Recordamos a personas que nos precedieron en el camino de la vida y que por su trayectoria forman parte importante de la historia de nuestro pueblo, al que dieron lo mejor que tenían. El tiempo pasa inexorablemente, pero los antiguos recuerdos quedan como añoranza
Me refiero a mi abuelo, José Díaz Jiménez, nacido en Cádiz en 1875 en el seno de una familia de músicos, hijo de Pedro Díaz Andrades y Ana Jiménez Cabrera, estudió en Barcelona donde obtiene el título de Director de Orquesta, como compositor escribió varias obras para Corales y Banda.
Residente en Vejer desde su juventud, dedicó su vida a la música llevado de una gran vocación. Fue funcionario del Ayuntamiento de Vejer, gracias a su inteligencia, su grado de conocimiento musical y su personalidad formó un grupo con vejeriegos entusiastas, que de forma altruista ofrecían su tiempo a los ensayos y actuaciones públicas. Fue así como nació la Banda de Música Municipal de Vejer.
En 1932 cuando la ciudad contaba con 16500 habitantes, fue nombrado, por su sensatez, prudencia y por sus capacidades, Fiscal del Juzgado Municipal.
La Banda de Música en la primera mitad del siglo XX
Dirigida por D. José Díaz Jiménez, funciona hasta 1917, fecha en que se autodisuelve en solidaridad con su director, expulsado del cargo por su apoyo al que a la postre sería el perdedor de las elecciones, el conservador Marqués de Tamarón.
El Golpe de Estado del General Primo de Rivera en 1923 hace que el Sr. Díaz Jiménez vuelva a dirigir la Banda de Música, llamada ahora de los Zapateros, por estar formada por industriales y artesanos del pueblo, con sede en el Castillo.
De 1930 hasta 1936 cambian a llamarse “Gremios Unidos” y se trasladan a un local propio en la calle Sancho IV el Bravo, la cual será disuelta por el Régimen del Régimen Franco.
A partir de esa fecha se inicia un vacío en la Banda Municipal de Música hasta que, en los finales de la década de 1940, D. Manuel Sánchez Moreno la recompone, ahora con el nombre de “Los Músicos”
La fotografía es de 1917
Aparte de organista fue un magnífico pianista, de fina sensibilidad y brillante ejecución, dedicando sus tardes libres a dar clase de solfeo y piano. Fue organista de la parroquia del Divino Salvador, y dirigió su coral durante muchos años; causa deleite recordar su participación en la celebración de la novena a la Virgen, acompañado del tenor sevillano, señor Villalba, y del bajo gaditano, señor Jiménez, que llenaban nuestra iglesia de una música y unos cantos que enriquecían la solemnidad de la liturgia.
Don José Díaz Jiménez, dirigió orquestas de zarzuelas. Pero el amor hizo que renunciara a la plaza de organista de la Catedral de Cádiz; casó con Josefa Muñoz Benítez en 1903, nacida el 10 de enero de 1874, -hija de Luis Muñoz Hernández y Eloísa Benítez Manzorro-, estableciéndose definitivamente en Vejer. Dos años más tarde nació mi padre al que pusieron el nombre de José Teodoro María de la Oliva del Salvador. (El nombre no podía ser más vejeriego, para los que no recuerden son los patrones de Vejer, Virgen de la Oliva y Divino Salvador)
Como escribe D. Antonio Machado: Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero... Y recuerdo cuando, como una cantinela recurrente decía. Tengo que morir antes que Pepita, de lo contrario no lo podría soportar. Era tanto su amor, tanta su veneración, gracias a Dios, sus plegarias fueron escuchadas, murió en Vejer en 1954 a los 77 años y meses más tarde moría mi abuela, ya demenciada.
Mi bisabuela: Eloisa Benitez Manzorro |
“La patria es la infancia…” Vejer es y será mi infancia y mi orgullo convencido de saberme nacido en un lugar único, en ella me reconozco e invoco a mis padres a quienes debo el vínculo de amor con esta tierra, por sus campos y sus paisajes en los que he tenido la suerte de nacer a la vida. La palabra "Vejer" es sagrada. Como sagradas son la tierra y la memoria.
Vejer, la misteriosa, donde existieron romanos, cristianos, moros y judíos, que pasearon nostálgicos por sus calles encaladas, y que invocaron con igual fidelidad el nombre de Beka, Baesippo, Bekkeh, Vejer de la miel y Vejer de la Frontera, todos ellos erigieron el blanco caserío que hoy poseemos, y todos fueron artífices de su crecimiento y progreso.
Yo vuelvo a Vejer para saber de dónde vengo y para recordar por donde debo ir. Pero alejarse no es olvidar. Los pueblos no son las piedras de sus edificios ni sus calles, son las personas que la habitaron y las que allí siguen viviendo.
Mis padres me enseñaron a amar a este pueblo: conservo celosamente la nota que, en el programa de la Velada en honor de la Virgen de la Oliva de 1966 escribió mi padre: Gonzalo, háblale a los niños de la Virgen de la Oliva y que cuando sean mayores la tengan siempre presente en sus oraciones. Muchísimos besos para todos de vuestros padres y abuelos.
Dejé Vejer sin saber, como está escrito, que la historia de un hombre es un largo rodeo alrededor de su pueblo. Cada vez que vuelvo me parece un lugar mágico. Lo visito siempre que puedo en busca de mi pasado, que es el futuro. Mi compromiso permanente es dar a conocer mi lugar de nacimiento, uno de los pueblos más bonitos de España, quienes alguna vez se hayan adentrado en la aventura de recorrer sus calles laberínticas de casas encaladas y azulejos nazaríes entenderá el motivo de su belleza y también tendrán la oportunidad de conocer las bondades que ofrecen sus habitantes. Nunca me cansaré de escribir sobre ello y no pierdo la ocasión de hacerlo continuamente.
Vejer de la Frontera de "todas las fronteras", porque las tiene entre mar y tierra, entre moros y cristianos, entre llanura y monte, entre la realidad y el sueño. Vejer, altiva en tu cima de pinos y de piedras donde el viento es libre, es uno de esos pueblos de los que cada crepúsculo se despide con el inconfesado temor de que, durante la noche, se haya ido volando como una bandada de grullas.
Y para terminar, creo que debemos reconocerle el enorme mérito de inculcar en los vejeriegos la afición y amor por la buena música; en aquellos años Vejer era enviado por los pueblos cercanos por su gusto musical.
Gonzalo Díaz Arbolí
6 comentarios:
Que bonito conocer de cerca de dónde venimos!
Qué bonito papá y que interesante 😊
¡Qué bonita e interesante la historia de ese gran personaje que fue tu abuelo! Creó la banda municipal de música de Vejer, profesor de música, funcionario del ayuntamiento...¡vivió para la música y para Vejer!
Si no me equivoco, la suegra de tu abuelo se apellidaba Benítez Manzorro, mis apellidos invertidos, ¡qué curioso!
Gracias, Gonzalo, por contarnos esta hermosas historia de tus antepasado, que es también historia de Vejer.
Querido amigo Gonzalo: La cercanía de tu amistad y la luminosa blancura, que grita a lomos de ese cerro que tiene un molino, me impulsan a sentirme un tanto vejeriego, pero esta interesante biografía de tu abuelo, unida a otras que nos has ido relatando sobre otras personas de alto relieve intelectual y humano, añadiendo el cúmulo de detalles históricos sobre Vejer me obligan a pedirte que me indiques dónde está el Quema en que debo bautizarme
Gonzalo gracias por recordarnos a tu abuelo D. José Diaz, según la persona que me llevo a bautizarme, me decía que mi madrina de bautismo, pidió que tocara el órgano, me contaba que era el Sr. Diaz. Tu otro abuelo D. José Arboli, también dejo recuerdo siendo Secretario Oficial de nuestro Ayuntamiento, conozco unas Ordenanzas Municipales del Año 1925, firmada por tu abuelo, siendo Alcalde D. Jaime Mora-Figueroa.
Amigo Gonzalo. Mi madre me contestó contaba la amistad que unía a tu abuelo con mi abuelita María Teresa a través del piano. Ella había completado la carrera de piano revalidada en Madrid con 12 años y la admiración era mutua.. de alguna raíz nos viene el gusto por la música
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