13.2.23

Facundo Cabral. No soy de aquí ni soy de allá...



Rodolfo Enrique Cabral Camiñas, en principio conocido artísticamente como Indio Gasparino y después como Facundo Cabral; fue un escritor, cantautor, y poeta argentino, reconocido por su versatilidad a la hora de hacer lo que más lo apasionaba. Nació en La Plata, Buenos Aires el 22 de mayo de 1937, y es hijo de Sara Camiñas y Rodolfo Cabral.
Los primeros años de su vida los pasó en la localidad de Berisso, y posteriormente su madre decidió trasladarse a Tierra del Fuego. En el año 1946, se escapó de su casa por cuatro meses, con el objetivo de llegar a Buenos Aires para conocer a Juan Domingo Perón, presidente de esa época, ya que había escuchado que el gobernante les daba trabajo a los pobres. Se dio cuenta que el mandatario no estaría en Buenos Aires y que haría una visita a La Plata el 19 de noviembre de ese año. Finalmente llegó a La Plata, y logró traspasar los anillos de seguridad que habían, hasta llegar a dialogar con el presidente, a quien le pidió trabajo. Tiempo después, el Presidente le dio trabajo a su madre y facilitó el traslado de toda la familia a Tandil.

Debido a que tuvo una infancia desordenada, fue internado en un reformatorio, de donde se escapó, y fue capturado por la policía a la edad de 14 años. Aprendió a leer y escribir dentro de la cárcel, gracias a Simón un sacerdote jesuita, también hizo que Facundo se interesara por la literatura universal y lo motivó a que realizara estudios de primaria y secundaria. Un año antes de cumplir su condena, se fugó de prisión, con la complicidad del sacerdote.

Para el año 1959, ya tocaba la guitarra y cantaba música folclórica y era seguidor de Atahualpa Yupanqui y José Larralde. En ese año se trasladó a Mar del Plata, donde buscó trabajo en un hotel; el dueño al verlo con su guitarra, le dio la oportunidad de cantar, y así poder arrancar su camino en la música.


En el año 1970, grabó la canción “No soy de aquí ni soy de allá”, que poco a poco se convirtió en un éxito, que lograba darle reconocimiento al artista; además, grabó canciones en 9 idiomas y con cantantes como Julio Iglesias, Pedro Vargas, Neil Diamond, Alberto Cortez entre otros. Poco después, tomó Influencias espirituales de Jesucristo y Ghandi, en la literatura de Jorge Luis Borges y Whitman, por lo que su vida tomó un rumbo espiritual de apreciación constante a todo lo que lo rodeaba.

Debido a que era considerado un cantautor protestante, en el año 1976 tuvo que salir de Argentina, debido a la dictadura que ocurrió entre 1976 y 1983. Mientras permaneció fuera de su tierra, vivió en México, donde siguió componiendo y realizando presentaciones en más de 100 países.

Tras el fin de la Revolución Argentina, Facundo Cabral regresó a su país, siendo reconocido en todo el mundo y con mucha más fama. Hizo un recital en el Estadio Luna Park, y luego lo hizo en Mar del Plata. En 1987 se presentó en el estadio Ferro Carril Oeste, en Buenos Aires. Después de presentarse en varias ciudades argentinas, el 5 de mayo de 1994 comenzó una gira internacional, presentándose en algunos conciertos con Alberto Cortez.

Como autor literario, recibió invitación para hacer parte de La Feria Internacional del Libro en Miami, donde habló de sus libros, entre ellos: “Conversaciones con Facundo Cabral”, “Mi Abuela y yo”, “Salmos”, “Borges y yo”, “Ayer soñé que podía y hoy puedo”, y el “Cuaderno de Facundo”. Como reconocimiento a su continuo llamamiento a la paz y al amor, en el año 1996 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) lo declaró “Mensajero Mundial de la Paz.


El 9 de julio de 2011, Facundo Cabral fue asesinado en Ciudad de Guatemala, víctima de un atentado dirigido al empresario Henry Fariña, que acompañaba al cantante y su representante al aeropuerto. 

Conozcan la historia que hay detrás de la famosa frase de Facundo Cabral "No soy de aquí ni soy de allá..."
Texto tomado de blog "Stratego"
Tiene tanto tiene qué ver con un sentimiento tan noble y tan poderoso como el amor: el perdón.
El padre de Facundo se fue de su casa antes de que éste naciera. Luego Sara, su madre, fue echada a la calle junto a sus pequeños hijos, y Facundo no tuvo un techo donde nacer, de ahí lo de:
 
“No soy de aquí ni soy de allá 
 no tengo edad ni porvenir
 y a pesar de todo ser feliz
 es mi color de identidad”.


Una noche, tras terminar un concierto en una de las catedrales de la música de Buenos Aires, Facundo, con 46 años a cuestas, se llevó la sorpresa de su vida: en el pasillo lo esperaba su padre.
“Lo reconocí porque era igual a la foto que mi madre siempre había guardado, pero con el pelo cano y las huellas del tiempo reflejadas en su rostro y en sus manos. En el acto supe que era él, porque siempre vi esa foto en la repisa de la cama de mi madre”, contaba Cabral. “Mi padre era muy apuesto. Todo lo contrario a mí, era muy elegante. Ahora, muchísimos años después, estaba allí y me quedé congelado sin saber qué hacer”.
Este era el primer encuentro con su padre. ¿Se imaginan la tormenta de emociones, pensamientos y nerviosismo que azotaban dentro de aquel hombre que paseaba su música por el mundo pregonando la paz, el perdón y el amor? Entonces, ¿qué hacer?

Un día Cabral dijo sobre su padre: “Agotó todo el odio que había acumulado en mí; lo odié tanto y tan profundamente porque había dejado sola a mi madre con siete hijos. Aprendimos todos a tener el cielo por techo y la lucha por sobrevivir se volvió prioridad para los ocho. Murieron cuatro de hambre y frío. Tres sobrevivimos de milagro”.
Ahora, su padre estaba frente a él, y sentía tener todo el derecho de decirle lo que su corazón guardaba. El rencor es un sentimiento tan fuerte como el perdón y Facundo sintió muchas veces que su memoria le alejaría para siempre de aquel hombre. En ese momento, el recuerdo de las palabras de su madre retumbó en su cabeza y en su corazón:

“Vos que caminás tanto, algún día te vas a encontrar con tu padre. ¡No cometas el error de juzgarlo! Recuerda el mandamiento: honrarás al padre y a la madre. Segundo, ese hombre que vas a tener enfrente, es el ser que más amó, más ama y más amará tu madre. Tercero, lo que corresponde es que le des un abrazo y las gracias, porque por él estás gozando las maravillas de Dios en este mundo por el que caminas. La vida que tanto amas no sólo te la dio tu madre, también se la debes a tu padre. No lo olvides”.

El desenlace de este encuentro lo cuenta el mismo Facundo: “Por eso cuando vi a mi padre nos acercamos, nos abrazamos y fuimos grandes amigos hasta el final de sus días. Aquella vez me liberé y dije: ‘Mi Dios, qué maravilloso es vivir sin odio’. Me costó años perdonar y pude hacerlo en un segundo. Y me sentí tan bien”.
El perdón es tan noble y poderoso como el amor.
Texto: Facundo Cabral


Fuente: Blog  Historia - Biografía
Gonzalo Díaz-Arbolí

6 comentarios:

Inma dijo...

Una vida interesante y dura!!! Pero tuvo el valor de perdonar al padre y no guardarle rencor por el abandono sufrido..

Eugenio W. dijo...

Me cautiva, Gonzalo, esta entrada sobre Facundo Cabral, porque hace deseable una existencia que carece de mitos extraordinarios, pero que convierte lo natural en algo apetecible y extraordinario, porque como el propio Facundo Cabral dice: "La vida es simple, el miedo la complica" y, al propio tiempo, nos desvela que "el perdón es tan noble y poderoso como el amor"

Gustavo dijo...

Me gusta mucho porque tiene un tinte porteño, pero la verdad mucho no escuché de Facundo y lo poco que sí, me gustó. Un abrazo.

Carmen P. dijo...

¡Ay Facundo! Uno de mis referentes... Su poema "No estás deprimido, estás distraído de la vida que te puebla” Es una maravilla, y su vida un ejemplo

Luisa Mari dijo...

Me ha encantado volver a reencontrarme con Facundo Cabral, me ha emocionado oírlo cantar y recitar. Ha conseguido trasladarme a otra época y revivir y recordar emociones dormidas. Gracias por regalarnos estos bonitos momentos y encuentros tío Gonzalo.

Julio dijo...

Una entrada bellísima y que aporta mucho.
¡Qué filosofía de la vida!
Para tantos que no sabemos salirnos de las normas establecidas, la de Facundo fue una vida dura, pero en gran medida envidiable...por esa filosofía.

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