Sevilla,
tú que la llamaste pura
cuando Roma lo callaba
y que sembraste azucenas
el lienzos de Inmaculadas
Mariló Naval
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La Inmaculada Concepción de la Virgen, 1670 |
Sevilla fue la primera ciudad del mundo cristiano en pedir el dogma de la Inmaculada Concepción en 1615, al Papa Paulo V.
Desde la Edad Media, la Iglesia debatía si la Virgen María había sido concebida "sin pecado original".
Los Dominicos, solían negar esta tesis, porque temían que pareciera contradecir que solo Cristo es redentor.
Sin embargo, los Franciscanos, la defendían ardientemente.
Teólogos españoles (Universidad de Salamanca, Alcalá y sobre todo Sevilla) fueron especialmente concepcionistas.
Aunque la devoción era muy fuerte, no era dogma, y eso avivaba las disputas.
En los siglos XVI y XVII Sevilla era una de las ciudades más pobladas de Europa y un auténtico hervidero cultural. La devoción a la Inmaculada era intensísima: Cofradías, gremios y universidades hacían votos públicos en favor de la Inmaculada. El Ayuntamiento y el Cabildo catedralicio promovían fiestas, procesiones y certámenes.
Se crearon imágenes emblemáticas, como la Inmaculada de Martínez Montañés o las de Murillo, fruto de ese fervor.
Inmaculada (Convento de Santa Clara), Martínez Montañés
Por eso cualquier voz en contra era tomada casi como una provocación.
El fraile dominico Fray Diego (o Francisco) Molina, del convento sevillano de Regina Angelorum, intervino en sermones y debates defendiendo la posición tradicional dominica: María no fue preservada del pecado original desde el primer instante.
Esto desató un enorme conflicto: Los sevillanos, mayoritariamente concepcionistas, consideraron sus palabras una afrenta.
El clero secular y otras órdenes religiosas reaccionaron con sermones de réplica, memoriales y escritos satíricos.
De ahí surgió la famosa coplilla dirigida contra él, cantada por niños y adultos en calles y plazas. La tensión llegó a tal punto que el Arzobispado de Sevilla tuvo que intervenir para moderar las disputas.
En ocasiones hubo que prohibir sermones o limitar controversias públicas para evitar altercados. La ciudad siguió proclamándose “Inmaculista”, con juramentos solemnes del Cabildo municipal.
Este clima explica por qué Sevilla fue uno de los principales focos europeos en defensa de la doctrina.
Como ocurre con muchas coplas populares, existen varias formas transmitidas, pero todas mantienen el mismo tono satírico y la misma intención: responder, desde el fervor concepcionista sevillano, a las posiciones antinmaculistas del dominico.
Como ocurre con muchas coplas populares, existen varias formas transmitidas, pero todas mantienen el mismo tono satírico y la misma intención: responder, desde el fervor concepcionista sevillano, a las posiciones antinmaculistas de los dominicos. Una de las polémicas más enconadas la originó el fraile dominico Molina, del convento Regina Angelorum, hoy desaparecido. Y el pueblo contestó con una popular coplilla:
Aunque se empeñe Molina
y los frailes de Regina
con su padre Provincial,
María fue concebida
sin pecado original"
Otra versión, en relación con el enfrentamiento entre el dominico y los defensores de la Inmaculada es esta versión popular, muy extendida en el siglo XVII:
Molina, no digas misa,
ni subas al presbiterio,
que eres fraile dominico
y no crees en el misterio.
Otra variante más recogidas por cronistas sevillanos y por la tradición oral dicen:
Molina, aunque seas fraile
del santo Santo Domingo,
no puedes negar que es pura
la Madre del Verbo divino.
La proclamación del dogma por Pío IX el 8 de diciembre de 1854 con la bula Ineffabilis Deus dio la razón a siglos de fervor popular en Sevilla, que lo celebró con fiestas, procesiones y la consolidación definitiva del culto a la Inmaculada.
Es festivo nacional en España por su vínculo con el dogma católico de la Inmaculada Concepción, una creencia muy arraigada en el país desde la Edad Moderna. La fecha adquirió además un fuerte significado histórico gracias al Milagro de Empel (1585), cuando los Tercios españoles, cercados en los Países Bajos, lograron escapar tras congelarse inesperadamente el río Mosa, hecho que atribuyeron a la intervención de la Virgen. Desde entonces, la Inmaculada es patrona de la Infantería española. Esta mezcla de tradición religiosa, memoria militar y arraigo cultural ha mantenido el 8 de diciembre como festivo incluso en una sociedad cada vez más secularizada.
El experto en la vida del Beato Papa Pío IX, Francesco Guglietta, reveló en un artículo publicado por L'Osservatore Romano, cómo el Pontífice decidió consultar a los obispos del mundo para proclamar el dogma de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre de 1854.
Gonzalo Díaz Arbolí


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