25.5.23

Una reflexión: El amor a los libros y a la lectura.

 

Asombrado, con una mezcla de curiosidad, tristeza y gratitud al ver este vídeo me acerqué a la Plaza Peral para ver qué sucedía: Pulsen el siguiente enlace: 
Vìdeo

Gracias a la iniciativa del Sr. Roberto R. González de Quevedo, - amigo de la familia del dueño de la biblioteca -, se colocaron en los anaqueles que existen en la Plaza Isaac Peral junto a la escultura de Pedro Muñoz Seca en El Puerto de Santa María. y fueron muchos las personas que pudieron leerlos en la misma plaza o siguen disfrutando de su lectura ya en casa.

Entre los libros que rescaté de la historia de este vídeo, encontré uno en particular que me conmovió profundamente. En su primera página, una dedicatoria especial decía: "El mejor libro del año para la mejor persona del universo mundo. Te quiero"
¡Que tristeza le hubiese producido al autor ver el destino de su biblioteca!

Hablar del amor a los libros en la actualidad puede parecer romántico, incluso podrían tildarnos de anticuados o extravagantes, hablar del maravilloso mundo de los libros de esos que, no se consideran simplemente objetos sino tesoros llenos de conocimiento, de historias y emociones fascinantes y, que tanto han influido en nuestras vidas. 

Quizás nos sintamos personas un poco anticuada, nostálgicos de tiempos pasados, pero esos libros nos han marcado, nos han inspirado y han sido nuestro refugio y fuente de inspiración. Momentos maravillosos en nuestras vidas, que nos permitían viajar junto a extraordinarios personajes, por asombrosos paisajes, que sentías una conexión especial con su contenido, como si el autor nos susurrara al oído y nos revelara secretos inimaginables; a través de ellos aprendimos a mirar desde los ojos de sus personajes que sentíamos como propios y que, aprendíamos a soñar a través de sus andanzas, de sus percances, que nos herían o nos alegraban, como si aconteciera en nuestra propia piel. 
Lecturas que marcaron un hito en nuestros recuerdos, en nuestros miedos, en nuestros deseos, en nuestras pasiones, que eran libres en nuestra imaginación, sin tener que responder más que al tribunal de nuestra fantasía y, no hay tribunales más benevolentes. Los libros son portales mágicos que nos transportan a lugares lejanos y épocas pasadas.
¡Cuántas veces un libro nos ha salvado de la soledad o situaciones angustiosas! 
Esos libros que son capaces de cambiarnos la vida, de ayudarnos a comprender mejor el mundo, a nosotros mismos y a los demás, son un tesoro invaluable. El amor por los libros y encontrar tiempo para leer es fundamental para los que aún apreciamos su magia.

Cervantes, inspirado por el erudito y escritor de la antigua Roma, Plinio el Joven, afirmaba, con audacia, pero con razón, que incluso en un libro malo se encuentra algo bueno, algo que aprender y desentrañar de su lectura,  aseguraba el autor romano.

Nos definimos por las personas que han marcado nuestra vida, pero a menudo nos olvidamos de los libros que lo han hecho.

Personalmente, confieso con vívida emoción como un poemario del poeta Eugenio Martínez, titulado “Desde la caverna sin distancia”, dejó una huella imborrable en mí. Este libro, de gran profundidad moral y arraigado en las culturas clásicas y filosóficas, presentaba en su epígrafe cronológico una frase que resonó en lo más profundo de mi ser: "En todos los lugares palpita nuestro enigma. Somos los inocentes y crueles juguetes de la vida. Hasta que un bruto alazán nos descabalga de su grupa, antes de llegar a los abismos donde se sientan los jueces, que ordenarán sus destinos de recompensa o castigo".

Al igual que las sombras encadenadas de las que Platón habló en su mito de La Caverna, a menudo nos encontramos incapaces de comprender plenamente el mundo que nos rodea. Pero con el amor por los libros, cada vida se convierte en una historia, cada persona en un cuento, cada amanecer en una fábula y cada anochecer en un relato. Ese es el pequeño secreto escondido en el corazón de la sabiduría práctica de la vida, uno que aprendemos de las páginas de los libros.


Gonzalo Díaz-Arbolí

10 comentarios:

Tete dijo...

Que bonito, con lo que me gusta leer

Joseta dijo...

Totalmente de acuerdo. Un gran homenaje a los libros y a la lectura

Germán dijo...

Emociona como siempre. Me encanta.

Jesús María Serrano dijo...

Un libro es el amigo que espera paciente a que lo escuches, la sombra que siempre te acompaña, las primeras gotas del aguacero, la rabia y la alegría. Un libro es para un buen lector como el noray al que se amarra un navío tras una larga travesía.

Pepe Guerrero dijo...

Que seríamos sin los libros?. Qué buen refugio es una buena biblioteca!

Luis Muñiz dijo...

Me han entrado ganas de acercarme a esa plaza y adoptar alguno de esos libros huérfanos.

Inmaculada Moreno dijo...

Preciosa alabanza a los libros.

Inma M. dijo...

Sigue así, Gonzalo. Qué bonito, amigo

Flora dijo...

Qué bonita historia

Luis Manzorro dijo...

Una extraordinaria y maravillosa idea. La semana pasada, en un programa de la cadena SER, le oí decir al escritor Juanjo Millas una cosa muy bonita que tiene relación con esto. Decía él que, cuando terminaba de leer un libro, a veces en el avión, en el tren, en un banco del parque... en la portadilla, escribía algo parecido a esto: "ruego que el que encuentre este libro, lo lea y, una vez leído, lo deje en cualquier sitio para que otro lo encuentre y vuelva a hacer lo mismo que he hecho yo" Firmado: Juanjo Millas. ¡NO ES BONITO!

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