15.2.23

La Condesa de Chinchón. Francisco de Goya


La Condesa de Chinchón. Pulsar la imagen para ampliar

El retrato de Maria Teresa de Borbón y Vallabriga, XV Condesa de Chinchón y Marquesa de Bobadilla del Monte (1780-1828) fue pintado por Francisco de Goya (Fuentedetodos,1746, + Burdeos,1828), en abril de 1800, pocos meses después de realizar el gran retrato de la Familia de Carlos IV.
Doña Maria Teresa, se casó con Manuel Godoy, Primer Ministro y Príncipe de la Paz, por numerosos intereses, sobre todo por el de poder regresar a la Corte y recuperar para ella y su familia el apellido Borbón con todos los honores que esto llevaba aparejado. Su padre, el infante don Luis de Borbón, hermano de Carlos III, y toda su familia, habían sido separados de Palacio por el matrimonio morganático que realizó con doña Maria Teresa de Vallabriga y Rozas.

Detalle del cuadro
La obra, de una belleza singular, con una armonía relajada, de tensión contenida, nos muestra a esta delicada dama, de actitud y mirada melancólica, que acepta su forzado destino. Tenía veinte años y estaba encinta de su primera hija, la infanta Carlota. Con sus brazos crea un espacio, más o menos en forma de rombo, que parece resguardar su embarazo con gran candidez.
La puesta en escena del personaje es sencilla, no existen elementos accesorios, tan sólo el sillón en el que reposa. La pintura es de realización muy rápida y trazos muy intensos que marcan el ritmo del plegado de la tela de su vestido y de la direccionalidad del mismo. Ciertos empastes de blanco en las zonas más sobresalientes, a modo de acentos musicales, marcan la situación de las rodillas, su embarazo, su pecho, y hacen vibrar la superficie cromáticamente. La soltura en el manejo del pincel es total, hasta en los más mínimos detalles: los anillos –en el más grande de ellos se representa a Godoy-, y el tocado, con las espigas verdes de trigo entre los lazos azules y la gasa blanca.


Detalle del cuadro

Este dominio de la técnica que reúne simplicidad, al mismo tiempo que detallismo, y la placidez con la que reposa, nos hace pensar en el que la condesa podría estar escuchando una música en un tono menor, tranquila y romántica al modo de un nocturno de Frédéric Chopin o una Gymnopédie de Erik Satie.
La perfecta armonía de esta obra contrasta con los secretos que guarda en su interior. En el lienzo Goya pintó en primer lugar un retrato de don José Álvarez de Toledo y Gonzaga, Marqués de Villafranca y Duque de Alba, por su matrimonio con doña Maria del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, XIII Duquesa de Alba. Don José, gran amante de la música, está representado en el Museo del Prado con una partitura de Franz Joseph Haydn entre sus manos, que dice: "Cuatro canc.s/ con Aconp.to de Fortp.o/del S.r Haydn"; se apoya sobre un piano y en la escena también aparece un violín. Después se sobrepuso un retrato de Manuel Godoy, en actitud similar a la que tenía en el famoso retrato de la inauguración del Real Instituto Pertolozziano, conocido por las copias existentes, ya que del original sólo se conserva un trozo. Ambos estaban terminados cuando Goya dio la vuelta al lienzo y los ocultó, pintando encima uno de sus mejores retratos.

Chopin Nocturne E Flat Major Op.9 No.2
La condesa de Chinchón se considera uno de los retratos más depurados y elegantes de Goya, que le confirma como de los mejores retratistas de todos los tiempos.
El artista profundiza en la personalidad de la retratada, tímida y retraída, dando muestra de una maestría en el análisis psicológico de los personajes retratados.
Goya se valió de elementos simbólicos y recursos pictóricos para llamar la atención acerca del embarazo de la condesa de Chichón; las espigas de trigo se relacionan con la diosa Ceres y simbolizan la fertilidad y la luz que recibe la condesa es más intensa en el vientre que en cualquier otra parte de su anatomía.
Por otra parte, el semblante timorato y reservado de la condesa fue la manera que tuvo Goya de mostrar su rechazo y el desagrado de la condesa ante las infidelidades de Manuel de Godoy. La sonrisa apenas esbozada también servía para ocultar la dentadura deteriorada de la condesa, que quiso compensar mostrando los brazos y la parte alta del busto, de gran belleza.
Por último, decir que el cuadro perteneció a los duques de Sueca, descendientes de la condesa de Chinchón, hasta que el Museo Nacional del Prado lo adquirió en 2000 por 24 millones de euros.

Les propongo que dejemos a la Condesa reposar tranquila escuchando la Gymnopédie Nº 1 de Satie.



Fuentes: 
Discurso de Investidura  Academia de BB.AA. Santa Cecilia de Carmen Garrido
Blog de Arte

Gonzalo Díaz-Arbolí

2 comentarios:

Eugenio W. dijo...

Me encanta, que es una lección de arte y de historia magistral. Se lee con gusto y se saborea con deleite. Y al final nos queda una sonrisa de agradecimiento por esta pincelada cultural que nos regalas.

Julio dijo...

Muchas gracias Gonzalo y Carmen Garrido.
He disfrutado mucho con esta entrada y me lleva al libro de Alexander Sturgis "Entender la pintura. Análisis y explicación de los temas de las obras".
Digo yo, que la cultura nos acerca a momentos de felicidad...

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