29.7.23

Sólo en el interior de uno mismo se encuentran todas las respuestas. Ahí está la verdad.


In interiore hominis habitat veritas
En el interior del hombre habita la verdad
Son palabras de san Agustín, allá por los comienzos del siglo V

Cuando estudiábamos filosofía en bachillerato, aprendimos esta sentencia de San Agustín: "En el interior del hombre habita la verdad". Significa que mediante la introspección podemos llegar a comunicarnos con Dios y que hay que desatender los asuntos mundanos, como las propiedades o el dinero.
Pero son palabras que hoy siguen encontrando su eco en el marco de nuestras vidas. El corazón humano está roto a causa de los intereses de aquellos que tienen la responsabilidad de educar. Y es la causalidad personal, como estructura que nos conforma en un universo abierto a los otros con quienes convivimos, la que nos fuerza a conocer nuestra historia, a poder contar nuestra historia.

María Zambrano, en un contexto diferente al de san Agustín, pero con muchos elementos comunes, decía: «Persona es lo que subsiste y sobrevive a cualquier catástrofe, a la destrucción de su esperanza, a la destrucción de su amor. Y sólo entonces se es persona en acto, enteramente, porque se cae en un fondo infinito donde lo destruido renace en su verdad, en un modo de no perderse. Ser persona es ser capaz de renacer tantas veces como sea necesario resucitar".


Extracto del ensayo "Adentro" de Miguel de Unamuno

Sal pronto de ahí y aíslate por primera providencia; vete al campo, y en la soledad conversa con el universo si quieres, habla a la congregación de las cosas todas. ¿Que se pierde tu voz? Más te vale que se pierdan tus palabras en el cielo inmenso a no que resuenen entre las cuatro paredes de un corral de vecindad, sobre la cháchara de las comadres. Vale más ser ola pasajera en el Océano, que charco muerto en la hondonada.

Hay en tu carta una cosa que no me gusta, y es ese empeño que muestras ahora por fijarte un camino y trazarte un plan de vida. ¡Nada de plan previo, que no eres edificio! No hace el plan a la vida, sino que ésta lo traza viviendo. No te empeñes en regular tu acción por tu pensamiento; deja más bien que aquélla te forme, informe, deforme y trasforme éste. Vas saliendo de ti mismo, revelándote a ti propio; tu acabada personalidad está al fin y no al principio de tu vida; sólo con la muerte se te completa y corona. El hombre de hoy no es el de ayer ni el de mañana, y así como cambias, deja que cambie el ideal que de ti propio te forjes. Tu vida es ante tu propia conciencia la revelación continua, en el tiempo, de tu eternidad, el desarrollo de tu símbolo; vas descubriéndote conforme obras. Avanza, pues, en las honduras de tu espíritu, y descubrirás cada día nuevos horizontes, tierras vírgenes, ríos de inmaculada pureza, cielos antes no vistos, estrellas nuevas y nuevas constelaciones. Cuando la vida es honda, es poema de ritmo continuo y ondulante. No encadenes tu fondo eterno, que en el tiempo se desenvuelve, a fugitivos reflejos de él. Vive al día, en las olas del tiempo, pero asentado sobre tu roca viva, dentro del mar de la eternidad; al día en la eternidad, es como debes vivir.

Te repito, que no hace el plan a la vida, sino que ésta se lo traza a sí misma, viviendo. ¿Fijarte un camino? El espacio que recorras será tu camino; no te hagas, como planeta en su órbita, siervo de una trayectoria. Querer fijarse de antemano la vía redúcese en rigor a hacerse esclavo de la que nos señalen los demás, porque eso de ser hombre de meta y propósito fijos no es más que ser como los demás nos imaginan, sujetar nuestra realidad a su apariencia en las ajenas mentes. No sigas, pues, los senderos que a cordel trazaron ellos; ve haciéndote el tuyo a campo traviesa, con tus propios pies, pisando sus sementeras si es preciso. Así es como mejor les sirves, aunque otra cosa crean ellos. Tales caminos, hechos así a la ventura, son los hilos cuya trama forma la vida social; si cada cual se hace el suyo, formarán con sus cruces y trenzados rica tela, y no calabrote.

Reconcéntrate para irradiar; deja llenarte para que rebases luego, conservando el manantial. Recógete en ti mismo para mejor darte a los demás todo entero e indiviso. «Doy cuanto tengo», dice el generoso; «Doy cuanto valgo», dice el abnegado; «Doy cuanto soy», dice el héroe; «Me doy a mí mismo», dice el santo; y di tú con él, y al darte: «Doy conmigo el universo entero». Para ello tienes que hacerte universo, buscándolo dentro de ti. ¡Adentro! 
 Año de 1900

28.7.23

DOÑA GERTRUDIS Y LAS NIÑAS

 

Transcurre con placidez el mes de Agosto de 1929. La Virgen está en la Parroquia y ésta, llena de feligreses. En esos días acontece que se instala en la ciudad la viuda de un militar de graduación, con tres hijas solteras. Por lo que se pudo saber, hasta entonces había vivido en una finca de heredad, por allí, por donde El Soto, a la que habían accedido para ver de curar la enfermedad del marido, pero éste, acababa de morir, no se sabe si de mal conocido o, como decían por allí, por decisión propia. 

Como era de algunos posibles y sabiendo que en Vejer siempre se ha considerado lo más adecuado el no “”juntar churras con merinas”, pensó que era el mejor sitio, o como ella decía: un “charco apropiado para pescar en él” y así poder conseguir lo que prometió al marido en su lecho de muerte: colocar adecuadamente a las niñas, cosa que en el lugarejo donde residían le iba a resulta harto difícil. 

Y llegaron a Vejer
                                                               Y llegaron a Vejer...

Alquiló una casa espaciosa en la calle Rosario y la amuebló muy a su gusto. En la sala de recibir y en su testero principal, colgó un retrato de su esposo; a un lado, la espada y las condecoraciones, y al otro, las charreteras. En el testero de enfrente cuadros de nobleza y escudos solariegos. En fin, todo como debe ser. 

Doña Gertrudis, (que así se llamaba la viuda) tenía la manía de la aristocracia, (es por eso que se instaló en Vejer). Su tío abuelo fue Sochantre en Granada, y murió en olor de santidad; su abuelo, Comandante de Carabineros y contaba además que tenía antepasados ilustres que se remontaban hasta la Reconquista, e, incluso, algunos parientes nobles. 

Las niñas eran tres, (ya lo hemos comentado). La mayor, Ángela, porque cuando nació era eso lo que parecía ¡un ángel! (según contaba su madre). Tenía las mismas ideas que su progenitora; por ser marquesa hubiese vendido su alma al diablo si el ángel caído se hubiese dignado aceptarla. Era fea, de tez aceitosa y de aspecto hombruno (de esas que se dice que tienen dos espaldas) 

A la segunda le llamaron Caridad, en recuerdo del tío abuelo de la madre, que por lo que se decía en su época, se dedicó a esa virtud en vida. Era aún más fea que la otra, gorda y alta. De modales rudos y zafios, se las daba de romántica y entornaba continuamente los ojos hacia arriba, haciendo constantes mohines, que recordaban a un cordero degollado. 

Y por fin, Dolores, la pequeña. Por lo que cuentan, fue un embarazo y un parto difícil y de ahí el nombre. Era aún más fea que las dos anteriores. Tenía quince años y era la única mujer conocida que desmentía el adagio de “la niña bonita”. A ésta le gustaban los novios. 

La madre, firme en la idea de “colocar” a sus vástagos, decidió para ello dar tertulias en su casa, pero sólo de varones, ya que era temerosa de la competencia y sabía que con aquel género le iba a resultar harto difícil la empresa que se había propuesto y como ella decía: para faldas, bastante hay con las mías. Había comprado un piano para amenizar las “soirées” y allí acudían casi cada tarde un buen número de mozos. 

La concurrencia era de lo más variopinta. Dependientes, meritorios, escribanos y aprendices sin que esto desmerezca de ninguna de estas profesiones; pero es el caso que no conseguía atraer a aquellos que había venido a buscar. Todas las noches eran muchas las presentaciones.

Estos, viendo que aquello prometía, entendieron que aquel era el sitio ideal para poder satisfacer sus necesidades (las poéticas y las prosaicas) y procedieron a tomar la casa por asalto. Desaparecían las chacinas que venían del Soto, todas las viandas que guardaban en la despensa y hasta un jamón de Trevelez que un pariente les había traído en una visita reciente. 

Un buen día, apareció por allí un Practicante al que presentaron como Vizconde, que todo el dinero lo gastaba en vestirse y al que Doña Gertrudis, iluminada por el título, recibió en sus brazos y fue aceptado como novio de la hija mayor y, a partir de entonces, como dueño y señor de la casa. Ocupaba el sillón de respeto en la sala y era el único que podía coger el badil del brasero. 

Ángela, la novia “oficial” del Vizconde, que tomaba lecciones de piano y era aficionada al canto, entonó una noche, en la que la concurrencia era muy numerosa, unas canciones de amor, acompañándose de dicho instrumento y los tertulianos mostraron tal emoción que, algunos, llegaron a caer de espaldas, rompiendo varias sillas y derribando los carburos que alumbraban la sala. Para ver de aliviar aquella catástrofe, continuó su actuación cantando una copla y entonó “La bien pagá” y fueron tantos los ayes y los jaleos de palmas que tuvo que intervenir la fuerza pública. Así acababan la mayoría de las noches las fiestas de Doña Gertrudis. 

La segunda, Caridad, se enamoró de un legista que una noche fue presentado en la casa. El galán, jurándole fidelidad eterna, hizo como que le correspondía en sus amores, iniciándose así una relación que prometía ser duradera. Llegó a tanto el romanticismo que dado que los padres de él se oponían a su relación (eso al menos fue lo que le dijo), convinieron entrambos que lo mejor para reforzar su “amor imposible” era ingerir un veneno juntos y de esta manera poder continuar su romance en la otra vida. Así lo hicieron. El legista llevó un frasco que Caridad se tomó sin vacilar y que resultó ser un preparado que le proporcionó el “Vizconde” y que le provocó tal laxitud que la tuvo tres semanas sin salir del excusado y perder gran parte de su volumen. 

Parecía que aquello iba a mejor. La hijas, recriminadas por la madre, mantuvieron durante un tiempo cierta compostura, pero Ángela, estando una noche en la pava con su enamorado, a una hora intempestiva les llegó un grupo fingiendo ser secuestradores, para pedir un alto rescate por el título y disparando un tiro de sal tuvo la mala fortuna (o acaso el tirador tan buena puntería) que impactó de lleno en las posaderas de la susodicha y la tuvo postrada en posición innoble durante varios días. 

Pero la peor de las hazañas fue la ejecutada por Dolores. Un escribiente que la rondaba y que llegó a enamorarla, la citó una noche en la reja para pelar la pava. Al llegar el momento crucial del encuentro, le pidió que con las manos expandidas en su pecho le jurase amor eterno, y que después, juntase sus manos con las de él. Así lo hizo y en ese momento dos compinches del mozo que estaban apostados en el exterior, ataron sus brazos a los hierros de la reja y prorrumpió en tales gritos e improperios que salieron todas las vecinas y vecinos asustados. Estos, al comprobar lo que sucedía, empezaron la consiguiente mofa, de tal manera que tuvo que intervenir el Alcalde y la fuerza pública, solicitando de Doña Gertrudis que acabara con aquellas fiestas que traían al pueblo en jaque. 

Escarmentó Doña Gertrudis con estos sucesos. Los novios no volvieron más y comenzó a recibir sólo a aquellos que ella creía más formales y de más edad. Pero uno de ellos, que parecía de cortas luces y de pocas palabras, pero de buena fortuna comprobada, cuando estaban más contentos departiendo de todo lo que les había sucedido desde que estaban en Vejer y de los anteriores abusos a los que habían sido sometidas, roció con petróleo el brasero, prendiéndose fuego en las faldas de la mesa camilla, y gracias a la intervención de algunos transeúntes y vecinos de la Doña, el sainete no terminó en tragedia. Fue aquel acontecimiento el que obligó definitivamente al Sr. Regidor Municipal a prohibir taxativamente aquellos saraos, so pena de expulsión, multa y destierro. 

Días después se comentó que la mamá y las niñas habían abandonado la localidad de noche y en un carruaje cerrado, sin rumbo conocido. En el Soto no saben nada de ellas, y se comenta que hubo quien hizo averiguaciones en su ciudad natal y tampoco. Hasta hoy no se conoce su paradero. 

                                                                      El Soto

Esta es la historia que me contaron y así la cuento. Si es cierta, por que lo es y si no, porque podría haberlo sido. No obstante recordar aquello de que: “Bien sabe Dios que no hay buen marchante si no existe buena mercancía, ni en Vejer, ni en ningún otro confín del Universo”.
Javier Díaz Arbolí

27.7.23

2 de agosto, el Holocausto del Pueblo Gitano y el 30 de julio, Conmemoración de la Gran Redada de 1749

Himno Gitano: Gelem, Gelem:  Sus versos traducidos cuentan...  

Anduve, anduve por largos caminos 

encontré afortunados romà 

Ay romà ¿de dónde venís 

con las tiendas y los niños hambrientos? 


El canto fue compuesto por el gitano y cantante yugoslavo Jarko Jovanovic....

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Honrar y recordar a todas las víctimas gitanas del "Holocausto" y profundizar en el conocimiento y reconocimiento de la memoria histórica del Pueblo Gitano para fomentar la convivencia desde el respeto a la diversidad, son los objetivos de esta publicación en el blog "Desde mi rincón del arte".

Y a la vez evocar a mi buen amigo, Salvador Cortés Núñez, más conocido por el “El Chigüi”,  gitano audaz y valiente que siempre luchó por la libertad y la defensa de sus orígenes.
Y como agradecimiento y  en su memoria transcribo uno de sus poemas titulado “Libertad”.

Un río para lavarme
un jato para dormir
un puente para taparme
y un campo para vivir.

Un camino y una senda,
un puerto donde llegar,
y en el corazón del viento
un sueño de libertad.

Gitano libre soy,
es mi destino el andar,
y en el camino desgrano
el alma de mi cantar.

Sinsabores y desgracias,
persecuciones y huidas,
me van siguiendo los pasos
y cerrando mis heridas.

Encuero y descalzo vivo,
pero nunca miro atrás,
llevo en las manos grandeza
y en el alma libertad.


En memoria del 2 de agosto de 1944, a un año de que finalizara la Segunda Guerra Mundial, se celebra "El Holocausto​ en memoria de las víctimas" —también conocido por su término hebreo, Shoá — es el genocidio realizado por el régimen de la Alemania nazi contra los judíos de Europa durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial.​ Los asesinatos tuvieron lugar en todos los territorios ocupados por Alemania en Europa. Además de los 55.000 judíos sefardíes confinados en el campo de concentración Auschwitz-Birkenau. Los gitanos estaban entre los grupos elegidos por razones raciales para ser perseguidos por el régimen nazi y la mayoría de sus aliados.

Los nazis consideraban a los roma “inferiores racialmente” y el destino de los roma en algún sentido era paralelo al de los judíos. Los roma estaban sujetos a encarcelación, trabajos forzados, y masacre. También estaban sujetos a deportación a los campos de exterminio. Más de 4.000 personas gitanas fueron aniquiladas en un solo día en las cámaras de gas del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. 

La matanza forma parte de la memoria del Holocausto gitano, conocido como Porrajmos o Samudaripen y en el que se estima que perdieron la vida entre medio millón y un millón y medio de personas. La barbarie antigitana del nazismo alemán se inserta en un continuo histórico de odio y persecución contra el pueblo romaní que, en diversas intensidades, atraviesa la historia de Europa. 


El día que se intentó exterminar a los gitanos españoles, la Gran Redada de 1749
El 30 de julio de 1749, Fernando VI ordenó encarcelar y exterminar al pueblo gitano, un episodio oculto del relato oficial de la Historia de España que la comunidad romaní pide desenterrar.

La historia oficial que se estudia en los colegios cuenta que los Reyes Católicos expulsaron a los judíos en 1492 y a los musulmanes hispanos en 1609. Sin embargo, nada dicen los libros de texto, ni la literatura, ni el cine, de que en España se mandó detener a todos los gitanos mediante la Real Orden de Fernando VI, firmada y ejecutada tal día como hoy de hace 274 años. Conocido como la Gran Redada, es el intento de genocidio más antiguo que se conoce en el mundo.


A las 12 de la noche del 30 de julio de 1749 comenzó una operación, secretamente urdida por el consejero de Estado de Fernando VI, el Marqués de Ensenada, para sacar por la fuerza de sus casas a todos los gitanos españoles con la intención de separarlos por sexos y encerrarlos para evitar la reproducción de la raza. Unos 9.000 gitanos fueron encarcelados en toda España, de los cuales 5.500 eran andaluces, el 61% del total.

Así, los funcionarios del Estado absolutista fueron a casa de los gitanos a buscarlos para encarcelarlos. Por un lado, las mujeres y sus hijos e hijas menores de 7 años; por otro, los hombres y los niños de más de 7 años. En Andalucía, que es donde más gitanos y gitanas se detuvieron, los hombres fueron recluidos y condenados a trabajo esclavo en La Carraca de Cádiz, un astillero militar donde se reparaban y construían buques, situado en la localidad de San Fernando. Las mujeres, cargadas con sus hijos menores de 7 años, fueron llevadas hasta la Alcazaba de Málaga.

Todos ellos, salvo los que murieron por las condiciones insalubres y la dureza de la tortura, estuvieron recluidos 16 años. Sus bienes y propiedades fueron incautadas y, posteriormente, subastadas para sufragar los costes de la redada contra el pueblo gitano, en territorio peninsular desde 1425.

La Gran Redada no fue la primera persecución sufrida por los gitanos, pero sí la más cruenta. En 1499, los Reyes Católicos ya firmaron una primera orden de expulsión que no se llevó a cabo. Desde 1499 hasta 1783, los gitanos españoles sufrieron más de 250 medidas de persecución. Llegaron a tener restringidas las ciudades en las que podían vivir, los oficios que podían ejercer y el número máximo de familias que podían habitar en el mismo núcleo urbano.

Según las previsiones del Consejo de Castilla para Andalucía, publicadas por la revista Andalucía en la Historia que edita el Centro de Estudios Andaluces, organismo dependiente de la Junta, en Sevilla había que detener a 130 familias, 157 en El Puerto de Santa María (Cádiz), 45 en Córdoba, 35 en Écija (Sevilla) y 22 en Antequera (Málaga).
Estrofa de una antigua toná
Los gitanitos del Puerto
fueron los más desgraciaos,
que a las minas del azogue
se los llevan sentenciaos

La catedrática María Sierra indica que los detenidos no mostraron resistencia y que el único incidente reseñable tuvo lugar en el Convento de los Mínimos de El Puerto de Santa María, donde treces gitanos y gitanas se escondieron para evitar ser arrestados. El arzobispo de Sevilla exigió garantías de que no iban a ser castigados ni apresados, pero el 12 de agosto de 1749 fueron retenidos por los funcionarios enviados por la administración de Fernando VI.

El daño producido a la población gitana fue incalculable, sobre todo porque a quienes detuvieron fueron a los que más integrados estaban, a los que no eran nómadas y tenían domicilio fijo, de ahí que no pudieran apresar a toda la población gitana y no venciera el plan de exterminación diseñado por Fernando VI.

El coste de la operación, incosteable para el Estado, y la incapacidad de exterminar al pueblo gitano fueron dos de los detonantes de que en 1763 se firmara su libertad, aunque muchos de ellos no fueron libres hasta dos años más tarde, y se pusiera punto y final al episodio más negro contra los gitanos españoles que, inexplicablemente, es desconocido por la gran mayoría de la población y no se estudia en el sistema educativo.


Los gitanos y gitanas detenidos estuvieron presos 16 años, hasta que en 1765 fueron indultados por Carlos III, el monarca ilustrado que inauguró una nueva política hacia el pueblo gitano que dio lugar a la pragmática de 1773 en la que los gitanos fueron considerados aptos para cualquier trabajo.

La sociedad mayoritaria no mira a los gitanos. No hay cine, no hay literatura. Ese silencio es la forma más persistente de no consideración de un grupo, de la persecución cultural. Es un racismo subliminal, sentencia la catedrática María Sierra, historiadora a la que le debemos gran parte de todo lo investigado en Andalucía sobre el intento de exterminio contra el pueblo gitano. 

La última providencia contra los gitanos estuvo vigente hasta el 19 de julio de 1978,  cuando por fin fueron eliminados los artículos que decían “…toda referencia o alusión a la población gitana, que en virtud del principio de igualdad de todos los españoles ante la ley, merece igual trato que el resto de los españoles. “Los querían exterminar”, afirma categóricamente María Sierra, catedrática de la Universidad de Sevilla e investigadora de este episodio negro de la Historia de España que, sin embargo, no forma parte de la historiografía oficial.

Afortunadamente, el pueblo gitano va conquistando espacios de visibilidad, normalización e integración a pesar de la gitanofobia que ha sufrido por ser diferente y cuestionar la uniformidad cultural de los regímenes centralistas. Por suerte, el Estado no consiguió su objetivo: 650.000 gitanos viven en España en la actualidad, de los cuales 350.000 son andaluces. El 95% de los niños ya están escolarizados pero solo un 2% llega a la universidad.

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Fuente: La Voz del Sur, Wikipedia, Youtube
Gonzalo Díaz-Arbolí
 

26.7.23

26 julio, DÍA DE LOS ABUELOS


Diariamente cuando camino a casa, vivo en la calle Santa Lucía de El Puerto de Santa María, suelo leer el cartel que hay en una especie de mostrador que tiene el Bar "Encálagüela Juana" dice: Los "agüelos" deberian ser eternos".  
Si, los abuelos deberíamos ser eternos. Esta es una frase repetida por gran multitud de personas que valora a los mayores que se convierten en sus segundos padres. Cuidamos, acompañamos, incluso permitimos pequeños caprichos a los nietos, y de ahí surge una relación que devuelve historias preciosas entre ambos


Hoy, en mi regreso,  volví a leer el mencionado cartel y reflexioné sobre el sentido de la frase, llevaba la cámara fotográfica, pedí permiso para tomar la escena, y ya en mi despacho encendí el ordenador para organizar un poco mis cavilaciones y  estas son las notas que escribo:
En primer lugar me hice la siguiente pregunta: ¿Qué papel representamos los abuelos en la familia? 

Existe un dicho popular, que se repite como un mantra, "los padres educan y los abuelos maleducan"; bien, pues ni es real, ni cierto. Tendemos a repetirlo cuando algunas de las decisiones de los abuelos no concuerda con nuestro ideal. 

Los abuelos somos un pilar fundamental en la educación de los nietos, les transmitimos sabiduría, experiencia, tranquilidad, cariño, estabilidad, valores, y conservamos la biografía familiar. Sin embargo, el beneficio es mutuo, ya que los abuelos también nos enriquecemos emocionalmente con el contacto de los nietos. Somos un tesoro, no por ser útiles, sino porque somos valiosos en sí mismos.
Los abuelos empatizamos con los nietos. Nos rejuvenecemos junto a ellos. De repente tenemos una 'segunda oportunidad' para demostrar nuestro cariño y amor sin tanto estrés ni ataduras de la época en la que criamos a nuestros hijos. 
En esta época donde ambos padres deben trabajar para llevar más ingresos a casa, el papel de los abuelos se ha vuelto aún más importante.

Los abuelos dejamos huella en el alma de los nietos, pues nuestro amor es tan profundo, incondicional e inmenso que no podemos evitar demostrarlo de todas las formas posibles. Y muchos de nuestros nietos nos toman como modelo.

Los nietos son para los abuelos una fuente de satisfacción, porque, excepto en casos extraordinarios, estos ya no tienen obligaciones de crianza, sino solo el placer de mimarlos. De los nietos recibimos diversión y amor. Nada relaja más a un abuelo que un nieto.
Además, hay cambios generacionales fácilmente constatables: los abuelos no somos personas ancianas, tenemos más salud y, en consecuencia, somos más activos; algunos están en la plenitud profesional.

Perdonad esta digresión. pero nos olvidamos del rol de las abuelas, en mi familia, la abuela educa con una suave severidad. Nuestra última nieta de siete años, la quiere "Cocúa" qué palabra tan extraña, ¿verdad? quiere decir, (con locura), a pesar de las regañinas. Palabra inventada por nuestras nietas primogénitas gemelas. Otra palabra creada por ellas: "Bela y Belo" que, en el colmo de la ternura se transforman en "Belito o Belita". Estas palabras ya pertenecen al acervo familiar. 


Los nietos son quienes más nos abrazan, quienes nos dicen de forma más explícita lo que nos quieren,  será ¿porque tenemos más tiempo para escucharlos?
Recuerdo aferrarme a las piernas de mi abuela materna cuando recibía alguna reprimenda de mi padre, en ella me cobijaba para sentir el calor que irradiaban sus arrugadas manos.

A mi abuelo paterno le debo el amor por la música y el hermoso e inolvidable recuerdo de nuestras largas caminatas con hermanos y primos con la parada obligatoria para reponer fuerzas en la Venta Castro, aquellas grandes tazas llenas de leche y el pan con manteca 'colorá' o chocolate.

Definitivamente en mi larga vida, una de mis frustraciones ha sido no poder disfrutar y aprender de mi abuelo materno, murió cuando tenía casi cinco años, siempre me llamó el general, quizá de haber vivido más a su lado hubiese cambiado mi futuro.  

Ahora descubro el intenso goce que me produce ser abuelo, e intento ser el mejor abuelo del mundo.

Con pudor coloco este vídeo que realizaron mis hijos y nietos para celebrar mi 80 cumpleaños. Muchas gracias.

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Gonzalo Díaz-Arbolí

24.7.23

Camino de Santiago. El mito de Villadangos del Páramo, la entrega de cien doncellas cristianas a los moros.

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Los orígenes del culto a Santiago en Hispania permanecen en la oscuridad de los tiempos. A finales del siglo VIII se difunde en el noroeste de la Península Ibérica la leyenda de que Santiago el Mayor había sido enterrado en estas tierras, tras evangelizarlas. Así, ocho siglos después de la muerte del Apóstol Santiago, en el año 813, un ermitaño llamado Pelayo, o Paio, vio una estrella posada en el bosque Libredón. Se lo comunicó al obispo Teodomiro, obispo de Iria Flavia, actual Padrón. Una vez allí descubrieron en la espesura la antigua capilla, donde existe un cementerio de época romana. En las actuales investigaciones se cree que este hecho pertenece más al mundo de la leyenda que al real, si bien es cierto que la profusión de las peregrinaciones ha sido de tal magnitud, que no podemos dejar de sospechar sobre sus orígenes. El descubrimiento del sepulcro coincide con la llegada al reino asturleonés de mozárabes huidos de las zonas dominadas por los musulmanes, buscando poder practicar sus creencias religiosas.

Remontándonos a los orígenes de las peregrinaciones jacobeas peninsulares, tenemos que hablar como fecha clave del siglo X. Dichas peregrinaciones están ligadas de forma inexorable a Sancho III, el Mayor de Navarra, quien dio el impulso definitivo al camino francés. Las influencias que comenzaron a llegar a partir de esta fecha tienen un tinte europeo, donde el mundo galo tuvo especial repercusión. Aspectos tales como la reforma Gregoriana, la introducción de la nueva letra carolina que sustituye a la visigótica hispana o la influencia de Cluny, que atravesaba las fronteras para poblar nuestros monasterios y abadías.

En crónicas antiguas, quizá desde tiempos de Carlomagno, se le llamaba simplemente el Camino. Hoy, este camino tiene diversas variantes, pero prácticamente, el más conocido y seguramente más utilizado es el que comienza por Francia y termina en Santiago de Compostela.

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Por mi experiencia dejo constancia del deleite, es un verdadero placer caminar por aquellas zonas arboladas, umbrías y torrenteras, pastos y escarpados, un paisaje cautivador, sobre todo el trayecto desde el Bierzo a Santiago, lo mismo ocurre con las capillas o ermitas, que suelen encontrarse en ciudades o pequeños pueblos, básicamente son muy similares y aportan poca variedad. Pero no se trata de realizar una exposición paisajística,
Hoy tratamos de escribir sobre, Villadangos del Páramo y su leyenda; en aquella época conocida como Viadangos; mantenía una estructura similar a la actual y fue el hilo conductor de los peregrinos medievales que caminaban hacia Santiago, siguiendo la ruta del camino francés.

Detalle del relieve de la puerta
de la Iglesia de
Villadangos del Páramo.
Dibujo de Carlos Hurtado.
Leyenda:
En Villadangos del Páramo, tenemos una historia entrañable; la entrega de cien doncellas cristianas a los moros.
El motivo de la creación de esta leyenda habría sido animar a la población a luchar contra los musulmanes, para poder contrarrestar el espíritu de guerra santa con la que luchaban estos y que les conseguía el Paraíso.
La primera crónica que cita esta legendaria aparición fue narrada (hacia 1243) por Rodrigo Jiménez de Rada, obispo de Osma y arzobispo de Toledo.
El tributo de las cien doncellas fue un reconocimiento de la supremacía del Emirato de Córdoba sobre el reino de Asturias, entre finales del siglo VIII y mediados del siglo IX.

En el año 783, Mauregato (hijo bastardo de Alfonso I de Asturias) toma el trono asturiano con la ayuda de Abderramán I, con quien se compromete al pago del tributo de las cien doncellas por su colaboración, 50 de la nobleza y otras 50 plebeyas. Los caballeros de Simancas, a los que les correspondía entregar a siete doncellas nobles, haciendo honor a sus principios, y ante el horror que les producía la visión de una damas de la nobleza, pudiendo rebajarse a realizar trabajos manuales, y sobre esta base, actuando en el real sentido de la palabra, deciden cortar las manos a este tributo, y entregarlas mancadas. Aquí podemos suponer la satisfacción de estas doncellas, que aun siendo parte de un pago, y por ello con pocos derechos a exigir a sus nuevos dueños, conservaban el honor de no renunciar a los principios en que habían sido educandas. Debemos señalar igualmente, el sacrificio, la angustia, el dolor y el sufrimiento de aquellos nobles caballeros, al tener que cortar las manos a esas desgraciadas damas, en base a mantener la ortodoxia de sus principios.
De la aportación plebeya, nada dicen las crónicas, con lo que debe suponerse que los caballeros renunciaron a cualquier intervención quirúrgica, que impidiera cumplir con el cruel destino que se las suponía, ya que se sospechaba que iban destinadas a satisfacer los bajos instintos y desfogue sexual de sus nuevos dueños. Estas escaparon mejor.

El ser humano hace el Camino de Santiago por la necesidad de encontrar respuestas y expectativas, es un viaje reflexivo, transformador. Ahí está la esencia del Camino. Si uno es consciente de estas circunstancias y a ellas añade un componente religioso, su camino se convierte en peregrinación.
Es, desde luego, un lugar entrañable, donde se da una solidaridad desconocida en el mundo actual de urgencias y empujones en el que nos movemos.

Confesión:

Hace 17 años que deje de peregrinar a Santiago. Siempre que hice el camino (siete veces, lamentablemente la edad me impide repetir) encontré algo diferente, como un pintor que dibuja un paisaje, un camino, un monasterio… o una reflexión, porque de eso trata hacer el camino, repasar, detenerse unos momentos en tu vida, con todos los recuerdos propios o escritos por otros. Quizá sea lo que más se parezca a una historia de amor, con todo lo inexplicable e indescifrable, ese laberinto eterno y misterioso del peregrino y que ya forma parte de mi vida.

Y todas estas reflexiones siguen señalando a un mismo lugar, donde he sentido las mismas sensaciones de hace 20 años y sé que si regreso las volveré a sentir y es, llegar al Monte del Gozo y ver en la lontananza la luminosa silueta de la catedral de Santiago de Compostela. 



Hacer clic en la imagen para visualizar el vídeo 

Para aquellos interesados en el arte del dibujo, disfruten de la belleza de estas imágenes


Fuentes: 
Villadangos en la Historia. Una Villa en el Camino a Santiago hacia 1111, Naroa Miguélez
Prólogo del libro de dibujos: Campo de Estrellas de Carlos Hurtado Casanova
Youtube, Wikipedia
Gonzalo Díaz-Arbolí

18.7.23

El fagot.



El fagot es el instrumento de viento-madera más bajo de la familia del oboe. De lengüeta doble y tubo cónico, desplazó y sustituyó, hacia el 1.600, al oboe bajo. La primera es bastante más ancha y larga que la del oboe, y en vez de insertarse en el extremo del tubo, sería difícil dada la forma del instrumento, se une al mismo mediante un tudel de cobre o latón de forma curva. El intérprete ha de accionar diecisiete llaves con la mano derecha, nueve de ellas con el pulgar. La mano izquierda se ocupa de doce llaves, de las cuales, cuatro corresponden al pulgar. La digitación del fagot es similar a la del oboe; su escala natural es la de sol mayor, pero prolongando la unión inferior del tubo, a la que van aplicadas varias llaves, se consigue extender el registro grave hasta el si bemol. 

Surgió a lo largo del siglo XVII, el cual proviene del dulcian. Un instrumento muy conocido en la mayoría de los países europeos, y que gozaba de gran fama en los círculos musicales eclesiásticos y cortesanos.
El carácter con el que hoy se conoce el instrumento se debe básicamente a los perfeccionamientos llevados a cabo entre 1820 y 1830 por Jean Nicolas Savary, cuyas mejoras se vieron reforzadas por la incorporación del sistema de llaves de Theobald Böhm, que aplicara al fagot el artesano Triebert en 1855.

Sea o no cierto, según afirman las enciclopedias, que el fagot fue inventado por un canónigo, allá en el siglo XVI, no puede negarse que algo, y aún más que algo, le quedó de eclesiástico a este instrumento.
                                                                
Mozart: Concierto para fagot - Esteban García Vidal - José Trigueros - Sinfónica de Galicia

Su timbre, muy característico, se destaca vivamente en el colorido orquestal, y lo mismo sirve para expresar lo sombrío y dramático que lo burlesco e irónico. Grandes compositores se sirvieron de los recursos expresivos del fagot: así Bach, Beethoven en sus Sinfonías y su Fidelio, Berlioz en su Sinfonía Fantástica. El último de los artistas citados, buen conocedor del acento expresivo de este instrumento, lo empleó certeramente en la citada página sinfónica. El pasaje, por ejemplo, de la marcha al suplicio cobra más grave carácter merced al empleo de las sombrías notas del fagot, del que Berlioz sabe obtener efectos verdaderamente notables.

Otros músicos prefirieron -a la nota patética- el acento claro, gracioso y burlón que este instrumento puede dar también. Por ejemplo, Rimsky-Korsakov en el tema del segundo trozo de Scherezade y Paul Dukas en El aprendiz de brujo. En esta composición, Dukas logra efectos de espíritu y sonidos resueltamente cómicos, viva muestra de las posibilidades de ligereza e ironía que el fagot posee.

Al fagot se le ha llamado el violoncelo de los instrumentos de aire. Es tan tierno tan melancólico. Pero su sesudez es mayor que su melancolía. Solloza contenidamente como a un hombre maduro le tiemblan los labios por las desilusiones. Es simpatico, buenazo, blando de corazón. No se le pueden confiar sentimientos de altura o de profundidad, porque acabaría quitándoles su augusta proporción. Es especialista en esas marchas fúnebres, lacrimosas, detrás de un Nazareno.  Unas campanas tañendo y un fagot gimiendo llegan a constituir la celebridad. Es rígido, largo, oscuro, con empaque, tanto que solemniza la Iglesia.

En la orquesta, los músicos modernos lo han dotado de voces menos restringidas, y sobre todo, han estilizado genialmente su grotesca sentimentalidad. Cuando el talento le inspira de verdad, desarrolla una ternura conmovedora. Entonce si que es serio y humano y penetrante.

Vivaldi – Concerto in E minor for Bassoon, RV 484 Klaudia Abramczuk – bassoon

Fuentes: Cuentos de Música
Wikipedia
Pedro Salvatierra, pianista y concertista
Gonzalo Díaz-Arbolí

15.7.23

Recordando al poeta Miguel Hernández. Un agudo sentimiento de pérdida y tristeza


El destino de todos los poetas ha estado siempre marcado por un ansia irreprimible de perfección, como la increíble peripecia de entusiasmo y vocación de Miguel Hernández.

Desde su alta frente como las palmeras de su Orihuela natal, entre el polvo que viaja con el rebaño de cabras, es apremiante culminar con presteza la reivindicación de nuestro admirado poeta para que su voz siga ocupando el privilegiado lugar que ocupa en la historia de la poesía castellana.

Miguel Hernández tenía un carácter alegre y unos redondos e inquietos ojos, unido a una singular capacidad creadora y a su irrenunciable vocación poética, que nos produce el mismo estremecimiento que un rayo de luz palpitando en nuestras venas.

La sonoridad, la emoción lírica que Miguel Hernández le imprime a su caudalosa profusión de metáforas, nos transporta a los dominios de lo inefable.

Detengámonos en el sortilegio metafórico con el que nos revela el pudor de su novia, Josefina Manresa.
En este soneto, parece ser, que relata un hecho real, de un día que Josefina le tiró un limón a Miguel en la cabeza porque él, estando en el huerto, le robó un beso al descuido y ella, ofendida, le tiró un limón y le produjo una herida sangrante, y además, a ella, parece ser que le hizo gracia el limonado hecho y encima se ríe.

Me tiraste un limón, y tan amargo,
con una mano cálida y tan pura,
que no menoscabó su arquitectura
y probé su amargura, sin embargo.

Con el golpe amarillo, de un letargo
dulce pasó a una ansiosa calentura
mi sangre, que sintió la mordedura
de una punta de seno duro y largo.

Pero al mirarte y verte la sonrisa
que te produjo el limonado hecho,
a mi voraz malicia tan ajena,

se me durmió la sangre en la camisa,
y se volvió el poroso y áureo pecho
una picuda y deslumbrante pena.

La elegía son sentimientos como el lamento, la nostalgia y la melancolía, que son causados por un desamor, por la muerte de un ser querido, por un lugar o por un acontecimiento triste.

La Elegía a Ramón Sijé:
Es un canto muy triste, un grito desesperado que pretende invocar a la amistad, una expresión muy poética del dolor de la pérdida de un amigo. Está entre los poemas más aplaudidos y expresivos de Miguel Hernández que escribe estas palabras para su amigo de Orihuela tras su muerte repentina.

No hay duda de que la ausencia sigue siendo el motivo que se perpetúa, el poema muestra el corazón resquebrajado del poeta que se ha visto sumido en la más auténtica desolación ante la muerte de su amigo Ramón.

La primera estrofa del poema se inicia con el pronombre personal YO dando motivos al lector para percatarse que, la voz poética y Miguel Hernández son la misma cosa.
En esta estrofa nos muestra la rotura del corazón del poeta. Sí, Miguel Hernández está profundamente afectado por la muerte de su amigo y ya solo le queda el lamento. Por ello, dice que “quiere ser el hortelano de la tierra que ocupa y estercola tan temprano, compañero del alma”. Quiere estar con él, aunque sea solo sembrando la tierra que ocupa.

En la segunda y tercera estrofa, se profundiza en este dramatismo de la descomposición orgánica del cuerpo de su amigo que, a su vez, sirve de alimento a la tierra y los seres que la habitan. A causa de ello, el dolor por la pérdida crece hasta el punto de usar una hipérbole, para decirnos: Tanto dolor se agrupa en mi costado/,que por doler me duele hasta el aliento.

Llegados a la cuarta y quinta estrofa podemos observar cómo ha sufrido el vate esta noticia y cómo de repentina ha sido la muerte de su amigo. Así es como introduce hasta la exageración donde afirma: Siento más tu muerte que mi mi herida, / lloro mi desventura y sus conjuntos / y siento más tu muerte que mi vida.

La novena estrofa tiene unos aires de rabia desbocados:

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Cierra el poema estas dos tiernas y bellísimas estrofas, donde se imagina con su amigo paseando por los campos de almendros y lo menciona como "compañero del alma", donde demuestra el grado de empatía. Y ya en el últimas líneas se dirige al amigo como si existiera la posibilidad de una nueva charla entre ellos, en definitiva, como si su amigo fuera a leer el poema, o a escucharlo.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

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Dedicado a mi amiga Mercedes,
que me señaló el camino
Gonzalo Díaz-Arbolí

 


7.7.23

ÓPERA Rusalka.



La ópera en tres actos Rusalka fue escrita por A. Dvoràk con libreto de Jaroslav Kvapil, en una adaptación libre del cuento de Hans C. Andersen: La sirenita. Se estrenó en Praga en 1901. En España, su estreno fue en el Gran Teatre del Liceu en 1924.

ARGUMENTO: 
Acto I
Rusalka, que es una náyade, una duendecilla de la mitología eslava que normalmente habita en una lago con otras ninfas que se divierten junto al Gnomo del agua. Rusalka se confiesa a él su amor por el Príncipe, un humano. Rusalka desea ser su mujer, y Gnomo le dice que vaya a ver a la bruja Jezibaba. La bruja acepta satisfacer el deseo de Rusalka, pero le advierte que esa transformación le va a suponer permanecer muda para siempre.

El príncipe está de caza en el bosque, con él va el cazador y todo su séquito, a los que manda a palacio al percibir un ambiente amenazador en el bosque. El príncipe se encuentra con Rusalka y se enamora de ella y la lleva a su palacio. 

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Acto II

Se prepara la boda del Príncipe con Rusalka. El cuidador de la caza y el cocinero comentan las novedades. El Príncipe, aunque ama a Rusalka, no deja de permanecer indiferente ante los encantos de la Princesa extranjera, que hace continuos comentarios acerca del silencio de Rusalka.Rusalka sufre y este dolor hace que aparezca a su lado el Gnomo que la consuela.
Se da cuenta, entonces, del error que ha cometido al querer compartir su vida con un hombre. Al final habrá boda, pero entre el príncipe y la Princesa extranjera.

 Acto III
Rusalka ha vuelto al lago, pero no puede vivir en él con sus hermanas. Su única posibilidad de recuperar su antigua vida es destruir al hombre que la abandonó. Sin embargo se interpone el amor que siente todavía por él. El Príncipe por su parte, no halla la paz y felicidad en su palacio y vuelve al algo a ver a Rusalka. Cuando se encuentran los dos, el Príncipe recibe el beso de Rusalka, lo que le supone la muerte, sin embargo muere feliz y dichoso en los brazos de su amada.

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En esta famosa aria, "la Canción a la luna", donde le pide a la luna que busque al Príncipe y le diga como lo ama.

Luna, que con tu luz iluminas todo
desde las profundidades del cielo
y vagas por la superficie de la tierra
bañando con tu mirada el hogar de los hombres.
¡Luna, detente un momento
y dime dónde se encuentra mi amor!
Dile, luna plateada,
que es mi brazo quien lo estrecha,
para que se acuerde de mí
al menos un instante.
¡Búscalo por el vasto mundo
y dile, dile que lo espero aquí!
Y si soy yo con quien su alma sueña
que este pensamiento lo despierte.
¡Luna, no te vayas, no te vayas!


Los personajes principales de la ópera Rusalka son:
Rusalka: Ninfa. Papel para soprano
El Príncipe: Papel para tenor lírico
El Gnomo: Papel para bajo
Jezibaba: Papel para mezzosoprano
La Princesa extranjera: Papel para soprano
El Cazador: Papel para barítono
 Gonzalo Díaz-Arbolí

EL APELLIDO ARBOLÍ, En Vejer de la Frontera: ORÍGENES FAMILIARES

                                                                   


Comienza con una conversación que mantenía con el historiador D. Antonio Muñoz Rodríguez que, me preguntaba si mi familia conservaba algún tipo de documentación sobre la segregación de las aldeas de Barbate y Zahara de los Atunes. 
Me contó que su padre, D. Antonio Muñoz, tantos años Alcalde de buen gobierno de Vejer, le había dicho que,  D. José Arbolí Navarro, entonces Secretario en propiedad del Excmo. Ayuntamiento de Vejer de la Frontera, se había negado a firmar el acuerdo "De los Caños de Meca" alcanzado por los dos alcaldes de entonces. La fecha de la firma, en 1938 y las circunstancias especiales de la Guerra Civil Española, hicieron posible el agravio en los términos y las condiciones que la justificaban, a las que mi abuelo, jurista reconocido, se oponía con firmes argumentos. Le contesté que no conservamos nada y contándole su historia y la de mis antepasados, me invitó a que la escribiese para su publicación en el Boletín de la Sociedad Vejeriega de Amigos del País.

Encantado me puse manos a la obra, por pertenecer a la Sociedad y por mi amor, por mi profundo amor a Vejer y a todo lo que con él se relacione. Sólo esto justifica esta modesta aportación a la historiografía local.

Aunque el apellido Arbolí no tiene arraigo en Vejer de la Frontera, sin embargo, su corta permanencia ha dejado una profunda huella y ha quedado ligado a él, incrustado en el corazón de sus descendientes y sedimentada en la memoria a través de los años, inculcado por mis padres José Díaz Muñoz, vejeriego antiguo, y mi madre María Luisa Arbolí Romaríz. Actualmente no vivimos en Vejer ninguno de sus nueve hijos, a pesar de ello, sus nietos y biznietos, todos, sentimos la llamada de nuestros orígenes, nuestra vocación, nuestros olores, nuestra nostalgia, nuestro pueblo: Vejer de la Frontera. Y todavía de allí conservamos nuestros mejores recuerdos, nuestros mejores amigos y nuestros primeros amores.
Mi tío, José Arbolí Romaríz casó con la vejeriega Francisca Guerra Guerra, se establecieron en Cádiz. Lamentablemente, murió joven y no tuvo descendencia.
Mi tía Carmen Arbolí Romaríz casó con Luis Babuglia Marín, entonces perito aparejador que construía el actual edificio del Salón de Plenos del Ayuntamiento de Vejer (Los antiguos comedores) y al finalizar la obra se marcharon residiendo en distintas ciudades de España y finalmente se establecieron en Oviedo.

Familia Arbolí Romaríz: Abuela Ana, M. Luisa, Carmen y Pepe


Fue a partir de 1923 cuando el apellido Arbolí se vincula a Vejer. Mi abuelo José Pablo Arbolí Navarro, Secretario entonces del Ayuntamiento de Chipiona, por motivos familiares, a pesar de tener asignada su plaza en el Ayuntamiento de Cádiz, pide su traslado a Vejer, donde trabajó como Secretario Titular del Excmo. Ayuntamiento hasta 1942,  fecha de su muerte.


La Corporación Municipal bajo mazas. La flecha roja indica al secretario. Año de 1926 

Había nacido en la Habana, (Cuba) en 1874, fruto del matrimonio entre José M. Arbolí y Weidner, entonces capitán de Infantería de Marina, destinado en Cuba y María Luisa Navarro y Acosta, natural de Puerto Príncipe; retirado en 1889 con el grado de Coronel del Ejército Español y condecorado con la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo entre otras. Tras su vuelta a España en 1878 con su hijo, ya muerta su esposa, es destinado a Mahón, posteriormente a Barcelona y nuevamente a Cuba (Guantánamo), Cartagena y San Fernando. 

Debido a este constante cambio de destinos, deja a su hijo José Pablo, el nombre se lo habían puesto por su abuelo materno, con su tía abuela María, que vivió y cuidó durante muchos años a su hermano el Obispo de Cádiz, Juan José Arbolí y Acaso. Bajo su tutela vive, se educa y acaba sus estudios de licenciado en derecho. Mi bisabuelo vuelve a contraer matrimonio con Elisa Elmer Freshivater.  

Los testimonios oídos de los que le conocieron hablan de su caballerosidad, de su entrega al trabajo y a sus amigos, de su elegancia en su porte y en su trato, todo ello fruto de una exquisita educación recibida en la casa donde se crió y donde a lo largo de su infancia y adolescencia, cimentó lo que luego serían sus principios morales y éticos, que a lo largo de toda su vida personal, social y laboral puso de manifiesto en todas sus actuaciones.

Gran aficionado al cante flamenco, recuerdo haber visto en casa “placas de gramófono” de los grandes de la época: Chacón, M. Torre, La Niña de los Peines…. y también recuerdo haber oído a mi madre decir que cantaba muy bien las peteneras. Como gran lector poseía una excelente biblioteca. Era uno de los contertulios de la rebotica de D. Antonio Álvarez.

Le fue concedida la Medalla al Mérito en el Trabajo de plata “Por una constante laboriosidad, fruto de 44 años de servicios ininterrumpidos a plena satisfacción de los Ayuntamientos donde actuó como tal funcionario, los cuales le hicieron merecedor en distintas ocasiones de elogiosos votos de gracia en los que se consignan el agrado y satisfacción por la labor realizada y así premiaba las cualidades excepcionales que le hacía acreedor de tan alta recompensa” (sic).
Así consta en el escrito del Ministerio de Trabajo, añadiendo: “Toda vez que el cargo que ostenta en la actualidad está equiparado a Jefe de Administración Civil, con el disfrute anejo a dicha recompensa de todos los derechos y honores que las disposiciones vigentes determinen" (sic). Fue solicitada por Don José Valdés González, Alcalde Presidente del Ayuntamiento en nombre y representación de dicha Corporación Municipal.

Ascendencia gaditana:
Su abuelo,  José María Arbolí y Acaso, abogado de los Tribunales de la Nación y del Ilmo. Colegio de Cádiz, contrajo matrimonio con Amelia Carolina Weidner y Gamboa en 1842, ambos eran naturales de Cádiz.
Este, a su vez, era hijo de Juan José Arbolí y Jubany y María Dolores Acaso y Gamboa, que contrajeron matrimonio en Cádiz en 1795. (También fueron los Padres del arriba mencionado Obispo Juan José Arbolí).

Ascendencia catalana:
Servando en
Arbolí, Tarragona
Los ascendientes inmediatos que contrajeron matrimonio en Barcelona en 1734 fueron Juan José Arbolí y Arbolí y Vicenta Isabel Jubany. Desde aquí ya empiezan a sonar los apellidos catalanes, que probablemente serían oriundos de Arbolí, pueblo de la provincia de Tarragona. Pensamos que debido al auge del comercio con América a mediados del siglo XVIII, debieron trasladarse a Cádiz, pues en los documentos que poseo, dicen que se dedicaban a la actividad comercial..
Y estos, a su vez, nacen del matrimonio formado por Joseph Arbolí y Emerenciana Arbolí Serra,  nacidos a finales del siglo XVII.

Cuadro Familiar del Apellido Arbolí. Las fechas indican la celebración del matrimonio

El apellido Arbolí es de origen toponímico, poco frecuente y disperso por España, si bien se registra, sobre todo, en Barcelona y Tarragona, siendo notable su presencia en Madrid, Cádiz y Sevilla, y menor en Girona, Lleida, Castellón, Valencia, Alicante, etc. Procede del topónimo Arbolí, nombre de una población de la comarca del Priorat, a la derecha del río Arbolí (Tarragona), cuyo nombre tomaron los progenitores de las familias hoy así apellidadas, según fue costumbre en la Edad Media para indicar su origen geográfico.

El significado de Arbolí no está del todo claro, pudiendo derivar del árabe “al-walaga”, con el significado de “tierra de aluvión junto a un río”. Según los datos recogidos en el “fogatge” o censo de hogares catalán del año 1553, Pere Arbolí vivía en Gratallops (Tarragona); la viuda de Joan Arbolí vivía en Reus (Tarragona); Pere Arbolí vivía en Constantí (Tarragona), y Perot Arbolí vivía en Palma (Lleida). Joaquim Arbolí (Falset s. XVII –Conca de Barberà, 1660?) fue abat del Monasterio de Poblet entre los años 1656 y 1660; durante su mandato se terminó el panteón de los Duques de Cardona y Sogorb; fue autor de un estudio sobre las “Antigüedades de Poblet”. Francesch Arbolí, comerciante, nacido en Barcelona en 1658, figura entre los “comerciantes de matrícula” de Barcelona (18 de octubre de 1758), con acceso a las dignidades nobiliarias del Principado de Catalunya.
Dicho Apellido en España lo tienen 201 personas como primer apellido, 228 como segundo apellido y nadie con ambos apellidos.

Cuando mi padre fallece (noviembre de 1,966) y mi familia abandona Vejer, (aunque consideramos que nunca nos fuimos completamente);  el más pequeño de mis hermanos, Javier, era todavía un niño. Después de unos años de ausencia volvió un verano y escribió este poema, que para nosotros simboliza la añoranza, sentimiento tan humano y que, como mencioné anteriormente, emana del respeto y gran amor por nuestro pueblo que siempre nos inculcaron. 
Sí, echamos de menos a Vejer, sus gentes, sus calles y la grandiosidad del paisaje que vemos desde la Corredera. Al final, el corazón se nos va a su querencia.

Vuelta a la tierra natal.

Orgullo, altivo, así eres tú.
Y en tu cima de pinos y de piedras
donde el viento es libre y la luna
esparce su argentada aura,
fui aprendiendo a vivir de forma placentera.

Adoré tu belleza, tu luz y tu silencio.
Adoré tu noche intensa y estrellada.
Adoré tu cielo impasible de septiembre,
y te adoré a ti, en la paz de tu mirada.

Te dije adiós un día de noviembre,
y ya en la despedida se me rompía el alma,
por el miedo a no verte eternamente,
y perder esa quietud tan bien amada.

¡Y ahora! ¡Este verano!
Cuando el alba serpentea entre los pinos,
y aparece la luz, y las sombras entrecortadas
dan paso a la mañana,

tú, te perfilas puro
y a contraluz del infinito
tienes aire de cruzado solitario,
donde se oyen rumores, que despiertan,
recuerdos ya olvidados.

Tu silencio,
que llena de sonidos
las calles soleadas y las umbrías,
hacen renacer las esperanzas
de un reencuentro,
entre el que soy y el que ya he sido.

Porque, el volver a ti,
después de tanto tiempo sin tenerte
¡Después de una búsqueda infinita,
de un lugar que pudiera parecérsete!
es encontrar de nuevo una mirada,
de gozo de amor y de ternura.
De un embrujo que te hiere y que te mata,
y que a su vez, te ofrece su hermosura.

Ya si puedo esperar pacientemente
El momento en que al fin todo es resuelto.
Pues mi alma feliz es nuevamente,
Y el amor que puse en ti, me lo has devuelto. 
Javier Díaz Arbolí 1982
Gonzalo Díaz-Arbolí