14.1.21

LA FÍSICA Y EL ARTE: UNA VISIÓN APASIONADA. Capítulo 5 de 8



Pero no se trata únicamente de eso, también plantea que la geometría tridimensional de Euclides no reproduce nuestra realidad de cuatro dimensiones, necesitándose una nueva geometría para una interpretación más completa, como las propuestas en el siglo XIX por Lobachevsky, Bolyai, Gauss, Riemann y Félix Klein, quienes, trabajando independientemente, con espacios multidimensionales y diferentes curvaturas, crearon geometrías alternativas llamadas no-euclidianas, las cuales, según Einstein, podían adaptarse a un universo similar al nuestro. 

Estas nuevas visiones geométricas amplían la concepción del espacio a límites absolutamente inconcebibles para la mirada clásica de Euclides, introducen la idea de la cuarta dimensión, revolucionando la noción de la perspectiva tradicional, extendiéndola a universos de múltiples dimensiones con diferentes curvaturas y horizontes. En estas geometrías se modifica el postulado de las líneas paralelas de Euclides, quien enunciaba que por un punto exterior a una recta, se podía trazar solamente una recta paralela en el mismo plano de la línea dada. En contraste, bajo el enfoque no-euclidiano de la geometría elíptica de Riemann, por un punto exterior a una línea recta no existen paralelas, por lo cual todas las líneas pueden cortarse si se prolongan lo suficiente, o según la geometría hiperbólica de Lobachevsky, por un punto exterior a una recta es posible trazar más de una recta paralela en el mismo plano de la recta dada. 


Así, la concepción del paralelismo se relativiza y queda sujeto al modelo geométrico seleccionado: elíptico, esférico, hiperbólico, parabólico o cualquier otra configuración. Las consecuencias de estas interpretaciones hacen que la suma de los ángulos internos de un triángulo cualquiera no sea ciento ochenta grados como ocurre en el sistema euclidiano, sino que esta suma es mayor de ciento ochenta grados en el esquema de Riemann, y menor de ciento ochenta grados en la geometría de Lobachevsky. De este modo, todas las figuras geométricas sufren alteraciones, adoptando configuraciones no comunes y las dimensiones son susceptibles de curvarse e interpenetrarse en variadas formas. Cualquier curva del espacio puede transformarse en otra equivalente, y cualquier universo de múltiples dimensiones es capaz de representarse convenientemente en un modelo hiperbólico, parabólico, elíptico o esférico. Siguiendo esta visión, Einstein escogió la geometría elíptica de Riemann para representar nuestro universo, incorporando el tiempo como una cuarta dimensión de la realidad.

Las imágenes relativistas desarrolladas por los físicos, también fueron previstas y estimuladas por escritores, pintores y otros creadores, quienes dieron origen a obras de arte de notable trascendencia y envergadura. Particularmente, la pintura cubista y el arte cinético muestran rasgos relativistas, que dotan a las obras de movimiento y percepciones espaciales, temporales y energéticas.
Ignacio Pérez Blanquer



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