10.1.21

LA FÍSICA Y EL ARTE: UNA VISIÓN APASIONADA. Capítulo 3 de 8

3º capítulo. Continuamos con el resumen del c. v. del Profesor Dr.Ignacio Pérez blanquer.
En el curso 2005/06 y hasta el 2008/09 en la Escuela Superior de Ingeniería de la UCA, en la titulación correspondiente a Ingeniería Técnica en Informática de Gestión imparte la asignatura Programación Concurrente y Distribuida.


Entendámonos bien ahora: el lenguaje de la Ciencia, por preciso que sea, no es más que un «mapa» para describir la naturaleza Y no hay que confundir este mapa con el «territorio». Así, no porque hayamos decidido llevar a cabo una «geometrización» del Universo lo más completa posible debemos llegar a la conclusión que el Universo «es» la geometría (a pesar de Platón, que decía: «Dios es el eterno geómetra»). Lo que el Universo «es» no lo sabemos, O más exactamente: si lo supiéramos, sería por una especie de «intuición» interior, muy próxima al sentimiento místico, y que no se podría expresar en ningún lenguaje, aunque fuera matemático. Encontramos aquí la célebre distinción que establecía Henri Bergson entre inteligencia e intuición: «Hay dos maneras profundamente diferentes de conocer una cosa. La primera implica dar vueltas alrededor de la cosa, la segunda penetrar en ella. La primera depende del punto de vista en que uno se sitúe y de los símbolos mediante los cuales se exprese, la segunda no adopta ningún punto de vista y no se apoya en ningún símbolo. De la primera diremos que se detiene en lo relativo; de la segunda ─que hasta donde es posible─ que alcanza lo absoluto». La Ciencia es por naturaleza y porque intenta expresarse mediante un lenguaje objetivo, una descripción de la primera categoría. Da vueltas alrededor de las cosas, las corta, las trocea, y toda la ventaja que obtiene de su objetividad va acompañada del inconveniente de no ser más que un «mapa» que sólo expresa, de un modo simbólico, ciertos aspectos, siempre necesariamente incompletos, del «territorio»... de la realidad. 

¿No es quizás más conveniente dirigirse al Arte para solicitar una descripción más profunda del cosmos? ¿No está el Arte más pertrechado de esa segunda manera de asimilar las cosas de que nos habla Bergson, no es acaso una especie de «simpatía intelectual» mediante la cual uno se traslada al interior de un objeto, para intentar coincidir con aquello que tiene de único y, por consiguiente, de sublime? Claro que la obra debe expresarse también finalmente mediante determinado lenguaje; pero este lenguaje, en la medida que sugiere más que describe, ¿no es, acaso, una tentativa del artista para proyectar su visión del cosmos hacia regiones «inconscientes» de los demás; no propone, acaso, una verdadera «comunión» intelectual directa entre el artista y los otros? 

Es evidente que ahora, aquí, no podemos comenzar examinando la descripción que la Ciencia actual hace del cosmos, únicamente nos limitaremos a unas grandes líneas, y queremos intentar hacer patente la unidad que reina en el Universo, desde lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande. E intentar determinar en qué medida la descripción artística completa la descripción científica, al intentar dirigirse a zonas más profundamente ocultas del Universo. 
Creemos que es de conocimiento general que cuando se analizan una serie de aspectos conceptuales de las artes plásticas contemporáneas y ciertas obras de la literatura y artes, percibimos vinculaciones y encuentros con diferentes ramas de la ciencia como la astronomía, química, biología y matemáticas y con la física en particular. Hay veces, en que las aproximaciones se perciben en palabras, frases, párrafos, fragmentos, textos, en las figuras de un cuadro o una estructura plástica, en aspectos filosóficos o en el planteamiento estructural de la obra de arte. 


Esas conexiones entre estas materias, aparentemente separadas, son peculiares y también muy notables, y poseen la originalidad y carácter estimulante de lo interdisciplinario así como por el interés que despierta la confluencia de múltiples enfoques de la realidad. De estas articulaciones surgen nuevos mundos y discursos, experiencias inéditas y espacios alternativos que enriquecen el conocimiento universal y el pensamiento creativo de humanistas y científicos.


Ignacio Pérez Blanquer

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