11.6.23

La adolescencia

Estudiantes adolescentes tomando el bocadillo del recreo

La palabra “adolescente” guarda relación con el verbo "adolecer", que significa experimentar dolencias y/o padecer algún defecto. 
Según Unicef son adolescentes las personas que tienen entre 10 y 19 años. Desde un punto de vista biológico la adolescencia coincide, aproximadamente con la pubertad, etapa en la que los seres humanos experimentamos importantes cambios fisiológicos, principalmente a nivel sexual y cognitivo.
Se asocia a: inmadurez y problematicidad. En general, la adolescencia es percibida por las personas adultas como un periodo problemático, debido a que los chicos y las chicas están expuestos a mayores riesgos por la contradicción entre sus aspiraciones de autonomía, su evolución afectivo-sexual y su inmadurez psicosocial.

En el aspecto emocional, la llegada de la adolescencia significa la eclosión de la capacidad afectiva para sentir y desarrollar emociones que se identifican o tiene relación con el amor. 
El amor es un concepto universal relativo a la afinidad o armonía entre seres humanos, se interpreta como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de actitudes, emociones y experiencias. En el amor romántico el deseo pasional y de intimidad. El adolescente puede hacer uso de su autonomía y comenzar a elegir a sus amigos y a las personas que va a querer.

Fábula de un Primer amor:

Elena, una adolescente de doce años preciosa, llena de alegría y viveza, con una noción muy clara de lo que quería, caminaba diariamente por las mismas calles en su camino al Colegio.

Transcurrían los años cincuenta del pasado siglo, aquellos tristes años de la posguerra española.

 

Javier, un adolescente espigado tenía catorce años. Apasionado por la música soñaba con convertirse en un famoso pianista. A pesar de las dificultades Javier mantenía viva su pasión por la música y compaginaba sus estudios de bachillerato con las clases que tomaba en horas extraordinarias de su abuelo profesor de música. En sus tardes libres paseaba solo por el silencioso parque de Las Quebradas; reflexionaba sobre sus problemas: sus estudios y futuro, a veces escribía versos para Elena.


Elena y Javier estudiaban en el mismo Colegio. Hablaban sobre los libros que habían leído sentados en la Plaza, compartían sus sueños y esperanzas de futuro, junto a las confidencias recíprocas o las promesas que se disipaban con el mismo candor que las pronunciaban. El recuerdo inolvidable de un vestido camisero a rayas blanco y rosa. Entre risas y conversaciones profundas, comenzaron a enamorarse. (La risa la definía, contagiaba su felicidad).

Cada encuentro se convirtió en un oasis de felicidad. Cuando una hora parece un segundo.

Pero el amor de Elena y Javier no era fácil. La posguerra había creado divisiones y resentimientos en la sociedad, y sus familias no estaban exentas de ellos. Parecía que su amor era más fuerte que cualquier barrera. Eran otros tiempos, lo recuerdo, quizás, lleno de rencor y tristeza pero sereno.

 

Evocación de momentos felices: Los paseos en pandilla a los Pinares de la Barca o a las Huertas del Pago de Santa Lucía lanzándonos por la vereda de los valientes; las niñas, con su típica sagacidad, dejaban solos a las parejas que se atraían; en una ocasión para llegar a la cima Javier tomó de la mano a Elena pese a la represión moral a que estaban sometidos en aquellos años. Hoy, lamentan profundamente los besos y caricias robados por la estricta censura eclesiástica y social de aquella época. Entonces se vivía un amor, casto, delicado, romántico y muy tierno. Solo bastaba mirarnos, eso era todo. La memoria de lo vivido no se acaba nunca. 

Pero el destino siempre tiene sus propios planes. Quizá el orgullo eligió, sin querer, lo menos doloroso y fue el culpable del abandono de tanto amor, y así la oscuridad les llevó a los recuerdos tratando de alejar los sueños sin conseguirlo.

Pasaron los años, Elena y Javier luchando contra las adversidades, a pesar de la distancia, nunca olvidaron el primer amor que encontraron el uno en el otro.


¿Quién decide el destino? ¿Por qué un amor tan firme no resistió el desafío de la vida? ¿O son las circunstancias? En una época fueron los más felices del mundo y esa etapa lo confirmó.

Todavía vibra el corazón en los mismos acordes del tiempo que se fue.


La vida es ese rastro de recuerdos que deja

el estallido del amor primero,

cuyo resplandor se va acumulando en el alma.

Pasa el implacable tiempo que quisiera detenido,

más, a pesar de la memoria culpable,

 es imposible el olvido.

Reflexión
Desde hace mucho tiempo, vengo planteándome esta cuestión: si miramos atrás en esta romántica historia personal, ¿cómo contemplamos el pasado? , ¿con los ojos de entonces o con los ojos de este momento ? ¿tendré  hoy las mismas convicciones para valorar hechos o acontecimientos del pasado, que hace setenta años?
Puede que la nostalgia esconda un sentimiento más de “vida que se acaba” que de recuerdos de un tiempo que fue mejor. Antes, no era consciente del fin próximo; el futuro aparecía como frontera muy lejana. Ahora, el tiempo vuela, nos queda menos…y lo sabemos, y todo el pasado se vuelve bello y amable. 
La memoria es la manera de retener lo que amas, lo que eres, lo que nunca quieres perder.
¡Hay abrazos en los que te quedarías a vivir! 

Siempre quedará el torrencial gozo que me trae la memoria durante el tiempo atemporal de la ilusión y el tiempo oxidado por las horas de la rutina, sintiendo ahora, al repensar esos recuerdos, la cercanía y la brisa cálida de quien se recrea en sus propias vivencias. 

Corte de la película "Rojo y negro"

Para saber más sobre el amor, hacer clic en: Entrevista del "Loco de la colina" a Antonio Gala
Con una profunda nostalgia
Gonzalo Díaz-Arbolí

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena la historia. !!! Nada hay imposible para el amor

Dorita dijo...

Enhorabuena Gonzalo por tus escritos y difusión cariñosa, no dejando, como dice Clint Eastwood, que el viejo entre en tu casa. Gracias….

Antonio O. dijo...

Buenos días. Me has llevado, en el túnel del tiempo, a esa etapa de mi vida. Y lo he hecho sin nostalgia, pero con ternura. Un abrazo

julio dijo...

Dolor, tristeza, melancolía, nostalgia...son diferentes peldaños a los que nos pueden llevar antiguos recuerdos.
Éste de hoy el del primer amor, creo que es el de una profunda nostalgia.

Ana M. Brea dijo...

Nunca se olvida al primer amor!

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