La tendencia a imaginar pasados alternativos —esos que habrían existido si hubiésemos tomado otra decisión— nos lleva, inevitablemente, a preguntarnos en el presente cómo pudo haber cambiado nuestro destino.
Mirar al pasado es, hasta cierto punto, inevitable: es la forma que tenemos de preguntarnos si vamos por el buen camino.
Transcurrían los años cincuenta del pasado siglo, aquellos tristes años de la posguerra española.
El regreso al pueblo de un joven de diecinueve años frustrado, sin ilusiones ni esperanzas.
Desengañado por la decisión y el miedo de sus padres, tuvo que elegir entre continuar cursando la carrera militar y su evidente peligro en la guerra de Ifni de 1958 o volver a la incertidumbre del regreso a su pueblo.
Pero, -“la loca de la casa” como llamaba Santa Teresa a la imaginación-, empieza a soñar y añorar el pasado.
Por qué nos pesa la nostalgia del "¿qué hubiera pasado si...?"
A lo largo de la vida nos enfrentamos a decisiones cruciales que nos conducen por caminos determinados. Sin embargo, con el paso del tiempo, es común que nos preguntemos cómo habría sido nuestro destino si hubiésemos seguido otra senda, un camino más amplio lleno de matices y aprendizajes.
Este ejercicio mental —imaginar lo que pudo ser— es una forma de razonamiento hipotético que puede tener funciones útiles: aprender de los errores, prepararnos para el futuro, consolarnos ante lo negativo o incluso disfrutar del éxito al pensar en lo que evitamos.
Tomar una decisión es, en el fondo, asumir la responsabilidad de nuestro propio rumbo. Elegimos libremente quién queremos ser. Y una vez hecha la elección, mirar atrás es la forma más humana de preguntarnos si realmente hicimos bien.
Así nace el “¿y si…?”, ese impulso de imaginar cómo habría sido el presente de haber tomado otro camino.
Pero el destino siempre tiene sus propios planes. ¿Quién decide el destino? ¿O son las circunstancias? O tal vez sea una combinación de ambos. En última instancia, cada elección, por pequeña que sea, nos lleva a donde estamos hoy y eso tiene un valor esencial.
Desde hace mucho tiempo, vengo planteándome esta cuestión. Si miramos atrás ¿cómo contemplamos el pasado? , ¿con los ojos de entonces o con los ojos de este momento ? ¿tendré hoy las mismas convicciones para valorar hechos o acontecimientos del pasado, que hace setenta años?
Puede que la nostalgia esconda un sentimiento más de “vida que se acaba” que de recuerdos de un tiempo que fue mejor. Antes, no era consciente del fin próximo; el futuro aparecía como frontera muy lejana. El tiempo vuela; las decisiones y la memoria puede llevarnos a un entendimiento más profundo de nosotros mismos y las historias que llevamos dentro. Nos queda menos y ahora lo sabemos, y todo el pasado se vuelve bello y amable. Este proceso puede brindarnos calma, pero al mismo tiempo despierta la tristeza de lo que pudo ser.
La memoria es un acto de amor hacia nosotros mismos y aquello que hemos perdido; lo que eres, lo que nunca quieres perder, a la vez que nos ayuda a mantener vivas las experiencias y a conectarnos con nuestra esencia. En su complejidad radica también la belleza de la vida: el poder de vivir en el presente mientras llevamos con nosotros los ecos del pasado.
Gonzalo Díaz Arbolí
11 comentarios:
Me parece muy humano y profundo plantearse que pudo ser de nuestra vida de haber tomado otros caminos y decisiones. A mí últimamente también me pasa y me hago preguntas de lo que pudo o no haber sido. Me encanta como está desarrollado el escrito y me llega muy hondo. Estupendo tío Gonzalo. Te quiero mucho.
Gracias, cariño. Aunque anónimo, adivino que eres una de mis sobrinas más dulce. También que quiero mucho, cielo.
Cuanta verdad y cuanto tenemos que aceptar el no haber vivido mil veces y con mil circunstancias.
Deberíamos creer en las reencarnaciones.
😂
Buen día
Un abrazo
Estimado: Buena pregunta del condicional : Y si..
hubiera o hubiese hecho esto o aquello? . No solo nos lo preguntamos sino que lo exponemos en una conversación . Para mí tiene doble filo. En primer lugar te puede ayudar en la experiencia. pero que es la experiencia? Para que sirve en el presente con futuro a corto plazo? Es rememorar el pasado y a ciertas edades entras en el laberinto de la nostalgia. Y para mi la
...Nostalgia y de la nostalgia lo justo. Un abrazo
Me encanta tu entrada de hoy, amigo Gonzalo, pero creo que pensar en lo que “hubiera sido si…” es una pérdida de tiempo, porque las respuestas que le demos son infinitas, y pueden ser tanto positivas como negativas; sin embargo, esa pregunta me la he hecho muchas veces, pero para fabricar a mi gusto las respuestas. Por ejemplo, he imaginado placenteras relaciones amorosas con aquellas chicas que pasaron por mi vida como estrellas fugaces.
Nadie sabe si Dios existe, —que yo sepa no hay pruebas fehacientes—, ni si el universo es infinito, ni si hay vida después de la muerte, ni si el destino esta predeterminado, o podemos dirigirlo con nuestros actos: la casualidad, lo imprevisto, lo inesperado, siempre nos acecha y puede dar al traste con nuestros deseos, nuestros propósitos y nuestras ilusiones.
Hablando de estos temas, permíteme que cuente lo que me pasó al poco tiempo de dejar la marina y afincarme en Mallorca. Resulta que tuve que tomar una decisión muy importante, y opté por la más fácil y conservadora. Busqué caminos y llamé a muchas puertas para conseguir la opción elegida, pero los caminos estaban tapiados y las puertas cerradas… y entonces se hizo realidad lo que alguien, no se quién, escribió: “A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlos”
No podemos arrepentirnos ya de " lo que pudo haber sido y no fue "Saludos.
Muchas gracias, amiga, Juana. Se asemeja un poco a la teoría del Caos, es decir...son sistemas cuya evolución no sigue un patrón predecible y constante y claro, no podemos arrepentirnos por lo que no fue. Un abrazo.
Hola D. Gonzalo. Me gusta leerle. Cuando a mi vida viene el "y si..." siempre pienso en el destino. Creo que nuestra vida está escrita desde el momento en que se nos engendra, solo tenemos que vivirla y disfrutarla lo más que podamos. Cada decisión que tomamos es la decisión que teníamos que tomar en ése momento.
Un fuerte abrazo.
El mejor remedio contra la melancolía: centrarse en la tarea de vivir correctamente el presente. Yo intento practicarlo.
Voy cumpliendo años, y cada vez tengo menos tendencia a preguntarme por lo que opté, o no, en distintas etapas.
Asumo y acepto el camino y las determinaciones tomadas....
Mi interés y tendencia está casi siempre, en vivir el instante...
Lo vivido sostiene lo que soy hoy.
Gracias por estos regalos que nos haces, me consta que pones mucho amor
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