Sus padres eran maestros REPUBLICANOS, es un niño huérfano de padre desde antes de cumplir los 2 años, tiene dos hermanos y una hermana mayores a los que admira, buen estudiante, feliz en su infancia aunque a los 9 años vive las ruinas y muerte de la Revolución de Octubre del 34 (especialmente violenta y duradera en Asturias) y más tarde la guerra del 36.
Era de IZQUIERDA, con “caparazón”:
Escribe él: “Recibí una extraña educación, en la que coincidían la libertad casi absoluta –la guerra, en algunos aspectos, deja en paz a los niños- y las servidumbres más humillantes. Pese a todas las limitaciones –enormes- que derivan de esas circunstancias, aprendimos muchas cosas importantes; a decir NO (en voz baja, por supuesto, pero con inquebrantable terquedad); a no darnos nunca por vencidos a pesar de sabernos derrotados; a arrancar ilusiones de la desesperanza; a poner precio a la belleza –buscarla donde quiera que se esconda, viva o muerta- e incluso inventarla cuando tardaba en aparecer; a mantener vivo el espíritu de subversión bajo la costra de la sumisión; a ser escépticos y a establecer para siempre algunas diferencias básicas: entre pureza y puritanismo (por ejemplo)...”
Era ATEO “especial”:
Decía él: “Los ateos, sois unos aficionados, no tenéis mérito alguno.
-No sé porqué, me contestan
-Y yo respondo, porque lo verdaderamente notable es no creer en Dios, después de haberlo visto…y yo lo ví con toda claridad”
Era PESIMISTA:
Yo diría que es un pesimismo “vitalista”, que se relaciona, que no se encierra…pero ese pesimismo se ve en su poesía.
Maestro en el Bierzo, periodista haciendo crítica de música y deporte, abogado.
Lee a Machado, a García Lorca, a Pablo Neruda…
-Escribe su 1º libro con 30 años y se titula “Áspero mundo”
“Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo.
Hombres de todo mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo…”
Ángel González - Para que yo me llame Ángel González…
En 2001 con 76 años, deja de publicar pero no de escribir poesía. Declaró que se resistía a publicar los poemas que estaba escribiendo, por su tono depresivo. Al morir en 2008, su viuda encontró 2 libros en marcha:
.Uno con poemas de tipo juvenil y festivo, dedicado a los meses del año
.Otro que él titulaba “Nada grave”, que se publicó finalmente y es el que hoy traigo aquí. Juntaba en el título 2 palabras contrapuestas, nada y grave, para restarle importancia a un estado sentimental de crisis profunda.
“NADA GRAVE” escrito entre 2001-2008.
La vejez, el agotamiento de la vida, la intuición de la muerte, el dolor de recuerdos oscuros, las heridas sentimentales…acentuaban el carácter triste y lúcido que siempre había tenido su poesía, llevando el pesimismo a un diálogo con la nada.
Me he permitido analizar estos poemas, no desde el punto de vista técnico, ritmo, métrica, consonancia…sino desde el punto de vista de lo humano.
Para mí, son poesías bellísimas y veo en ellas claramente 3 fases bien definidas:
-Una 1ª fase de pesimismo, tristeza, gran sensibilidad, MIEDOS…
-Una 2ª fase con recuerdos de toda una vida, creo entrever con un desamor… llegando a alcanzar la SUMISIÓN a la vejez.
-Una 3ª fase de ACEPTACIÓN del final, con confianza en ese final (Nada), pero también con tristeza y dolor por el final (Grave).
“Hay que ser muy valiente para vivir con miedo.
Contra lo que se cree comúnmente,
no es siempre el miedo asunto de cobardes.
Para vivir muerto de miedo,
hace falta en efecto, muchísimo valor”
¿Qué tal leer estas poesías, con música de fondo de Erik Satie? Pulsar en el siguiente video :
Julio Rodríguez de la Rúa
"OTOÑOS Y OTRAS LUCES": tomado del blog "Arboladura - Revista Literaria"
Es un libro de despedida. Al poeta se le viene encima el peso de toda una vida y en cada poema va soltando lastre; se descarga, a través de la escritura, de los fardos que ha tenido que echarse a la espalda durante tantos años y que ya no le es posible sobrellevar. Las fuerzas físicas y anímicas le debilitan y se siente abandonado, y hasta traicionado, por su propio cuerpo. Y el horizonte ya lo llena el crepúsculo, el otoño y algunas otras luces.
EL OTOÑO SE ACERCA
El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.
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…se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado / un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre
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Alamedas desnudas,
mi amor se vino al suelo.
Verdes vuelos, velados
el leve amarillo
de la melancolía,
grandes hojas de luz,
días caídos
de un otoño abatido por el viento
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El brillo del crepúsculo,
llamarada del día
que proclama que el día ha terminado
cuando aún es de día.
El acorde final que,
resonante, dice el fin de la música
mientras la música se oye todavía.
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En la segunda parte, “La luz a ti debida”, abandona el tono triste y premonitorio del fin de la vida y lo dedica al amor, a la pasión y a la juventud. Repasa y revive otros tiempos intensamente vividos, embriagado por el amor, aunque con un regusto amargo a veces.Entré en tu cuerpo lleno de esperanza
para admirar tanto prodigio desde
el claro mirador de tus pupilas.
Y fuiste tú la que acabaste viendo
el fracaso del mundo en las mías .
COMENTARIO:
¿Qué pasa por la cabeza de un hombre que frisando ya los ochenta años siente cercano el final de su vida? ¿En qué momento aparece el desánimo (si aparece) o la lucidez de sentir acabarse el tiempo prestado? ¿Cómo afecta al hombre y su conducta? La mente ajena es inexpugnable, inescrutable e inaccesible para los demás. Sólo conoceremos qué sucede dentro de ella si su propietario decide contarlo. Y si quien lo cuenta es escritor y poeta puede suceder, como es el caso, que surja el libro Otoños y otras luces.
A la muerte, cuando es por longevidad, se llega a través de un paisaje despejado, superados ya los obstáculos y las distracciones que nos depara la vida. A estas alturas ya pocas cosas importan, y muchas de ellas, buenas, regulares o malas, quedaron abandonadas en el recuerdo. No es que el poeta desee la muerte, lo que le desanima son los pocos asideros que a estas alturas tiene la vida. El poeta sólo percibe el presente, la actual e indiscutible realidad.
Hay tanto que decir sobre la poesía de Ángel González Muñiz, vean estos vídeos:
Ángel González y Pedro Guerra - Me basta así.
Ángel González (Joaquín Sabina - Menos dos alas)
Gonzalo Díaz-Arbolí
4 comentarios:
Gonzalo, me gusta tu entrada sobre Ángel González y me parece ponderadamente divulgativa, porque no es nada fácil la biografía de un gran poeta, que, según sus propias palabras, sin salir de la infancia, es súbdito de un rey, ciudadano de una república y objeto de una tiranía, para regresar, casi viejo, a ser súbdito de la misma corona. Como el destino no deja de zarandearlo, sin contar con su voluntad, provoca el combate entre sus ansias y su razón, que será el sustento de la hierba cultivada en el singular campo de su poesía
Me gusta…..y yo también creo que tenía una enorme tristeza , debajo de un grandísimo sentido del humor.
En el último libro que escribió Joan Margarit, escribe un poema titulado
“. Ángel González en el recuerdo “
y le escribe ,entre otros, estos versos :
“……Con muy pocas palabras me explicaste
que era la tristeza la que había
hecho tan bondadosa tu mirada…..”
Hermosas sus poesías, y frases que nos hacen pensar, como "hay que ser muy valiente para vivir con miedo". Y también dice una gran verdad, porque he visto muchas veces a hombres duros y, aparentemente invencibles, rendirse a la vejez.
Ser pesimista es vivir la realidad de este mundo lleno de injusticia, y sabiendo que, al final, en polvo nos convertiremos.
Un abrazo.
NADA GRAVE este título, me recuerda una canción que titule ALEGRES PENAS Dos palabras contrapuestas. Enorme poeta Angel González.
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