaria.

Me viene a la memoria la editorial del Boletín de Amigos del País, agosto 2015, y que terminaba así:.. Ahora comienza la obra de Francisco Basallote en el alma y en el tiempo de los vejeriegos, y en eso estamos. El poeta siempre aspira a la permanencia de su voz. Cierro los ojos y la memoria me deslumbra.


Los Caños de Meca. 1953. Por la izq. Paco, Gonzalo, (ya hablábamos de poesía), Rafael Vite y Sebastián Infante

Iniciado a la poesía desde su primera juventud, aunque de tardía publicación, Paco era un poeta solitario comprometido con las letras andaluzas, a las que dedicó más de veinticinco años de carrera literaria y, aunque desarrolló el oficio de escritor al margen de grupos, siempre estuvo dispuesto a apoyar y difundir la obra de los nuevos escritores.

Su prolífica obra literaria, con más de 50 libros publicados, le ha valido importantes premios y reconocimientos como el Nacional de Poesía Ciudad de Baeza, Antonio Machado de Sevilla, Orippo de Poesía, o en octubre de 2014 el máximo reconocimiento de nuestro pueblo, «Premio Ciudad de Vejer», que le fue entregado por su alcalde, José Ortiz.

Su obra ha sabido enfrentarse con cuestiones como la Naturaleza como inmensa metáfora de nuestro carácter desvalido, la nostalgia de lo que fue pero también de que lo que nunca ocurrió y la reflexión más profunda sobre la verdadera materia de la que está hecho el ser humano, incluyendo su memoria pero también su olvido.
Era un autor conciliador que investigó, obra tras obra, nuevas maneras de expresión poética y de recreación de las diversas realidades en las que nos hallamos sumergidos. Gracias a su análisis poético renueva lo cotidiano con gran maestría. Era un poeta capaz de crear su mensaje en poemas que conectan con el alma del lector. La poesía evoca diciendo lo máximo con lo mínimo.

La búsqueda de su propia voz poética fue una constante a lo largo de su carrera, logrando ese equilibrio entre pureza, belleza y reflexión que tanto caracteriza a su poesía. Su elegancia en el uso de recursos, la riqueza de su vocabulario, el requerimiento emocionado de la memoria, la añoranza del tiempo que fluye describiendo la historia. Es la voz de los recuerdos, y sin embargo, la mirada hacia atrás no es nunca para esconderse de forma egoísta sino para buscar y encontrar nuevos territorios.

En la descripción que a continuación pueden leer, vemos la influencia de Vejer en su poesía. Pocas veces un poeta, ha cantado más y mejor a su pueblo natal:




No puedo descender a la memoria sin encontrarme en sus más profundos estratos la presencia de una luz y de un mundo de color que todo lo inunda: Vejer o mejor, mi Vejer infantil, el Vejer de Puerta Cerrada ¡ay!, del Barranco, del Castillo, de Las Monjas, de la Puerta de la Iglesia, de la Plazuela… el Vejer de los patios de mi infancia, el naranjo y el melocotonero de mi abuelo, la celinda, la parra, los geranios… el Vejer de las azoteas blancas, de los tejados empinados, de su cielo azul, de África, tan cerca desde sus pretiles… el Vejer de las noches serenas, en las que se oía el ritmo de las estrellas, la respiración de la luna blanca, reflejándose en la cal o el terso raso de la oscuridad callada… , el Vejer del levante, como desatada pasión de la tierra o de los suspiros de la Breña, el húmedo Vejer de los inviernos, el cariño marino del vendaval y el verde esplendor del musgo entre las piedras… Y, cómo no, el cariño de quienes me enseñaron a amar a este pueblo, a extraer de entre sus piedras la memoria del tiempo pasado y sus tradiciones. Precioso. Lo describe exactamente como es.

La profesora, Ángeles Vélez lo ha denominado el poeta de Vejer, añadiría yo, y de la añoranza. Fue Ulises, el itinerante más famoso de la historia, el que inspiró, sin saberlo, el término nostalgia. La nostalgia es el sufrimiento provocado por el deseo no apagado de volver. 


Nos comunicábamos frecuentemente por c.e. En una de sus cartas me decía:
Siempre que escribo de la Segur, te recuerdo, Gonzalo. El grupo de amigos que con tus hermanos en ese círculo cerrado e íntimamente conectado que éramos en torno a la Puerta de la Iglesia, esa parcela de cielo de nuestro particular paraíso. Para mí siempre estás presente en ese sitio mágico de Vejer…

Si, Gonzalo. Todos sabemos cuánto haces por Vejer, cuánto te entregas por el pueblo y...por los vejeriegos; pero también, y esto lo reconozco mucho más por su categoría de universal: por tu entrega a la difusión de la Cultura en general, desde tu lugar en el Puerto y en esa Academia, y desde tu posición personal como sucede con este caso del que ha surgido esta agradable conversación. Un fuerte abrazo. Paco

A propósito de la adolescencia, me gustaría detenerme especialmente en uno de sus poemas, que leí hace mucho tiempo y que guardo en la memoria, que puso en movimiento dentro de mí una serie de reflexiones, de asociaciones de ideas, de traslación a territorios lejanos donde habitan mis remotos sentimientos. La sonoridad del poema apoya su carácter de elegante nostalgia ante lo perdido. El punto fundamental del poema es el 2º verso: el tiempo de mi adolescencia, en mi opinión, es una metáfora sinestésica, y por la tanto subjetiva.

Para siempre perdí el tiempo de mi adolescencia;
y con él, los hermosos días de corazón enardecido
por vendavales de ternura
que solo en su añoranza estérilmente vuelven.

Cito algunos de sus libros:

En su producción literaria destacan obras como «Breve calendario de piscis». A menudo el narrador es testigo en soledad, que con su mirada o su memoria recorre lugares y momentos. Los días de la semana sirven como título y la recreación naturalista sirve como metáfora de otras cuestiones, apreciándose rasgos surrealistas y vanguardismo en su ritmo.


MIÉRCOLES

Líquido sol multiplicado,
azogue voluptuoso de tus iris,
- en ti libre, pájaro libre, único venablo libre-
omnipresente cenit,
horizonte total.
Ríos de luz de tan profundas fuentes
anegan todos los silencios.
Pleamar de incipientes corolas,
vocero de los dioses,
Mercurio,
miércoles divino,
fluye tan claro de tus involuntarios dedos,
que el mediodía anticipado
triunfa exultante en las cavernas.


En otras obras como “Retorno a Mellaria” o “Solo el mar” el poeta apuesta más por la descripción de entornos que actúan como llave del recuerdo, la Historia o la reflexión, tomándose con frecuencia lo marítimo como imagen poética que, con la inmensidad del mar, explica mucho sobre el ser humano.


EVOCACIÓN DEL VENDAVAL

Cuánto daría por volver a sentir en la noche oscura de este Callejón de la Monjas el bramido del vendaval.
Y como tantas veces, sentirme protegido bajo un pañolón negro y unas manos queridas que en esta evocación, como en un rito, vuelven.


RETORNO A MELLARIA

Con las pupilas llenas de recuerdo, oliendo el aroma de la celinda en los patios nunca olvidados,
con la punzante carga de mis sombras ansiosas de tu blanquísima luz y el corazón oprimido por el llanto,
por la ausencia, de quienes de su sangre, hicieran río para mi destino;
regreso a ti, ciudad de mi niñez.
A ti, ciudad de miel y de dulzura, antiquísima Mellaria, retorno,
para libar el hidromiel vedado, durante el tiempo que, ausente de mí, anduve lejanos senderos de olvido.
Hoy, que he vuelto en mí, he brindado en el cáliz de la segunda y honda memoria, por tu amor y mi destino, inseparables, ciudad de blancura, alta y dulce, amantísima Mellaria.



UMBRAL DE LA TORMENTA (De Solo el mar, 1989)

Más allá de la fronda enjaulada en las crines del deseo embridado,
más allá de la epidérmica frontera de las manos atadas a tu frente
y del espejo que olvida imposibles,
más allá del amanecer, está el umbral de la tormenta.
Sólo el tiempo escribirá la clave sobre el azul, abierto,
casi libro para que puedas descifrar el cielo.
Mientras, anuda el cabo a ese noray.


En “Diario y Cábalas de Agosto” el tiempo vuelve a ser protagonista narrativo, en este caso los días del citado mes. Y es que la poesía de nuestro poeta resulta siempre distinta, gracias a su continuo esfuerzo por reinventar la narración para convertirla en vehículo expresivo de lo evocado.


1 DE AGOSTO

El Norte escribe en la nostalgia el frio de la ausencia,
como si el fuego no hubiese existido.
El cielo destiñe su azul en cúmulos y cirros matizados de gris
que enmarcan un celaje claramente invernal. Enero triunfa.



“Hasta el cantil del viento” es la antología definitiva, donde podremos observar la evolución del poeta, recoge su obra desde 1987 hasta 2013. Una obra poética que se sumerge en las inmensas cuestiones existenciales con gran destreza pero también con inmensa valentía y visión de conjunto, en sus propias palabras, «es un acercamiento a mi obra desde mi propia óptica, puesto que yo he hecho la selección, así que tal vez sea la forma más precisa de conocerme como poeta». Recrea nostalgias vividas de un reino extinguido, y se acerca lentamente al gozo de la contemplación del tiempo perdido, junto a la cadencia que alcanza el ansiado sentir en el momento contemplativo rememorado:


El poema “En los grandes ceremoniales” incluido en esta Antología, y que pertenece al libro “Naturalezas muertas”, la prologuista, profesora Ángeles Vélez nos recuerda lo que el propio autor dice: que se trata de “una especie de oración fúnebre por lo que se ha perdido, en el ámbito de la ciudad y de su historia, de su medio ambiente, de su arquitectura y asimismo en parámetros de lo personal, de las emociones de un tiempo perdido para siempre”

En los grandes ceremoniales litúrgicos y, sobre todo, en la novena, era nuestro refugio:
su sillería de caoba supo de nuestros sueños mecidos en las fugas celestiales del organista, en los crujidos de sus maderas y
en los asmáticos soplidos de sus quebrados tubos.
Recuerdo, al contraluz del óculo multicolor, en las tardes,
verlo surgir como una mole de madera y plomo, misteriosa.
Mas un día los mercaderes entraron en el templo.
Hoy, la huella de su espacio vacío, entre las góticas columnas,
recuerda una vulgar solería colocada al través y las pilastras restauradas.


Este poema, me trae a la memoria a mi abuelo y a mi padre que, con los sonidos del órgano, sus repetidas melodías y contrapunto, escondido entre las altas bóvedas, nos transportaba a la infinidad de la armonía y nos hacía despertar del profundo letargo a un nuevo amanecer; también tuve el privilegio de tocar ese órgano en algunas ceremonias litúrgicas.

Casi todos perdimos en la batalla del tiempo, tan solo nos salva la memoria
Como ven, amigos, inevitablemente aparece la añoranza y en las altas nubes, Vejer, permanentemente presente en su obra, en la que nos invita a compartir, a descubrir su esplendorosa belleza.


De su libro “Indagación del alba”:

Te quemabas en las dulces candelas de la noche, en el fuego que arde en los labios incesantes del fulgor de su negrura, en los brillos que enciende el deseo en los ojos que te deslumbran, en la cósmica fuerza que repiten tus latidos.
¡Oh! el fuego veloz de los instantes sublimes de la noche.

Era mi casa en la muralla por la noche
centinela de aquella Puerta Cerrada



De “La sombra de Euclides”

Vuelan los últimos pájaros de la tarde mientras las nubes y los muros se tiñen de rosa, vira a magenta y violeta el fuego del ocaso y se detiene el tiempo en las campanadas del ángelus. Dulce muerte del día.



Cuando pasan las grandes bandadas de grullas por los cielos del Sur

Su último libro “Arcángeles de otoño”, obra de gran calado y hondura, es un acercamiento oculto y constante a la presencia de la muerte. El simbolismo que imprime la elección del título: cuando se acortan las horas de luz, cuando le quedan pocas flores al otoño, se entiende como una invocación al invierno, e inicia una senda en que los poemas de nuestro poeta son precursores y anticipo de la eternidad.

Termina para el álamo el tiempo de su galanura,
el juego con la brisa que no acierta,
si el haz o el envés plateado es lo que besa el ocaso lento de las tardes de estío
embelesado con la música de sus ramas y el canto oculto de su sombra.
Termina ya su tiempo y se deshace en oro, en el abrazo de otra brisa
que suave le desviste como la mano de seda de la amada.
Termina para el álamo el jolgorio de los gorriones en las mañanas de sus trinos,
colgados ya de los esquemas verticales de sus desnudas ramas,
prestas a ceñirse de nubes como filacterias escritas por plumas de nostalgia.


Y cada poema lo acerca al final…

Ese hombre que camina bajo los olmos lleva en su pecho
un reloj que solo marca el tiempo que le queda,
a su paso el aire ensaya el hueco que dejará en la tarde
cuando se cierre el círculo de las horas marcando su nada irremediable.


Y en este poema, ya casi toca el inevitable acabamiento existencial…

Solo queda la luz, lo demás, en su ceniza yace, materia inerte de sombra.
Dadme solo el color de los pétalos de la rosa
y la blancura de una cal encendida en el fuego del tiempo,
dejadme los ocasos y sus premonitorios púrpuras
en el lindero exacto de su fin.
Solo quiero esa luz.

El final…

Ya todo es frio, nuestras manos estrechan todo el hielo en los abrazos
y palpan la dura estructura que el tiempo ha elaborado con materias de hastío y de rutina…
y en un baile de máscaras simulamos la plácida fluidez de la derrota.


Quiero terminar recordando a Paco con los últimos versos del poema “Elegía”, pero antes: me dan ganas de gritar con MIGUEL HERNÁNDEZ:

¡No perdono a la muerte enamorada!
¡no perdono a la vida desatenta!
¡no perdono a la tierra ni a la nada!

Ahora sí, PACO, ahora, los últimos versos para ti:

..…Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas...
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
amigo del alma, compañero.


Con los emocionados latidos de este encuentro. Muchas gracias.





Los interesados en escuchar la conferencia pueden pulsar en el siguiente vídeo, su duración es de 26',  muy emotiva y reveladora del amor a Vejer.



Para más información pulsar en Cádizpedia 

Conoce tu pueblo a través de la poesía de Francisco Basallote.


El poeta Francisco Basallote fue un vejeriego enamorado de su pueblo, de sus gentes, de sus tradiciones; un poeta primordial, sencillo y emocionante, que nos contagiaba su amor y la nostalgia que revelan sus poemas. Un poeta capaz de crear su mensaje en poesías que conectan con el alma del lector, cuyos versos se comprenden y penetran rápidamente hasta el rincón más hondo del corazón, sin necesidad de estudios y reflexiones. 

En su memoria, vamos a pasear plácidamente por las calles de Vejer, descubriéndolas desde sus escritos y tratando de expresar la emoción que percibía en su deambular por ellas; y matizando con su palabra cada rincón geográfico y humano. La poesía es, en definitiva, compartir sentimientos, viajar por los diferentes caminos del sentir del ser humano. 

Al mismo tiempo intentamos fomentar la cultura a través de sus poemas, dar a conocer algunas de las calles más significativas de Vejer, desarrollar el sentimiento de pertenencia a nuestro pueblo, generar proximidad, contribuyendo de manera notable a realzar, más aún, Vejer como ciudad turística y cultural y que sus habitantes encuentren motivos para que nos sintamos más orgullosos de ser vejeriegos.  

La profesora, Ángeles Vélez lo ha denominado el poeta de Vejer, yo añadiría, y el de la añoranza. Fue Ulises, el itinerante más famoso de la historia, el que inspiró, sin saberlo, el término nostalgia. La nostalgia es el sufrimiento provocado por el deseo nunca apagado de volver. Cada vez que leo sus poemas siento la necesidad de regresar a mi paraíso perdido: Vejer de la Frontera.

Para siempre perdí el tiempo de mi adolescencia; 
y con él, los hermosos días de corazón enardecido 
por vendavales de ternura 
que solo en su añoranza estérilmente vuelven.
                                                                                 
Cuando voy a Vejer, al pasar la primera curva vislumbro su esplendorosa presencia; camino por las calles de mi infancia, de mis juegos: Corredera, Colegio del Divino Salvador, José Castrillón, Arco de la Segur (un sitio mágico para mí)... La nostalgia me suscita recuerdos de otros tiempos, las oportunidades que la inocencia dejó pasar; y tengo la sensación de que la vida, en realidad, fueron aquellos años fundamentales en que empezábamos a mirar la existencia; la luz de la adolescencia es, en verdad, la que nos acaba iluminando para siempre.

PRIMERA CURVA: 

Desde aquí, en el extremo de la Corredera, apoyado en la balaustrada veo la primera curva. Y recuerdo... cuando esa primera curva era el límite de nuestros paseos dominicales de la infancia, entonces no había tantos pinos en la ladera y si más moreras en la carretera por la que pasaba el coche de El Carrero o el de Manolito Fernández o no pasaba ningún coche, paseábamos y cogíamos vinagretas, también en la misma curva el mejor barro para hacer bolas que luego pintábamos... eran domingos de otoño o de invierno, soleados y fríos. ¡Siempre recuerdo el frío de aquellos tiempos! No sé por qué...

LOS REMEDIOS: 


Década 1950. Esta ha sido la cara de Vejer durante casi medio siglo; pero cuánto ha cambiado, cuántas transformaciones ha ido experimentando en su piel. 
Quedan a la izquierda las cocheras de Manolito Fernández y la Quinta de Recreo, construida sobre el Monasterio de Nuestra Señora de los Remedios o sobre sus ruinas, hoy ha desaparecido dejando de testimonio algunas de sus palmeras y el arco en la rotonda, previsiblemente del antiguo monasterio. Entre el Arco y los garajes la bajada a la cuesta que unida a la que desciende por la Cantera bajaría hasta el cruce de Medina, Casa de Ignacio Castro. 
La casa de Andrés Gomar sigue pintada de rojo, como a principios de siglo, y la Corredera luce ya su balaustrada y las primeras acacias aún de pequeño porte. La posada a la derecha sería el último edificio, siempre amenazado por el “bascornil” de la ladera. 

La Torre de la Corredera en su permanente estado de avanzada de una muralla que quedaba a trozos oculta entre la cal y los recrecidos edificios, que Antonio Morillo luego desvelaría. La torre de la Iglesia, vertical en su calidad de hito, con sus azulejos intactos y sin acebuche incrustado en su chapitel. 
En esos tiempos, algunos andábamos ya escribiendo poemas a esta ciudad, y mirando esta misma perspectiva desde el camino del molino de Márquez y la desaparecida Cruz de Conil. Y yo, desde la Bodega camino de Las Quebradas, escribía con fruición de la pasión primera de un adolescente. 

CORREDERA: 


En la Corredera, con el río a tus pies, la Sierra Ganada - a los moros de Granada- emergiendo, cual barco hundido en la llanura, Medina y Alcalá apenas adivinadas al fondo, al socaire gozarás de la paz que el Creador debió sentir después del Génesis. 
La hora, aun siendo indiferente, importa por lo que quieras sentir. El despertar del pueblo, cuando el sol camina sobre La Janda desecada, da a la cal unos tintes amarillos, y si esa noche ha habido relente, los adoquines aún conservarán la humedad nocturna y las perlas del rocío te sorprenderán en un geranio imprevisto en una maceta insospechada. Esas mañanas tienen el agridulce sabor de la nostalgia. 
El mediodía es distinto, el sol impera, ya no es un abrazo a traición en una esquina, es blanco, rotundo, omnipresente, puedes sentarte en una terraza de la Corredera, saborear un vino de Chiclana, que aquí tiene un bouquet único y tomar unas tapas de atún encebollado de las almadrabas del Duque, que desde aquí se vigilaban; y dejar pasar las horas lentamente, si quieres solo marcadas por esas viejas campanas que desde la torre no sólo son ritmos para el tiempo, sino -con su pesadez- recuerdos de metal que rompen la luz con sus martillos. 
En el crepúsculo, los matices de la luz son tan variados, la riqueza del rojo poniente tanta, por obra y gracia de un sol, a la izquierda de la Corredera tras el macizo del Santo. 

COLEGIO DE LA MONJAS: 


Foto de Paco Basallote Marín
La espadaña de La Merced es un hito en el paisaje de Vejer, también lo es en nuestra memoria de aquellos días en el Colegio, cuando Sor María nos castigaba desde aquella clase que conectaba directamente con el campanario a aquel recinto, con cubos de cal y desde el que se tocaban las campanas, algunas veces por descuido... 

PLAZA DE ESPAÑA: 


Estás en la Plaza, el decimonónico Ayuntamiento -solo fachada-, parece aplastarlo todo, hasta las palmeras. 
A la izquierda tienes en inverosímil equilibrio arquitectónico una ladera de casas sobre casas, tejados que son patios, azoteas que son calles, la higuera es más estable que estos muros de cal de siglos. 
Si todavía no te atreves a entrar en la ciudad por el Arco de la Villa por el que un día saldría el leonés Guzmán al sitio que la Historia le reservó en Tarifa, enfrente tienes la calle de la Fuente, síguela y curiosea los patios de las casas que a partir del XVI se fueron labrando los vecinos de este Vejer, fortín y confín del Reino. 
Seguirás sorprendiéndote por el escalonamiento de las casas, sobre todo a tu izquierda, por donde empinadas callejas te conducirán al vacío, presentándose frente a ti la Palomina, la espadaña de la iglesia de la Merced, la roca caliza dorada apenas veteada por el verde de las tunas. 

JOSÉ CASTRILLÓN: 

Acuarela de Eva Díaz Hurtado

Así desierta, como un vaso de cristal, conteniendo los distintos matices de la luz, la esquina redondeada en la que la cal es un espejo convexo en el que desfiguramos nuestros recuerdos, las puertas cerradas, no solo para los curiosos sino para que no se vaya entre sus hojas el tiempo encerrado. Los adoquines, ordenados, pulcros, con sus destellos de mica como pequeñas luciérnagas. La calle ligeramente curvada hacia el sol y al fondo el Arco de la Villa, su trasera, limpia, blanca, sin aditamentos honorarios, simples y sencillos como la vida que discurre aquí adentro de la ciudad de la luz.
 
Pulsen en la imagen para visualizar el vídeo

CALLE DEL CASTILLO: 


Desde las almenas de la esquina norte del Castillo se veía la Iglesia de la Concepción sin cubierta y las aglomeraciones de sillares, así como los nidos de los cernícalos , nunca supimos el de las lechuzas que en las noches oscuras siseaban a las estrellas. Se veía el patio de la casa de los Castrillones, que ocupaban parte del claustro del ruinoso Convento, así como su casa construida sobre las edificaciones monacales. A los mismos pies de las almenas los tejados de Juana Mateos y más allá el territorio de mis correrías por las azoteas de María Chirino y de mi abuela. Al fondo la iglesia y la torre, cuyas campanas, por cercanas, nos eran tan familiares. 

LA IGLESIA Y EL CAMPANARIO: 


La Iglesia, gótico decadente y dentro de ella el cuerpo mezquita-mudéjar, edificada sobre la Mezquita; campanario renacentista coronado por un chapitel de azulejos. Dentro, solo piedra, limpia piedra, y debajo el gran aljibe... 
El campanario. La robusta torre cuyo chapitel elevara Hoefnagel como afilada aguja, se nos muestra en la noche, cercana y encendida en su cuerpo de campanas, si no altiva si ensimismada en su altura, que Filmo en su azulejo confirma, contenta quizás de que los remates de los contrafuertes quedaran inacabados y orgullosa de las cicatrices del tiempo, como esa grapa de hierro que la ensambla a la de la vieja mezquita. 
Siete siglos envueltos en esta luz dorada, como si en un instante de la noche este palimpsesto que es la Puerta de la Iglesia rememorara sus sucesivas escrituras: mezquita, iglesia mudéjar, gótico, renacentista... y las sucesivas añadiduras: torre cristiana sobre minarete, portada renacentista en cuerpo gótico, el cuarto del reloj... el cuarto sellado de la Capilla de San Bartolomé... 

CALLEJÓN DE LAS MONJAS: 


Atardece en el Callejón de las Monjas, con esa luz levemente dorada que pone en la cal una pátina de vejez, reflejo quizás de la piedra caliza de los sillares del Convento. 
El Sol penetra por los arcos hasta el último rincón de nuestro corazón, dejando su estela luminosa en este rincón de la nostalgia. Porque estos arcos son para el poeta mucho más que un motivo para dejar plasmada la emoción, son la emoción misma, que a lo largo de mucho tiempo pasó bajo esos arcos, dejando siempre su estela de amor a un lugar tan cerca del corazón que es corazón mismo. 
Ahora, como el día que acaba, vamos en retirada. Otras emociones, otros quehaceres, llenarán estas páginas con los reflejos de la belleza de la ciudad blanca, que permanece. Y siempre volveré a ti, a pasar bajo tus arcos, a escuchar el viento por última vez y el canto de la lechuza… 

PLAZUELA: 


Bajando con cuidado, dejarás el Palacio del Marqués de Tamarón y su mole y te encontrarás frente a San Francisco, la Iglesia que los franciscanos erigieron en el XVI en las afueras de la ciudad de entonces, cuyos enterramientos aparecen de cuando en cuando. No te cohíbas en este reducto de la Plazuela, a tu derecha se inicia la Calle Alta, que de nuevo te puede llevar a otro laberinto de cal, el Cerro, humildes casas de nuevo erguidas unas sobre otras y todas sobre la roca. 
Siempre recordaré el día de San Miguel en Vejer. Día del corte del "hopo", es decir la fecha en que se acaban los contratos del campo y en la que se establecían otros nuevos. Sobre todo el aspecto de la plazuela, donde peones y colonos, trabajadores del campo, "pelaos" y señoritos establecían las condiciones de un nuevo contrato. La Plazuela era un hervidero, en la que los niños nos divertíamos cantando "Te han cortado el jopo" 

CALLE NUESTRA SEÑORA DE LA OLIVA: 


Estamos en el antiguo acceso a la Ciudad fortificada, al fondo el Palacio que se hizo el Marqués sobre las murallas, que albergó a la Comandancia de la Guardia Civil cuyos caballos subían esta cuesta provocando chispas en el pedernal de los adoquines. A la derecha el acceso a la vieja Barbacana, que en aquellos tiempos aún conservaba ese nombre. A la izquierda la puerta de "Ochavito" y sobre ella la inolvidable taberna de Juan Lebrón, con sus duros de plata clavados sobre el ébano de la tapa del mostrador, donde paciente iba apuntando las cuentas interminables de su clientela, que en sus sillones y sillas de enea charlaban de lo que podían charlar...El Banco, con su estilo moderno y diferente, la Barbería de Tello y la luz, siempre la luz, en este mediodía primaveral que llega a nosotros, como siempre, pleno de nostalgias. 

LA HOYA: 

Foto del autor

La Hoya, en cuya concavidad se vuelve a erigir el Vejer de la Miel del XVIII, escalonándose nuevamente hacia el Cerro, dominado todo por S. Francisco, tejados amarillentos de siglos; la cal, gris inaccesible a su blanqueo, apenas insinuado en el contorno de los huecos hasta donde el radio de la mano alcanza; los huertos diminutos, casi de los Incas, al Oeste las siluetas de los únicos molinos, que bien necesitan recuperar su historia, ya que no su función por desgracia de la técnica. 
Sube la cuesta empinada, las casas, sus patios, todavía del XVI, algunas solariegas como la del Vizconde, con sus frescos blasfemados por la moderna pintura; costanillas del Barranco Moral..., limpieza absoluta, llegarás exhausto a la Puerta Cerrada, allí verás el prodigio defensivo de la muralla en la que los tiempos sedimentaron técnicas diferentes: bloques ciclópeos, mampuestos, sillares, ladrillo… 
Atraviesa la Puerta y se te presentan tres alternativas: Subir, subir siempre, y darás en el Castillo, fortaleza árabe de la que se conserva su puerta y un Palacio reedificado sobre ella del pasado siglo que a pesar de todo conserva la estructura original de aquellos tiempos, con su patio de armas, sus almenas... 

BUENAVISTA: 


Si todavía tienes ganas, vete a Buenavista, el labio superior de la falla del Terciario sobre la que asienta este Vejer. Allí puedes con toda seguridad sentirte sobre el mundo, como esos hombres pájaros que aquí vienen a volar.
Trafalgar te partirá el Atlántico en dos, a la derecha la línea recta del Palmar, Conil... a la izquierda, de nuevo la Ensenada de Barbate siempre brillando, la marisma, la Sierra de Retín. Desde aquí lo vio Hoefnagel. 
Si miras hacia atrás verás de nuevo el pueblo en su arracimada montura, y si lo haces a la derecha, el campo de Vejer con sus nombres todavía intactos desde el repartimiento de los primeros castellanos del siglo XIII.   

FUENTE DE LA OLIVA O FUENTE DE LA BARCA


Todos los domingos, mi abuelo nos llevaba de paseo, no solo a sus nietos, también nos acompañaban algunas veces nuestros amigos, de modo que parecía una pequeña excursión escolar, que invariablemente hacía la misma ruta: Cuesta del Cagajón, con parada y juegos en la fuente, ventorrillo de Ignacio Castro donde merendábamos, la Barca y subida por su cuesta, ruta que a veces hacíamos en sentido opuesto; pero siempre nos deteníamos en la Fuente de la Oliva, de cuyos abundantes chorros bebíamos y de cuya arquitectura y fábrica nos ilustraba mi abuelo, a cuyas explicaciones añadíamos exóticas comparaciones, como es el caso de la cúpula que nada menos lo hacíamos con las casitas de un belén.

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SANTA LUCIA   
Extasiado con el paisaje y los recuerdos: el sonido cristalino de las torrenteras libres, el cántico de los pájaros, los olores de los jazmines y azahares mezclado en aire limpio y esas cañas danzando en el blando y dulce compás de lo auténtico, que nos gritan el lugar de donde somos y al que pertenecemos. 


Asciendes por la senda del agua, 

galería de los cañaverales y de las zarzas,

desde el salto al algibe que hicieron los moros

para regar las huertas que el duque les robó.

 

El corinto de zarzamora

reta al carmín de la sangre

que no lava la pureza del agua

ensimismada en su correr.

 

Asciendes por la senda

del agua entre las sombras

del tiempo,

dónde están aquellos que hicieron este vergel,

dónde el molino y el molinero,

dónde la luz que incida

clara en estos días grises de olvido

que en ruina convierten

esplendores del agua.

Dónde, decidme, dónde.

                                    


Un amplio recorrido por la historia y la topografía del más bonito pueblo de España, mi pueblo, donde la luz tiene unos matices inolvidables.
La memoria, como espejo íntimo, da unidad temática a este recorrido, un capítulo más de las nostalgias por los paraísos perdidos. 
Solo nos quedan los recuerdos. 

NOTA FINAL, REFLEXIONES:
Sabemos que las redes sociales son la pieza clave para desarrollar y difundir, generando un alto impacto y notoriedad en poco tiempo. 
Es la razón de haber colocado esta publicación en el blog “Desde mi rincón del arte”;  un poco extensa, necesita de una lectura sosegada; hemos colocado un par de vídeos para que les sea más liviano, escuchando música y viendo preciosas imágenes. ¡Vejer tus calles tienen poesía!
Al mismo tiempo intentamos fomentar la cultura a través de la poesía, dar a conocer algunas de las calles más significativas de Vejer, desarrollar el sentimiento de pertenencia a nuestro pueblo, generar proximidad, contribuyendo a realzarla, como ciudad turística y cultural y, que sus habitantes encuentren motivos para sentirnos orgullosos de ser vejeriegos. 
Aprovechen, los que puedan, y sobre todo los más jóvenes, estos días de lluvias para leer poesía, y en este caso, conocer y amar a nuestro pueblo. 
Reconocemos la labor que ejerce el profesorado, impulsando y fomentando la lectura y escritura poética entre sus alumnos

Acuarela de Eva Díaz Hurtado 

Gonzalo Díaz-Arbolí
Académico de Bellas Artes Santa Cecilia