Su interés por la guitarra se despertó cuando escuchó y aprendió de un guitarrista popular de su localidad, "el ciego de la Marina".
En 1862 Julián Arcas actuó en Castellón. Aprovechó el padre de Tárrega la ocasión para presentar su hijo al famoso guitarrista y Arcas accedió a darle clases en Barcelona, ciudad donde residía por entonces. En Barcelona, Tárrega, con apenas diez años, abandonó la casa de los familiares adonde había sido llevado y comenzó una adolescencia errante y bohemia tocando en cafés y tabernas para subsistir. La ocasional protección ofrecida en Valencia por el conde de Parcent duró bien poco por el fallecimiento de éste.
En 1868, año de la Gloriosa y de la abdicación de Isabel II, la vida de Tárrega se reorientó hacia el trabajo y el estudio gracias a un contrato para tocar el piano en el Casino y en un café de Burriana. Allí obtuvo la ayuda y protección del comerciante Antonio Cánesa Mendaya, con quien viajó a Sevilla en 1869 para adquirir una guitarra del constructor Antonio Torres.
Los nuevos criterios de construcción de Torres, que marcan un punto de inflexión en la historia organológica de la guitarra, habían sido sancionados por Arcas, que venía usando sus instrumentos desde la década de 1850. Torres dio a Tárrega una guitarra que había hecho para sí mismo cinco años antes. Éste será su instrumento favorito, que utilizará en toda su carrera concertística, aunque con los años llegó a poseer otras dos guitarras más, fechadas en 1883 y 1888, del mismo constructor.
En 1874 viajó a Madrid y se matriculó en la Escuela Nacional de Música y Declamación, estudiando Solfeo, Armonía y Piano. El estudio de la guitarra no estaba contemplado en los programas oficiales de la Escuela, pero existía, recogida en el reglamento de 1857, la imprecisa figura académica de “maestro honorario” que ostentaba entonces el guitarrista Tomás Damas, y, según su coetáneo, el guitarrista Francisco Cimadevilla, Tárrega recibió lecciones de Damas.
Brillante alumno —obtuvo en 1875 el primer premio en solfeo—, Tárrega alcanzó fama como guitarrista entre sus compañeros, de suerte que el director del centro, por entonces Emilio Arrieta, le organizó un concierto para el claustro de profesores cuyo resultado fue el consejo de dedicarse a la guitarra y abandonar el estudio del Piano. En 1877 Tárrega fue invitado por Arrieta a participar en un concierto benéfico en el Teatro Alhambra. Al finalizar, el propio Arrieta, felicitándole, dijo: “La guitarra necesita de ti y tú naciste para ella”. Es el punto de partida de una rápida carrera ascendente como concertista, pues en apenas dos años era ya “uno de los guitarristas más acreditados de España”, a juicio de Baltasar Saldoni. Se presentó en los distintos teatros de Madrid (Circo, Jovellanos) y era ya equiparado a Arcas y calificado como “el Sarasate de la guitarra”. Cuando actuó en Barcelona, la prensa dijo de él que “es el primer guitarrista de España” Su influencia entre los guitarristas del siglo XX ha sido inmensa."
Actuó en varios teatros, y fue invitado a tocar para la reina Isabel II de España. Tras tocar en Londres, realizó frecuentes giras por España y Francia. En Valencia conoció a Conxa Martínez, rica viuda que lo tomó bajo su protección artística, y le ofreció a él y a su familia una casa en Barcelona. Allí es donde compuso la mayor parte de sus más famosas obras.
De vuelta de un viaje a Granada escribió Recuerdos de la Alhambra, -la pieza se caracteriza por utilizar la técnica conocida como trémolo para interpretar la línea melódica, en la cual cada nota es tocada varias veces de forma rápida, dando lugar esta sucesión a la ilusión de que dicha nota suena de forma sostenida. Para llevar a cabo esta técnica, el intérprete puntea la cuerda con los dedos anular, corazón e índice de forma secuencial. El pulgar es utilizado para tocar el acompañamiento en arpegios más graves que la melodía. Es común pensar que la obra está siendo interpretada por dos guitarras la primera vez que se escucha-.
En Argelia le llegó la inspiración para componer Danza mora. Allí conoció a Camille Saint-Saëns y más tarde, en Sevilla, escribió la mayor parte de sus estudios. A su querido amigo y compositor Tomás Bretón le dedicó el hermoso Capricho árabe.
Aparte de sus obras originales para guitarra, que incluyen, Lágrima, Variaciones sobre la Jota Aragonesa arregló piezas de otros autores para este instrumento, como algunas de Ludwig van Beethoven, Frédéric Chopin, Felix Mendelssohn y la famosa Serenata Española del catalán Joaquim Malats.
Como otros de sus contemporáneos españoles, como su amigo Isaac Albéniz, Tárrega intentó siempre combinar la tendencia romántica que prevalecía en la música clásica con los elementos populares españoles.
Tárrega está considerado como el creador de los fundamentos de la técnica de la guitarra clásica del siglo XX y del interés creciente por la guitarra como instrumento de recital.
Se estableció en París, conquistando la admiración del público. Hizo buenas amistades entre artistas, poetas, políticos y músicos de la talla de Isaac Albéniz, Felipe Pedrell o Tomás Bretón.
Dio un nuevo impulso a la guitarra rescatándola del menosprecio en que había quedado desde hacía varias décadas.
Fue un hombre bondadoso, cordial, tenaz y modesto, totalmente despreocupado por los asuntos monetarios. En sus últimos años parece que sentía cierta desgana por los conciertos públicos, prefiriendo las audiciones restringidas a alumnos y conocidos.
En el año 1882 se radicó definitivamente en Barcelona donde creó su propia escuela.
En esa ciudad falleció prematuramente el 15 de diciembre de 1909.
Fuentes:
Real Academia de la Historia
Wikipedia
Youtube
Gonzalo Díaz-Arbolí
1 comentario:
Maravillosa la música de Tárrega que has compartido. Me has hecho recordar una preciosa nana, creo que era también de Tárrega, que mi hija aprendió a tocar de pequeña.
Muchas gracias, Gonzalo.
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