19.11.21

Cap.V. Discurso de Investidura del académico de Santa Cecilia, Luis del Olmo. La Radio

 


La radio de la comunicación.
Y llegamos a la radio. Con esa finalidad fue inventada.
Hablando y escuchando, el ser humano ha hecho radio, antes incluso de que existiera la radio. Porque más allá de la técnica que la ha hecho posible, la radio es comunicación oral, es un trozo de vida hecha sonido, un bocadillo de realidad que va de boca a oído.

Nuestros cinco sentidos son cinco seductores que quieren conquistar a la Señorita Realidad. La vista, la retrata. El olfato, la adorna. El tacto, la desnuda. El gusto, la saborea. ¿Y qué hace el oído? Se relaciona con ella. Gracias a esta relación, los otros sentidos pueden retratarla, adornarla, desnudarla y saborearla.

Luis del Olmo, en la visita que hizo al Museo de la Radio de Vejer

La radio reivindica el origen de la voz, es decir la palabra que nace para los oídos. En el principio existió el fonos, el sonido y del fonos salió el logos, el concepto. La radio recupera la tradición oral, recoge el legado del primer cronista de las cavernas, y de los antiguos juglares que contaban sus historias alrededor del fuego.

Me considero un hombre privilegiado, porque desde que escuché la llamada de la radio, solo tuve que hacer una cosa, ser fiel a ella saborear el placer de trabajar año tras año, en algo que me apasiona y que ha premiado con creces el esfuerzo con un sinfín de satisfacciones. Vengo ahora a esta Academia no tanto a impartir una lección cuanto a dar un testimonio.

Un testimonio que en cualquier caso no es original. La historia de la radio está plagada de historias de amor. Por ejemplo, podría hablarles de aquel barcelonés de la calle Pelayo que se enamoró de la radio, antes de que ésta naciera, José María de Guillén, que a los 37 años, tras crear la Asociación Nacional de Radiodifusión, solicitó a la Dirección General de Comunicaciones la autorización para instalar la que fue la primera emisora de nuestro país, Radio Barcelona, que se inauguró el 14 de noviembre de 1.924 en la cúpula del Hotel Colón.

Entonces la radio era una niña de pocos años. Los expertos dudan de cuando nació realmente. Lo que sí es cierto que su gestación fue lenta. La concibió un joven Guillermo Marconi, cuando con 20 años, en 1.895, consiguió enviar, desde la buhardilla de la casa de campo de sus padres, un mensaje en Morse hasta un receptor, situado a 2 kilómetros de distancia, detrás de una colina. Dos años más tarde del Experimento de la Colina, la radio cubre una distancia de 4 kilómetros, de un lado a otro del canal de Bristol, y en 1.902 cruza el Atlántico.

En 1.916, otro loco enamorado de la radio, David Sarnoff, un ejecutivo de la American Marconi Company, pensó en la posibilidad de la utilización de la radio como medio de comunicación de masas, pero sus superiores se mostraron escépticos ante la idea. Desde aquel entonces, los burócratas son los enemigos de la radio, y de esto todos los que llevamos muchos años en este oficio podríamos hablar horas y horas. Pero corramos un tupido velo. Los burócratas se traspapelan en el olvido, mientras que la radio sigue, cada día, con la voz más fuerte. Lo de David Sarnoff fue un amor incomprendido.

Primera radio de Frank Conrad

Tuvo más suerte Frank Conrad, unos años después. Era ingeniero de la Westinghouse cuando su compañía le encargó la construcción de un transmisor de radio a causa de un suceso un tanto particular. Conrad y su familia trabajaban en sus ratos libres como disk-jockeys aficionados en un local que retransmitía música y llegaba a los oyentes mediante un aparado de radio de poca potencia. Ante el incremento de la audiencia, la noticia fue recogida por los periódicos locales y llegó a oídos de la Westinghouse, que le animó a crear un transmisor de mayor potencia. Conrad lo consiguió y, el 2 de noviembre de 1.920, la estación KDK de Pittsburg retransmitió un mensaje: la elección del presidente Harding para el país; mensaje que fue escuchado por 1000 personas. Gracias a una chifladura familiar, había nacido la que se considera la primera emisora del mundo, que por cierto, todavía transmite con gran éxito.

En el año 1.922 se difundió la primera emisión de publicidad. Cuatro años después, había en el mercado unos 5000 aparatos de radio, y la RCA y la ATT establecieron la primera red comercial de radiofonía.
En la década de los 20, la radio ya se había convertido en un medio de difusión de masas. Esto llevó a crear la Comisión Federal de Radio de Estados Unidos. Entre los años 1922 y 1924 se construyeron emisoras por todo el mundo, entre ellas la pionera en nuestro país, Radio Barcelona.

Esa radio faldicorta y juvenil, en sus primeros 25 años de vida en nuestro país, fue cortejada por toda una nómina de enamorados que estaban locos por ella.

Aquellos receptores de galena requerían una audiencia terriblemente enamorada, todos ellos eran oyentes chiflados por la radio. Es a partir de esa adicción, como se entiende que aquella forma de comunicar encuentre un eco sorprendente. Se creó un estilo radiofónico basado en la improvisación, con retransmisiones de conciertos, espectáculos, y de ese esfuerzo por ganar audiencia, acercando la radio a los problemas del público, surgen los primeros presentadores y comentaristas.

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Fuente: 
Discurso de Investidura del Ilmo. Sr. Luis del Olmo. Capítulo V.

1 comentario:

Luis Manzrro Benitez dijo...

Bonita e interesantísima la historia de la radio, historia en la que Vejer, con la familia Tinoco, ha sido, como diría Luis del Olmo "protagonista". Yo oigo más la radio que veo la televisión, y es que de niño y de joven, la radio llevó mucha alegría y felicidad a la gente del campo, y la llevamos en el corazón. Precioso el capítulo de hoy, Gonzalo.

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