La radio del posibilismo.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la radio es mayor de edad, y está regulada de arriba abajo, y controlada, porque ya se sabe lo que puede dar de sí cuando va por libre.
El Régimen franquista crea Radio Nacional, y la dota de los mejores medios técnicos y de cobertura, que dicho sea de paso aún posee. Y después, sin hacer caso de los Convenios de Ginebra, el Gobierno de Franco reparte concesiones radiofónicas a los afines al régimen.
Aún así, todas estas emisoras estaban sujetas al régimen de censura. Y por supuesto, tenían prohibición absoluta de informar. Solo podían dar noticias de alcance folklórico, artístico o deportivo, y además, dos veces al día, a las 14.30 y a las 22.00 conectaban obligatoriamente con Radio Nacional que daba las noticias debidamente filtradas.
Con estas limitaciones, la radio no estatal no puede quedar más amordazada. Pero paradójicamente, a pesar del dirigismo, existía la pluralidad. Al final de la Segunda Guerra Mundial, el único país de Europa en que existían múltiples empresas de radiodifusión era España. En el resto del Continente, desde los Pirineos hasta Siberia, reinaba el monopolio estatal de la radiodifusión.
Esta situación nos dio una ventaja. La radio soportó los tiempos duros de censura y penuria económica, salió indemne y a la vez, facilitó la existencia de generaciones de profesionales que se curtieron en los mil frentes de la comunicación. Una generación de locos de amor por la radio, que dieron por ella los mejores años de su vida.
Decían lo que podían, comunicaban con permiso, y a veces sin él. La radio utilizaba para ello la diversión, y llegó a ser la reina de la fiesta gracias a un plantel de profesionales como Bobby Deglané, José Luis Pecker, Joaquín Soler Serrano. Era la radio de la fantasía, con Jorge Arandes y Federico Gallo. O la radio que se alió con la industria del disco y se convirtió en su principal impulsora. Ahí podríamos colocar como padre de ese movimiento a Raúl Matas.
La radio del posibilismo aprendió en la escuela más dura. Aprendió a buscar publicidad debajo de las piedras, cuando nadie daba un duro por ella, aprendió a resistir las presiones estatales, cuando el censor de turno exigía un guión previo para todo. Con un aprendizaje tan feroz, la radio casó matrícula de honor en competitividad. De ahí su renacimiento. Su crecimiento, y su poder de convocatoria, cuando por fin pudo ser fiel a su vocación de libertad.
Fuente:
Discurso de Investidura del Ilmo. Sr. Luis del Olmo. Capítulo VII.
1 comentario:
El NODO, cuanto recuerdos. Lo ponían siempre en el cine San Francisco antes de empezar las películas.
¡Ja,ja,ja,! Los "micobrios" decía la gran Rafaela Aparicio. El video es super divertido y nos recuerda a muchos buenos actores, a grandes cómicos y a productos de los que, aún hoy, salen en los anuncios de la TV. Otro buen capítulo, Gonzalo.
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