30.6.22

El día 2 de julio se cumplen 61 años de la muerte de Ernest Hemingway.

 



Nació el 21 de julio de 1899 en Oak Park, Illinois. El pueblo era un lugar respetable donde la rigurosa y estrecha atadura a la iglesia Protestante se hacía sentir. Sus buenas gentes habían buscado refugio allí para educar a sus hijos, lejos de las tentaciones de la gran ciudad. Las actividades en Oak Park estaban centradas en sus iglesias, sus escuelas y sus organizaciones cívicas. La atmósfera del pueblo y la influencia de sus rigurosos padres fueron determinantes en los acontecimientos de su adolescencia.
A Hemingway le dieron el nombre de su abuelo materno, Hernest Hall, que él odiaba porque lo asociaba con el ingenuo e incluso tonto protagonista de la novela de Oscar Wilde, "La Importancia de Llamarse Ernesto". Le parecía un tipo burgués, inexpresivo y carente de imaginación. Decidió darse así mismo nombres ficticios: Taty, Wemedge, Stein, Hemingstein, incluso Hemorrhoid, antes que, finalmente, se convirtiera en el patriarcal Papa.

Sus dos abuelos habían combatido en la Guerra Civil y la familia estaba orgullosa de su tradición militar. Ernest Hall, su abuelo paterno, se alistó voluntario en el Primero de Caballería de Iowa, y aportó su caballo y su montura. Fue herido de bala en una pierna. El proyectil permaneció alojado y le causó una cojera que arrastraría toda su vida. Hemingway, en una carta sobre su abuelo, expresó tres ideas que se repetían a lo largo de su vida: habilidad marital, mujeres egoístas y hombres suicidas. En su lecho de muerte, y aquejado de un dolor insoportable, Hall planeó suicidarse y guardaba una pistola bajo su almohada. Pero el padre de Hemingway le había quitado las balas y Hall apretaba el gatillo de un arma descargada. A Ernest, que entonces tenía seis años, le pareció cruel que su padre hiciera eso.

Anson Hemingway con uniforme de la Guerra Civil y medallas. Memorial Day 1907 
Ernest marcial y bien armado

Al otro lado de la calle vivía su abuelo Hemingway. Un soldado y patriota al que gustaba recordar sus victorias. Se alistó en el Batallón 72 de Infantería de Illinois y fue ascendido a teniente por el presidente Lincoln. El padre de Ernest, Clarence Edmonds, se suicidó con una pistola que el abuelo Anson había traído de la Guerra Civil. Anson era un hombre serio, formal y profundamente religioso. Los nietos de Anson crecieron oyendo historias heroicas de la guerra, y Ernest siempre mantuvo un particular interés en el tema. En su biblioteca de 7.400 volúmenes, 26 libros eran sobre la guerra.
En "Por Quien Doblan las Campanas", el héroe, Robert Jordan, compara las aventuras de su abuelo en la guerra civil americana, con sus propias experiencias en la guerra civil española.

En la escuela secundaria se caracterizó por su frenética actividad extraescolar, así como sus juveniles intentos para escribir. Dirigió los equipos de atletismo, water polo y fútbol. Se asoció al club de debate, tocaba el violoncello en la orquesta, escribió para el periódico escolar, Trapeze, y actuó en el papel de Richard Brinsley Sheridan, en la obra Beau Brummel. Ernest era un tipo duro, 1'83 de estatura, extremadamente competitivo contra todos, se revelaba ante las restricciones y no admitía limitaciones de sus amigos, colegio o familia. Una compañera de clase decía que era excepcionalmente apuesto, amigable y cortés; pero también era egoísta, dogmático y odioso. En el libro del año del colegio se leía: "No se puede encontrar a nadie más inteligente que Erni".

Las calificaciones de Ernest le hubieran permitido entrar en la universidad de Oberlín, (dos tercios de los alumnos en Oak Park lo hicieron) y estudiar medicina, como quería su familia. Pero él tenía otros planes. América había entrado en la guerra en la primavera de 1917 y estaba ansioso por combatir a los alemanes. Su padre pensó que era demasiado joven para combatir y a través de su hermano Tyler Hall, que era amigo del redactor jefe del Kansas City, Star, Ernest tuvo la suerte de trabajar en el mejor periódico del país.

Anson Hemingway con uniforme de la Guerra Civil y medallas. Memorial Day 1907

Siguiendo la tradición de hombre del Renacimiento buscó expertos profesores de todo lo que él quería saber: Guerra Civil, ebanistería, pesca de la trucha, tiro, táctica militar, periodismo, escritura, arte, tauromaquia, inversiones, pesca al curricán, caza mayor. Su extensa experiencia estaba reforzada por su amplia lectura y él mismo se convirtió en un gran profesor. Enseñó a su esposa, hijos y amigos a pescar y cazar, y a tres generaciones a cómo escribir novelas. Fue el preeminente modelo del hombre americano en acción.

Hemingway, que había perdido mucho peso debido a la disentería, posa triunfante con dos cornamentas de Kudu.

Hemingway empezó a trabajar en el Star a mediados de octubre, por 60 dólares al mes. Vivía con su tío Tyler, pero la atmósfera familiar le recordaba demasiado a Oak Park y se cambió a un pequeño ático. Se alistó, casi inmediatamente, en la Guardia Nacional de Missouri y se entrenó con ellos durante seis meses.

Así como Mark Twain, Stephen Crane, y Sinclair Lewis, Hemingway era periodista antes de convertirse en novelista. 


Había sido bien instruido por sus profesores de secundaria, continuó su educación en el Star. El periódico se enorgullecía de formar a sus propios hombres, y su famoso manual de estilo tenía una distintiva influencia en la prosa de Hemingway. Defendía frases y párrafos cortos, positivo, vigoroso inglés, enfatizar la autenticidad, comprensión, precisión, claridad, inmediatez. Admitía que: "Esas eran las mejores reglas que había aprendido para beneficio de la escritura. Y nunca las olvidó".


Sentía que no había habido una gran guerra desde los tiempos de su abuelo en la batalla de Bull Run. Había alcanzado madurez y estaba ansioso por combatir. Fue rechazado por visión defectuosa y se presentó voluntario para conducir ambulancias de la Cruz Roja, en diciembre 1917. Fue aceptado y abandonó el Star, después de diez meses. Llegó a Nueva York en mayo. Ascendido a teniente, desfiló con su escuadrón de voluntarios delante del presidente Wilson.
Finalmente, se había liberado de las ataduras de su familia y en mayo se embarcó en el barco francés Chicago. No había mucho que hacer a bordo, excepto jugar al póker y a los dados. Hemingway estaba encantado con la idea de un encuentro con un submarino alemán. Bill Horne lo recuerda: "Era como un caballo salvaje. Orgulloso, cabeza alta, libre como el aire, cauteloso con los extraños".

Cuando llegó a París, la ciudad estaba siendo bombardeada y sus habitantes dentro de los refugios. Pero él emocionado con el feroz ruido, ordenó al taxista que lo llevara donde la metralla estaba cayendo, para mandar una gran crónica al Star de kansas City. Finalmente encontró un trozo que había dañado la fachada de la iglesia de la Madelaine. En junio viajó a Milán. El día de su llegada una fábrica de municiones explotó cerca de la ciudad. Él tuvo que cargar con los cuerpos mutilados y recoger los restos humanos de la alambrada de espinos que rodeaban la fábrica. Dos días después, fue enviado a una unidad de ambulancias cerca del lago Garza y allí conoció a John Dos Pasos, también conductor de ambulancias, y se hicieron amigos.

Junto a los toreros Cayetano Ordoñez y su hijo Antonio. Ronda 1959
Nunca  sintió el vacío de la cultura americana. Al contrario que Henry James y T. S. Eliot, no fue un expatriado; no se integró en la sociedad ni en las letras inglesas. Le atraía la civilización latina de Italia, Francia y España. Quería capturar la emociones de sus aventuras durante la guerra y adquirir nuevas experiencias en Europa. París en 1920 era barato vivir y le proporcionó un buen ambiente para su experimento literario. Muchos de los mejores escritores en Europa vivían en París.

Hablaba con imperfecta fluidez francés, italiano y español. Se expresaba claramente y entendía a sus interlocutores; desarolló un extenso y técnico vocabulario en temas que le interesaban: deportes, tauromaquia, guerra. Tenía una poderosa personalidad y cuando cogía aversión a alguien no había vuelta atrás. Insistía en que, en su propia vida, aparentemente hedonista, había mantenido una línea constante de educación y disciplina, porque no se daba a la diversión si antes no había terminado su trabajo. Era consciente de sus poderes literarios antes de que el mundo los reconociera.

Siempre buscaba nuevas experiencias, nuevos países y culturas, nuevas emociones. Su periodismo reflejaba sus viajes. 
Escribió historias sobre la guerra y los realistas franceses, fascismo italiano y sobre algunos líderes políticos de su tiempo. También contribuyó con muchos artículos sobre la vida social en Europa. Hemingway estuvo en cinco guerras: Italia, Turquía, España, China y Francia.

Las precisas observaciones de política internacional y la guerra, su contacto con periodistas profesionales y soldados, su necesidad de hacer su propio camino sin dinero, vencer obstáculos, luchar por sus creencias y afrontar situaciones difíciles, inevitablemente hizo aflorar su violento y agresivo carácter. Tenía poco aguante y mal temperamento; le gustaba ser considerado un tipo duro, más que un escritor.


Epílogo
Los novelistas de la generación de Hemingway tuvieron salvajes, destructivas y alcohólicas vidas, que continuaron los poetas americanos de la siguiente generación. Para John Berryman, otro suicida de padre suicida, Hemingway era el modelo del artista autodestructivo. Al final de su vida estaba devastado, silencioso, depresivo y escéptico del valor de su obra. Tenía sesenta y un años y parecía que tenía noventa. Se convirtió al catolicismo y en una leyenda, que hizo su vida más conocida que su obra. 

En la mañana del 2 de julio de 1961, en su casa en Ketchum, Idaho, donde vivía con su esposa Mary Welsh se disparó con una escopeta, un disparo que retumbó en todo el mundo.
Fue el prototipo de escritor valiente que cambió el rumbo de la literatura; recibió todos los premios a los que se podían aspirar, incluido el Nobel de Literatura de 1954;
Las razones de su muerte suicida, siguen siendo un enigma. Reconocidos académicos aseguran que la relación del escritor con el FBI se convirtió en una persecución que lo llevó a acabar con su vida. Su esposa, única que estaba con él en el momento de su muerte, negó durante años que su marido se suicidara. Solo ella lo supo. Mi
Quizás algunas de las claves de la persistente vigilancia que el FBI dedicó a Hemingway, es la prueba de que todo era una ilusión maníaca. Nadie lo sabrá.

Describió con inusual conocimiento y autoridad el placer físico, la naturaleza, la experiencia de la violencia y la muerte inesperada. Retrató las heroicas posibilidades y las trágicas consecuencias de los que sobreviven a una guerra. Creó insuperables imágenes de Italia, Francia, España y África. Como hombre, tenía intenso idealismo, curiosidad, energía, fuerza y coraje. Combinaba hedonismo y trabajo duro. Portaba un aura de glamur y poder. Alcanzó la cima de la fama con su novela El viejo y el mar-
Como artista, escribió con la naturalidad con que vuela el halcón y la claridad que refleja un lago.



Fuente:
Internet: Wikipedia

Hemingway de JEFFREY MEYERS


25.6.22

Canto bizantino. Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad


El Blog "Desde mi rincón del arte" propone esta entrada para promover el estudio, la representación y la difusión de este arte vocal. Se centra principalmente en la interpretación de los textos eclesiásticos y, presumiblemente, debe su existencia a la necesidad de dar a conocer el verbo, la palabra, el logos, ya que cada componente de este elemento del patrimonio cultural vivo tiene por objeto difundir el mensaje sagrado. 

Nació al principio de la cristiandad, transmitido auditiva y oralmente de generación en generación, por un lado, gracias a la Iglesia ortodoxa, y por otro, a los numerosos expertos y aficionados –músicos, coristas, compositores, musicólogos y universitarios– que se dedican día tras otro a promover el estudio, la representación y la difusión.  

Podría definirse el Canto Bizantino como la expresión musical utilizada por la Iglesia Ortodoxa Griega en su liturgia y celebraciones.

Su carácter exclusivamente vocal (la única excepción es el empleo ocasional de campanas y un instrumento de madera también percutible denominado toaca) y monódico (en esto se aproxima al canto gregoriano, su equivalente aunque tan sólo sea en cuanto a función, en el ámbito de la Iglesia Occidental), son dos de sus rasgos más peculiares. El tercero, el hecho de estar vinculado de un modo absolutamente esencial a la lengua griega, lengua litúrgica por antonomasia para el cristianismo, pues en ella se escribieron sus textos fundacionales.

Asimismo es de especial importancia, para el tema que nos ocupa, la primera traducción del Antiguo Testamento a una lengua distinta del hebreo, la denominada Septuaginta o Biblia Griega (sobre este texto realizó San Jerónimo su versión latina de la Biblia, la denominada «Vulgata»).

Finalmente en lengua griega tuvo lugar durante los primeros siglos del cristianismo un brillante florecimiento de la himnografía religiosa llevada a cabo por poetas y músicos.


Una de las cuestiones más interesantes del Canto Bizantino es sin duda el hecho de que hunde sus raíces, y de una forma ininterrumpida a pesar de las inevitables modificaciones producidas por el paso de los siglos -en esto es equiparable a la propia lengua griega-, en la Antigüedad.
Efectivamente, aunque su periodo fundacional haya de establecerse obviamente a partir de los siglos II o III de nuestra era, el caso es que debido a un fenómeno de sincretismo advertible también en otros muchos aspectos, tales como el pensamiento teológico, la liturgia o el arte, en él se puede rastrear además de la existencia de abundantes vestigios paleocristianos, también la pervivencia de material procedente de la Grecia Antigua, así como del área siria y palestina.

Como es lógico suponer, las primeras expresiones musicales cristianas debieron de estar profundamente influidas por los cánticos propios del culto judío.

Sin embargo, con el tiempo y su incontenible expansión en el área cultural helénica, hubo de producirse el fenómeno de sincretismo antes apuntado mediante el cual con toda seguridad se introdujeron en el repertorio bizantino elementos propios de las expresiones musicales cultuales paganas, tanto de origen mistérico como del culto oficial, y asimismo de música profana. Señal de ello lo constituye la evidencia de que tanto la teoría musical como el complejo sistema de notación adoptado por el canto bizantino en sus comienzos fue el que utilizaban los griegos en la Antigüedad.

Evolución
Tras estos comienzos un tanto oscuros el Canto Bizantino tiene su primer gran periodo de expansión entre los siglos V al XI. Siguiendo el modelo de la hímnica griega (de Píndaro por ejemplo), aparece una pléyade de poetas músicos, que sientan las bases en torno a las cuales de un modo constante, se va a asentar el desarrollo posterior.
Entre ellos habremos de destacar a Romano el Melodista (siglo V-VI) y a Juan Damasceno (siglo VI-VII).
A este último se atribuye el establecimiento de los ocho modos o tipos melódicos que caracterizan al canto bizantino hasta nuestros días, el denominado «octoeco» bizantino: el I, II, III, IV (en griego se numeran de la letra alfa a la letra delta) y sus correspondientes modos «plagal».

Entre el siglo XII y la caída de Constantinopla tiene lugar una evolución un tanto peculiar; de un estilo de gran sobriedad y fundamentalmente silábico (a cada sílaba del texto musicado corresponde una nota melódica), se pasa paulatinamente a otro de carácter melismático denominado kalofónico, «de bello sonido», en el que predomina un gran barroquismo en la elaboración, pues en este caso a una sílaba del texto escrito puede llegar a corresponder hasta una frase musical completa.

El máximo representante de esta tendencia de gran éxito en la tradición bizantina posterior fue Juan Koukuzelis. Un nuevo tipo de composición, la Krátima, (un desarrollo musical de gran fantasía que por vez primera carece de texto litúrgico de referencia).

Ya en pleno siglo XVIII asistimos a un nuevo florecimiento de esta rica tradición. En este periodo cabe destacar a dos grandes personalidades.

En primer lugar a Pedro Lampadarios o Peloponesios, que además de ser un gran compositor, llevó a cabo una ingente tarea de exégesis y recuperación de toda la tradición anterior, labor que fue continuada por su discípulo Pedro de Bizancio. Y en un segundo lugar Pedro Bereketis; en él podemos apreciar una síntesis excepcional de los viejos modos y de influencias foráneas, provenientes tanto del ámbito turco, al que políticamente pertenecía Grecia en ese momento, como del occidental.

Durante los siglos XIX y XX con la independencia política del Estado griego asistimos a una revitalización constante de esta antiquísima tradición sin perder en ningún momento sus rasgos esenciales, así como al final del proceso de simplificación de la compleja notación musical bizantina en torno a la segunda década del siglo XIX.

            Aleluya, canto bizantino en español.


Modos de interpretación:
Con carácter general existen dos formas de interpretar el Canto Bizantino. La individual, por medio de un psaltis o cantor, y la colectiva a través de un coro tradicionalmente masculino.
En la mayoría de los casos, tanto el psaltis como el coro son acompañados por uno de los elementos más llamativos de este estilo para un oyente habituado a la música occidental y que le prestan un carácter que podríamos calificar de «místico y sobrecogedor», los isócrates, (quienes tienen como función emitir un bordón vocal que marca el tono predominante de la composición ejecutada).
Esta especie de «zumbido cósmico» representa para los teóricos de este estilo musical la propia unidad y concordia entre los creyentes.


Fuente: 

. ECWIKI Enciclopedia católica online  

. Al Mayyadeen Español

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Gonzalo Díaz-Arbolí

24.6.22

San Juan Bautista

(También llamado el Bautista o Juan el Bautista; siglo I d.C.) Predicador judío, santo en varias ramas del cristianismo y venerado en el islam y otras confesiones como profeta (y, en el caso del mandeísmo, como Mesías). La tradición cristiana lo considera el precursor de Jesús.

Predicación de San Juan Bautista (c.1665), de Mattia Preti

El Evangelio de San Lucas inicia su narración precisamente con el nacimiento de San Juan Bautista y las circunstancias maravillosas que lo precedieron. Isabel, estéril y muy anciana, vio cumplirse sus deseos de descendencia al anunciar el ángel Gabriel a Zacarías, su esposo, que Isabel le daría un hijo, al que habría de llamar Juan.

Cuando, después de la Anunciación, la Virgen María fue a visitar a su parienta, «el niño saltó de gozo en el seno de Isabel». Isabel, iluminada por el Espíritu Santo, exclamó: «¿Y de dónde a mí esto: que la madre de mi Señor venga a mí?» (Lucas 1:41-44). Todas estas circunstancias realzan el papel que se atribuye a San Juan Bautista como prefiguración de Jesucristo y anunciador de su venida, papel reconocido por la doctrina cristiana.


Ya en su juventud, las inquietudes religiosas y espirituales de Juan lo llevarían a liderar una secta judía emparentada con los esenios. De reglas muy estrictas, los esenios eran una de las muchas sectas y comunidades monásticas judaicas de la época (como las de los saduceos, fariseos y celotes) que esperaban la llegada de un Mesías. Entre los esenios había un grupo, llamado de los bautistas, que daba gran importancia al rito bautismal. Gracias a los evangelios se conoce la historia del grupo liderado por Juan Bautista, que llevaba una vida ascética en el desierto de Judá, rodeado por sus discípulos.

Hacia el año 28, Juan el Bautista comenzó a ser conocido públicamente como profeta; su actividad se desarrolló en el bajo valle del río Jordán, donde predicaba la «buena nueva» y administraba el bautismo en las aguas del río. En sus predicaciones, que tuvieron gran acogida por parte del pueblo, exhortaba a la penitencia, basándose en las exigencias de los antiguos profetas bíblicos.

Juan administró el bautismo a numerosos judíos, a quienes pretendía purificar y preparar para la inminente llegada del Mesías; la penitencia que predicaba no debía ser meramente formal y externa, sino que tenía que comportar un auténtico cambio en la forma de vivir y de actuar. Poco después de la iniciación de su ministerio, Jesús de Nazaret recibió el bautismo de manos de Juan, pese a que el Bautista no quería hacerlo aduciendo que «soy yo quien debería ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?» (Evangelio de San Mateo, 3:14). En los Hechos de los Apóstoles se distingue este bautismo, «con agua», del realizado por Jesús, «en Espíritu Santo» (Hechos, 1:5).

Bautismo de Cristo por Juan Bellini. Iglesia de San Juan de Malta en Venecia.

El tono mesiánico del mensaje del Bautista inquietó a las autoridades de Jerusalén, y Juan fue encarcelado por Herodes Antipas, tetrarca de Galilea, cuyas inmoralidades había denunciado. San Marcos narró en su Evangelio (6:14-29) la muerte de San Juan Bautista: Salomé, hija de Herodías (la esposa de Herodes Antipas) pidió al tetrarca por indicación de su madre la cabeza del profeta, que le fue servida en una bandeja. El cuerpo de Juan fue probablemente enterrado por sus discípulos.


Fuente:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de San Juan Bautista».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea.

17.6.22

21 de junio de 2022. Día Europeo de la Música

Se celebra el 21 de junio de cada año. Tiene como objetivo principal que los profesionales de la música salgan a las calles a compartir su música con el público y de esta manera darles la oportunidad de disfrutar de su arte de una manera gratuita, sin importar el estilo, las jerarquías ni los orígenes.
El precursor de esta idea fue el músico norteamericano Joel Cohen en el año 1976, quien propuso que los grupos musicales tocaran durante los dos solsticios que se celebran cada año, el primero, el 21 de junio y el otro, el 21 de diciembre, lo cual se convirtió en un hecho a partir de ese mismo año, en Toulouse, Francia.

La música se ha transformado en un verdadero bálsamo para la vida. Se sabe, de acuerdo a innumerables estudios, que son muchas las bondades y ventajas que tiene la música para todos los seres humanos y que si se inicia en las primeras etapas de la formación de los niños, puede obrar verdaderos milagros. 

Para celebrarlo vamos a conocer la biografía y analizar y escuchar la:
Sinfonía Num. 1 de Brahms, 4º. Movimiento: Adagio – Più Andante – Allegro non troppo, ma con brio (do mayor)



Biografía
Johannes Brahms, Hamburgo, Alemania, 1833 - 1897. Cultivó un estilo propio, al que en muchas ocasiones se asocia a la añoranza, el otoño y cierta amargura, siguiendo los patrones establecidos por el Clasicismo y el Romanticismo germano-austriaco de Haydn, Mozart y Beethoven, al mismo tiempo que abrió su propio camino.

Su padre era músico, contrabajista, fue su primer maestro de música, le enseñó violín y violonchelo. A los 15 años se reveló como un gran ejecutante de piano.

Hace su primera gira de conciertos en 1853, como acompañante de Eduard Reményi, violinista húngaro. Esta gira sin duda lo ayudó a relacionarse favorablemente con otros personajes del medio, tal es el caso de: Joseph Joachim, violinista y Robert Schumann. Las composiciones de Brahms sorprendieron gratamente a Schumann, quien escribió un artículo apasionado refiriéndose al joven compositor. Donde decía: Ha llegado un hombre joven a cuya cuna dieron guardia las Gracias y los Héroes, su nombre: Johannes Brahms.

El Concierto número 1 para piano y orquesta en re menor, fue su primera gran obra presentada abiertamente al público; dicha ejecución la realizó él mismo, en el año 1859, en Leipzig. Se mudó a Viena en 1863, donde asumió durante un año, el cargo como director de la Academia de canto, Singakademie.

Su Réquiem alemán fue un gran éxito, escrito sobre textos bíblicos lo lleva a obtener la fama en toda Europa, dedicado a la memoria de su madre y de Robert Schumann, se estrenó en la catedral de Brenna en el año 1868.


Tres años más tarde se trasladó a Viena, siendo nombrado director de la Gesellschaft der Musikfreunde, dejando en 1874 este puesto, para dedicarse por completo a lo que realmente le apasionaba, la composición.

A pesar de su carácter reservado, su fama fue extendiéndose, y se hizo de muchos amigos. Viajó mucho dando conciertos en esas giras. Y luego se quedó a vivir en Viena, dedicándose sólo a componer. En 1865 a 1880 compuso sus danzas húngaras. 

Brahms no se aventuró en el campo de la sinfonía hasta que alcanzó la madurez, pues aunque el primer tiempo de su primera Sinfonía en Do menor se remonta a 1855, la dejó en el cajón, y por mucho que sus amigos le acuciaban a continuarla, Brahms les contestaba: Nunca compondré una sinfonía. No tenéis idea de lo que siente un hombre como yo, cuando camina tras un gigante como Beethoven.
En el verano de 1874 volvió a trabajar en serio en la sinfonía, y en octubre de 1876 se estrenó en Viena. El director alemán Hans von Bülow, contemporáneo de Brahms, dio a esta sinfonía el sobrenombre de la Décima, por considerarla una continuación y una consecuencia de la Novena de Beethoven. Como ésta termina en Do mayor, la de Brahms termina también con un brillante final en Do sostenido.

En 1881 Brahms estrenó el segundo Concierto para piano, en si bemol mayor; en 1882, un trío y su célebre quinteto (en fa menor), para piano y cuarteto de cuerda; en 1883, para celebrar sus cincuenta años, su tercera Sinfonía.

Brahms fue una tremenda personalidad, una fuerza musical fascinadora y distinta, un compositor que puso en su música tanto de su temperamento que alcanzó el más alto rango. Brahms llevó un aspecto de la música y un modo de expresión a su culminación final, y como Bach, significó la conclusión de una época.


Recibió muchas distinciones en el extranjero y en su país. En 1874, lo distinguieron como "socio de la Academia de Artes de Berlín"; en 1877, doctor honorario de la Universidad de Cambridge; en 1881, igual nombramiento de la Universidad de Oxford; en 1885 se le concedió la Cruz del Mérito, de Prusia; en 1889, ciudadano honorario de Hamburgo.

Sus funerales congregaron a los habitantes y a las autoridades de la ciudad de Viena, y le tributaron un gran homenaje de reconocimiento y admiración. Levantaron un monumento en su honor, cerca del de Beethoven y Schubert recordando su grandeza.


Análisis musical  del 4º movimiento de la sinfonía Num. 1   
Poder escuchar como pieza individual un movimiento suelto de una sinfonía de Brahms no es algo especialmente común en las salas de conciertos actuales, pero sí lo fue durante todo el siglo XIX, en vida de su autor. Ciertamente la sinfonía es un todo unitario integrado por cuatro partes, pero era frecuente en el Romanticismo programar movimientos sueltos para su interpretación.

Este 4º movimiento es una inmensa forma de sonata. En la Exposición, el parecido del tema del Allegro con el tema de la "Oda a la Alegría de Beethoven" es lo bastante grande como para creer que Brahms era consciente de él, a pesar de sus malhumoradas respuestas a quien se lo hiciera notar. El movimiento de Brahms tiene sin embargo una estructura muy distinta a la de Beethoven.

En este finale una extensa introducción camina por territorio musical brumoso hasta que se topa con con un recurso que el compositor empleará posteriormente en todas sus sinfonías consistentes en una especie de “llamada de los Alpes”, el célebre, tema alpino: Una llamada de las trompas que ha de modificar la dirección del discurso. En una carta postal desde Suiza para Clara Schumann decía: "En lo alto de la montaña, en lo profundo del valle, te saludo mil veces". (Clara Schumann, una pianista reconocida en aquellos momentos, compositora también y con la que estableció una larga y profunda amistad que tuvo rasgos de amor platónico). Nunca se casó, aunque gozó de la admiración de muchas mujeres. Se dice, que a pesar de su simpatía y afabilidad, era muy tímido para acercarse a ellas.

En efecto, aquellas brumas se desvanecen y desde la altura de la montaña, la tonalidad de do mayor muestra un renovado optimismo y una energía con la que el compositor manifiesta que podrá enfrentarse a nuevos proyectos sinfónicos. Podría parecer que con este finale triunfal, exacerbado en la imperial coda, el compositor estuviese diciendo a la posteridad: “No sólo he sido capaz de componer esta sinfonía, sino que ya tengo en mi cabeza bien clara la fórmula que he de seguir para escribir varias más”. Su estilo es el del más puro Brahms, con derroches de contrapunto, densidad orquestal, expresividad en todos los niveles y un componente melódico arrollador.

Tras el complejo epílogo, en lugar de seguirse con el Desarrollo, se llega a la Reexposición del primer tema, y es entonces cuando comienza el gran Desarrollo central. Con una extraordinaria elaboración se llega a un punto culminante con una nueva cita del 'tema alpino'.

El movimiento acaba en un Do Mayor radiante y en un triunfo sin dudas, en una stretta final durante la cual se cita todavía el Coral de la introducción.

Aunque Brahms pueda aparecer como el adalid de la música absoluta, elementos como el 'tema alpino', el Coral, y las citas y alusiones a Beethoven y a Schumann demuestran la existencia secreta de ser algo parecido a un 'programa'.


Referencias
La orquesta aborda una parte en la que disminuye la presencia de los timbales.
La trompa toca el tema de la introducción. Tiene un sonido profundo y suave. Es un sonido precioso, alargado. Hay 4 trompas, pero aquí solo tocan 2, aunque no lo hacen al tiempo, sino alternando compases, para superponer así sus sonidos. Cuando uno entra, el otro sale. Se hace así para evitar silencios por culpa de la respiración. Lo indicó el propio Brahms en la partitura.
Termina el solo de trompa y la flauta retoma el tema. Las flautas se alternan. Entre la primera y la segunda se superpone.
Termina el solo de flauta y es la sección de viento la que retoma el tema. 3 trombones, 2 fagots y un contrafagot.
Los trombones suenan por primera vez. Parece como si hubiera estado esperando la oportunidad de hacerlo. Más adelante, como si en un cielo nublado se abriese un claro, encuentran su camino a través de la mayestática y solemne sección de cuerdas para volver a un breve sol. Después de un impresionante silencio, las cuerdas entran pausadamente y tocan el famoso tema principal de la sinfonía. La sección introductoria, centrada en los solos de trompas, la más importante, conduce directamente a esa famosa sección.

Fuentes: 
Haruki Murakami y Seiji Ozawa. MÚSICA SÓLO MÚSICA
Internet
Gonzalo Díaz-Arbolí

13.6.22

Sencilla entrada para aficionados a escuchar música

 


Esta entrada tiene por objeto exponer con la mayor claridad posible los fundamentos de la audición inteligente de la música. El «explicar» la música no es una tarea fácil, solo pretendemos que sea una preparación para escuchar música dirigida a los legos en este asunto.
Escuchar es una función perfectamente natural y simple. Nuestra misión es pues: ayudar a los lectores a oír más inteligentemente la música, con objeto de difundir la cultura musical. A menudo lo que distingue a un verdadero aficionado a la música consiste en un deseo imperioso de familiarizarse con toda manifestación de este arte, los verdaderos aficionados a la música no están dispuestos a confinar su goce musical a la época antigua o moderna, lo más importante para el oyente es tener sensibilidad para el sonido musical no saber el número de vibraciones que lo producen.

Todos los libros que tratan de la comprensión de la música están de acuerdo en un punto: no se llega a apreciar mejor este arte sólo con leer un libro que trate de ese asunto. Si se quiere entender mejor la música, lo más importante que se puede hacer es escucharla. Nada puede sustituir al escuchar música. La lectura de un libro puede a veces ayudarnos a entender este arte. Pero nada podrá remplazar la condición principal: escuchar la música misma. Por suerte, las ocasiones de oír música son hoy mucho más numerosas que nunca.

El modo más sencillo de escuchar la música es escuchar por el puro placer que produce el sonido musical mismo. Es decir disfrutando del momento, oímos la música sin pensar en ella ni examinarla en modo alguno. Uno enciende el equipo de música mientras está leyendo y, distraídamente, se baña en el sonido, en una especie de estado placentero. La música es un agente poderoso y misterioso, un consuelo o una evasión. Nos permite soñar, pero sin escucharla verdaderamente. 
Pero lo importante es que sienta por sí mismo la calidad expresiva de un tema o de toda una pieza de música. Y si es una gran obra de arte, no espere que le diga exactamente lo mismo cada vez que vuelva a ella.  

Por supuesto que ni los temas ni las piezas necesitan expresar una sola emoción. Tomemos, por ejemplo, la Novena Sinfonía de Beethoven, la más excelsa del genial compositor que la sitúa en el Olimpo de la música clásica. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2001. 

Novena sinfonia de Ludwig van Beethoven consta de cuatro movimientos:
- Primer movimiento: Allegro.
- Segundo movimiento: Adagio.
- Tercer movimiento: Scherzo.
- Cuarto movimiento: Allegro.

Un consejo: La música es para gozar de ella. Escuchar la música es una capacidad que se adquiere por medio de experiencia y aprendizaje. El conocimiento intensifica el goce. Por lo tanto, debemos escucharla con sosiego, prestando atención y dando a la música el esfuerzo concentrado de un oyente activo.

En el primer movimiento no dice sólo una cosa. Es como el comienzo de la vida de cualquier persona. Sin embargo, cualquiera que lo oiga percibirá una sensación de energía, una sensación de fuerza incluso un clima violento, trágico. Después viene el tema femenino que cantan los instrumentos de viento que es de una gran dulzura. Es decir en este primer movimiento tenemos un dramatismo en su composición. 


El segundo movimiento: En toda composición dominan los contrastes y el dramatismo del primer movimiento se torna vitalidad en el segundo, al que en ocasiones se ha definido con acierto como una paso de la oscuridad a la luz, con mucho carácter, calificado por muchos cronistas como "el infierno en llamas" por su contundencia y velocidad, que nos invita a bailar a disfrutar de las cosas buenas de la vida. 


El tercer movimiento es dominado por un espíritu lírico, reposado, como corresponde a un adagio, en este punto tiene lugar en la sinfonía la transformación, dilatada de forma larga absolutamente espiritual, que no dice nada, pero que penetra y que nos pone en contacto con nosotros mismos.  Es la más clara demostración de que la inteligencia humana forma parte de una inteligencia universal, cada vez que escucho este movimiento me transformo, me transfiguro, es difícil no soñar en la hermosura del universo.
Da pie a la antesala al cuarto movimiento.


El cuarto movimiento es como una explosión final donde se incluye el poema de Friedrich Schiller llamado Oda a la Alegría que le da este toque maravilloso a esta composición, ya que es un canto a la libertad que invita a los hombres del planeta a unirse como hermanos. Y, es una manera impresionante como en el último momento irrumpe de manera perfecta por primera vez la voz humana. Ya que a veces la música es insuficiente para transmitir el mensaje que quieres hacer llegar y la inclusión de voces da ese toque perfecto a esta magnífica obra, afirmando que el cuarto movimiento puede ser considerado en una obra completa en sí misma, es decir, “toda una sinfonía

No nos resistimos a colocar este corte de vídeo por su interesante historia de la pélicula "Copying Beethoven", Basada en una ficción dramática centrada en los últimos años de la vida creativa del compositor. La directora se toma varias licencias históricas en aras de mejorar el interés lírico de la película y hacer que sea comprendida por el público percibiendo así la biografía de Beethoven. 

Presten atención al minuto 5:22, hasta entonces tranquilo, empiezas a derrumbarte lentamente y a llorar y entiendes entonces el porqué merece la pena escuchar música.


Letra de la Oda a la alegría de Friedrich Schiller, un anhelo de igualdad, fraternidad y libertad para toda la humanidad.

¡Oh amigos, dejemos esos tonos!
¡Entonemos cantos más agradables y llenos de alegría!
¡Alegría! Alegría!

¡Alegría, hermoso destello de los dioses,
hija del Elíseo!
Ebrios de entusiasmo entramos,
diosa celestial, en tu santuario.
Tu hechizo une de nuevo
lo que la acerba costumbre había separado;
todos los hombres vuelven a ser hermanos
allí donde tu suave ala se posa.........

¡Abrazaos millones de criaturas!
¡Que un beso una al mundo entero!
Hermanos, sobre la bóveda estrellada
debe habitar un Padre amoroso.
¿Os postráis, millones de criaturas?
¿No presientes, oh mundo, a tu Creador?
Búscalo más arriba de la bóveda celeste
¡Sobre las estrellas ha de habitar!

Para aquellos aficionados interesados en ver la película completa Pulse en (Copying Beethoven). 
Fuentes:
Cómo escuchar música, de Aaron Copland
https://www.culturagenial.com/es/novena-sinfonia-de-beethoven/
Youtube
Gonzalo Díaz-Arbolí

2.6.22

Una Gloriosa Restauración

La creación de la obra de Miguel Ángel marcó un hito revolucionario en la historia del arte occidental.

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El reconocimiento de su enorme importancia estuvo oculto por quinientos años de hollín de velas, humo de incienso, polvo acumulado y barnices de malas restauraciones. La revolucionaria restauración llevada a cabo entre 1980 y 1994 por el experto en Museos Vaticanos, Pierluigi Vecchi, bajo el patronazgo de la Nippon Television Network Corporation, ha devuelto los espectaculares y vívidos colores a las pinturas del titán que fue Miguel Ángel. Los grises azulados han dado paso a rojos luminosos; naranjas, amarillos, verdes y morados.

Está sobradamente comprobado que el dominio del color de Miguel Ángel, igualaba sus habilidades como dibujante, escultor y arquitecto.

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La abrumadora belleza del techo de la Sixtina, con sus escenas de la Creación de Adán, el Diluvio y tantos hermosos detalles de profetas, sibilas, desnudos y otras sorprendentes figuras que él creó con la técnica de pintura al fresco que utilizó, para darles la forma tridimensional y expresar el significado de las imágenes, con las múltiples poses que las figuras adoptan.
La Capilla Sixtina tiene el reconocimiento de ser una de las supremas obra de arte del Renacimiento.

El principal restaurador Gianluigi Colalucci, en agosto de 1993 ante uno de los frescos 
de la Capilla Sixtina

La restauración de los frescos de la Capilla Sixtina constituye una de las restauraciones de arte más importantes del siglo XX.

¿Tuvo ayudantes Miguel Ángel?
Vasari, en la biografía de Miguel Ángel menciona, explícitamente, que el artista retrasó el comienzo de la obra a la espera de que ciertos amigos suyos, pintores florentinos, llegaran a Roma. Entre estos artistas estaban: Granacci, Giuliano Buguardini, Jacopo di Sandro, Indaco el Viejo y Aristotele de Sangallo.
Algunos de ellos eran experimentados artistas en el proceso de la pintura al fresco.
En palabras de Vasari, Miguel Ángel les hizo pintar una parte como muestra; pero lo que hicieron estaba lejos de aproximarse a las espectativas de lo que él esperaba para cumplir su propósito. Y una mañana tomó la decisión de destruir toda la obra. Luego se encerró en la capilla y no volvió a permitir la entrada en el edificio, e incluso rehusó ver a ninguno de ellos en su casa. Cuando a sus amigos les pareció que la broma había llegado demasiado lejos volvieron a Florencia.

Ascanio Condivi, su discípulo y biógrafo, no menciona ningún ayudante y afirma que Miguel Ángel ejecutó el techo en veinte meses sin ninguna ayuda; ni siquiera la de un "garzone" que moliera los colores. Con esta exagerada afirmación, Condivi quería rebatir la teoría de Vasari y mitificar la figura de Miguel Ángel.

Su posición en este asunto es similar a la que tomó al principio de la biografía, cuando rotundamente niega la afirmación de Vasari de que Miguel Ángel era aprendiz en el taller de Ghirlandaio.

En el Ricordi y correspondencia del artista, se encuentra la prueba definitiva de que varios asistentes llegaron a Roma y que fijó el salario de cada uno de los cinco en 20 ducados de oro. Paola Barocchi expone que a Miguel Ángel le habría sido muy difícil mantener a los cinco trabajando al mismo tiempo y a jornada completa.

En 1876, el estudioso Charles Wilson hizo que los eruditos Ernst Steinman, Biagio Biagetti y Wilson Wallace empezaran a reconsiderar la posibilidad de esos ayudantes. Biagetti se limitó a señalar áreas donde la mano de los asistentes podía ser identificada con relativa certeza, y exclusivamente decorativa, en las cornisas y en los ficticios relieves de los tronos.

Sin embargo, cada vez que los garzoni trabajaban bajo la estricta supervisión del maestro, éste ejercía un despiadado control sobre ellos, pintando pasajes de menor importancia decorativa, para demostrarles cómo debía de hacerse. 
Despiadado y contundente cuando les advirtió:  La Capilla estará terminada cuando yo quede satisfecho de sus cualidades artísticas. 

Y para finalizar una breve referencia a los putti (plural de putto en italiano);  en español son motivos ornamentales consistentes en figuras de niños, frecuentemente desnudos y alados, en forma de cupido, querubín o amorcillo. Acostumbran a tener la misión de sostener blasones. Son abundantes en el renacimiento y barroco italiano, y forman parte de la recuperación de motivos clásicos típico de la época.

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En la pared de la entrada de la Capilla Sixtina recuerda una especie de fachada coronada por un monumento notable y de gran valor plástico es el trono del profeta Zacarías, que parece recortarse contra el cielo.
Tras la restauración y la grabación de los resultados obtenidos con la ayuda de un ordenador, podemos seguir de manera precisa cómo procedieron el artista y sus ayudantes.
Según los expertos los putti de la derecha son, con muchas posibilidades, de Miguel Ángel; los de la izquierda  deben ser de sus ayudantes. 

Esperamos que con esta lectura puedan soñar y disfrutar de lo maravillosa que fue la Italia del "Quattrocento"


Fuente: 

The Sistine Chapel: A Glorious Restoration

Con la colaboración de la traductora, M. C.
Wikipedia, 
Youtube

Gonzalo Díaz-Arbolí

1.6.22

Semblanza dedicada al Dr. Servando Arbolí y Faraudo en recuerdo de su día de nacimiento



Nació el 2 de junio de 1840 en una familia en la que no faltaron algunos blasones, y si por ascendencia paterna pudo gloriarse de que el autor de sus días era hermano de aquel venerable Obispo cuyas dotes adivinó el Magistral Cabrera, por la materna contaba a su bisabuelo Don Pedro Faraudo, general de las Galeras de Civita Vechia, pero D. Servando, en esto de achaques nobiliarios, profesaba la máxima de que "nobleza obliga, pero más obliga el servicio de Dios nuestro señor, única nobleza que salva".


Estudió en el colegio de San Felipe Neri de Cádiz, famoso por muchos conceptos, aunque le sobraría con el de haber contado entre sus profesores a D. Alberto Lista y a su tío D. Juan José Arbolí, mas tarde obispo de Cádiz, que fue su director. En Cádiz cursó Filosofía y Teología cuyos grados de Licenciado y Doctor obtuvo en el Seminario de Granada por los años de 1862. Fue profesor de Historia Eclesiástica en el seminario de San Bartolomé en cuya asignatura se dio a conocer por sus especiales aptitudes para el nobilísimo ejercicio de la enseñanza. Asimismo, fue Diácono de la Catedral de Cádiz desde 1863 a 1876. El 15 de octubre de 1876 fue trasladado por S.M. a la dignidad de Capellán Mayor de San Fernando de Sevilla. Fue también Director de la Biblioteca Capitular y Colombina de Sevilla.

Gran orador y literato fue autor de innumerables obras entre las que podemos destacar el folleto titulado "Páginas Gaditanas" que fue publicado en 1882 y dedicado a la ciudad de Cádiz, y en el cual para pagar una deuda del corazón, incluye un sermón del venerable prelado (su tío el Obispo Arbolí). Hay que recordar que se educó bajo sus auspicios y bajo su dirección inmediata, de tal manera que cuando en septiembre de 1862 fue consagrado éste Obispo de Cádiz, lo asoció en su clase como paje y desde entonces lo había tenido a su lado constantemente. Contaba por aquel entonces 12 años. Basta recordar esta estrecha relación con el siguiente episodio más que significativo, y es que en el lecho de su muerte el Obispo le dijo a su sobrino:

"Oye este mi último consejo: una cosa te encargo, y es que seas muy humilde, y una cosa pido a Dios, que cuando te mueras sepa yo que te has salvado".

En este Sermón reivindica la memoria del Obispo y lo defiende de las acusaciones de "sentimentalismo", concepto definido por Marcelino Menéndez y Pelayo para enjuiciar a su filosofía. Otro folleto interesante fue "El Papa y el Congreso sobre la llamada cuestión Romana" y otros muchos artículos publicados en el Boletín Eclesiástico escritos antes de su Ordenación. En Granada dirigió la Revista Órgano de la Juventud Católica donde publicó su opúsculo "El Progreso y lo Absoluto", "La Filosofía contemporánea", "Crítica sobre la Escuela Ecléctica".

También dio a la luz importantes sermones predicados en Cádiz, como el de la Virgen del Rosario, y los del Miércoles de Ceniza y IV Domingo de cuaresma en la Catedral. También cuenta con numerosos discursos de recepción en la Academia de las Buenas Letras como "Jesucristo y los Filósofos". Finalmente, otra obra suya importante fue "la Eucaristía y la Inmaculada Devoción Española" que fue acogida con gran entusiasmo en Sevilla.
Destaquemos para terminar, el excelente discurso en el Seminario Conciliar de Cádiz siendo alumno del mismo, ante la visita de la Reina Isabel II en el año de 1862.

EL 31 de octubre de 1897, el periódico El Porvenir, abrió su primera página con una crónica cultural firmada por Íñigo Romero, dedicada a Servando Arbolí y Faraudo, "Dignidad de Capellán Mayor de San Fernando, honra y prez del Cabildo Metropolitano de Sevilla", valoración que haría suya el humanista Joaquín Hazañas y la Rúa, el 23 de febrero de 1908 cuando pronunció en el Ateneo el discurso necrológico. El doctor Servando Arbolí y Faraudo fue un sacerdote santo, culto y con excepcionales dotes oratorias. Con 20 años ya era catedrático del Seminario diocesano gaditano, hasta su llegada a Sevilla en 1876, con etapa trascendental en Granada, que fue su segunda patria, entre 1863 y 1876. Entre sus múltiples actividades culturales destaca la dirección de la Biblioteca Colombina. la bibliografía básica firmada por Servando Arbolí entre 1860 y 1904, reuniendo casi cuatrocientos títulos entre sermones, opúsculos, artículos, conferencias, oraciones fúnebres, discursos, etcétera.
Podríamos describirlo vulgarmente como "piquito de oro". Etimología: del griego Χρυσόστομος (Chrysóstomos), que significa 'boca de oro'.

Cuando el doctor Servando Arbolí llegó a Sevilla ya era canónigo de la Catedral granadina, misionero apostólico, arcade romano, académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y capellán de honor; catedrático de Patrología, Historia y Disciplina Eclesiástica en el Real Seminario Central de San Cecilio. Y en Sevilla añadió a su biografía el cargo de Dignidad de Capellán Mayor de San Fernando, subdelegado castrense de la ciudad y arzobispado; académico de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras; caballero comendador de las Reales Órdenes de Carlos III y de Isabel la Católica, etcétera.
Falleció en Sevilla el 20 de enero de 1908.

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SERVANDO ARBOLÍ y FARAUDO fue mi tío Bisabuelo Segundo
Gonzalo Díaz-Arbolí