La Fiesta de la Música es una celebración internacional que se realiza el 21 de junio, el primer día del verano del hemisferio norte. Su objetivo es promocionar la música de dos maneras: La primera que los músicos aficionados voluntariamente salgan a tocar a la calle. La segunda es con la organización de conciertos gratuitos, en los que el público tenga la oportunidad de presenciar sus artistas preferidos sin importar estilo ni origen.
En 1982 comienza a celebrarse en Francia una fiesta que poco a poco va extendiéndose al resto de países europeos: la fiesta de la música. Tres años más tarde esta celebración se instituyó como evento europeo y, coincidiendo con el solsticio de verano, en todos los países de la Unión Europea se dedica un día entero para celebrar la pasión por la música.
El solsticio de verano también tiene relación con las festividades paganas de la antigüedad, en las cuales se rendía culto a la naturaleza y sus transiciones.
Más de 30 años después, la fiesta sigue de plena actualidad, y todas las ciudades de España se llenarán hoy de ritmo y color.
Para celebrar la festividad les propongo que escuchen la sonata para piano nº 14 en do sostenido menor “Quasi una fantasía”, Op, 27, nº 2. Popularmente conocida como “Claro de luna”, fue escrita por Ludwing van Beethoven en 1801 y publicada en 1802. Se trata de una de las obras más conocidas del autor.
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Hay una vieja historia relacionada con la composición de esta sonata. Si bien ha sido desacreditada por muchos, ya es parte de la tradición de la sonata, y es muy interesante su lectura.
Se cuenta que una noche, Beethoven y un amigo estaban caminando por las calles de Bon, y, al pasar por uno de los barrios más pobres, se sorprendieron de oír música, bien interpretada, proveniente de una de las casas. Beethoven, con su usual intrepidez, cruzó la calle, abrió la puerta de un empujón, e ingresó a la casa sin anunciarse. La habitación era precaria, y estaba iluminada por una débil vela. Un hombre joven se encontraba trabajando sobre un banco de zapatero en un rincón. Una joven mujer, aún casi una niña, estaba sentada a un viejo piano cuadrado. Ambos se sobresaltaron por la intromisión, pero su sorpresa no fue mayor que la de Beethoven y su amigo al enterarse que la joven era ciega.
Beethoven, un tanto confundido, se apresuró para disculparse, y explicó que había quedado tan impresionado con la calidad de ejecución de la joven, que había apresurado por averiguar quien era que estaba tocando en ese mismo momento esa noche y en ese barrio de la ciudad. Luego, preguntó amablemente a la muchacha dónde había aprendido a tocar, a lo cual ella respondió que una vez habían vivido al lado de una mujer que estudiaba música, y quien pasaba gran parte de su tiempo practicando las obras del gran Maestro, Beethoven. Ella había aprendido a tocar muchas de las piezas del Maestro tan sólo oyendo practicar a su vecina. El hermano de la joven los interrumpió en ese momento para saber quiénes eran los intrusos, y que seguramente habían notado la pobre interpretación de su hermana. ¡Escucha! Dijo Beethoven, mientras caminaba hacia el piano, luego se sentó y tocó los acordes iniciales de su Sonata Claro de Luna.
Lágrimas cayeron de los ojos de la muchacha al momento en que ella reconoció la música, y luego con una voz trémula, le preguntó a él si era posible que fuera el gran Maestro en persona. “Si” respondió Beethoven; “tocaré para ti”. Luego de unos momentos, mientras tocaba una de sus composiciones más viejas, la vela parpadeó, y se apagó. La interrupción pareció romper el tren de su memoria. Beethoven se levantó, fue hacia la ventana, y la abrió, inundando la habitación con la luz de la luna. Luego de meditar unos momentos, se volvió y dijo: “Improvisaré una sonata a la luz de la luna”. Luego siguió la maravillosa composición que conocemos tan bien.
Gonzalo Díaz-Arbolí
3 comentarios:
Maravillosa manera de comenzar el día
Bonita historia
Preciosa sonata.
Ya la había oído en varias ocasiones. Aunque no sea un experto en la materia, sí que la valoro cómo una de las que más me gustan, me lleva, me transmite algo que no sé explicar.
La historia detrás de ella es impresionante, tal como le ocurrió a Beethoven al pasar por dicha calle.
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