A todos nos ha pasado alguna vez que cuando escuchamos una canción determinada nos evoca recuerdos de una época y nos traslada por un momento a lugares o personas que marcaron nuestra vida.
Bob Dylan escribió “Blowin’ in the Wind” con tan solo 21 años en un café de Nueva York. Acompañado por su amigo Blue a la guitarra, empezaron a entonarla y les emocionó al instante. Tal fue su entusiasmo que salieron disparados hacia el local preferido de la movida folk y le pidieron al cantante del grupo que actuaba ese día, con el que tenían muy buena relación, que la escuchase un momento. Se quedó tan impresionado que le solicitaron su autorización para presentarla en la actuación de la noche. Y así lo hicieron: con el mismo papel en el que Bob Dylan había escrito la letra al que añadieron solo los acordes. Fue tal el éxito que al finalizar la canción, con el público puesto en pie, aún aplaudiendo y saltando, enardecido por lo que acababa de escuchar, comenzó a entrar en la leyenda.
Bob Dylan no la interpretó con frecuencia en sus primeros años; pero no hacía falta… otros lo hicieron por él: El famoso trío Peter, Paul and Mary fue uno de ellos; luego, siguieron multitud de versiones (casi 400 registradas) que la convirtieron en un mito, entre ellas The Beatles, Elvis Presley, Duke Ellington, Sam Cooke, Neil Young, Bruce Springsteen y otras voces famosas. Así pues, queda muy claro que Dylan nunca necesitó de su promoción personal.
En España se tarareaba su versión en inglés, nadie fue capaz de hacer una versión en castellano con suficiente fuerza para triunfar. Sin embargo, resulta interesante la traducción de su letra para darnos cuenta del alcance de su mensaje.
¿Cuántos caminos debe andar un hombre
antes de que puedan llamarlo propiamente hombre?
¿Cuántos mares debe surcar una blanca paloma
para poder descansar en la arena?
¿Cuánto tiempo deberán seguir silbando las balas
antes de ser prescritas para siempre?
La respuesta, amigo mío, está soplando en el viento.
La respuesta está soplando en el viento.
¿Cuántos años puede existir una montaña
antes de ser arrastrada al mar?
¿Cuántos años pueden vivir algunas personas
antes de que se les permita ser libres?
¿Cuántas veces puede un hombre girar la cabeza y
fingir que simplemente no lo ha visto?
La respuesta, amigo mío, está soplando en el viento.
La respuesta está soplando en el viento.
¿Cuántas veces ha de mirar un hombre hacia arriba
para poder ver el cielo?
¿Cuántos oídos tiene que tener un hombre
Para oír los lamentos del pueblo?
¿Cuántas muertes más tendrá que haber
para que se sepa que ha muerto demasiada gente?
La respuesta amigo mío, está soplando en el viento.
La respuesta está soplando en el viento.
Fue un verdadero estandarte contra los conflictos bélicos del momento. Todos los que se significaban de alguna forma protestas contra la guerra de Vietnam tenían en “Blowin’ in the Wind”, un verdadero himno contra la guerra y de apoyo a los derechos civiles.
Resumen biográfico:
Bob Dylan es un cantante, compositor y poeta estadounidense, considerado como una de las figuras más prolíficas e influyentes de su generación en la música popular de los siglos XX y comienzos del XXI. Nació en Duluth, Minnesota el 24 de mayo de 1941, al nacer fue registrado con el nombre de Robert Allen Zimmerman.
Desde su infancia mostró un gran interés por la música y la poesía, conoció de primera mano la música tradicional americana de origen europeo; también aprendió a tocar la guitarra y el piano. Formó varias bandas, su primer grupo influenciado por Elvis y Jerry Lee Lewis.
En el año de 1959, inició sus estudios en la Universidad de Minnesota, donde entró en contacto con la llamada música folk estadounidense, usualmente visitaba los locales nocturnos en los que se interpretaba la música que le gustaba, por lo que pasaba más tiempo cantando, tocando la guitarra y la armónica que estudiando.
Se apasionó por la poesía de Dylan Thomas, razón por la cual, en homenaje a él, optó por el nombre artístico de Bob Dylan. En ese tiempo, decidió abandonar definitivamente sus estudios universitarios para dedicarse por completo a la música.
En el año de 1961 se trasladó a Nueva York, donde empezó a cantar en los cafés de Greenwich Village, donde se reunían los aficionados al folk. Con sus letras de alto contenido poético transmitía mensajes que daban un nuevo sentido a la música popular, sus canciones de protesta no sólo reflejaban los sentimientos de la gente hacia los temas contemporáneos, sino que los creaban, ganándose el título de la voz de su generación.
Premios:
A lo largo de su carrera ha recibido premios como: el doctor honoris causa por la Universidad de Princeton, diversos Grammy y el Lifetime Achievement Award como reconocimiento a su trayectoria artística. Comendador de la Orden de las Artes y las Letras francesas.
En el año 2001 recibió un Óscar a la mejor canción original y un Globo de Oro por Things Have Changed, tema incluido en la banda sonora de la película The Wonder Boys.
En 2006 recibió dos nuevos premios Grammy por Modem Times, disco editado ese mismo año y galardonado como mejor álbum de folk contemporáneo.
En junio de 2007, el músico fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, y un año después recibió un reconocimiento honorario del Premio Pulitzer por su profundo impacto en la música popular y en la cultura norteamericana.
En mayo de 2012, recibió la Medalla Presidencial de la Libertad por parte del Presidente Barack Obama.
En noviembre de 2013, Bob Dylan recibió el premio de la Legión de Honor por parte del ministro francés de Educación Aurélie Filippetti.
En febrero de 2015, Dylan aceptó el premio Persona del año MusiCares de la National Academy Of Recording Arts Sciences.
El 13 de octubre de 2016, la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción estadounidense.
Ahora el nombre de Bob Dylan se inscribe como el primer músico de la historia en recibir el “Premio Nobel de Literatura”.
Acontecimiento:
A finales de los 70, se produce un hecho que le marcó para siempre: su conversión al cristianismo después de una profunda crisis religiosa. En sus actuaciones y giras deja de cantar sus temas más conocidos y, entre canción y canción, comienza a dar muestras patentes de su fe cristiana.
“El Papa se veía cansado, exhausto”, escribió Benedicto XVI en su libro Juan Pablo II, mi amado predecesor, a propósito de aquella noche del 27 de septiembre de 1997. Comenzaba un concierto, en el marco del vigésimo tercer Congreso Eucarístico, en medio de la visita pastoral del Papa Wojtyla a Bologna. Trescientas mil personas se habían reunido para el espectáculo en el que, junto a Andrea Bocelli, Lucio Dalla y Gianni Morandi, entre otros, se presentaría Bob Dylan.
“En ese mismo momento”, continúan las memorias de Ratzinger, “llegaron las estrellas, Bob Dylan y otros cuyos nombres no recuerdo”. La preocupación de Ratzinger por la presencia de Dylan en el evento era real, y obedecía a razones bastante comprensibles. La presencia de Dylan en aquel escenario era una noticia que, para los medios internacionales, era incluso más trascendente que el propio Congreso: Dylan, de familia judía, había pasado por sucesivas crisis de fe que le habían hecho acercarse al catolicismo.
El cantautor incluyó en su concierto uno de sus temas emblemáticos, “Blowing in the Wind” (“soplando en el viento”). El coro del tema insiste una y otra vez en que “la respuesta, mi amigo, está soplando en el viento”. Al dirigirse a la juventud en Bologna, Juan Pablo II usó el tema de Dylan como referencia:
“Un representante de ustedes” dijo, refiriéndose a Dylan, “que la respuesta a las preguntas de la vida está ‘soplando en el viento’ ¡Es verdad! Pero no en el viento que sopla y se lleva todo en remolinos vacíos, sino en el viento que es el aliento y la voz del espíritu, una voz que llama y dice ‘¡ven!’ (cf. Jn. 3,8; Ap. 22,17). Me han preguntado” –prosiguió, citando la letra del tema de Dylan- “¿Cuántos caminos debe caminar un hombre antes de que puedan llamarlo propiamente hombre?...
Fuentes:
Blog: El trastero de palacio
Historia-BiografíasVersión del Grupo Musical: Peter, Paul y Mary
Gonzalo Díaz Arbolí
Mis dos grandes amigos, Eugenio Martínez y Julio de la Rúa, (transformados en el Consejo Asesor-Director del blog). En letras de oro destaco el comentario de Eugenio.
A julio por el riguroso análisis de las publicaciones para que su contenido sea entendible (Limpia, fija y da esplendor). Muchas gracias amigos.
¿Y ahora qué? Hemos chocado con Bob Dylan, que nos coloca frente a la tesis del otro día, sobre cual de las manifestaciones humanas, palabra, pintura o música, tiene más fuerza de expresión o convicción o emoción.
¿Y en Bob Dylan qué tiene más fuerza, la palabra o la música?
Considero que la respuesta es muy clara. Cuando un genio está en posesión de ambos dominios y consigue urdir los hilos de la armonía con los de la palabra, la trama resultante se convierte en una torrencial manifestación de grandeza, que nos envuelve, nos sobrecoge, nos transporta y nos eleva a las más altas moradas de la belleza y nos deja en los umbrales de lo sublime.
Si escuchando "Soplando en el viento" existe alguien que no se emocione y no experimente el susurro y el terremoto de todas las fibras de su cuerpo, es que se acaba de convertir en roca.
Cuando a Bob Dylan le dieron el Nóbel de Literatura, aparecieron ciertos "geniecillos" de las letras, que se rebelaron contra la decisión del tribunal de Estocolmo, pero no tardaron en darse cuenta, que su rebelión era más bien falta de información.
Su modelo literario, Thomas Dylan, hubiera llegado a ser un verdadero mito literario de su generación, si no lo hubiera derribado el alcohol a sus apenas cuarenta años. Dicen que su última frase fue: "he tomado dieciocho wiskis seguidos, creo que es un buen récord".
3 comentarios:
Esta canción, no sólo nos evoca un pasado pasado reciente, una juventud vivida más o menos intensamente, una esperanza de vida, sino más bien la llevamos cincelada en nuestro corazón, en nuestra alma como esencia de la vida misma. Para los creyentes, el reconocimiento del Papa y para los no creyentes, el del resto de la humanidad que por los siglos deberá estar agradecida a la aportación de este gran hombre.
Bob Dylan, uno de los grandes de la música, que junto con otros muchos, nunca se cansaron de denunciar en sus canciones las desigualdades sociales y los abusos del poder. La canción que nos traes, amigo Gonzalo, pone los pelos de punta.
Gracias
Esta canción no debe ser recordada como tal, sería una simpleza hacerlo así. Debemos llevarla cincelada en nuestro corazón y e nuestra alma (para los (creyentes), como prueba de reconocimiento de nuestra pertenencia a la especie humana.
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