24.1.22

¿ POR QUÉ LOS DIOSES ? Un canto al Matriarcado


    
    Grabado tomado de Historia National Geographic

En el principio de los tiempos, el humano sintió la necesidad de creer en unas fuerzas desconocidas a las que achacar los sucesos extraordinarios que se desarrollaban en su entorno.
Las tormentas, los huracanes, los terremotos, las lluvias torrenciales, las sequías, eran manifestaciones de algo, suficientemente poderoso, como para producir estos fenómenos.
Algo mas poderoso que él y por tanto diferente.
Y trataron de interpretar las fuerzas naturales y los fenómenos inexplicables de la manera que les pareciera más lógica, fieles siempre a la finalidad de las cosas, que partía del respeto que guardaban hacia los seres superiores que mandaban y dominaban el destino del universo.

Aun hoy, en muchas poblaciones indígenas del planeta que viven en forma casi primitiva, (aborígenes australianos, pueblos nativos africanos, inuit...) los relatos relacionados con la creación, se asocian a seres mitológicos, a dioses bondadosos, a animales sagrados que residen en un mundo superior y que a partir de su obra o de su propio sacrificio, dan lugar al origen del mundo tal y como lo conocemos. Generalmente, parten de un tiempo anterior o de un mundo pasado donde imperaba la oscuridad o donde dominaban las aguas.

Cosmogonía:  (Según la RAE es la parte de la astronomía que trata de las leyes generales, del origen y de la evolución del universo).
Generalmente, en ella se nos remonta a un momento de preexistencia o de caos originario, en el cual el mundo no estaba formado, pues los elementos que habían de constituirlo se hallaban en desorden; en este sentido, el relato mítico cosmogónico presenta el agrupamiento —paulatino o repentino— de estos elementos, en un lenguaje altamente simbólico, con la participación de elementos divinos que pueden poseer o no atributos antropomorfos.
La cosmogonía pretende establecer una realidad, ayudando a construir activamente la percepción del universo (espacio) y del origen de dioses, la humanidad y elementos naturales. A su vez, permite apreciar la necesidad del ser humano de concebir un orden físico y metafísico que permita conjurar el caos y la incertidumbre

En muchas de estas cosmogonías, aparece ese ser supremo el cual ha existido desde siempre, ya que nunca fue creado sino que siempre estuvo ahí. Ese ser superior creó la tierra y le dio la forma actual , además, es el creador de la vida (plantas, animales e incluso seres humanos). En esta ingente tarea, ese dios o ser supremo puede contar con la ayuda de otros seres sobrenaturales y divinos, aunque de rango menor. Y a esos seres superiores le dieron nombre y le llamaron dioses.  

Actualmente las ciencias describen la evolución del universo, particularmente a través de la teoría del Big Bang; y el origen y la evolución de la vida, a través de la teoría de la síntesis evolutiva moderna.

El matriarcado perteneció al mundo de la mitología hasta que los románticos incluyeron el mito en la necesaria conformación de la estructura histórica. Desde entonces, se abre paso la concepción de una cultura matriarcal documentalmente situada en la historia. Aparte de suponer el parentesco a partir de la madre, implica el gobierno de la mujer y lo matrilocal, es decir que la sociedad pertenece al lugar donde habita la madre. La herencia y el nombre vienen por vía materna. Las mujeres son invulnerables y tienen el privilegio de juzgar, pues se las considera dotadas de una sabiduría infusa, telúrica, no expresa en normas escritas (como tenderá a serlo en el patriarcado), sabiduría que abarca la legalidad oculta de la materia natural.



La divinidad que más venerada fué en los años de la prehistoria, era la Tierra.

Figura hallada en Willendorf (Austria) en 1908, durante las excavaciones en un yacimiento paleolítico,

 datada en 28,000-25,000 a. de C.   Se conserva en el Museo de Historia Natural, Viena.


Algunos autores sospechan que se trataría de la Madre Tierra de la cultura europea del Paleolítico Superior, debido a que se han encontrado numerosas pruebas y figuritas del mismo tipo, distribuidas indiscriminadamente por distintos territorios en donde se desarrolló el Paleolítico Superior. Se ha sugerido que su corpulencia representaría un elevado estatus social en una sociedad cazadora-recolectora y que, además de la obvia referencia a la fertilidad, la imagen podía ser también un símbolo de seguridad, de éxito o de bienestar.


Sobre la tierra pisó firmemente por vez primera el hombre y se nutrió de sus frutas. Los pueblos del Mediterráneo identifican a la diosa Tierra con la diosa de la fecundidad, que, según representan las estatuillas de la época halladas era una mujer desnuda de pechos y caderas demasiado anchas, rasgo muy característico de la diosa de la fertilidad. Así el cultivo de la tierra fue estrechamente asociado con los ritos religiosos.


Hasta el comienzo del monoteísmo de Akenathon, origen de las religiones del libro, todos los pueblos contaban con una larga lista de dioses, cada uno con un cometido especifico.

Para divulgar el origen, fundamentos y preceptos exigidos por cada dios, surgieron las leyendas, explicando el lugar del ser humano en el Universo y además, imponiendo determinadas normas para su comportamiento y preservación de las tradiciones.

Al ser divulgadas de forma oral, estas leyendas requerían ser contadas como atractivos relatos, no carentes de cierta fantasía, que propiciaban la escucha agradable y un fácil recuerdo que facilitaban su repetición, generación tras generación.

Los mitos ofrecieron a las distintas culturas una visión integradora del mundo, al facilitar su percepción de los fenómenos que le parecían extraños a una creencia colectiva que dio origen a los que los acompañaron y proporcionaron la seguridad psicológica para la construcción de una identidad para la vida en comunidad.

Finalmente:
“En un atardecer del comienzo de las Fiestas del Año Nuevo, donde el sacerdote recitaba con ritmo pausado los versos de un viejo poema que narra la existencia del caos primigenio, un amasijo de agua y barro indefinidos, la lucha espantosa entre el caos y la creación, y luego un perfecto orden por parte de la justicia del dios Zeus”.


Vídeo: Desde la caverna sin distancias. El mito de la creación. Autor: Eugenio W. Martínez.
Poema, música, voz e imágenes en un ensamble magnífico, con un resultado casi mágico.

Fuentes: 
Wikipedia
Apuntes de la UCA. Prof. Luís E. Díaz
Poemario: Desde la caverna sin distancias, Eugenio W. Martínez

Mi deseo consiste, para todo el que lea esta publicación, que las parcas (1) le sean benévolas y corten el hilo de lana muy largo y entremezclado con fibra de oro.
Gonzalo Díaz-Arbolí

(1) Las Parcas son las diosas del destino.


Son tres hermanas hilanderas que personifican el nacimiento, la vida y la muerte.
Escribían el destino de los hombres en las paredes de un enorme muro de bronce y nadie podía borrar lo que ellas escribían. 
Se llamaban Nona, Décima y Morta. En griego, Cloto, Láquesis y Átropos.
Las tres se dedicaban a hilar; luego cortaban el hilo que medía la longitud de la vida con una tijera y ese corte fijaba el momento de la muerte. Ellas hilaban lana blanca y entremezclaban hilos de oro e hilos delana negra.
Los hilos de oro significaban los momentos dichosos en la vida de las personas y la lana negra, los periodos tristes.

 


1 comentario:

Luis Manzrro Benitez dijo...

Interesante tema, Gonzalo. A mi, cuando hablo de dioses, se me ponen los pelos de punta, porque, al mismo tiempo que se inventaron las divinidades, empezaron los sacrificios humanos como ofrenda al dios de turno, generalmente para calmar su ira, y es curioso que los sacrificados, que morían de manera cruel, nunca era faraones, ni reyes, ni obispos, ni ministros...siempre eran gente de la plebe. Incluso, según la historia, cuando algún faraón moría se sacrifica a todos sus sirvientes para que le siguieran sirviendo en la otra vida.
Y todo esto empezó cuando el mono dejó de serlo y se convirtió en hombre. ¡Terrible!

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