21.5.22

Leyenda del Holandés Errante. Ópera romántica

 

Según una tradición oral que se supone tiene como base una historia real, aunque deformada por la imaginación y el tiempo, es un barco que no pudo volver a puerto, condenado a vagar para siempre por los océanos del mundo. El velero es siempre oteado en la distancia, a veces resplandeciendo con una luz fantasmal. Si otro barco lo saluda este también se verá condenado a vagar por las aguas oceánicas.

Las versiones de la leyenda son innumerables, pero la original comenzó con el capitán de un barco holandés, llamado Willem van der Decken, quien hizo un pacto con el diablo para poder surcar siempre los mares sin importar los retos naturales que pusiera Dios en su travesía. Pero Dios, omnisciente, se entera de esto y en castigo lo condena a navegar eternamente sin rumbo y sin tocar tierra, por lo que recibe el nombre de «Holandés errante"

Los grandes océanos vienen alimentando angustias y ansiedades de la civilización, proyectándose en él unas imaginarias historias y hasta en ocasiones macabras. Siempre fue visto como un peligro. En él todo se pudre: el agua potable, la comida y, llegado el caso, el alma misma de la tripulación. Acarrea desgracias. En este caldo de cultivo aparecen las leyendas de los «Barcos Fantasmas», ninguno es inocente, siempre detrás de ellos se esconde el Mal. Lo extraordinario se apodera de los océanos a través de buques aterradores de mástiles rotos y velamen deshilachado o de chimeneas y cascos carcomidos por el óxido y la corrosión. Las historias clásicas de barcos fantasmas nos acompañan ya desde mediados y fines del siglo XVIII. La más famosa de ellas es la del Holandés Errante, fue publicada en 1821 en una revista británica dando pie, en 1832 a un relato escrito por August Jal, de origen escandinavo y tiempo después, el gran Richard Wagner la inmortalizaría definitivamente en la ópera Der Fliegende Holländer (El Buque Fantasma).

Wagner. Obertura de El Holandés errante - Orquesta Sinfónica de Minería

De acuerdo con ciertas fuentes, el capitán holandés Bernard Fokke (del siglo XVII) sirvió de modelo para el comandante del buque fantasma. Fokke fue célebre por la extraña velocidad de crucero que alcanzaba en las travesías entre Holanda y Java, por lo que se sospechaba que había firmado un trato con el demonio. 

Asimismo se dice que este juró, de cara a una tormenta, que no daría marcha atrás hasta doblar el cabo de Buena Esperanza, aunque le tomase hasta el día del Juicio Final hacerlo.

 Se ha hablado también de un horrible crimen cometido a bordo del barco e incluso de una terrible epidemia que infectó a la tripulación, a la que por ese motivo no se permitió desembarcar en ningún puerto, siendo condenados desde entonces —barco y marineros— a navegar eternamente, sin posibilidad de pisar tierra. En cuanto a las fechas en que ocurriría, se ha hablado de 1641 y de 1680.

      El holandes errante - ‘Summ und brumm’


Fuentes: Youtube, Wikipedia

Gonzalo Díaz-Arbolí


1 comentario:

Luis Manzorro dijo...

Amigo Gonzalo, a mi que adoro el mar, la imagen de tu publicación me parece impresionante y bellísima. El título de la ópera de Wagner, y la opera en si, es sugerente y fantástica, y si ya el mar es un misterio, la historia del barco fantasma la hace única.
Si la memoria no me falla, creo que un día leí que los marineros podían pisar tierra una vez cada siete años en busca de un amor... así aún sería mas hermosa la historia
Un abrazo.

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