Tradicionalmente, se ha atribuido el topónimo Fuerteventura al azote del viento o los riesgos de la peripecia náutica. También «fuerte ventura», haría referencia a gran fortuna, riqueza o prosperidad.
En el planisferio de Angelino Dulcert de 1339, aparece mencionada como: «Forte Ventura», toponimia que irá cambiando según avanza el siglo XIV hasta escribirse junto. Una de las teorías más aceptadas en la actualidad sobre el origen del nombre de la isla es que deriva de la denominación por la que los romanos conocían a Canarias: Fortunatae Insulae o Islas Afortunadas.
Mi nieta Irene |
Traje típico majorero
El nombre indígena de la isla, antes de su conquista en el siglo XV, era Erbania, dividida en dos comarcas (Jandía y Maxorata), de donde deriva el gentilicio majorero (originalmente majo o maxo). Aunque hay autores que mencionan también el nombre Maxorata como topónimo aborigen de toda la isla y que significa «los hijos del país».
La montaña sagrada
La montaña de Tindaya está ubicada en el noroeste de Fuerteventura, muy cerca de La Oliva. Los antiguos aborígenes de Fuerteventura consideraban a Tindaya una montaña sagrada a la que se le atribuían propiedades mágicas, tal y como atestiguan los más de 300 grabados con forma de pie, de gran valor arqueológico, que se han encontrado en ella. Esta solitaria montaña, de 400 metros de altura y esculpida por el paso del tiempo, destaca en el paisaje árido y llano propio de Fuerteventura.
Arqueología, astronomía y leyenda
Un camino árido y pedregoso conduce hasta los pies de la montaña de Tindaya, que significa en guanche “Montaña Grande”. Un lugar mágico y lleno de energía donde, según los arqueoastrónomos, los aborígenes hicieron de su cima un templo al aire libre. En ella adoraban a los astros, invocaban a la lluvia para regar las cosechas, predecían la llegada de los solsticios y celebraban todo tipo de rituales. Tindaya era para los prehispánicos como un enorme reloj astronómico. Veamos a continuación cuál ha sido su papel a lo largo de la historia.
Época prehispánica
En sus lomas se han encontrado grabados podomorfos, unos enigmáticos dibujos rupestres de entre 17 y 34 centímetros tallados directamente en la piedra, que representan más de 300 pies. Y lo más curioso es que todo apunta a que existe un patrón que los ordena y, por tanto, su disposición no es al azar.
Si te sitúas sobre ellos, en el lugar donde hay mayor agrupación de grabados, descubrirás que todos están orientados hacia las otras montañas del archipiélago canario: el Teide, en Tenerife y el Pico de las Nieves, en Gran Canaria.
Los arqueoastrónomos han querido ver en su disposición varias relaciones: la observación del tránsito de la luna, el deseo de averiguar la llegada del solsticio de invierno acompañado de las lluvias invernales, o la perfecta visualización del planeta Venus y el movimiento de los astros.
Época cristiana
Con la conquista de las islas Canarias y, concretamente, de la isla de Fuerteventura en 1404 a manos de los normandos, estas prácticas cesaron dando lugar a otras enigmáticas concepciones de la montaña por parte de los cristianos.
Entre los siglos XV y XVIII tuvo lugar en toda Europa una “caza de brujas”, y Tindaya pasó a formar parte del imaginario popular como el lugar donde se ocultaban las brujas de Fuerteventura, dando lugar a la proliferación de todo tipo de cuentos y leyendas. De hecho, a los pies de la montaña hay una cavidad conocida como el Bailadero de las Brujas, un lugar donde, según la leyenda, se llevaban a cabo todo tipo de rituales de brujería.
Para contrarrestar la presencia satánica, la pequeña iglesia que descansa en el pueblo a los pies de la montaña, la ermita de Nuestra Señora de la Caridad (construida en el siglo XVIII) parece situarse ahí para rechazar los ritos paganos de Tindaya.
Quizás el momento más bonito y romántico del día en Tindaya es el atardecer: el contraste con el paisaje anaranjado del Llano de Esquinzo y la gama cromática de la puesta del sol tiñen todo de un rojizo intenso y contribuyen a darle ese halo de misterio que tiene toda la zona.
Fuentes: Wikipedia
Fotografías del vídeo: tomadas por el autor
Gonzalo Díaz-Arbolí
3 comentarios:
Estupenda visión de la magia del Tindaya y de sus avatares a través de los tiempos, además del recorrido por sus misterios amparados por el video que definitivamente nos sitúa en la realidad actual
Me ha encantado el vídeo y el artículo de esta pequeña y mágica montaña que acapara mi vista y atención cada vez que paso por allí cuando voy a ver a Inma. No sé si porque lo sabemos o porque realmente ese halo misterioso atrae la mirada e imaginación del visitante y hace que te preguntes cuántas “brujas” y “brujerías” se habrán llevado a cabo a los pies de esa montaña.
Precioso video, Gonzalo. Y una magistral lección sobre la historia de esta isla, cerca de la cual he pasado navegando muchas veces, rumbo a Tenerife o a Las Palmas. Tindaya, bonito nombre para una montaña que, si además es mágica, me hace lamentar el haber estado tan cerca y no haber puesto mis pies en ella.
Gracias y un fuerte abrazo.
Publicar un comentario