8.11.25

Ópera, Los Pescadores de Perlas, en tres actos de George Bizet

Entre los aromas de un Oriente imaginado y las brumas de Ceilán, nació en 1863 “Les pêcheurs de perles”, ópera en tres actos de Georges Bizet. El libreto, obra de Michel Carré y Eugène Cormon, había tenido otras vidas antes de llegar a manos del joven compositor: su primera versión estaba ambientada en México y se titulaba Les pêcheurs de Catane. Pero la moda del momento, ese gusto francés por el exotismo y las tierras lejanas, trasladó la acción a las costas del Índico y bautizó definitivamente a su heroína con el nombre de Leïla.

El estreno tuvo lugar el 30 de septiembre de 1863 en el Teatro Lírico de París. La capital francesa vivía entonces fascinada por lo oriental: perfumes, decoraciones, colores y melodías venidas de otros mundos. Esa corriente había sido inaugurada por Félicien David con su obra sinfónica "Le désert". Bizet, todavía en los comienzos de su carrera, se dejó seducir por esa atmósfera sensual y misteriosa, plasmando en su partitura un "Oriente soñado", más poético que real.


                                                 "Je crois entendre encore" de BIZET. Canta: Alfredo Kraus
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En "Los pescadores de perlas" resuena ya la voz apasionada que años más tarde culminará en Carmen. Aquí encontramos melodías de una belleza transparente, una orquesta colorida y un lirismo refinado que revela la influencia de Gounod y de Verdi. Entre los pasajes más célebres figuran el aria del tenor “Je crois entendre encore”, de melancólica dulzura.

El argumento nos habla de Nadir y Zurga, dos amigos entrañables que, en su juventud, se enamoraron de la misma mujer: la bella sacerdotisa Leïla. Para no destruir su amistad, ambos juraron renunciar a ella. Los Pescadores de Perlas Años después, el destino los reúne en la exótica Ceilán, donde Leïla, consagrada al dios Brahma bajo voto de castidad, dedica su vida a proteger a los pescadores de las furias del mar. Pero el amor, más fuerte que cualquier juramento, renace entre Nadir y Leïla. Descubiertos, son condenados, y Zurga, convertido en jefe del pueblo, lucha entre los celos y la lealtad. Finalmente, la compasión triunfa: los ayuda a huir, aunque una tormenta destruye la aldea y el destino termina por separarlos para siempre.

El estreno no fue un éxito. El público parisino, exigente y cambiante, no supo apreciar en aquel momento la sutileza de su música. Solo Hector Berlioz advirtió su belleza, elogiando la cantidad considerable de piezas llenas de vigor y de rico colorido.
Décadas más tarde, la voz de Caruso, (no existe grabación de Caruso) y más tarde la de Alfredo Kraus, darían nueva vida al personaje de Nadir, inmortalizando su aria en grabaciones y conciertos.
Hoy, Los pescadors de Perlas ocupa un lugar singular en la historia de la ópera. Es una obra de juventud, imperfecta tal vez, pero llena de promesas y de encanto. En ella Bizet muestra ya su don para lo melódico, su sensibilidad dramática y su gusto por los paisajes exóticos donde el amor, la amistad y el destino se entrelazan en una música de inagotable belleza.

Y para finalizar escuchemos el famoso y conmovedor dueto, dedicado a la amistad, para tenor y barítono: Au fond du temple saint, una de las páginas más conmovedoras del repertorio francés.

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SHERRILL MILNES y ALFREDO KRAUS " Les pecheurs de perles" de Bizet "Au fond tu temple saint" Dir.. J. Rudel

Gonzalo Díaz Arbolí
Académico de Santa Cecilia

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