13.6.22

Sencilla entrada para aficionados a escuchar música

 


Esta entrada tiene por objeto exponer con la mayor claridad posible los fundamentos de la audición inteligente de la música. El «explicar» la música no es una tarea fácil, solo pretendemos que sea una preparación para escuchar música dirigida a los legos en este asunto.
Escuchar es una función perfectamente natural y simple. Nuestra misión es pues: ayudar a los lectores a oír más inteligentemente la música, con objeto de difundir la cultura musical. A menudo lo que distingue a un verdadero aficionado a la música consiste en un deseo imperioso de familiarizarse con toda manifestación de este arte, los verdaderos aficionados a la música no están dispuestos a confinar su goce musical a la época antigua o moderna, lo más importante para el oyente es tener sensibilidad para el sonido musical no saber el número de vibraciones que lo producen.

Todos los libros que tratan de la comprensión de la música están de acuerdo en un punto: no se llega a apreciar mejor este arte sólo con leer un libro que trate de ese asunto. Si se quiere entender mejor la música, lo más importante que se puede hacer es escucharla. Nada puede sustituir al escuchar música. La lectura de un libro puede a veces ayudarnos a entender este arte. Pero nada podrá remplazar la condición principal: escuchar la música misma. Por suerte, las ocasiones de oír música son hoy mucho más numerosas que nunca.

El modo más sencillo de escuchar la música es escuchar por el puro placer que produce el sonido musical mismo. Es decir disfrutando del momento, oímos la música sin pensar en ella ni examinarla en modo alguno. Uno enciende el equipo de música mientras está leyendo y, distraídamente, se baña en el sonido, en una especie de estado placentero. La música es un agente poderoso y misterioso, un consuelo o una evasión. Nos permite soñar, pero sin escucharla verdaderamente. 
Pero lo importante es que sienta por sí mismo la calidad expresiva de un tema o de toda una pieza de música. Y si es una gran obra de arte, no espere que le diga exactamente lo mismo cada vez que vuelva a ella.  

Por supuesto que ni los temas ni las piezas necesitan expresar una sola emoción. Tomemos, por ejemplo, la Novena Sinfonía de Beethoven, la más excelsa del genial compositor que la sitúa en el Olimpo de la música clásica. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2001. 

Novena sinfonia de Ludwig van Beethoven consta de cuatro movimientos:
- Primer movimiento: Allegro.
- Segundo movimiento: Adagio.
- Tercer movimiento: Scherzo.
- Cuarto movimiento: Allegro.

Un consejo: La música es para gozar de ella. Escuchar la música es una capacidad que se adquiere por medio de experiencia y aprendizaje. El conocimiento intensifica el goce. Por lo tanto, debemos escucharla con sosiego, prestando atención y dando a la música el esfuerzo concentrado de un oyente activo.

En el primer movimiento no dice sólo una cosa. Es como el comienzo de la vida de cualquier persona. Sin embargo, cualquiera que lo oiga percibirá una sensación de energía, una sensación de fuerza incluso un clima violento, trágico. Después viene el tema femenino que cantan los instrumentos de viento que es de una gran dulzura. Es decir en este primer movimiento tenemos un dramatismo en su composición. 


El segundo movimiento: En toda composición dominan los contrastes y el dramatismo del primer movimiento se torna vitalidad en el segundo, al que en ocasiones se ha definido con acierto como una paso de la oscuridad a la luz, con mucho carácter, calificado por muchos cronistas como "el infierno en llamas" por su contundencia y velocidad, que nos invita a bailar a disfrutar de las cosas buenas de la vida. 


El tercer movimiento es dominado por un espíritu lírico, reposado, como corresponde a un adagio, en este punto tiene lugar en la sinfonía la transformación, dilatada de forma larga absolutamente espiritual, que no dice nada, pero que penetra y que nos pone en contacto con nosotros mismos.  Es la más clara demostración de que la inteligencia humana forma parte de una inteligencia universal, cada vez que escucho este movimiento me transformo, me transfiguro, es difícil no soñar en la hermosura del universo.
Da pie a la antesala al cuarto movimiento.


El cuarto movimiento es como una explosión final donde se incluye el poema de Friedrich Schiller llamado Oda a la Alegría que le da este toque maravilloso a esta composición, ya que es un canto a la libertad que invita a los hombres del planeta a unirse como hermanos. Y, es una manera impresionante como en el último momento irrumpe de manera perfecta por primera vez la voz humana. Ya que a veces la música es insuficiente para transmitir el mensaje que quieres hacer llegar y la inclusión de voces da ese toque perfecto a esta magnífica obra, afirmando que el cuarto movimiento puede ser considerado en una obra completa en sí misma, es decir, “toda una sinfonía

No nos resistimos a colocar este corte de vídeo por su interesante historia de la pélicula "Copying Beethoven", Basada en una ficción dramática centrada en los últimos años de la vida creativa del compositor. La directora se toma varias licencias históricas en aras de mejorar el interés lírico de la película y hacer que sea comprendida por el público percibiendo así la biografía de Beethoven. 

Presten atención al minuto 5:22, hasta entonces tranquilo, empiezas a derrumbarte lentamente y a llorar y entiendes entonces el porqué merece la pena escuchar música.


Letra de la Oda a la alegría de Friedrich Schiller, un anhelo de igualdad, fraternidad y libertad para toda la humanidad.

¡Oh amigos, dejemos esos tonos!
¡Entonemos cantos más agradables y llenos de alegría!
¡Alegría! Alegría!

¡Alegría, hermoso destello de los dioses,
hija del Elíseo!
Ebrios de entusiasmo entramos,
diosa celestial, en tu santuario.
Tu hechizo une de nuevo
lo que la acerba costumbre había separado;
todos los hombres vuelven a ser hermanos
allí donde tu suave ala se posa.........

¡Abrazaos millones de criaturas!
¡Que un beso una al mundo entero!
Hermanos, sobre la bóveda estrellada
debe habitar un Padre amoroso.
¿Os postráis, millones de criaturas?
¿No presientes, oh mundo, a tu Creador?
Búscalo más arriba de la bóveda celeste
¡Sobre las estrellas ha de habitar!

Para aquellos aficionados interesados en ver la película completa Pulse en (Copying Beethoven). 
Fuentes:
Cómo escuchar música, de Aaron Copland
https://www.culturagenial.com/es/novena-sinfonia-de-beethoven/
Youtube
Gonzalo Díaz-Arbolí

5 comentarios:

Eugenio W. dijo...

Soberbia entrada, Gonzalo, con la que consigues explicar lo inexplicable, lo que es casi un misterio, porque el gusto por las música no se puede enseñar, aunque si despertarlo, que es lo que tú consigues hacer al aflorar, con sencilla naturalidad la complejidad de la novena, sus distintos movimientos y ese minuto 5,20 que abre las compuertas de nuestros lagrimales y golpea emocionado, casi doliente, hasta el más insensible pecho.
Hermoso y meritorio trabajo, Gonzalo, que merece todo nuestro agradecimiento.

Luis Manzorro dijo...

Como todo en la vida, hay que aprender a oír y a ver. Dicen que la música es la pintura para los ciegos, y la pintura la música para los sordos

Inma Hurtado dijo...

Precioso, un final apoteósico, una maravilla.

Julio de la R. dijo...

Muchas gracias por esta entrada, Gonzalo. Nos invitas a disfrutar del plano sensitivo de la música, es decir, el placer sonoro de la escucha, sin esfuerzo intelectual pero, animándonos a introducirnos en el expresivo y el musical. Un abrazo.

M. Jose Calbo dijo...

Impresionante!!!! Que maravilla.Muchas gracias por enseñarme a escuchar la música. Además con mi compositor favorito. Tu entrada es de lo más ilustrativa . Lo volveré a leer y escuchar más veces

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