13.11.23

Reivindicación del desconocido poeta en bable, Teodoro Cuesta, y su pique poético-regional con el profesor gaditano, Diego Terrero


Monumento realizado en mármol y bronce, obra de Arturo Sordo, dedicado a Teodoro Cuesta. 
Inaugurado en 1931 en su villa natal, Mieres (Asturias), para conmemorar el centenario de su nacimiento, erigido por comisión popular que se aprobó en 1927.

Y el enfocadu mar, ruxente, fieru,
con pasmu verdadero,
mirélu al ciel' umviar montes d' espuma
y lluego mansiquín besar l'arena...
añicáse la nav' ente la bruma.

Allí se enamora, se casa con Geltrudis, que le regala cinco hijos. Él nos regala a cambio poemas que hablan de amor; así escribe hablando de una de sus hijas, Concha:

Retueyu de míos entrañes,
gloria de to pá, Chitina,
mas chusca qu'el primer rayu
que barrunta'l claru día.
Tú, qu'al sol mirando'n tientes
lu viesti fuxir d'envidia
y ahumaste con tos güeyos
el mundo, qu'escurecía;


En 1856, es el director de la Banda de Música de Mieres, labor que desempeña con creciente fama, y después de dos años pasa a ser el director de la Banda de Música del Hospicio de Oviedo, todo un ascenso para la época. Aquí se revelan los fantasmas de su pasado y desempeña la labor asistencial ocupándose de los que más lo necesitan. El mierense insigne, niño huérfano de padre, es nombrado administrador del Hospicio en el año 1858. Estos años, abandona en parte la música, pero crece su obra literaria. Siempre en sus poemas, está presente el recuerdo de quien más lo necesita, a todos aquellos que lo pasan mal, que sufren por los males de otros, y dedica gran parte de su obra a narrar estos sufrimientos:


En nacer y morrer semos iguales, 
según diz Xuan el Foscu, los mortales, 
y que probes y ricos nos morremos 
po la sola razón de que nacemos....

 Esto pasa a los probes... desdicháos! 
y sufren en qüexáse resignáos,
pos saben que del probe fáis el casu
que se fáid' una cuca de ñarbasu.

Y los males también afectan al ilustre poeta Teodoro Cuesta y, como si de tiempos actuales se tratase, en 1888, después de 30 años de dedicación, tiene que retirarse anticipadamente de su cargo en el Hospicio de Oviedo por problemas económicos de la entidad benefactora; su declive económico se hace patente en el hecho de que nunca recibió el dinero de su jubilación. Pero muere con gran fama y reconocimiento (1895), a su funeral en Oviedo acude la multitud, ese pueblo al que supo llegar; Leopoldo Alas (Clarín) está —¡cómo no!— ese día. Dedicaron escritos en su muerte, y algunos centraban muy certeramente su dedicación al bien de los demás:

¿Qué has muerto tú? ¿Qué tú nos abandonas 
para buscar del cielo la alta senda?
 Mas si es triste verdad, la única ofrenda 
que puede darte el alma donde entronas, 
no son ni pueden ser ricas coronas 
que a vil precio se venden en la tienda. 
Padre y maestro para todos fuiste, 
Y no está bien con trapos pagarte, 
Que a tal vergüenza el alma se resiste. 
Aquí está nuestra ofrenda...en esta parte 
el que tú el corazón formar supiste, 
para siempre y, por siempre, recordarte.
Firmado por los hospicianos, Víctor Beltrán.

Teodoro Cuesta no tuvo que vivir el año del desastre español, la pérdida de Cuba y Filipinas en 1898, y no tuvo que escribir sobre ello, pero ya en sus poemas dejaba plasmada la pena que sentía por su España:

¡Ay, probitina España...! ¡Patria mía! 
Fai qu'enturbien mios güeyos triste llantu, 
al ver que sufre España dolor tantu. 
Con dos guerres, y entrambes fraticides, 
plasmu del mundo semos... ¡Cuántas vides 
segaes lleva la mortal gadaña...! 
¡Cuánto gana la muerte con España...!

Y es que las guerras siempre estuvieron en el acontecer histórico de nuestro país, y la generación de Teodoro no es ajena a ellas: guerra contra los franceses, guerras carlistas (civiles), guerras en las colonias españolas...una sociedad castigada por el infortunio. No pasó por alto Teodoro Cuesta rendir homenaje a personajes insignes de lo más variado: Concepción Inmaculada, Calderón de la Barca, José Gavela, Isabel II, Alfonso XII, Alejandro Pidal, Elisa Vetter, Vital Aza, Ramón de Campoamor...un sin fin de figuras y personas a las que el poeta asturiano tenía en estima. Bien es cierto, que en muchos de estos casos, las dedicatorias eran consecuencia o plan premeditado, para conseguir los recursos necesarios para proyectos benéficos, por ejemplo, la visita de Isabel II (en la que Teodoro Cuesta, y un casi desconocido Eduardo Bustillo, dedicaron un himno musical acompañados por los niños del Hospicio de Oviedo) generó recursos al Real Hospicio asturiano, y a todas las instituciones de pobres por una cuantía valorada en treinta y un mil reales, todo un capital en momentos muy duros en la historia del Principado. 
En otras ocasiones, se observa en la obra poética de Teodoro (tenía, la clara intención de trasmitir conocimientos a las gentes de su Asturias, sobre personajes que él admiraba, una admiración fruto de trabajo; Jovellanos, formó parte de este pequeño grupo elegido para tal fin por el poeta asturiano. En sus obras escogidas, recopiladas en su obra más conocida: Poesías Asturianas de Teodoro Cuesta, con prólogo de Alejandro Pidal y Mon, editada en Oviedo por la Imprenta de Pardo Gusano y Compañía de la Calle de San José, número 6, en 1895. La obra es fruto del homenaje que le rinden grandes amigos literatos, entre ellos Clarín; uno de los sueños de Teodoro era que se publicase un libro que le sobreviviera y otro sueño, esta vez incumplido, fue ir a América a recitar sus poemas. 
En esta obra, donde se elige lo mejor del mierense, figuran dos poemas dedicadas a Xovino: "Loor al insigne Jovellanos" y "A la memoria de Jovellanos en el aniversario de su natalicio", si bien nombra al ilustrado en otros poemas, siempre resaltando su figura y su importancia para la Historia de España y, por ende, para la de Asturias. Teodoro Cuesta, atrae la atención del lector o del que escucha el recital, sin perder la gracia que le caracteriza hacia la figura de Jovellanos; busca lo que quiere resaltar y lo introduce maestramente en el texto, de forma didáctica y cercana, para divertimento de las gentes. 
Del aniversario del natalicio, compone el poema firmado en Oviedo el 3 de enero de 1872. En él, habla de la falta de ciencia y cultura del pueblo, critica la situación, y retrata a Jovellanos con estas palabras (traducido:

Humilde, sabio, noble, buen cristiano, 
generoso, gentil, fiel, caballero; 
bueno a carta cabal, sencillo y llano 
ídolo supo ser del mundo entero: 

(en asturiano) 
De los pobres padrín, cual ñadie humanu 
con cervera, conseyos y dinero 
más llantos enxugó que cien cascáes
 dagua arrastren consigo desbordáes.

 

La tumba olvidada del bable
Sepulcro de Teodoro Cuesta en el Cementerio de El Salvador (Oviedo)


Hoy, Teodoro Cuesta, permanece olvidado. Enterrado en el cementerio de Oviedo sin mención alguna. Quiso el destino —que este humilde escribiente— conociese su historia en las investigaciones sobre el Hospicio Real de Asturias, y que, arañando en los archivos y libros viejos, localizase su tumba; una tumba que ni el registro del cementerio tenía entre los personajes insignes enterrados entre sus muros. Ahí reposa junto a su mujer, algún hijo muerto por las enfermedades de la época que le tocó vivir —algunos incluso sin registrar— y otros parientes enterrados en fecha más actual. Fotografié su tumba, insté al funcionario del cementerio que hiciese una anotación en el registro sobre que en esa tumba estaba enterrado Don Teodoro Cuesta, y di cuenta a la Consejería de Cultura, Política Llinguística y a la Academia de la Llingüa Asturiana. 
Les dejo este escrito, para que ustedes juzguen y conozcan; para que en su pensamiento rindan un pequeño tributo a un poeta de nuestro pueblo, y para que el fuego del olvido no haga cenizas de Don Teodoro. Hagamos justicia.

Sol de Dios, malencónica llunina, 
Facéi que so la tumba de Tiadoro 
Caiga, de día, rayos de lluz de oro 
Y lluz también, de nuechi, amorisina 
Herbines que crecéis nel campusantu, 
Florecéi pal poeta, él vos quería: 
Floriquines, dai tóes vuestru llantu 
D 'orbayacla y d'aromes á porfía. 
Porque fó bonu, so alma ta nel cielu; 
So cuerpo aquí nos brazos de la muerte... 
Non fagais ruidu...pa que non despierte!

Bernardo Acevedo Oviedo 3 febrero 1895


De Diego Terrero, nacido en Cádiz en 1830, sabemos de su existencia literaria en andaluz por su relación con el poeta y músico asturiano Teodoro Cuesta con el que mantuvo una buena amistad. Seguramente esta se forjó en Oviedo, en donde el matemático gaditano, autor de Lecciones de aritmética y de álgebra elemental ejercería de profesor, y más en concreto en el Círculo Mercantil e Industrial de Oviedo, en donde Terrero era el presidente de la sección literaria que organizaba quincenalmente una velada poético-musical y a la que asistía Teodoro Cuesta, el poeta asturiano más popular del siglo XIX. Los dos amigos mantuvieron una “polémica” en verso sobre las excelencias de Asturias y Andalucía; uno en andaluz –Diego Terrero-, y otro en asturiano –Teodoro Cuesta.
El pique poético-regional entre los dos amigos que mantuvieron en las veladas del Círculo, lo inició el gaditano en 1870 con una primera carta a la que no tardó en responder Teodoro, mejor poeta que el matemático. Con su respuesta, Teodoro ganó el reloj de oro que ofrecía como premio el Círculo Mercantil. De este cruce de cartas -la última de 1881- salió este libro


Hace 90 años que se publicó el “librito” ANDALUCÍA Y ASTURIAS”. POLÉMICA EN LOS DIALECTOS ANDALUZ Y BABLE. Escrito por el matemático andaluz, Diego Terrero y Teodoro Cuesta, el poeta asturiano más popular del siglo XIX; desde entonces no pasa un día en que no pregunten en las librerías si queda algún ejemplar. 
Aquí tienen la oportunidad de leer esta Polémica, que llegó a despertar tanto interés. Esta cuarta edición tiene el mérito de publicar la última poesía que escribió Teodoro Cuesta, encontrada entre sus papeles y notas, poesía dedicada a su amigo del alma Diego Terrero.

Para leer  descargar el libro hacer clic AQUÍ.

 Fuente: Datos proporcionados por el ovetense Dr. Julio R. de la Rúa

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