29.11.22

Valentín Ruiz Aznar, músico, compositor y su relación con Manuel de Falla



Valentín Ruiz Aznar (Borja, 13 de febrero de 1902 – Granada, 30 de noviembre de 1972) fue un músico, compositor y sacerdote católico maestro de capilla y canónigo de la Catedral de Granada, director de varios coros y profesor en el seminario y en el Conservatorio de la misma ciudad.


En el año 1927, Valentín Ruiz Aznar hizo una visita a la lejana Granada, visita que fue larga, pues no tuvo vuelta: Duró cuarenta y cinco años; allí desarrolló su trabajo y ejerció una influencia no pretendida, sin duda, pero de una importancia decisiva en las vivencias musicales de un importante sector de la sociedad granadina. La humildad de su vida personal, como sacerdote, la intimidad de sus clases, o la privacidad que tenían sus actuaciones musicales, lejanas del protocolo del concierto público, no le permitieron ser una persona demasiado conocida socialmente pero, fue fecunda, pues sus frutos aún se siguen recogiendo, hoy en día, entre las personas que gozaron de su enseñanza e influencia. Escucharle hablar era pasar a un estado de intimidad extraño.

Las circunstancias que van disponiendo la vida de los hombres son desconocidas hasta que se producen, inexorables en su cumplimiento.


BIOGRAFÍA
En 1927 opositó a maestro de capilla de la Catedral de Granada, plaza que había quedado vacante en 1925 y que el cardenal Casanova y Marzol, natural también de Borja, había mantenido sin cubrir seguramente a la espera de que Ruiz Aznar reuniera condiciones para poder optar a ella. Obtenida la plaza, fijó su residencia en Granada y en su seminario mayor finalizó los estudios eclesiásticos siendo ordenado sacerdote el 2 de junio de 1928.

Enseguida desarrolló una intensa actividad docente y una renovación musical en el repertorio habitual que se interpretaba en la catedral de Granada, cosa que le creó incomprensiones y dificultades, sobre todo a la hora de suprimir obras del antiguo estilo operístico muy arraigadas, como el Miserere del maestro Palacios, tan tradicional como el de Eslava en Sevilla. Presentó ilusionado el proyecto de una Escuela de Seises, que nunca llegó a realizarse, y reorganizó la capilla catedralicia.

Encargado de la enseñanza de música a los seminaristas, formó una schola cantorum en el seminario. Años más tarde, en 1931 fue nombrado profesor de Contrapunto y Fuga del Conservatorio de Música de Granada y en 1932 profesor de Teoría de la Música en la Sociedad Económica de Amigos del País. A partir de 1938 dirigió el Orfeón de Granada, institución coral fundada en 1903 por el maestro Francisco Alonso.


Comenzó a conocer la belleza oculta de Granada, ciudad que admiró desde el principio, se fue compenetrando con su gente, y la adoptó como suya para siempre, hasta su muerte.
Los penetrantes ojos claros del joven clérigo Valentín Ruiz Aznar quedaron extasiados, profundamente conmovido su espíritu sensible, al contemplar, por vez primera, la hermosa fábrica de la catedral.

RELACIÓN CON MANUEL DE FALLA
Ruiz Aznar se acercó a Manuel de Falla, que residía en Granada desde 1919, entablando una íntima amistad con el maestro. Estudió detenidamente su obra y, según han señalado algunos estudiosos, en las composiciones de Ruiz Aznar se nota la influencia de Falla sobre todo en el cuidado de los detalles, la esmerada depuración de las partituras y en determinadas armonías.

En 1935 colaboró en los actos conmemorativos del tricentenario de Lope de Vega, organizados por la Universidad de Granada, interpretando con un coro de universitarios la música incidental compuesta por Manuel de Falla para el auto sacramental La vuelta de Egipto dirigido por Antonio Gallego Burín y montado por Federico García Lorca, con escenografía de Hermenegildo Lanz.

Tras la muerte de Falla, Ruiz Aznar quedó encargado por la familia del maestro del cuidado de su mobiliario, partituras, documentación y demás enseres que el maestro había dejado en Granada. También fue encargado de estudiar los manuscritos de Atlántida, obra en la que Falla había trabajado durante más de veinte años. Al parecer encontró elaborada solo una parte pequeña y poco significativa de la cantata, insuficiente para estrenar un adelanto como pretendía una comisión creada al efecto y para satisfacer las expectativas de la editorial Ricordi, que había adquirido los derechos de edición. Finalmente, Ruiz Aznar fue apartado del proyecto y se encargó a Ernesto Halffter completar la cantata escénica.

RELACIÓN CON SUS ALUMNOS
A veces llevaba a sus alumnos partituras de Falla, Ravel, o Stravinsky, con anotaciones personales a lápiz, y les hacía cómplice de su secreto al traerse copiada, también a lápiz, la Salve en el mar de Atlántida (“tal como la quiso Falla, a capella”). La persona humana se vuelve importante, histórica, por la trascendencia de su actividad, lo que son datos objetivos y contrastables, pero también por el recuerdo que dejan. Y este recuerdo ha sido muy extenso, en muchas personas.

El día 15 de diciembre de 2018 se trasladaron sus restos desde el cementerio granadino de San José hasta la cripta de la catedral de Granada.

OBRA
Perteneciente al grupo de compositores y musicólogos que Juan Alfonso García ha denominado Generación del «motu proprio»,​ Ruiz Aznar compuso más de doscientas obras entre himnos y otras canciones religiosas con acompañamiento de órgano, diversas piezas de polifonía litúrgica, armonizaciones sobre canciones populares, canciones para voz solista y acompañamiento de piano, música incidental para una o varias voces escrita para representaciones de autos sacramentales y una única obra instrumental pura, el Intermedio, para órgano sobre una melodía vasca.

Fuente: Internet
Gonzalo Díaz Arbolí


2 comentarios:

Luis Manzrro Benitez dijo...

La soprano Mónica Luz y la coral Solitaris Grupo interpretando composiciones de Valentín Ruiz me han encantado.
Sacerdote, músico, profesor y director de grupos corales; gran personaje este Valentín Ruiz Aznar. Gracias, Gonzalo.

Manoli dijo...

Magnífica interpretación del madrigal. El "O salutaris"

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