14.10.21

Nueva Biblioteca Municipal María Teresa León, en El Puerto de Santa María

 

María Teresa León nació en Logroño en 1903. 
En su infancia y adolescencia tuvo la influencia de su tía Mª Amalia Goyri, prima de su madre, la primera mujer en obtener el título de doctora en filología por la U. Central de Madrid (1909) 
Su niñez transcurrió entre Madrid, Barcelona y Burgos, ciudad a la que se sintió fuertemente ligada. Estudió en la Institución Libre de Enseñanza y se licenció en Filosofía y Letras. 

Contrajo matrimonio a los 17 años, con Gonzalo de Sebastián Alfaro, con quien tuvo dos hijos. En 1929 conoce a Rafael Alberti y rompe su matrimonio para convertirse en su compañera de viaje. A partir de entonces tendrían una vida entregada a la aventura y la política. En 1932 se casan por lo civil. 

Fue una mujer adelantada a su tiempo, innovadora, luchadora y escritora incansable a la sombra de uno de los iconos más afamados de la literatura española, “Rafael Alberti” y una de las mujeres más brillantes de la generación del 27. 

La escritora riojana no solo ayudaría a difundir, en vida, la obra de Alberti, sino que se convirtió en su portavoz, también era una intensa autora de relatos, piezas teatrales, guiones cinematográficos y artículos de prensa, en el Madrid republicano y el posterior exilio de más de cuarenta años. 

La prolífica obra de María Teresa León se enmarca en una veintena de libros, donde destaca como pieza fundamental su obra biográfica “Memorias de la melancolía” 


La escritora Almudena Grandes la define como un claro “ejemplo de mujer republicana, libre, valiente, consciente, madura, fervorosa, culta… Una mujer que escribió, militó, trabajó y triunfó en un mundo de hombres”. 

María Teresa fue una mujer muy comprometida con su tiempo, fiel a sus ideas. Pertenece al grupo de escritoras de la generación del 27, llamadas las "sin sombrero" Todas estas mujeres engrandecieron esta generación. 


Tomo las últimas líneas de la biografía de Doña Jimena Díaz de Vivar, señora de todos los deberes, escrita en 1960. Impregnadas de melancolía. 
“Jimena, alta señora de España, sabe que está arrugadita y transida. Le pesa el alma. Años y años, ¡más de trece!, lleva escondida, viviendo la casa del olvido. ¡Serena mujer sola! Poco a poco se dejó invadir por la viña trepadora de la lenta muerte, que también parecía haberla olvidado”  

Roma, 1976. Francisco M. Arníz con María Teresa León en su casa de vía Garibaldi

De Memorias de la melancolía:
Estoy cansada de no saber dónde morirme. Esa es la mayor tristeza del emigrado. ¿Qué tenemos nosotros que ver con los cementerios de los países donde vivimos? Habría que hacer tantas presentaciones de los otros muertos, que no acabaríamos nunca. Estoy cansada de hilarme hacia la muerte. Y sin embargo, ¿tenemos derecho a morir sin concluir la historia que empezamos? ¿Cuántas veces hemos repetido las mismas palabras, aceptando la esperanza, llamándola, suplicándola para que no nos abandonase? (Mm 97). 

Esta gran mujer, falleció de una larga enfermedad el 13 de Diciembre de 1988 en Madrid. 
¿Ha llegado la hora de hacer mi testamento? 
Dejo a las mujeres de España mi entusiasmo por la vida. Nada más. Es todo lo que tengo.



Eva Díaz Hurtado
Ilustradora y diseñadora
Licenciada en BB. AA. por la U. de Barcelona

2 comentarios:

Eugenio Martínez dijo...

Gracias, Eva, por esta hermosa, aunque breve, biografía de esta gran mujer "cansada de hilarse hacia la muerte" y siempre inquieta por concluir lo que había empezado y que si no llegó a alcanzarlo, al menos tuvo siempre el coraje de intentarlo

Julio Rodriguez de la Rua fernandez dijo...

Gonzalo, enorme la entrada que has añadido hoy a tu blog.
Es un gran reconocimiento a las "sin sombrero" mujeres artistas y valientes.
Las Exposiciones de Eva Díaz Hurtado, con espléndidas ilustraciones hechas por ella de aquellas artistas olvidadas de la Generación del 27 y que luego reunió junto a fotografías, breves biografías escritas e información sobre las obras que realizaron en un pequeño-gran libro, son asimismo un gran y merecido homenaje.
Muchas gracias Eva y Gonzalo.
Julio Rodríguez de la Rúa

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