24.5.21

Muere el compositor y director de orquesta Cristóbal Halffter a los 91 años. 23 mayo 2021

Perteneció a la llamada Generación del 51, un grupo de artistas que renovaron el panorama musical español mediante la introducción de técnicas de la vanguardia europea, como el dodecafonismo y el serialismo. Uno de los músicos españoles de mayor reconocimiento mundial.

 

Junto a sus compañeros de generación, el músico tomó desde joven el camino de la experimentación y miró a Europa para dotar de nuevos lenguajes la mermada capacidad creativa de este arte. 

Entre viñas y la piedra de los muros de su castillo en Villafranca del Bierzo (León) pasó gran parte de su vida Cristóbal Halffter. Pero no encerrado, sino abierto al soplo de los sonidos que él supo imaginar para reconstruir, tras diversas catástrofes, la música del siglo XX. Había nacido en Madrid en 1930 y ha muerto este domingo en Ponferrada a los 91 años, según han confirmado fuentes de la familia.

Residencia familiar en Villafranca del Bierzo. Rodeado de armonía, belleza y arte.

Perteneció a una estirpe de músicos dentro de una familia que sufrió la sima de la guerra civil. Sus tíos, Ernesto y Rodolfo, encauzaron de alguna manera su talento para la dirección y la composición como ha hecho él después con su hijo Pedro Halffter Caro. Salió huyendo de la Guerra Civil muy niño, con sus padres, que se refugiaron en Alemania hasta que terminó la contienda.

De regreso a Madrid, Halffter, desde muy temprano, decide seguir los pasos de sus tíos y en 1947 ingresa en el Real Conservatorio de Madrid para estudiar con Conrado del Campo. El destino y la lógica de los calendarios quieren que acabe en 1951: justo el año en que da comienzo la generación que ha hecho historia en la música española contemporánea con él como uno de sus grandes referentes junto a Luis de Pablo, Carmelo Bernaola, Ramón Barce, Joan Guinjoan o Antón García Abril. 

Vínculo con Falla
El vínculo de los Halffter con ese exilio y con Falla fue directo. De hecho, Ernesto se encargó de terminar la obra inacabada del compositor andaluz, Atlántida. De aquella senda bebió el joven Cristóbal, quien muy pronto quiso indagar en la vanguardia. Esa inquietud le estaba vetada en las clases de Conrado del Campo. Halffter se interesaba por la Escuela de Viena —Schoenberg, Alban Berg—, por Bartok, por Stravinski, a quien sirvió de guía en una visita en Madrid. “Con don Conrado no se podía hablar de estas cosas, yo los estudiaba por mi cuenta”.

Este encuentro con  Stravinsky  fue muy especial, cuando visitaba Madrid para dirigir a Ataulfo Argenta, que se lo presentó en los ensayos, tras lo cual pasó dos días junto al maestro ayudándole con la traducción.

Decidió pues tomar muy joven el camino de la experimentación y mirar a Europa. Concretamente a Darmstadt, donde él y sus colegas españoles de generación tuvieron una presencia activa. Supieron buscar y conectar con la corriente de su tiempo, desde la ruptura y el riesgo, para dotar de nuevos lenguajes la mermada capacidad creativa de este arte en pleno franquismo.

Todo ese ambiente lo exploró a fondo Halffter, que ya en 1952 había compuesto su primera obra, Antífona Pascual, a la que había seguido en 1953 su Concierto para piano y orquesta y dos años después sus Tres piezas para cuarteto de cuerda. Halffter fue prolífico pero medido. En los últimos años componía entre los muros de Villafranca meticulosamente, acompañado siempre de su esposa, la pianista María Manuela Caro y Carvajal, Marita (fallecida en 2017, con quien tuvo tres hijos: María, Alonso y Pedro), concentrado con su papel impoluto y multitud de plumas y tarros de tinta china, con una dedicación artesanal y entregada en espera de la iluminación y el genio.


Tardó en adentrarse en la ópera. Comenzó tarde, en el año 2000, cuando presentó su Quijote en el Teatro Real, con un montaje de Herbert Wernicke y libreto de Andrés Amorós, dirigida por Pedro, su hijo. Al universo de Cervantes siguió otro encargo, Lázaro, por parte de la ópera de Kiel, donde también estrenó su obra basada en La novela del ajedrez, de Stefan Zweig en 2013.

La literatura y el arte fueron siempre inspiración fundamental de su obra. Aparte de Cervantes y Zweig, buscó el aliento poético de Juan Ramón Jiménez para Platero y yo o de Machado, Lorca y Miguel Hernández para su Elegía a la muerte de tres poetas españoles y a Goya para sus Pinturas negras. La base de la música sacra la exploró en varias piezas y también estableció desde la vanguardia del dodecafonismo y el serialismo un diálogo con compositores españoles del renacimiento o el barroco como Tomás Luis de Victoria o Juan de la Encina.

                                   Elegía a la muerte de tres poetas españoles

Su carrera se desarrolló tanto en España como en Europa, donde jugó un papel destacado en Alemania y Francia, sobre todo. En 1968 Naciones Unidas le encargó una obra (la cantata Yes, Speak out) para conmemorar el 20º aniversario de la Declaración de Derechos Humanos. Su preocupación por la degradación de los mismos quiso dejarla patente en La novela del ajedrez, su última gran obra estrenada.


Fuente: Diario el País. 24-5-2021 y RTVE

EL SER HUMANO MUERE SOLAMENTE CUANDO LO OLVIDAN.

Gonzalo Díaz Arbolí


Música dodecafónica, definición y características
La música dodecafónica fue creada en 1923 por Arnold Schönberg, y supuso una verdadera revolución frente al clasicismo imperante. En este artículo, definimos este tipo de música y procedemos a la comparación con el sistema tonal en los siguientes apartados.
¿En qué consiste el dodecafonismo?
Las notas musicales se dividen en dos escalas diatónicas: mayores y menores. Lo habitual era darle más importancia a las siete notas de las escalas mayores, y dejar las cinco de las menores como secundarias.
El autor arriba mencionado creó un sistema en el que las 12 notas tenían la misma importancia y valor. Además, consideró esencial no seguir los cánones impuestos, y así crear un sistema casi totalmente opuesto al tradicional.
Características principales
El denominador común es la ausencia total de la tonalidad y la ordenación arbitraria de las doce notas existentes. Además:
· Se rompe la jerarquía entre las notas.
· Se imponen unos requisitos indispensables para que una composición pueda calificarse de dodecafónica. Por ejemplo, cada pieza debe comenzar con una serie que solo puede repetirse cuando se hayan tocado todas las notas. Igualmente, no está permitido el uso de estructuras que refuercen la tonalidad (séptimas disminuidas, tríadas, etcétera).
· El ritmo no puede repetirse y debe ser asimétrico. Cada melodía se convierte así en un claro ejemplo de anarquía sonora.
· La dinámica es esencial para mantener la estructura interna de las melodías atonales. El fraseo se debe cuidar de forma exhaustiva.
Bajo estos parámetros sonoros, Schönberg logró que los autores de la Segunda Escuela de Viena comenzasen a componer de forma totalmente distinta. Entre otros, destacaron Igor Stravinsky, Antón Von Webern y Alban Berg.
En torno a 1934, coincidiendo casi con el final de su vigencia en Europa, fueron los autores latinoamericanos los que comenzaron a usar esta técnica hasta, aproximadamente, 1960. En la actualidad, podemos ver que es usada por algunos grupos de rock en pasajes muy específicos de sus composiciones.
Diferencias con el sistema tonal
El tonal es el sistema que se basa en las escalas diatónicas, al combinar las dominantes y las secundarias siguiendo un orden lógico. Prima la melodía, la armonía y la repetición de compases para que sea más fácil familiarizarse con el ritmo.
Se consagró en el siglo XVII, y se usó hasta que tres siglos después Schönberg decidió alterarlo. El sistema tonal sigue siendo el más usado en la música actual, ya que nos permite evitar los duros requisitos del dodecafonismo y ayuda a que la música fluya de manera más natural.
Conclusión
Así, la música dodecafónica se convirtió no solo en un intento de romper con lo establecido, sino también en un reto que solo los compositores con ganas de experimentar afrontan con cierta soltura logrando un óptimo resultado.

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