29.1.22

Conferencia impartida por el Académico, Gonzalo Díaz Arbolí, en El Puerto de Santa María


El sintagma que da título a esta conferencia está tomado del catálogo de la Exposición realizada en el año 2003 en la Sala Alfonso X el Sabio y del mensaje que me envió su hija Ana y que decía: Gracias, Gonzalo por iluminar esta consolidada y a la vez silenciada habilidad de mi padre.

Agradezco enormemente a la Junta Directiva de la Academia de bellas Artes Santa Cecilia la suerte que me otorgan al poder proclamar, con las ventanas abiertas, los valores del artista: Manuel Manzorro Pérez, pintor y poeta. Esta suerte es doble al coincidir con la amistad que nos une desde la niñez. Viejo conocido en nuestra Academia por sus colaboraciones como profesor de la Universidad de Sevilla; impartió una conferencia en 1996, sobre “Rembrandt, su actualidad e influencia”, otras dos en 2003, sobre los grandes grabadores de la historia “Goya y Picasso y otra sobre Durero, al mismo tiempo que impartía un curso de Grabado, Técnicas Tradicionales y Experimentales organizadas por la nuestra Academia. Expuso en dos ocasiones en la Sala de Exposiciones Alfonso X El Sabio, en 1996 y 2003 ambas comisionadas por mí.

Comienzo haciendo una breve reseña de los poetas relacionados con la Academia.
El destino, las circunstancias o el prodigio han convertido a nuestra Ciudad en un generoso semillero de poetas.
Cuando en 1962 Don Manuel Martínez Alfonso, Académico de Santa Cecilia, presentó su tesis doctoral, la tituló. "El Puerto de Santa María en la Literatura Española" y, como no podía ser de otra manera, indudablemente el recorrido literario de su tesis partió desde las Cantigas que el Rey Sabio dedicó a la Virgen de los Milagros y llegó hasta las últimas creaciones de la joven poesía portuense. Esta obra, junto a la Antología poética de Autores Portuenses, que la profesora Rosario Guardiola publicó en 1991, es de obligada consulta para todo aquel que quiera conocer los poetas y escritores que ha dado El Puerto de S. María.

Como prueba de admiración y reconocimiento, quiero recordar a los poetas académicos de nuestra ciudad refiriéndome, en primer lugar, a los que, infortunadamente, ya no se encuentran entre nosotros, como Juan Ignacio Varela, José Luis Tejada, Rafael Alberti, Manuel Martínez Alfonso y Manuel Pérez Casaux, pero sin olvidar a los que hoy, felizmente, siguen regalándonos su cercanía y su magisterio, como Javier Ruibal, Inmaculada Moreno y Juan A. Villarreal, quienes persisten en continuar dando esplendor a nuestra Academia y a El Puerto de Santa María. No me resisto a leer el poema titulado: “La vida no es tan bella” del libro más profundo de Inmaculada Moreno, Igual que lava oscura. La lava es el miedo; al paso del tiempo, a la soledad y la incomprensión, al misterio y al dolor.
Como tributo justo a su oficio de poeta que, como ella dice, en el taller de las palabras desmiga y amasa.


La vida no es tan bella
como nos auguraban los sueños de la infancia.
No es tan bella la vida, tan remota.
Pasa el tiempo y nos vemos,
como al volver la esquina de los días,
en la edad de los firmes desengaños
—y la vida resulta que es el sueño
que no tuvimos nunca—
No era hermosa la vida ni era inmensa.
La vida es esta sed,
el runrún de las horas, los latidos,
la tinta y el silencio,
la memoria culpable y, sin embargo,
esquiva y azarosa,
una casa sin techo;
el verdor de una rama
que no florece nunca.
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Y del poemario “Desde lo hondo” El cerrojo cerró. Me quedé dentro… de Juan A. Villarreal Panadero.  En lugar de leerlo, lo podremos escuchar en la voz del autor. No se sobresalte presidente. Está grabado.

               Del poemario “Desde lo hondo”

 


Y ahora, solo 10 lineas sobre mi llegada a El Puerto.
En el año 1972 la barquilla de mi familia, empujada por las misteriosas olas de la nostalgia, llegó a El Puerto, para anclarse definitivamente en la orilla del Guadalete y regresar a la tierra de mis ancestros, para que, a partir de ese momento, fuésemos parte indivisible de ella y de ella retomásemos los recuerdos de mi abuela Ana Romaríz, de mis bisabuelos y mis tatarabuelos, todos naturales de esta ciudad que nos acogió con la certeza de recibir a uno de los suyos, y así percibir (parodiando a Tomas Tranströmer) las oscilantes lámparas subterráneas del poderoso sistema de mis raíces.

He formado mi familia en El Puerto de Santa María, donde hace ya cincuenta años y animado por la añoranza ancoró mi vida. Pero no puedo olvidar el cariño a los que me enseñaron a amar a mi pueblo de nacimiento, a extraer de entre sus piedras la memoria del tiempo pasado y sus tradiciones.

Rilke escribió: La verdadera patria del hombre es la infancia, donde nos reconocemos, donde nos encontramos, donde regresamos en los momentos en los que todo se tambalea; es un sentimiento inevitable de amor y de justo orgullo a nuestro terruño. Pero alejarse no es olvidar.

 Obra plástica de M.M. Duración 9’ la música es 1º mov. de la pastoral de Beethoven.

Voy a tratar de reseñar de forma urgente, su perfil profesional y literario.
Nacido en Vejer de la Frontera, en el seno de una familia campesina, mantiene a pesar de su experiencia internacional, sólidos vínculos con las tradiciones y cultura de su tierra; su infancia y adolescencia transcurren en Patría, campo adentro por herencia o por destino, como él dice. Y esto es lo que le lleva a trascender su arte: el pozo, la perdiz, el toro y el cántaro, el galgo y la choza, la luna o el barbecho, los pájaros… el hombre.

Estas palabras definen, en esencia, la inspiración temática y el mundo plástico-poético de Manuel Manzorro.

Los temas de los campos de Vejer, estimulan su mundo artístico tanto en la pintura como en la poesía, siempre ha buscado lo más auténtico de sí mismo, su razón de ser en la totalidad del arte. Manuel Manzorro es, sin duda, uno de los grandes, como pintor–grabador y poeta, y sin embargo, hay pocos hombres de tanta relevancia que sean tan humildes y sencillos incluso inspiran ternura.

Todavía lo recuerdo en la ceremonia de entrega del Premio Honorífico Provincial de Cultura Vejer “Juan Relinque”, aparecía “como un recio gañan de sangre presta…” José Luis Tejada, gran amigo suyo, dijo: ¡Es que enteramente parece que acaba de soltar el azadón!


Cuenta José A. Muñoz Rojas que, un una ocasión reunió en su Finca de Antequera a: Fernando Ortiz, Manolo Manzorro, Aquilino Duque y José L. Tejada, a pasar un Día de Poetas, y compartir sus realidades transcendentales. Destacar que de los 5 poetas reunidos, todos, excepto D. Manuel, han sido Premios Nacionales, y no lo es por su pudor a publicar su poesía.

En cuanto al Premio Nacional de Poesía 1967 concedido a nuestro poeta José L. Tejada (por unas horas), no me es posible silenciar una anécdota histórica que habla de su valía poética y de su calidad humana: Cuenta el académico, Luis Suarez Ávila, lo ocurrido en la concesión de dicho Premio. Federico Muelas, secretario del Jurado, una vez votado y concedido el premio y firmadas las actas, telegrafía a José Luis diciendo: “Enhorabuena, Premio Nacional”.
Horas más tarde, Tomás Borrás, miembro del Jurado, le telefonea y le cuenta que han convocado de nuevo al Jurado, porque ahora proponen a Carmen Conde, por su “obra completa”.
Pasado poco más de un mes, Carlos Robles Piquer, Presidente del Jurado, dirige una carta a José Luis, que termina con estas palabras: “Como ya sabe, su obra fue la verdadera finalista, aunque pesó más la “obra completa” de Carmen Conde. Me permito animarle a seguir en la “brecha” poética.
José Luis, haciendo honor a su bonhomía, había telegrafiado a Carmen Conde dándole la enhorabuena. Su contestación fue significativa: “Agradecidísima generosa enhorabuena”.
Hasta aquí la anécdota histórica

Sé, de buena tinta, que entre Manzorro y José Luis se entabló una conversación en la que le decía: Manolo, envidio tu vida en el campo, es el entorno ideal para un poeta y ambos recordaron a Fray Luis de León con estos versos:

Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
y con pobre mesa y casa,
en el campo deleitoso
con sólo Dios se compasa,
y a solas su vida pasa,
ni envidiado ni envidioso

Profesor Dr. de la Universidad de Sevilla. Realiza sus estudios en la misma Escuela Superior de Bellas Artes, Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid, y culminan sus estudios artísticos en la especialidad de Grabado, Litografía y Pintura Mural en la Escuela Superior de Bellas Artes de París. Profesor en varios países europeos, entre los que cuentan Francia e Italia, así como los EE.UU. y Canadá.

Director de la Calcografía Nacional. Dirigió la edición de las planchas que Goya realizó copiando los cuadros de Velázquez.

Premio de la Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural en la “Vigésima segunda, Exposición Internacional de Grabado”, en Madrid.

Seleccionado para la V y VI Bienal Internacional del Grabado de Florencia y para el “XXIII salón Internacional de Grabado y Sistemas de Estampación” de Madrid.

La Fundación Juan March, sin precedente y de forma excepcional, le concede por 3ª vez la beca de investigación para desarrollar el Tema: “Técnicas Tradicionales y Actuales del Grabado”.

Primer “Premio Nacional de Grabado del Ateneo de Sevilla”, en el Certamen Andaluz de Bellas Artes.

Galardonado con el Premio Honorífico Provincial de Cultura Vejer “Juan Relinque”

Entre sus facetas internacionales, ha sido profesor en la Universidad de Otawa (Canadá), donde fundó el Taller de Grabado y Litografía.

Fue invitado al prestigioso Tamarind Institute Workshop de la Universidad de Albuquerque, en EEUU, para impartir un curso de técnicas experimentales en la litografía sobre aluminio. También fue invitado al Simposio Internacional de Artes Plásticas de Reggio Calabria, en Italia.

Destacan igualmente sus trabajos en el National Taiwan Arts Education Institute y en la Japanes Printmaking Assocation, en Japón.


Exposición Sala Alfonso X el Sabio, Entrevista al pintor

MANUEL MANZORRO Y SU POESÍA
Antes me gustaría que se familiaricen con estas palabras que escucharan en sus poemas:


En Vejer con frecuencia soplaba un viento de levante, que dejaba el cielo velado y poco transparente, que silbaba y se metía por sus intrincadas callejuelas y sus estrechos almizcates en alazanes de viento. En los tiempos dorados de nuestra juventud compartimos paseos y me decía que, el levante era la madre de los vientos, más tarde lo moldeó en uno de sus primeros poemas “Vejer, raíz del viento y del ave”; ya desvelaba, entonces, con estas palabras, su sensibilidad de poeta, esa suerte de sacralidad que posee.

Vejer, raíz del viento y del ave.
Tallo eres del sol primero.
Llevas clavado en tus blasones:
Divisas y huellas de otras edades….
……………..........
Yo llevo de ti:
de ardiente nieve cubierta la memoria,
un grito en la nostalgia
de arcaicos poemas amigos del viento.
..............................
Vejer con tu cal y tu altura
la luna y la noche juegan al ajedrez

Poco después, en sus vacaciones, a la vuelta de sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de París, nos traía noticias y libros de los entonces poetas censurados; así empecé a conocer y amar la poesía de Miguel Hernández, Antonio Machado, Neruda, Lorca... Recuerdos investidos de algo sagrado y misterioso relacionado con un pasado místico que había en la vida antigua y se nos ha ido escapando.

Trato de retener todo ese temblor interno que surge al rememorar, pero aquí la memoria no es nostalgia, sino la celebración de hechos vividos y trascendidos que nos llevan siempre a lo esencial.

AHORA LEERÉ ALGUNOS DE SUS POEMAS:
Comienzo con este soneto cabal y perfecto, con su rima en consonante y el acento respetado con rigor que le da una armonía impecable, en esa porfía y debate con su aire, hasta el final “…y allá por la memoria voy contigo”

Perdona tú si puedes aire mío
que no vaya contigo a media cuesta
como un recio gañán de sangre presta
a la intemperie y al escalofrío.

Bajo tu luz se tuesta el dolor mío,
mis ojos se me van hasta tu siesta.
Si vieras mi faena lo que cuesta
para domarla en pelo como un río.

De tu mismo acebuche es mi madera,
furtivos del reclamo y la besana
nos empujó la tierra como al trigo.

Viene la luz y da contra la era
tristona, amarillenta y con desgana
y allá por la memoria voy contigo.


Del poema “Enjaulando claridades”
De tanto y tanto acordarme ocurre,
que de súbito me brota
de par en par un campo en la tristeza,
destilándome pájaros,
supurándome tercios doloridos,
ásperas penurias y tristes claridades,
desconchadas ternuras
y arpegios de lluvia en la techumbre…
Y de camino recordarte
el asombro, de linde a linde, de mis ojos
enjaulando claridades
entre cenizosos plumajes y carruseles de trinos,
bajo las nácares lunas y el perfume del horno,
y las azules umbrías de álamos blancos,
cuando mi risa buscaba
el socaire de tus brazos
y el rastro de tu aroma
a pan dormido y a rescoldo.

(Del poema: “Monólogo para el retorno”)
De pronto amaneció y tuve enfrente
un mural de mareas con delfines
y sosegadas golondrinas.
Sentí mis tímpanos extenderse
hacia un rumor de chamarices y besanas
hacia aquella acuarela
de surcos y de jilgueros
con veladuras de pólenes y lluvias.
Me descuidé y me dio el alba
manoseando la textura del trébol
y el blandor de su aroma
como quien abraza a un océano dormido.
Entre alboradas y oriscanes dejé escrito
que de los púrpuras ramos de la zuya en flor
debieron succionar mis venas
el gramíneo aroma del arroyo
y la punzada vegetal que me aturde y me consuela.

Del poema: Foto que hizo la memoria
Hoy han vuelto de súbito a hundirse
otra vez, las herraduras
en la arena infantil de la memoria
y de pronto me ha parecido de día;
es triste todo
y dulce también igual que era.
............
Todo quedó en su sitio al despuntar el alba.
Abandonamos el patio al clarear el día
y olía la silente luz difusa por los carriles,
igual que un tomillar recién cortado,
o un socaire de orégano y colmenas.

En una ocasión me contó Manzorro que, su padre al presentir la muerte, fue visitando y despidiéndose de todos sus amigos y vecinos de Patría, abrazándolos como si todos fueran para él su familia.
Diego Manzorro era un simple campesino, no un intelectual, que se despedía de este mundo con ese sencillo y a la vez trascendental gesto, así entendía Diego la amistad. A mí me parece una historia entrañable.
Para terminar: Leo la Elegía que escribió a su padre.

Cita de Miguel Hernández:
Lo que ha de venir aquí lo espero
cultivando el romero y la pobreza
y Dios dirá, que siempre está callado

Ya vivió velado tu coraje
al bronco arranque de tus ojos y de tus manos
a su aire se te escapa el caballo y la zaína,
mientras cruje la broza y llega a la era yerta del verano.
Tantos vendavales cumplidos a quemarropa
que amasaron tus carnes de intemperie y besanas.
Todas las punzadas llegaron juntas, a su tiempo
a tu desamparado dormitorio,
a tu granero de cal y de suspiros,
y allí te dejaron boca-arriba,
entre olores de alpiste y de cencerros

Fuera los mojinetes del cortijo:
Sus palomas, la parra, el patio y la lluvia.
Enfrente las cañadas, sus verdeles, sus lindes.
Y ahí abajo, el cercado, los arroyos, los trampales, lo de siempre.

En puro invierno te quedaste como un regajo en mayo,
tendido y seco a toda la largura,
tal cómo un árbol cumplido.
Ahora van entrando las calores
y se tambalea la calma en tus pisadas.

Tú fuiste la raíz más honda que ha brotado el monte.
Y es que los jardines de tu herencia,
olían a estercoladas vetas de cualquier declive.

Azoraste con tus dedos sementeras y lluvias,
barruntando batidas,
allá por los hirvientes recalmones del verano.

Siempre ocurre lo mismo:
Dios y los demás van a lo suyo,
sin echarte una mano, ni opinar
de aquellos charcos salobres
que a pleno sol drenaban de tus huesos,
ni de los dientes del frío
que mellaron tus borceguíes y tus manos,
mientras te hundías en las gélidas penumbras
de los madrugones
antes que los gallos barruntaran
el púrpura resplandor del alba.


Muchas gracias.
28 enero 2022
                                                   GALERÍA DE IMÁGENES                                                                      

Exposición 2003. Entrevista al Comisario

24.1.22

¿ POR QUÉ LOS DIOSES ? Un canto al Matriarcado


    
    Grabado tomado de Historia National Geographic

En el principio de los tiempos, el humano sintió la necesidad de creer en unas fuerzas desconocidas a las que achacar los sucesos extraordinarios que se desarrollaban en su entorno.
Las tormentas, los huracanes, los terremotos, las lluvias torrenciales, las sequías, eran manifestaciones de algo, suficientemente poderoso, como para producir estos fenómenos.
Algo mas poderoso que él y por tanto diferente.
Y trataron de interpretar las fuerzas naturales y los fenómenos inexplicables de la manera que les pareciera más lógica, fieles siempre a la finalidad de las cosas, que partía del respeto que guardaban hacia los seres superiores que mandaban y dominaban el destino del universo.

Aun hoy, en muchas poblaciones indígenas del planeta que viven en forma casi primitiva, (aborígenes australianos, pueblos nativos africanos, inuit...) los relatos relacionados con la creación, se asocian a seres mitológicos, a dioses bondadosos, a animales sagrados que residen en un mundo superior y que a partir de su obra o de su propio sacrificio, dan lugar al origen del mundo tal y como lo conocemos. Generalmente, parten de un tiempo anterior o de un mundo pasado donde imperaba la oscuridad o donde dominaban las aguas.

Cosmogonía:  (Según la RAE es la parte de la astronomía que trata de las leyes generales, del origen y de la evolución del universo).
Generalmente, en ella se nos remonta a un momento de preexistencia o de caos originario, en el cual el mundo no estaba formado, pues los elementos que habían de constituirlo se hallaban en desorden; en este sentido, el relato mítico cosmogónico presenta el agrupamiento —paulatino o repentino— de estos elementos, en un lenguaje altamente simbólico, con la participación de elementos divinos que pueden poseer o no atributos antropomorfos.
La cosmogonía pretende establecer una realidad, ayudando a construir activamente la percepción del universo (espacio) y del origen de dioses, la humanidad y elementos naturales. A su vez, permite apreciar la necesidad del ser humano de concebir un orden físico y metafísico que permita conjurar el caos y la incertidumbre

En muchas de estas cosmogonías, aparece ese ser supremo el cual ha existido desde siempre, ya que nunca fue creado sino que siempre estuvo ahí. Ese ser superior creó la tierra y le dio la forma actual , además, es el creador de la vida (plantas, animales e incluso seres humanos). En esta ingente tarea, ese dios o ser supremo puede contar con la ayuda de otros seres sobrenaturales y divinos, aunque de rango menor. Y a esos seres superiores le dieron nombre y le llamaron dioses.  

Actualmente las ciencias describen la evolución del universo, particularmente a través de la teoría del Big Bang; y el origen y la evolución de la vida, a través de la teoría de la síntesis evolutiva moderna.

El matriarcado perteneció al mundo de la mitología hasta que los románticos incluyeron el mito en la necesaria conformación de la estructura histórica. Desde entonces, se abre paso la concepción de una cultura matriarcal documentalmente situada en la historia. Aparte de suponer el parentesco a partir de la madre, implica el gobierno de la mujer y lo matrilocal, es decir que la sociedad pertenece al lugar donde habita la madre. La herencia y el nombre vienen por vía materna. Las mujeres son invulnerables y tienen el privilegio de juzgar, pues se las considera dotadas de una sabiduría infusa, telúrica, no expresa en normas escritas (como tenderá a serlo en el patriarcado), sabiduría que abarca la legalidad oculta de la materia natural.



La divinidad que más venerada fué en los años de la prehistoria, era la Tierra.

Figura hallada en Willendorf (Austria) en 1908, durante las excavaciones en un yacimiento paleolítico,

 datada en 28,000-25,000 a. de C.   Se conserva en el Museo de Historia Natural, Viena.


Algunos autores sospechan que se trataría de la Madre Tierra de la cultura europea del Paleolítico Superior, debido a que se han encontrado numerosas pruebas y figuritas del mismo tipo, distribuidas indiscriminadamente por distintos territorios en donde se desarrolló el Paleolítico Superior. Se ha sugerido que su corpulencia representaría un elevado estatus social en una sociedad cazadora-recolectora y que, además de la obvia referencia a la fertilidad, la imagen podía ser también un símbolo de seguridad, de éxito o de bienestar.


Sobre la tierra pisó firmemente por vez primera el hombre y se nutrió de sus frutas. Los pueblos del Mediterráneo identifican a la diosa Tierra con la diosa de la fecundidad, que, según representan las estatuillas de la época halladas era una mujer desnuda de pechos y caderas demasiado anchas, rasgo muy característico de la diosa de la fertilidad. Así el cultivo de la tierra fue estrechamente asociado con los ritos religiosos.


Hasta el comienzo del monoteísmo de Akenathon, origen de las religiones del libro, todos los pueblos contaban con una larga lista de dioses, cada uno con un cometido especifico.

Para divulgar el origen, fundamentos y preceptos exigidos por cada dios, surgieron las leyendas, explicando el lugar del ser humano en el Universo y además, imponiendo determinadas normas para su comportamiento y preservación de las tradiciones.

Al ser divulgadas de forma oral, estas leyendas requerían ser contadas como atractivos relatos, no carentes de cierta fantasía, que propiciaban la escucha agradable y un fácil recuerdo que facilitaban su repetición, generación tras generación.

Los mitos ofrecieron a las distintas culturas una visión integradora del mundo, al facilitar su percepción de los fenómenos que le parecían extraños a una creencia colectiva que dio origen a los que los acompañaron y proporcionaron la seguridad psicológica para la construcción de una identidad para la vida en comunidad.

Finalmente:
“En un atardecer del comienzo de las Fiestas del Año Nuevo, donde el sacerdote recitaba con ritmo pausado los versos de un viejo poema que narra la existencia del caos primigenio, un amasijo de agua y barro indefinidos, la lucha espantosa entre el caos y la creación, y luego un perfecto orden por parte de la justicia del dios Zeus”.


Vídeo: Desde la caverna sin distancias. El mito de la creación. Autor: Eugenio W. Martínez.
Poema, música, voz e imágenes en un ensamble magnífico, con un resultado casi mágico.

Fuentes: 
Wikipedia
Apuntes de la UCA. Prof. Luís E. Díaz
Poemario: Desde la caverna sin distancias, Eugenio W. Martínez

Mi deseo consiste, para todo el que lea esta publicación, que las parcas (1) le sean benévolas y corten el hilo de lana muy largo y entremezclado con fibra de oro.
Gonzalo Díaz-Arbolí

(1) Las Parcas son las diosas del destino.


Son tres hermanas hilanderas que personifican el nacimiento, la vida y la muerte.
Escribían el destino de los hombres en las paredes de un enorme muro de bronce y nadie podía borrar lo que ellas escribían. 
Se llamaban Nona, Décima y Morta. En griego, Cloto, Láquesis y Átropos.
Las tres se dedicaban a hilar; luego cortaban el hilo que medía la longitud de la vida con una tijera y ese corte fijaba el momento de la muerte. Ellas hilaban lana blanca y entremezclaban hilos de oro e hilos delana negra.
Los hilos de oro significaban los momentos dichosos en la vida de las personas y la lana negra, los periodos tristes.

 


22.1.22

Curiosa la historia de Cándida "La Negra". Un día como hoy, 22 de enero de 1952 murió en el Puerto de Santa María.


Cándida Jiménez Huelva, Cándida “la Negra” nacida esclava en Luanda (colonia portuguesa) el 2 de mayo de 1845 y muerta libre en El Puerto el 22 de enero de 1951, con 110 años de vida, es la última esclava que vivió en El Puerto, ya libre y a la que todavía muchos recuerdan pues la conocieron de pequeños. Llegó a El Puerto por un naufragio algo mediado el siglo XIX, a la playa de Valdelagrana, viajando como mercancía presumiblemente para ser vendida en Ultramar, procedente de Huelva donde existía un mercado en el que se traficaba con esclavos. Vivió desde su llegada a El Puerto en la calle Lechería, número 5, actual Cervantes.

El investigador Manuel Pacheco Albalate ha estudiado en profundidad la historia de este personaje, y ha publicado un interesante trabajo, profusamente documentado en relación al fenómeno de la esclavitud y ha preguntado a quienes la conocieron e investigado en torno al personaje que nos ocupa, en el número 8 de Pliegos de la Academia de Bellas Artes: “Una cara de la esclavitud: la apasionante historia de Cándida La Negra”.

En dicho trabajo afirma «Mi apreciado y buen amigo, profesor Juan José Iglesias, quien en su tesis doctoral Una ciudad mercantil en el siglo XVIII: El Puerto de Santa María, nos ofrece un estudio de los esclavos de El Puerto en dicho siglo, contándose sólo 80, y de ellos el reducido número de 11 en los últimos 50 años. Sin embargo, desde mediados del XIX y durante algo más de cien años, nos vamos a encontrar con un caso singular, con una esclava que nadie le dio la libertad, pero las contrariedades se la dieron, viviendo entre nosotros y siendo reconocido como un personaje singular y popular.» […] de pequeño, «cada vez que me cruzaba con Cándida analizaba su figura palmo a palmo. Tenía para mi un encanto especial. Me quedaba ensimismado viéndola. Pensemos en El Puerto por aquellos años, finales de los cuarenta, podría tener unos veintitantos mil habitantes y Cándida era la única mujer de este color de piel.

Pacheco estudió los padrones municipales del Archivo Municipal de El Puerto y averiguó fechas y procedencias, así como su estado en la vivienda que ocupa -en Lechería, 5- desde que llega hasta su muerte: como “huésped”, casada, o incluso como único habitante del habitáculo que le servía de hogar. Continúa el autor del trabajo, «Cándida, por los años cincuenta del siglo XIX, siendo una esclava muleque, como se le llamaba en Cuba a los comprendidos entre los seis y los catorce años, viajaba como “mercancía” en un navío próximo a nuestras costas. Al estilo que solían hacer cuando se les conducía a los enclaves de trata, iba con sus manos y pies aprisionados por grilletes. Sus tiernas carnes no habían sido marcadas a fuego, ni con la “R” en la espalda de la monarquía, signo de que era mercancía legal y no de contrabando, ni en el pecho con otra clase de carimba (*) que dijera quién era su propietario, o quien el asentista que la transportaba; sin embargo si portaba las marcas que dejaron los grilletes en sus muñecas y tobillos desde muy joven, huellas que ella escondió siempre celosamente, y que denostaban sus orígenes.» Refiere a continuación Pacheco como pudiera haber sido el naufragio frente a nuestras costas y como pudo haber sido la arribada a la playa de Valdelagrana donde la encontraron. «Recordaba como acertó a pasar por allí un hombre ya mayor, antiguo campesino, que recogía madera y retama para hacer el picón con que se ganaba el sustento en su madurez. Al piconero, por su parte, semejante hallazgo le conmocionó; no eran los restos de la madera que un naufragio los que arrojaba el mar, como otras veces, sino una linda y joven negrita. La tomó con delicadeza, se compadeció de ella, le dio el calor que pudo, compartieron sus escasas ropas, y lentamente caminaron hacia la calle Lechería donde él vivía. A pesar de sus pocas posibilidades económicas, la prohijó y, ya adolescente la tomó por compañera hasta su muerte». (*) En la ilustración la Carimba de la Compañía Gaditana de Negros, nombre de la sociedad mercantil española dedicada al tráfico de esclavos entre África y la América española en la segunda mitad del siglo XVIII. Estaba ubicada en Cádiz, sede de la Casa de Contratación.

No cambiará de residencia, pues dentro del mismo inmueble vivía un gitano con el que se juntaría y se acabaría casando -legalizarían la situación casi al final de su vida, por mor de la moral jesuítica que se puso a ello- con un antiguo viticultor, ya mayor pero bastante más joven que ella, poseedor de una carbonería en la misma calle Lechería esquina y vuelta con la calle de la Rosa. Los apellidos Jiménez y Huelva los tomaría, probablemente, el primero del padrino del bautizo y el segundo, de la ‘negrería’ de procedencia cuando el naufragio, de Huelva, según apunta Pacheco Albalate.

En el ensayo “Jaleos, gilianas versus bulerías”, Luis Suárez Ávila, premiado en Jerez en 2004, escribió sobre nuestra protagonista: «De pequeño, conocí a una anciana de color, que se decía bisnieta de esclavos, llamada Cándida La Negra, Cándida Jiménez Huelva, vecina de “El Cohete”, un gitano fragüero de la calle de la Rosa, con quien convivirá o se casaría. Cándida daba sus vueltecitas por bulerías, mientras, sin ningún rubor, pero aceptándolo ella, le cantaban aquello de:

Al pasar por un barranco
dijo un negro con afán:
¡Dios mío, quién fuera blanco
aunque fuera catalán!
¡Vaya que voy,
y pataditas
en el culo te doy!»

La muerte de Cándida, una lenta agonía de 19 días, la documenta Pacheco Albalate a través de la publicación Cruzados, que el cinco de enero de 1951 informaba: «En el Hospital de San Juan de Dios fue asistida la anciana Cándida Huelva de 110 años, conocida como “la Negra” que cuando estaba en las faenas propias de la casa se le prendió fuego a las ropas, apreciándosele importantes quemaduras de ambas regiones glúteas y pierna derecha, quedando hospitalizada». Pacheco incluso aventura que la muerte se hubiera producido por el monóxido de carbono producto de la combustión de un brasero o “copa”, que le hizo perder el conocimiento y caer inconsciente sobre las brasas. El libro cinco de defunciones de San Joaquín da fe de su sepultura eclesiástica el 22 de enero de 1951. Pero la historia y la leyenda de Cándida todavía se mantiene en la las conversaciones de quienes la conocieron y ha pasado ya a formar parte del acervo de la tradición oral.


Fuente: Blog "Gente de El Puerto"

20.1.22

El violín es uno de los instrumentos más populares de todos los tiempos


El violín transmite un sonido mágico e inigualable, por lo que se ha convertido en el instrumento favorito de numerosos músicos que ven en él la posibilidad de transmitir sus más íntimos sentimientos. A lo largo de la historia, numerosos violinistas han acaparado el interés de los amantes de la música, y aunque no todos han logrado pasar a la posteridad, durante sus vidas han disfrutado el placer de generar conmovedores sonidos a través de un violín. Para que comprendan un poco la maravilla que implica tocar este instrumento, hoy recordamos a uno de los desconocidos virtuosos violinistas españoles:

Antonio Brosa i Vives (La Canonja, Tarragona, 27 de junio de 1894. 

Hijo de un director de banda, comenzó sus estudios musicales en Barcelona y los continuó en Bruselas. Se instaló en Inglaterra en 1914. En 1936, durante el Festival de la Sociedad Internacional de Música Contemporánea, estrenó en Barcelona la Suite, op. 6 de Benjamin Britten, con el propio compositor acompañándole al piano. Mantuvo una profunda amistad con Britten, quien apreciaba mucho las cualidades musicales de Brosa y alabó su técnica y su musicalidad​ Britten le consultó a Brosa las dificultades que le iban surgiendo mientras componía su concierto para violín. El propio Brosa fue el encargado de estrenarlo el 28 de marzo de 1940 en el Carnegie Hall de Nueva York, junto a la Orquesta Filarmónica de Nueva York y John Barbirolli. Esta interpretación lanzó la carrera de Brosa como solista internacional. Posteriormente, en los años cincuenta, Brosa grabó este concierto de Britten. (No ha sido posible encontrar esta grabación)

Interpretó a menudo obras de autores contemporáneos, como del citado Britten, de Michael Berkeley, de Robin Milford, de Edmund Rubbra y de Michael Tippett.

Fundó el Brosa String Quartet en Londres y posteriormente formó parte del Pro Arte String Quartet en Estados Unidos. Tocaba un violín estradivario llamado «Vesuvio», que en 1968 pasó a propiedad del violinista británico Remo Lauricella.

The Brosa String Quartet [Antonio Brosa (violin), Hyam Greenbaum (violin), Leonard Rubens (viola) and Anthony Pini (cello)] play Mozart, recorded in London c. December 1928.

Residió durante muchos años en Gran Bretaña, donde fue profesor del Royal College of Music y formó a numerosos violinistas. Brosa hablaba con fluidez cinco idiomas.​
Actualmente, una calle de La Canonja está dedicada a Antonio Brosa.
Falleció en Barcelona, el 23 de marzo de 1979.

  Andante del Concierto para violín de Mendelssohn en 1937

Fuentes: 
.Wikipedia
.La publicación del médico-historiador, Joaquín Fernández Toral: "España y Asturias Pinceladas de Historia" que al descubrir a este gran violinista nos indujo a realizar esta entrada.

Gonzalo Díaz-Arbolí

9.1.22

LAS MARAVILLOSAS VOCES FEMENINAS. Sopranos

No me resisto a colocar como introducción a esta “entrada” a la maravillosa soprano española, Montserrat Caballé, considerada una de las grandes divas del siglo XX. 

A mi gran amigo colaborador incansable  y piedra filosofal de este blog, Eugenio W. se lo debo,  me enseñó a descifrar la coloratura de esta gran belcantista.

En este vídeo la podrán escuchar cantando, de la Zarzuela “El Niño Judío” de Pablo Luna: De España Vengo, de España soy, y mi cara serrana lo va diciendo…


No cabe duda de que la voz humana ha sido y es utilizada como instrumento musical. Sin embargo, su clasificación resulta bastante compleja debido a los múltiples criterios que pueden tenerse en cuenta: registro,  tesitura, estilo vocal, también, que determinados roles en la ópera entremezclan subtipos de voz, por lo que pueden ser abordados por cantantes desde distintas perspectivas. Una dificultad añadida es establecer alguna correspondencia entre las voces dedicadas a la música clásica  y las voces de la música popular 

Dentro de las sopranos hay varios tipos, pero sólo expondremos las más comunes: soprano, mezzosoprano y contralto, siendo la de soprano la más aguda y la de contralto la más grave. 

Soprano: 
Soprano ligera: 
De una tesitura extraordinariamente aguda y por lo tanto muy espectacular. Tiene gran facilidad para los pasajes de agilidades y por ello se le suelen asignar papeles de personajes muy llamativos o con cualidades sobrehumanas. Actualmente es difícil encontrar este tipo de sopranos. 
Ejemplo: La Reina de la Noche en La Flauta Mágica de Mozart

                          Aria de "La Reina de la noche" de "La Flauta Mágica", de W. A. Mozart, interpretada por Selma Sola, 

Soprano lírica: 
Su voz tiene menor extensión por la región aguda, pero posee un timbre más rico y lleno. Su rango aproximado se aproxima a la tesitura media referida para las sopranos en general. Su voz es de timbre dulce. 
Por ejemplo:  Brindis. La Traviata.

Esta versión es cantada por Jaquelina Liviera

Soprano dramática: 
Se trata de una voz muy poco común por su amplísima tesitura. Gran sonoridad en el centro, con graves muy potentes y, además, capaz de realizar ornamentos en la parte aguda. 
Ejemplo: Joan Sutherland, en la parte final del aria de la locura de Lucia di Lammermoor, de Donizetti. Observemos su facilidad para todo tipo de registros, las increíbles agilidades que realiza, y el agudo final... 

Joan Sutherland, Orchestra of the Royal Opera House, Covent Garden, Richard Bonynge

Mezzosoprano: 
Las mezzosopranos tienen un timbre más fuerte que las sopranos, y más grave. El rango o tesitura es muy variable, pudiendo interpretar algunos roles de soprano, de contralto, incluso del repertorio de los castrati. Realmente lo que caracteriza a una mezzosoprano de los otros tipos de voz femenina es el "color" de la voz y el que sostiene mejor las notas del registro medio. Las mezzosopranos de calidad son muy escasas y solicitadas. 

Ejemplo: Barbra Streisand, en el final de la película Funny Girl, cantando My man, pasando de un canto en casi "sollozo" a pleno pulmón: 

Numero final de "Barbra Streisand" en la película Funny Girl

Contralto: 
Se trata de la voz femenina más profunda e infrecuente. Los altos se caracterizan por poseer un timbre ligeramente sordo. Este tipo de voz cuenta con una gran intensidad y es muy poco común, de hecho muchas mujeres que cantan papeles de contralto son, realmente, mezzosopranos que consiguen llegar a los graves valiéndose de la voz de pecho o con otras estrategias. Es decir, encontrar "contraltos puras" es bastante difícil. 

Ejemplo: Rosina (El Barbero de Sevilla de Rossini). 

María Bayo - interpreta el papel de Rosina.

Fuente: Internet, superprof...
Gonzalo Díaz-Arbolí

7.1.22

Vieja historia relacionada con la composición de la sonata "Claro de Luna" de Ludwing van Beethoven

                                            Pulsar imagen para ampliar

Les propongo que escuchen la sonata para piano nº 14 en do sostenido menor “Quasi una fantasía”, Op, 27, nº 2. Popularmente conocida como “Claro de luna”, fue escrita por Ludwing van Beethoven en 1801 y publicada en 1802. Se trata de una de las obras más conocidas del autor.  
Les aconsejo que oigan con atención el tercer movimiento: Su dificultad es muy elevada. Supone un experimento de Beethoven consta de rápidos arpegios, escalas y un juego hábil de peguntas y respuestas entre las dos manos, es como una ráfaga de viento que azota los árboles y envía a los espíritus a refugiarse a toda prisa, las notas caen apresuradamente, arremolinándose, como suele hacerlo el viento. Las nubes corren deprisa por el cielo, pero incluso ahora y entonces por entre los claros, se ve la luna cabalgando majestuosamente, inundando el tortuoso jardín con dulces y serenas melodías de luz.

Hay una vieja historia relacionada con la composición de esta sonata. Si bien ha sido desacreditada por muchos, ya es parte de la tradición de la sonata, y es muy interesante su lectura:

Se cuenta que una noche, Beethoven y un amigo estaban caminando por las calles de Bon, y, al pasar por uno de los barrios más pobres, se sorprendieron de oír música, bien interpretada, proveniente de una de las casas. Beethoven, con su usual intrepidez, cruzó la calle, abrió la puerta de un empujón, e ingresó a la casa sin anunciarse. La habitación era precaria, y estaba iluminada por una débil vela. Un hombre joven se encontraba trabajando sobre un banco de zapatero en un rincón. Una joven mujer, aún casi una niña, estaba sentada a un viejo piano cuadrado. Ambos se sobresaltaron por la intromisión, pero su sorpresa no fue mayor que la de Beethoven y su amigo al enterarse que la joven era ciega.

Beethoven, un tanto confundido, se apresuró para disculparse, y explicó que había quedado tan impresionado con la calidad de ejecución de la joven, que había apresurado por averiguar quien era que estaba tocando en ese mismo momento esa noche y en ese barrio de la ciudad. Luego, preguntó amablemente a la muchacha dónde había aprendido a tocar, a lo cual ella respondió que una vez habían vivido al lado de una mujer que estudiaba música, y quien pasaba gran parte de su tiempo practicando las obras del gran Maestro, Beethoven. Ella había aprendido a tocar muchas de las piezas del Maestro tan sólo oyendo practicar a su vecina. El hermano de la joven los interrumpió en ese momento para saber quiénes eran los intrusos, y que seguramente habían notado la pobre interpretación de su hermana. ¡Escucha! Dijo Beethoven, mientras caminaba hacia el piano, luego se sentó y tocó los acordes iniciales de su Sonata Claro de Luna.

Lágrimas cayeron de los ojos de la muchacha al momento en que ella reconoció la música, y luego con una voz trémula, le preguntó a él si era posible que fuera el gran Maestro en persona. “Si” respondió Beethoven; “tocaré para ti”. Luego de unos momentos, mientras tocaba una de sus composiciones más viejas, la vela parpadeó, y se apagó. La interrupción pareció romper el tren de su memoria. Beethoven se levantó, fue hacia la ventana, y la abrió, inundando la habitación con la luz de la luna. Luego de meditar unos momentos, se volvió y dijo: “Improvisaré una sonata a la luz de la luna”. Luego siguió la maravillosa composición que conocemos tan bien. 
 
La realidad parece ser otra:
El nombre "Moonlight Sonata" (Claro de luna) tiene su origen en las declaraciones del crítico musical y poeta alemán Ludwig Rellstab. En 1832, cinco años después de la muerte de Beethoven, Rellstab comparó el efecto del primer movimiento con el de la luz de la luna brillando sobre el lago de Lucerna.  
La composición fue escrita hacia finales de la vida de su compositor, luego de que su poder hubiera alcanzado la cima, y junto con la «Patética», y otras dos, marcan el punto más alto en la literatura pianística de la  escuela clásica.
 

Fuentes: internet e InformaValencia.com
Gonzalo Díaz-Arbolí

2.1.22

¿Quién fue la Elisa de Beethoven?




Casi todos conocemos la melodía de “Para Elisa”, de Ludwig van Beethoven pero, la identidad de Elisa siempre fue un misterio. ¿Qué mujer inspiró a Beethoven? 

Vamos a tratar de dilucidar, con esta síntesis, una de las teorías sobre dicha identidad.

En 1792 Beethoven se traslada a Viena, capital musical del mundo, e inicia su carrera como compositor. Tiene 25 años. Comienza a ser popular por sus creaciones. Las mujeres se enamoran de su talento. Pero al conocerlo, le rechazan por su físico, sus modales y su carácter soñador y volcánico. Le consideran un salvaje o un vagabundo.


Por su vida pasaron muchos amores, y en su madurez de 40 años aparece una alumna, Therese Malfatti de la que se enamora. Pero esta mujer y su familia lo rechazan por no considerarlo buen candidato para su hija. y se suma a la frustración de otros tantos amores.


Entre las hipótesis sobre el nombre de "Para Elisa" o "Para Teresa", bagatela (composición romántica y corta) para piano solo compuesta por Beethoven, publicada por primera vez en 1867 en una transcripción de Ludwig Nohl (1831-1885) discípulo de Beethoven, supuestamente basada en un manuscrito autógrafo de cuya existencia no existe prueba alguna, Nohl descubre en 1865 una versión de “Para Elisa” publicada con una dedicatoria a Therese Malfatti. Nohl dijo entonces haber visto el manuscrito original, que habría sido descubierto en la propiedad de Teresa. Sin embargo, tal manuscrito nunca fue hallado.

El musicólogo y pianista Luca Chiantore ha demostrado en su monografía Beethoven al piano (Barcelona, 2010) que existen pruebas suficientes como para afirmar que Beethoven no fue quien dio la forma definitiva a esta obra, y que Ludwig Nohl se basó, en realidad, en los esbozos del conocido manuscrito 116 de la Beethoven Haus.
Todo lo que existe es una versión incompleta de la obra, un boceto en una hoja de papel que Beethoven aparentemente había usado para anotar sus ideas. El manuscrito data de 1810, época en la cual Beethoven, ya llegado a los cuarenta, en el momento de máxima creatividad, había compuesto algunas de sus sinfonías, entre ellas la sexta (Pastoral), pero pasa grandes apuros económicos y apenas tiene para pagarse la comida.

En 1810 Beethoven propone matrimonio a Therese Malfatti  (con quien al parecer tuvo una relación) y fue entonces cuando compone esta mundialmente reconocida pieza. Sin embargo, hasta los años de 1860 no fue encontrada en un paquete perteneciente a la familia Malfatti.
Los expertos la atribuyen a que encontraron el documento en muy mal estado y fácilmente se podía confundir el nombre de ¿Therese? por ¿Elise? Otras teorías apuntan que el mismo Beethoven cambió el nombre para ocultar su amor.

No sabemos si algún día la verdad salga a la luz sobre a quién fue dedicada esta breve obra para piano en la menor. Lo importante es seguir difundiendo la música de este prolífico y grandioso compositor.
Elise era un nombre muy común en aquellos años y Teresa es un nombre de mujeres decididas, perseverantes y que sienten muy fuerte el amor.
¿Cambiaría la música si supiéramos a quién estaba dedicada?” Elisa o Teresa, la música es la misma.

                           En este video les compartimos esta bella pieza.


Fuente: Internet
Gonzalo Díaz-Arbolí