26.11.20

Miguel Hernández.

                Me tiraste un limón, y tan amargo




Este soneto se escribió para El Silbo vulnerado. Apenas tiene variaciones, posiblemente estén dedicados a Josefina. En este soneto, parece ser, que relata un hecho real, de un día que Josefina le tiró un limón a Miguel en la cabeza porque él, estando en el huerto, le robó un beso al descuido y ella, ofendida, le tiró un limón y le produjo una herida sangrante, y además, a ella, parece ser que le hizo gracia el limonado hecho y encima se ríe. Este despecho o desprecio fue causa de un deseo frustrado que llevó al poeta en otros sonetos a recordar sus «delincuentes» besos, el deseo de ser besado por la amada, que tenía una «mentalidad pueblerina». La palabra beso se repite 9 veces, para él son «sustanciales besos». También en el soneto 11, v. 3 escribe raptor intrépido de un beso. Miguel se convierte en un empedernido busca besos, para ser querido y aceptado por la amada como demostraciones de amor sincero.

Pulsar imagen para ampliar


Miguel deja inconclusa la anécdota poética, sin moraleja, posiblemente desea volver a retomar el tema del beso robado, lo cual supone un procedimiento de gran atractivo que evidencian los recursos estéticos del poeta en el sentido de dejar en el lector un testigo o cláusula que le servirá para repetir la anécdota desde otro punto de vista.

La poesía de Miguel Hernández está cargada de imágenes y elementos simbólicos. En este poema, la sangre es el deseo sexual, la camisa es el sexo masculino y el limón es el pecho femenino.

Pulsar en la imagen.



5 comentarios:

Eugenio Martínez dijo...

Precioso y certero comentario, Gonzalo, del "limonado hecho" de nuestro admirado, querido e inconmensurable Miguel Hernández. Cómo le divertía y gozaba de la inocencia de Josefina, que le inspiraba esos "divertimentos" poéticos y esas metáforas que parecen fluir de la propia fuente de Hipocrene.

Gondiazar dijo...

¡Fantástico, maestro!

Inmaculada Moreno dijo...

Uf, es que es un soneto de champions league. Yo siempre pensé que la herida del poeta fue mental. La forma del limón, que tal vez paró con la mano, le trajo a la mente reminiscencias de un pecho femenino y el pezón. Eso le heló la sangre. Ella era ajena a esa asociación mental y por eso se reía alegremente. La amargura del poeta está en sentirse menos ·puro· de lo que quisiera. piensa en la época, en su amistad con Sijé y la educación recibida...
Pero tal vez soy yo la mal pensada.

Gondiazar dijo...

¡Dios mío! Cómo sois los poetas. Siempre dais en el clavo. Los demás quedamos al margen de la revelación. Como bien señaló Aleixandre: "No hay un solo poeta que no modifique el mundo". Muchísimas gracias por vuestros comentarios.

Luis Manzrro Benitez dijo...

Disfruto tanto de vuestros comentarios como del poema y de Pericón de Cádiz.
Saludos y muchas g

Publicar un comentario