1.2.22

Breve resumen biográfico del Obispo Dr. D. Juan José Arbolí y Acaso. (Gaditano)

   A propósito de la pandemia de la Coronavirus.


En un opúsculo tamaño cuarto editado en la Imprenta de la viuda de Niel, sita en Francisco nº 2 de nuestra ciudad de Cádiz y fechado en 1898, denominado Nueve viernes dedicados a Nuestro Padre Jesús Nazareno, protector de esta ciudad escrito por Guillermo Smith, en cada viernes al final del piadoso ejercicio se expone un ejemplo y en el correspondiente al séptimo viernes, (nótese la importancia del número siete), se expone por parte del autor un ejemplo dando a conocer la protección del Divino Regidor de la ciudad sobre el Cabildo de Canónigos de la Iglesia Catedral de Cádiz. Guillermo Smith dice así:

“El Excmo. Cabildo eclesiástico, dando pruebas de su fe y religiosidad, profesa desde muy antiguos tiempos especial devoción a Nuestro Padre Jesús Nazareno, se celebran los cultos anuales a Nuestro Padre Jesús Nazareno, con objeto de cantar misa solemne en el altar Mayor donde se expone a la veneración pública. 
Este voto tuvo su origen a propuesta del sabio obispo de este diócesis, Dr. D. Juan J. Arbolí y Acaso, que siendo Canónigo doctoral en Cabildo celebrado a principios del año 1834, cuando se encontraba la ciudad invadida por el cólera morbo asiático, propuso se celebrase anualmente esta fiesta si el Señor preservaba a todos los capitulares del contagio. El Cabildo hizo y cumplió esta promesa, y al ver que en la segunda invasión del cólera, en 1854, tampoco fue atacado de la enfermedad ningún capitular, la renovó en 1855. 

Breve resumen biográfico del Obispo Dr. D. Juan José Arbolí y Acaso.

El Obispo Juan José Arbolí y Acaso ha sido uno de los prelados más eminentes de la Iglesia española y uno de sus hijos más ilustres. 
Nació en Cádiz el 29 de Octubre de 1795 en la calle Pasquín nº 3. Lo sigue recordando una sencilla lápida de mármol en su fachada:”En esta casa nació el Doctor D. Juan José Arbolí, Obispo de Cádiz,  para perpetuar la memoria imperecedera de hijo tan esclarecido, acordó poner esta losa. Año 1876". 


Bajo la tutela y patrocinio del insigne Magistral Cabrera ingresa en el Colegio de Santa Cruz, niño era y ya mereció obtener el cargo de Maestro de Colegiales. En el Seminario Conciliar cursó Filosofía y Teología y con su estudio simultaneaba el de los idiomas Francés, Inglés, Árabe, Griego y Hebreo… “En cuanto terminó los estudios eclesiásticos cursó la carrera de Leyes en Sevilla, doctorándose en ambos Derechos (civil y eclesiástico)…” Diez años más tarde oposita a Canónigo Doctoral de la Catedral, canonjía de la que toma posesión en 1830. 
Al crearse el Colegio de San Felipe Neri en 1838. –el más prestigioso de España en su época-, fue nombrado Catedrático de Filosofía. Hasta 1848 explicó esta asignatura y desde 1846 quedó de Director del Colegio hasta su Consagración Episcopal en 1852. Entonces publicó el tratado de Filosofía, obra de la que Menéndez Pelayo se hace eco en su Historia de los Heterodoxos. 
Fue notoria en toda la ciudad y fuera de ella su cautivadora oratoria. Decía el célebre escritor D. José Helguera: “Arbolí nació para ser rey de los predicadores ya que por honor tiene el titulo de Predicador de Su Majestad. Decían los insignes académicos de la Española D. Aureliano Fernández Guerra, D. Manuel Cañete, el Marqués de Valmar y D. Eduardo Benot, que conocían muy bien su dominadora elocuencia, que si hubiera ido a Madrid, su oratoria sublime hubiese eclipsado a la de los primeros genios en aquel difícil arte, palideciendo las lumbreras que entonces despedían más rayos de vivísima luz en las inteligencias” 
En Mayo de 1851 fue nombrado Obispo de Guadix., fue padrino de Consagración el Duque de Montpensier. En 1854 ocupó la sede gaditana. 
Completó la obra de la Catedral recién inaugurada. “Puede asegurarse que cuanto hoy ennoblece y constituye brillante ornato de nuestra esbelta Basílica se debió todo al Excmo. Sr. Arbolí. 
En 1859 fue nombrado Senador, pero no llegó a tomar posesión. 

A pesar de su quebrantado estado de salud continuó trabajando hasta su fallecimiento el domingo 12 de febrero de 1863. 
Sus restos reposan en el panteón de Señores Obispos de la cripta de la Catedral Gaditana. 
El 25 de agosto de 1877 se acordó dar nombre del ilustre Prelado a la calle antes llamada del Emperador.

El episcopado, esa encumbrada dignidad que se adquiere no por la nobleza de la prosapia, ni por la opulencia de las riquezas, sino por la excelencia de las virtudes cristianas, y por la sublimidad de las ciencias, fue el término de la carrera social, y de la profesión eclesiástica que por todos sus grados recorrió nuestro inolvidable compatricio el excelentísimo e ilustrísimo Señor D. Juan José Arbolí y Acaso, que acaba de morir para el mundo y renacer ante la presencia de Dios para darle estrecha cuenta del ejercicio y desempeño de los altísimos ministerios que desempeñó entre nosotros a satisfacción de sus conciudadanos.


Centraremos nuestra atención en la obra de Juan José Arbolí, 1844, (pulsen en):  Compendio de las Lecciones de Filosofía que se enseñaba en el Colegio de Humanidades de San Felipe Neri de Cádiz.
Gonzalo Díaz Arbolí
  
          
A propósito de la noticia que publica el Diario de Cádiz, 14 de marzo 2021. Autor: José M. Otero. 
Esta historia es una demostración de la diplomacia, elegancia y la lección de humildad, del obispo que, guardándose su "ego" hizo lo mejor para la catedral y los gaditanos:

HISTORIAS DE CÁDIZ

Arbolí y la torre de la Catedral de Cádiz

Encargo de piedras para la obra a las canteras de Medina Sidonia la Confusión del arcipreste asidonense tras recibir la petición del prelado de la diócesis gaditana.



Al morir el obispo fray Domingo de Silos Moreno, en 1853, la Catedral de Cádiz estaba aún por terminar. Además del coro y el presbiterio, era necesario acabar la construcción de la torre de Poniente y dotar a la basílica de otros elementos esenciales. Unos 20.000 duros, una cantidad elevadísima para la época, eran necesarias para concluir las obras. De ello se encargaría el sucesor de Silos Moreno, el obispo Juan José Arbolí y Acaso.

El nuevo prelado había nacido en la gaditana calle Pasquín,  el 29 de octubre de 1795. Fue su protector el famoso Magistral Cabrera, que vio en el niño Arbolí una extraordinaria inteligencia y grandes aptitudes para la vida sacerdotal. Arbolí, tras estudiar en nuestro Seminario, ocupó diversos cargos eclesiásticos en nuestra diócesis y fue nombrado vicario general por Silos Moreno. En 1851 fue designado obispo de Guadix y, poco después, en 1854, obispo de Cádiz.


En cuanto tomó posesión de la diócesis, Arbolí convocó a las ‘fuerzas vivas’ de la ciudad al objeto de recaudar fondos para terminar las obras de la basílica. Fue formada una comisión de la que formaban parte, junto al alcalde Urrutia, los vecinos Juan de Dios Lasanta, Plácido García, Francisco Vanhert, José de la Viesca y Gómez, Julián López,Manuel Ruiz Tagle, Rafael Méndez y Benito Picardo. Arbolí y la comisión consiguieron recaudar fondos y traer a Cádiz el coro de la Cartuja de Sevilla y que la Reina Isabel II aportara una importante cantidad para la construcción del Tabernáculo.
Pero la principal preocupación del obispo Arbolí era la terminación de la torre de Poniente, obra que llevaba personalmente. Recaudado los fondos necesarios, Arbolí encargó al arcipreste de Medina Sidonia, José María Navarro, la compra de piedras de una determinada cantera de aquella población. Navarro conocía que la cantera elegida por Arbolí era de muy mala calidad y que no serviría para la construcción de la torre. Pero, obediente y subordinado, no se atrevió a comunicar dicha circunstancia al obispo. Antes al contrario, escribió al prelado la siguiente carta, “Muy acertada me ha parecido la elección realizada por Su Señoría Ilustrísima. En cuanto regrese el dueño de la cantera a Medina cumpliré el encargo que ha tenido la bondad de encomendarme”.
A continuación el sacerdote de Medina escribió otra carta a su íntimo amigo Antonio Millán Varela, auxiliar del obispo de Cádiz. En esta carta el obediente cura dio rienda suelta a su opinión sobre el encargo recibido: “Tu señor Obispo entenderá mucho de Teología, de Filosofía y de todas las ciencias habidas y por haber. Pero en esto de elegir piedra para la torre de la Catedral entiende lo que yo de poner banderillas a un toro. ¡Dios nos asista! Me encarga piedra de la cantera de N. y al año de colocarla en la torre se hará añicos y ¡cataplum! ¿Pero quién le pone el cascabel al gato? Absit. No seré yo quien lo haga. A estos señores hay que decirles amén a todo. No lo entiendo. Encarga piedras tan malas cuando tiene al lado las piedras de la cantera de La Laja, de gran calidad, que se la ponen en el embarcadero de Chiclana y sale mucho más barata. Es el colmo. Pero al fin...debe ser cosa de sabios”.
Pero a la hora de introducir las cartas en sus respectivos sobres, el cura de Medina sufrió un tremendo despiste y Arbolí recibió la carta enviada a su auxiliar y éste la remitida al prelado.
El obispo de Cádiz, tras abrir la carta y leer las críticas, decidió no darse por aludido y escribió una nueva misiva al arcipreste de Medina pidiéndole que olvidara el encargo anterior y que concertara la compra de piedras en la cantera de La Laja, “ya que tengo entendido que es de excelente calidad y a muy buen precio”. Ninguna referencia a las críticas recibidas.

El sacerdote y escritor José María León y Domínguez, en sus ‘Recuerdos Gaditanos’, tras mencionar la anécdota anterior recuerda haber visto en los Boletines Eclesiásticos de la época varias anotaciones relativas a la efectiva compra de piedra de la cantera de La Laja. El error del arcipreste de Medina salvó a la Catedral de Cádiz de un importante desastre.
Historias de Cádiz del sacerdote y escritor José María León y Domínguez, en sus ‘Recuerdos Gaditanos’
La confusión del arcipreste asidonense tras recibir la petición del prelado de la diócesis gaditana, Juan José Arbolí y Acaso salvó a la Catedral de Cádiz de un importante desastre.

5 comentarios:

Julio R. dijo...

Un personaje del calado del Obispo Arbolí, merece la difusión de su producción científico-cultural y de los actos de su vida, porque eso nos enriquece a todos y nos ayuda a ser mejores y a esforzarnos más.

Eugenio M. dijo...

Hay ramas muy florecientes en tu árbol genealógico, Gonzalo. Mis felicitaciones por descender de tan importante prosapia.

Jose Luis Diaz Capote dijo...

Como anécdota comentar que Juan José Arbolí Acaso es mencionado en Wikipedia como uno de los 51 escritores que la provincia de Cádiz ha dado al mundo. Incluido en esa lista está también el presbítero Servando Arbolí (Sobrino del Obispo Arbolí)

Jose Luis Diaz dijo...

Otra anécdota curiosa es que fué Fray Joaquí Acaso, hermano de su madre, quien lo presentó para una beca en el Colegio de Santa Cruz, iniciándose así su carrera eclesiástica

Anónimo dijo...

Yo soy Juan Jose Leon Arboli

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