17.6.22

21 de junio de 2022. Día Europeo de la Música

Se celebra el 21 de junio de cada año. Tiene como objetivo principal que los profesionales de la música salgan a las calles a compartir su música con el público y de esta manera darles la oportunidad de disfrutar de su arte de una manera gratuita, sin importar el estilo, las jerarquías ni los orígenes.
El precursor de esta idea fue el músico norteamericano Joel Cohen en el año 1976, quien propuso que los grupos musicales tocaran durante los dos solsticios que se celebran cada año, el primero, el 21 de junio y el otro, el 21 de diciembre, lo cual se convirtió en un hecho a partir de ese mismo año, en Toulouse, Francia.

La música se ha transformado en un verdadero bálsamo para la vida. Se sabe, de acuerdo a innumerables estudios, que son muchas las bondades y ventajas que tiene la música para todos los seres humanos y que si se inicia en las primeras etapas de la formación de los niños, puede obrar verdaderos milagros. 

Para celebrarlo vamos a conocer la biografía y analizar y escuchar la:
Sinfonía Num. 1 de Brahms, 4º. Movimiento: Adagio – Più Andante – Allegro non troppo, ma con brio (do mayor)



Biografía
Johannes Brahms, Hamburgo, Alemania, 1833 - 1897. Cultivó un estilo propio, al que en muchas ocasiones se asocia a la añoranza, el otoño y cierta amargura, siguiendo los patrones establecidos por el Clasicismo y el Romanticismo germano-austriaco de Haydn, Mozart y Beethoven, al mismo tiempo que abrió su propio camino.

Su padre era músico, contrabajista, fue su primer maestro de música, le enseñó violín y violonchelo. A los 15 años se reveló como un gran ejecutante de piano.

Hace su primera gira de conciertos en 1853, como acompañante de Eduard Reményi, violinista húngaro. Esta gira sin duda lo ayudó a relacionarse favorablemente con otros personajes del medio, tal es el caso de: Joseph Joachim, violinista y Robert Schumann. Las composiciones de Brahms sorprendieron gratamente a Schumann, quien escribió un artículo apasionado refiriéndose al joven compositor. Donde decía: Ha llegado un hombre joven a cuya cuna dieron guardia las Gracias y los Héroes, su nombre: Johannes Brahms.

El Concierto número 1 para piano y orquesta en re menor, fue su primera gran obra presentada abiertamente al público; dicha ejecución la realizó él mismo, en el año 1859, en Leipzig. Se mudó a Viena en 1863, donde asumió durante un año, el cargo como director de la Academia de canto, Singakademie.

Su Réquiem alemán fue un gran éxito, escrito sobre textos bíblicos lo lleva a obtener la fama en toda Europa, dedicado a la memoria de su madre y de Robert Schumann, se estrenó en la catedral de Brenna en el año 1868.


Tres años más tarde se trasladó a Viena, siendo nombrado director de la Gesellschaft der Musikfreunde, dejando en 1874 este puesto, para dedicarse por completo a lo que realmente le apasionaba, la composición.

A pesar de su carácter reservado, su fama fue extendiéndose, y se hizo de muchos amigos. Viajó mucho dando conciertos en esas giras. Y luego se quedó a vivir en Viena, dedicándose sólo a componer. En 1865 a 1880 compuso sus danzas húngaras. 

Brahms no se aventuró en el campo de la sinfonía hasta que alcanzó la madurez, pues aunque el primer tiempo de su primera Sinfonía en Do menor se remonta a 1855, la dejó en el cajón, y por mucho que sus amigos le acuciaban a continuarla, Brahms les contestaba: Nunca compondré una sinfonía. No tenéis idea de lo que siente un hombre como yo, cuando camina tras un gigante como Beethoven.
En el verano de 1874 volvió a trabajar en serio en la sinfonía, y en octubre de 1876 se estrenó en Viena. El director alemán Hans von Bülow, contemporáneo de Brahms, dio a esta sinfonía el sobrenombre de la Décima, por considerarla una continuación y una consecuencia de la Novena de Beethoven. Como ésta termina en Do mayor, la de Brahms termina también con un brillante final en Do sostenido.

En 1881 Brahms estrenó el segundo Concierto para piano, en si bemol mayor; en 1882, un trío y su célebre quinteto (en fa menor), para piano y cuarteto de cuerda; en 1883, para celebrar sus cincuenta años, su tercera Sinfonía.

Brahms fue una tremenda personalidad, una fuerza musical fascinadora y distinta, un compositor que puso en su música tanto de su temperamento que alcanzó el más alto rango. Brahms llevó un aspecto de la música y un modo de expresión a su culminación final, y como Bach, significó la conclusión de una época.


Recibió muchas distinciones en el extranjero y en su país. En 1874, lo distinguieron como "socio de la Academia de Artes de Berlín"; en 1877, doctor honorario de la Universidad de Cambridge; en 1881, igual nombramiento de la Universidad de Oxford; en 1885 se le concedió la Cruz del Mérito, de Prusia; en 1889, ciudadano honorario de Hamburgo.

Sus funerales congregaron a los habitantes y a las autoridades de la ciudad de Viena, y le tributaron un gran homenaje de reconocimiento y admiración. Levantaron un monumento en su honor, cerca del de Beethoven y Schubert recordando su grandeza.


Análisis musical  del 4º movimiento de la sinfonía Num. 1   
Poder escuchar como pieza individual un movimiento suelto de una sinfonía de Brahms no es algo especialmente común en las salas de conciertos actuales, pero sí lo fue durante todo el siglo XIX, en vida de su autor. Ciertamente la sinfonía es un todo unitario integrado por cuatro partes, pero era frecuente en el Romanticismo programar movimientos sueltos para su interpretación.

Este 4º movimiento es una inmensa forma de sonata. En la Exposición, el parecido del tema del Allegro con el tema de la "Oda a la Alegría de Beethoven" es lo bastante grande como para creer que Brahms era consciente de él, a pesar de sus malhumoradas respuestas a quien se lo hiciera notar. El movimiento de Brahms tiene sin embargo una estructura muy distinta a la de Beethoven.

En este finale una extensa introducción camina por territorio musical brumoso hasta que se topa con con un recurso que el compositor empleará posteriormente en todas sus sinfonías consistentes en una especie de “llamada de los Alpes”, el célebre, tema alpino: Una llamada de las trompas que ha de modificar la dirección del discurso. En una carta postal desde Suiza para Clara Schumann decía: "En lo alto de la montaña, en lo profundo del valle, te saludo mil veces". (Clara Schumann, una pianista reconocida en aquellos momentos, compositora también y con la que estableció una larga y profunda amistad que tuvo rasgos de amor platónico). Nunca se casó, aunque gozó de la admiración de muchas mujeres. Se dice, que a pesar de su simpatía y afabilidad, era muy tímido para acercarse a ellas.

En efecto, aquellas brumas se desvanecen y desde la altura de la montaña, la tonalidad de do mayor muestra un renovado optimismo y una energía con la que el compositor manifiesta que podrá enfrentarse a nuevos proyectos sinfónicos. Podría parecer que con este finale triunfal, exacerbado en la imperial coda, el compositor estuviese diciendo a la posteridad: “No sólo he sido capaz de componer esta sinfonía, sino que ya tengo en mi cabeza bien clara la fórmula que he de seguir para escribir varias más”. Su estilo es el del más puro Brahms, con derroches de contrapunto, densidad orquestal, expresividad en todos los niveles y un componente melódico arrollador.

Tras el complejo epílogo, en lugar de seguirse con el Desarrollo, se llega a la Reexposición del primer tema, y es entonces cuando comienza el gran Desarrollo central. Con una extraordinaria elaboración se llega a un punto culminante con una nueva cita del 'tema alpino'.

El movimiento acaba en un Do Mayor radiante y en un triunfo sin dudas, en una stretta final durante la cual se cita todavía el Coral de la introducción.

Aunque Brahms pueda aparecer como el adalid de la música absoluta, elementos como el 'tema alpino', el Coral, y las citas y alusiones a Beethoven y a Schumann demuestran la existencia secreta de ser algo parecido a un 'programa'.


Referencias
La orquesta aborda una parte en la que disminuye la presencia de los timbales.
La trompa toca el tema de la introducción. Tiene un sonido profundo y suave. Es un sonido precioso, alargado. Hay 4 trompas, pero aquí solo tocan 2, aunque no lo hacen al tiempo, sino alternando compases, para superponer así sus sonidos. Cuando uno entra, el otro sale. Se hace así para evitar silencios por culpa de la respiración. Lo indicó el propio Brahms en la partitura.
Termina el solo de trompa y la flauta retoma el tema. Las flautas se alternan. Entre la primera y la segunda se superpone.
Termina el solo de flauta y es la sección de viento la que retoma el tema. 3 trombones, 2 fagots y un contrafagot.
Los trombones suenan por primera vez. Parece como si hubiera estado esperando la oportunidad de hacerlo. Más adelante, como si en un cielo nublado se abriese un claro, encuentran su camino a través de la mayestática y solemne sección de cuerdas para volver a un breve sol. Después de un impresionante silencio, las cuerdas entran pausadamente y tocan el famoso tema principal de la sinfonía. La sección introductoria, centrada en los solos de trompas, la más importante, conduce directamente a esa famosa sección.

Fuentes: 
Haruki Murakami y Seiji Ozawa. MÚSICA SÓLO MÚSICA
Internet
Gonzalo Díaz-Arbolí

5 comentarios:

Eugenio M. dijo...

Gonzalo, esta entrada sobre el cuarto movimiento de la Sinfonía número 1 de Brahms, me parece, sencillamente, perfecta, porque además de demostrar una formación musical de gran altura, lo expones con una naturalidad que lo hace muy accesible, convirtiéndolo en toda una lección de difusión y propagación de alta cultura musicológica.
Me ha gustado mucho, aunque, si sigues elevando tanto el listón, va a llegar un momento en que vamos a zozobrar en los altos y profundos mares de la armonía. Pero ojalá que llegue ese momento.

olga dijo...

Muy interesante Gonzalo. Para mí esta pieza es la que más me emociona. Suena como la banda sonora de una película cuando aún no se había inventado el cine. Parece que cuenta una historia. Es una maravilla.

Anónimo dijo...

Qué buen trabajo, qué sabiduría. Gracias, Gonzalo.

LUIS MANZORRO BENITEZ dijo...

La verdad, amigo Gonzalo, es que tanta sabiduría de un arte tan difícil como la música, abruma. Yo necesito leer varias veces, no se cuantas, "las referencias", al tiempo que oigo la Sinfonía núm. 1; de momento lo he hecho dos veces y te aseguro que ayuda bastante.
Muchas gracias por el esfuerzo y por compartir tus conocimientos.

Anónimo dijo...

Muy bueno amigo Gonzalo, se te agradece esa información abzs-

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