24.7.23

Camino de Santiago. El mito de Villadangos del Páramo, la entrega de cien doncellas cristianas a los moros.

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Los orígenes del culto a Santiago en Hispania permanecen en la oscuridad de los tiempos. A finales del siglo VIII se difunde en el noroeste de la Península Ibérica la leyenda de que Santiago el Mayor había sido enterrado en estas tierras, tras evangelizarlas. Así, ocho siglos después de la muerte del Apóstol Santiago, en el año 813, un ermitaño llamado Pelayo, o Paio, vio una estrella posada en el bosque Libredón. Se lo comunicó al obispo Teodomiro, obispo de Iria Flavia, actual Padrón. Una vez allí descubrieron en la espesura la antigua capilla, donde existe un cementerio de época romana. En las actuales investigaciones se cree que este hecho pertenece más al mundo de la leyenda que al real, si bien es cierto que la profusión de las peregrinaciones ha sido de tal magnitud, que no podemos dejar de sospechar sobre sus orígenes. El descubrimiento del sepulcro coincide con la llegada al reino asturleonés de mozárabes huidos de las zonas dominadas por los musulmanes, buscando poder practicar sus creencias religiosas.

Remontándonos a los orígenes de las peregrinaciones jacobeas peninsulares, tenemos que hablar como fecha clave del siglo X. Dichas peregrinaciones están ligadas de forma inexorable a Sancho III, el Mayor de Navarra, quien dio el impulso definitivo al camino francés. Las influencias que comenzaron a llegar a partir de esta fecha tienen un tinte europeo, donde el mundo galo tuvo especial repercusión. Aspectos tales como la reforma Gregoriana, la introducción de la nueva letra carolina que sustituye a la visigótica hispana o la influencia de Cluny, que atravesaba las fronteras para poblar nuestros monasterios y abadías.

En crónicas antiguas, quizá desde tiempos de Carlomagno, se le llamaba simplemente el Camino. Hoy, este camino tiene diversas variantes, pero prácticamente, el más conocido y seguramente más utilizado es el que comienza por Francia y termina en Santiago de Compostela.

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Por mi experiencia dejo constancia del deleite, es un verdadero placer caminar por aquellas zonas arboladas, umbrías y torrenteras, pastos y escarpados, un paisaje cautivador, sobre todo el trayecto desde el Bierzo a Santiago, lo mismo ocurre con las capillas o ermitas, que suelen encontrarse en ciudades o pequeños pueblos, básicamente son muy similares y aportan poca variedad. Pero no se trata de realizar una exposición paisajística,
Hoy tratamos de escribir sobre, Villadangos del Páramo y su leyenda; en aquella época conocida como Viadangos; mantenía una estructura similar a la actual y fue el hilo conductor de los peregrinos medievales que caminaban hacia Santiago, siguiendo la ruta del camino francés.

Detalle del relieve de la puerta
de la Iglesia de
Villadangos del Páramo.
Dibujo de Carlos Hurtado.
Leyenda:
En Villadangos del Páramo, tenemos una historia entrañable; la entrega de cien doncellas cristianas a los moros.
El motivo de la creación de esta leyenda habría sido animar a la población a luchar contra los musulmanes, para poder contrarrestar el espíritu de guerra santa con la que luchaban estos y que les conseguía el Paraíso.
La primera crónica que cita esta legendaria aparición fue narrada (hacia 1243) por Rodrigo Jiménez de Rada, obispo de Osma y arzobispo de Toledo.
El tributo de las cien doncellas fue un reconocimiento de la supremacía del Emirato de Córdoba sobre el reino de Asturias, entre finales del siglo VIII y mediados del siglo IX.

En el año 783, Mauregato (hijo bastardo de Alfonso I de Asturias) toma el trono asturiano con la ayuda de Abderramán I, con quien se compromete al pago del tributo de las cien doncellas por su colaboración, 50 de la nobleza y otras 50 plebeyas. Los caballeros de Simancas, a los que les correspondía entregar a siete doncellas nobles, haciendo honor a sus principios, y ante el horror que les producía la visión de una damas de la nobleza, pudiendo rebajarse a realizar trabajos manuales, y sobre esta base, actuando en el real sentido de la palabra, deciden cortar las manos a este tributo, y entregarlas mancadas. Aquí podemos suponer la satisfacción de estas doncellas, que aun siendo parte de un pago, y por ello con pocos derechos a exigir a sus nuevos dueños, conservaban el honor de no renunciar a los principios en que habían sido educandas. Debemos señalar igualmente, el sacrificio, la angustia, el dolor y el sufrimiento de aquellos nobles caballeros, al tener que cortar las manos a esas desgraciadas damas, en base a mantener la ortodoxia de sus principios.
De la aportación plebeya, nada dicen las crónicas, con lo que debe suponerse que los caballeros renunciaron a cualquier intervención quirúrgica, que impidiera cumplir con el cruel destino que se las suponía, ya que se sospechaba que iban destinadas a satisfacer los bajos instintos y desfogue sexual de sus nuevos dueños. Estas escaparon mejor.

El ser humano hace el Camino de Santiago por la necesidad de encontrar respuestas y expectativas, es un viaje reflexivo, transformador. Ahí está la esencia del Camino. Si uno es consciente de estas circunstancias y a ellas añade un componente religioso, su camino se convierte en peregrinación.
Es, desde luego, un lugar entrañable, donde se da una solidaridad desconocida en el mundo actual de urgencias y empujones en el que nos movemos.

Confesión:

Hace 17 años que deje de peregrinar a Santiago. Siempre que hice el camino (siete veces, lamentablemente la edad me impide repetir) encontré algo diferente, como un pintor que dibuja un paisaje, un camino, un monasterio… o una reflexión, porque de eso trata hacer el camino, repasar, detenerse unos momentos en tu vida, con todos los recuerdos propios o escritos por otros. Quizá sea lo que más se parezca a una historia de amor, con todo lo inexplicable e indescifrable, ese laberinto eterno y misterioso del peregrino y que ya forma parte de mi vida.

Y todas estas reflexiones siguen señalando a un mismo lugar, donde he sentido las mismas sensaciones de hace 20 años y sé que si regreso las volveré a sentir y es, llegar al Monte del Gozo y ver en la lontananza la luminosa silueta de la catedral de Santiago de Compostela. 



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Para aquellos interesados en el arte del dibujo, disfruten de la belleza de estas imágenes


Fuentes: 
Villadangos en la Historia. Una Villa en el Camino a Santiago hacia 1111, Naroa Miguélez
Prólogo del libro de dibujos: Campo de Estrellas de Carlos Hurtado Casanova
Youtube, Wikipedia
Gonzalo Díaz-Arbolí

9 comentarios:

Julia dijo...

El Camino es algo especial..... Yo lo he hecho dos veces y cada una de ellas ha sido extraordinario...

Pepe G. dijo...

Gracias, Gonzalo. Yo solo lo he hecho una vez, desde Ponferrada. Lo recuerdo con agrado. Quiero repetir.
Abrazo

Luis G. dijo...

Preciosas vivencias...yo hice el camino con uno de mis hijos y fue inolvidable. Todos debíamos de "hacer camino" de vez en cuando....aunque no sea a Santiago

Mercedes dijo...

Bello relato de tu vivencia del camino...
Conozco a mucha gente que lo ha hecho,y que han repetido como tú....
Todos describís belleza, transformación, en definitiva vida...
Muchas gracias por compartir. Un abrazo

Enrique T. dijo...

El Camino es algo que todos debíamos hacer alguna vez en la vida.

Marisol dijo...

Yo también lo hice hace 15 años y, como tú dices, fue una experiencia inolvidable, además me acompañaba, entre otros amigos, mi querido marido.

Rafa N. dijo...

Todos lo peregrinos por los caminos, llevamos alforjas en el alma para nuestros sentimientos.

Luis Manzorro Beníte dijo...

No cabe duda que el Camino de Santiago, y por supuesto la catedral, son conocidos en todo el mundo, y forma parte de la riqueza increíble de nuestro patrimonio.
Los dibujos de C. Hurtado, como siempre, maravillosos; la música me ha encantado, y la historia, o leyenda, de las 100 doncellas, me ha hecho recordar que las mujeres siempre han "pagado el pato" de los caprichos de los poderosos.
Buena e interesante entrada, Gonzalo.

Julio R. dijo...

La foto inicial con el monticulo, el crucero, el peregrino y su mochila...es la vida misma.
Gracias Gonzalo por tus reflexiones y por hacernos disfrutar con los dibujos-acuarelas de Carlos Hurtado y la música "Unha noite na eira do trigo".
Un abrazo

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