30.12.20

FELICITACIÓN AÑO 2021


2020 es el año Beethoven, ya que se cumple el 250º aniversario del nacimiento del compositor alemán en Bonn (1770). 

El blog “Desde mi rincón del arte” se hace eco de esta celebración y nos unimos al finalizar este carroñoso 2020, cuya memoria ojalá olvidemos muy pronto, y una gloriosa llegada del 2021 lleno de ilusiones y alegría que seguro nos aportará la vacuna. 

Con este espléndido concierto para piano y orquesta nº 3 y la 5ª sinfonía, celebrado en Bonn el pasado 17 de diciembre. 

Respecto a la Sinfonía número 5, añadir que: 
El mismo compositor estrenó su opus 67 en el Theater an der Wien de Viena el 22 de diciembre de 1808. Considerada una de las obras más importantes de todos los tiempos, sus primeras notas (ta-ta-ta-chan), conocidas como el motivo del destino, resultan inconfundibles y han formado parte de infinidad de temas de géneros modernos, como el rock.

Barenboim y su Orquesta West-Eastern Divan, compuesta por jóvenes músicos palestinos, árabes e israelíes, a pesar del eterno conflicto entre palestinos y judíos, interpretan las obras de Beethoven. 
Estamos seguros que será un placer escuchar esta música y además da esperanza el ver a gente joven, la de la orquesta West-Eastern Divan, haciendo las cosas tan bien. 

Qué disfrutéis todos del cariño de la familia, aunque algunos estén algo lejos, pero que el calor de la Navidad nos los acerquen. 
FELIZ Y ESPERANZADO 2021, seguro que mejorar el actual no será muy difícil. 
Un abrazo con el más amplio deseo de felicidad.
                                                                                         Gonzalo Díaz Arbolí


Buenas noches a todos: 
No puedo dejar de transcribir y compartir este comentario del erudito poeta, Eugenio Martínez Orejas y agradecer la fuente de esta entrada, y de tantas otras, al Dr. Julio Rodríguez  de la Rúa.  Buenas noches queridos amigos.

Uuuuffff. O es pecado o es milagro alumbrar estas maravillas que traspasan la percepción de los sentidos. Tanta acumulación de belleza llega a causar esa insoportable y dolorosa levedad del plúmbeo ser físico, que el alma convierte en nítida hermosura, con desprecio de los sentidos, ante el triunfo de la armonía.

Que de un humilde sol, sol, sol, mi, brote el torrencial manantial de la Quinta ese es el milagro y el pecado es la sensual querella de los dedos de Barenboim en su impúdica lucha por la posesión y gozoso disfrute de las blanca y negras del teclado del piano.

Otro milagro es amparar en un mismo abrazo la enorme diversidad de ideologías políticas, físicas y religiosas que habitan las frentes y los pechos pletóricos de juventud de los componentes de la orquesta.

No puedo evitar, ni lo quiero, el sentir una profunda admiración por Barenboim y una devoción casi religiosa.

Gracias, Julio. Mañana, quiero decir después, me regodearé libidinosamente de nuevo con la concupiscente escucha del concierto número 3 y me milagrearé con el prodigio, la grandiosidad y la excelencia de la Quinta de Beethoven.


29.12.20

BLAS DE LEZO: HIPOCRESÍA INGLESA, SÍ; ESTULTICIA RENCOROSA ESPAÑOLA, TAMBIÉN.

 Cartagena de Indias 1.741: Más que una victoria.

Es un buena ocasión para recordar las hazañas del héroe nacional Blas de Lezo y Olavarrieta (también conocido como el Almirante "patapalo" .

El insigne marino guipuzcoano residió con su familia en el número 70 de la calle Larga, de El Puerto de Santa María, en el año 1736 y su viuda e hijos permanecieron en la vivienda hasta el fallecimiento de la mujer, Doña Josefa Mónica Pacheco Bustios, pertenecía a una familia de hacendados del valle de Locumba, en el reino del Perú, donde nació el 6 de mayo de 1709; en el año 1743 fue enterrada en el Convento de Santo Domingo, situado en la calle del mismo nombre.  En El Puerto fue conocida como "La Gobernadora".


Su elevación a la máxima categoría de héroe español por la victoriosa defensa de Cartagena de Indias, el gesto militar del 19 de abril de 1741, frente a la “formidable flota jamás vista en la historia” (a excepción de la utilizada en el desembarco de Normandía), al mando del Almirante inglés Edward Vernon, que estaba formada por 195 navíos, 3.000 cañones y unos 25.000 ingleses apoyados por 4.000 milicianos más de las colonias norteamericanas, mandados éstos por Lawrence, hermanastro del que sería Presidente Washington.


Nos hemos venido preocupando desde entonces de la ‘leyenda negra’, de la ‘maldición del inglés’ a Lezo, de la hipocresía de los políticos desde el ya entonces Reino Unido celebrando la victoria (?) y acuñando monedas conmemorativas. Sí, una desvergüenza, ¡cómo no!
Pero nos olvidamos de lo que nos atañe más directamente, a modo también de punible hipocresía española, de la lamentable conducta de entonces perpetuada hasta los aledaños del presente. Debemos recordar la actuación nefasta del virrey Sebastián de Eslava, quien, al menos presupuestamente por celos profesionales, no soportando la magnitud del triunfo de su subordinado. Tras acabar la guerra, escribió un diario atribuyéndose la victoria contra Inglaterra, falseando datos, que envía a primeros de junio al Rey y días más tarde le cursa una carta pidiendo el ajusticiamiento de Lezo. Don Blas muere, tras una epidemia de peste, en septiembre de 1741. Y aún más, se le entierra en una tumba desconocida y sin el reconocimiento merecido. En la actualidad se busca el lugar donde reposen sus restos.

Obra del pintor, Juan Herrador Granero

En España, entre cuyas características de conducta social pueden señalarse la ingratitud y la envidia, Lezo sería olvidado. Bienvenida la recuperación de la memoria, pero que ésta sea completa, que incluya la desvergüenza de nuestro tradicional comportamiento. ¡Son tantos los casos! ¡Civiles y militares! ¡Religiosos y laicos! ¡De reyes y súbditos! … Y a todo lo largo de la historia. La culpa principal nos corresponde a nosotros. El caso de Blas de Lezo sólo es paradigmático. Pero no miremos a Inglaterra. ¡Ya está bien!

Francisco González de Posada
Dr. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, y en
Teología, Filosofía, Sociología, Medicina y Filosofía Hispánica
Extracto de una de sus conferencias

Pulsar en la imagen para visualizar el vídeo

 Pulsar AQUÍ, para descargar un Comic sobre de Blas de Lezo,

27.12.20

LEYENDA NEGRA , LA PROPAGANDA ANGLOSAJONA.


Hay un discurso del odio, que todavía hoy, la propaganda anglosajona cargadas de Leyenda Negra, falsedades y errores históricos, y que se refleja en la manera en la que el resto del mundo ven a la nación española: sobre su naturaleza violenta, fanática, atrasada, la de la siesta e indolencia. Son estereotipos que han dañado y mucho a nuestro pasado histórico. ¿Acaso fueron los precursores de las fake news -(bulos)?


Extracto de la crónica de Julio Martín Alarcón, 24-9-20, El Confidencial
"Después de la cena teníamos una comedia pero resultó más larga que placentera y en apariencia, la corte española no se puede comparar con la de Inglaterra, porque es como comparar una taberna de Norfolk con una posada de Londres". Así describía el conde de Corwallis su impresión sobre España poco después de haber desembarcado en La Coruña y haber viajado hasta Valladolid en donde le recibió el duque de Lerma, que le agasajó (I. A. A. Thompson, 'La monarquía hispánica en tiempos del Quijote'). 

Cornwallis venía como embajador del Reino de Inglaterra a dar fe de la ratificación por parte de Felipe III del Tratado de Londres de 1604, es decir el acuerdo de Paz que ponía fin a la guerra que había iniciado Felipe II con la Gran Armada. En esencia, el tratado le era más que favorable a la Monarquía Hispánica. Inglaterra renunció a impedir el comercio marítimo de España con Flandes y al corso inglés que hostigaba a los barcos españoles en el Atlántico y España, por su parte, a no imponer un rey católico en Inglaterra. ¿Cómo era posible si había sido la supuesta 'Armada Invencible' que debía conquistar Inglaterra la que había sido humillada y derrotada? 

La Gran Armada. 
Porque la realidad es que ni 'Armada Invencible' derrotada por los ingleses, ni nada parecido. Tras el desastre de la Gran Armada se produjo la mayor derrota naval de toda la historia de Inglaterra, que fue contra el mismo rival, en Lisboa y La Coruña, apenas un año después de la supuesta gran victoria de Sir Francis Drake y los suyos contra los barcos de Felipe II. La Contra Armada una réplica inglesa más grande que la española —180 barcos y 27.667 hombres por 130 y 20.000 de los españoles— perdió a más del 70% de sus hombres cuando retornó a sus costas en julio de 1889, aún más maltrecha que la armada española que arribó un año antes a Santander. 

Propaganda anglosajona 
El relato de Cornwallis viene a resaltar lo más significativo de todo el episodio histórico: la verdadera victoria de los ingleses fue la de la propaganda. Desde mismo momento en el que se produjo el desastre español se dedicaron a difundirlo: fue impresa en panfletos e incluso se acuñó el célebre término de "Armada Invencible", que nunca fue empleado por los españoles. En ningún documento. 
Es padre del mismo relato que continuó con esmero el historiador Geoffrey Parker, cuando en 2011 presentó en España una reedición de su clásico 'La Gran Armada' (Planeta), que ha dado la vuelta al mundo ahondando en una versión que no se ajusta del todo a los hechos.

Tomado de Wikipedia
El objetivo básico de Isabel I era aprovechar la debilidad de la Armada de España tras el fracaso de la Gran Armada de 1588 y asestar un golpe definitivo a Felipe II, obligándole a aceptar los términos de paz que Inglaterra impusiese. 
Esto último permitiría a Inglaterra tener una base permanente en el Atlántico desde la que atacar los convoyes españoles procedentes de América, lo que supondría un avance significativo hacia el objetivo más a largo plazo de arrebatar a España el control de las rutas comerciales hacia el Nuevo Mundo. 
La operación acabó en una total derrota, sin precedentes para los ingleses, y constituyó un rotundo fracaso de dimensiones comparables a las de la Armada Invencible española. A raíz de este desastre, el que había sido hasta entonces héroe popular en Inglaterra, Francis Drake, cayó en desgracia. 



26.12.20

ÓPERA, TOSCA

 Ópera  en tres actos, con música de  Giacomo Puccini

Libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa  

Fue estrenada en Roma, el 14 de enero de 1900, en el Teatro Costanzi.  


 

ACTO I 
Angelotti, el ex-cónsul de la extinta república romana, condenado político, ha podido evadirse de la cárcel pontificia, y en traje todavía de penado entra cauteloso e inquieto a la iglesia, dirigiéndose hacia la imagen de la virgen, a cuyos pies su hermana, la condesa Attavianti, ha ocultado la llave de la capilla particular de su familia, donde él se dirige para disfrazarse. Mientras el sacristán arregla algunos pinceles, llega Mario Cavaradossi, pintor de renombre, para terminar un lienzo de la virgen, para lo que se había inspirado en las facciones de la condesa Attavanti, que a menudo frecuentaba la iglesia. Cavaradossi ama, siendo correspondido, a Floria Tosca, célebre cantante de aquel tiempo, y en ella piensa, contemplando en un medallón su retrato, mientras el sacristán, escandalizado, sale. 

Angelotti, reconociendo en Mario un antiguo amigo, se le presenta y le expone su situación, cuando un golpear desde afuera los interrumpe, obligando al fugitivo a volverse a ocultar. Es Tosca, que ha entrado a dar una cita a Mario, para después del espectáculo, en la casa quinta de éste. Pero por el retardo en abrirle, por la turbación de Mario y por haber reconocido en la virgen del lienzo la fisonomía de la condesa Attaviani, se irrita, sospechando de su amado, quien, calmándole sus sospechas, la apura a salir. Vuelve Angelotti y le explica su plan para salir de Roma y salvarse, a lo que Mario le ofrece la misma casa quinta donde lo había citado Tosca, indicándole como seguro refugio el fondo de un pozo. Un disparo de cañón que anuncia la evasión de un prisionero interrumpe a los dos amigos, que rápidamente abandonan la iglesia. Mientras el sacristán participa a algunos monaguillos una fiesta para celebrar una derrota de Napoleón I, Scarpia, ex-Jefe de policía, ha entrado con algunos soldados, siguiendo la huella del fugitivo, y espera dar con él en la iglesia, pero en cambio encuentra un abanico de la condesa Attaviani. Éste, al ver entrar a Tosca, le despierta celos y acusa a Mario de entenderse con la condesa. Tosca, recordando el incidente de poco antes, cae en la trampa y corre a la casa quinta para sorprender a los amantes, mientras Scarpia la hace seguir por sus soldados y, entusiasmado por la belleza de la cantante, concibe un plan para poseerla. Escandalizándose de sí mismo, se arrodilla y reza con devoción, mientras en la nave mayor de la iglesia pasa la procesión entonando el Te Deum, en celebración de la derrota de Napoleón. 


ACTO II 

La habitación de Scarpia en el palacio Farnese. 
Scarpia está en la mesa, pensando en Tosca, a quien ha hecho citar y acaricia sueños de amor. Interrúmpelo su secretario para anunciarle que no habiendo encontrado a Angelotti, en su lugar trae preso a Cavaradossi, que introducido es sometido a un interrogatorio, mientras se oye desde fuera la voz de Tosca que canta en un concierto en honor de María Carolina de Monaco. Scarpia, que al oiría se había interrumpido, amenaza inútilmente a Cavaradossi con la tortura si no indica el paradero de Angelotti. En esto viene Tosca, a la cual Mario impone en voz baja no denunciar a su amigo. Scarpia aprovecha la presencia de Tosca para hacer torturar a Mario durante su interrogatorio y así sacar de la pobre mujer el secreto que valerosamente su amado oculta a pesar de los tormentos. Quiere ella mantener la consigna de no hablar pero al fin, vencida, no pudiendo resistir a tan grande martirio, loca de dolor, revela el lugar donde está oculto Angelotti, poniendo fin a la tortura. Sostenido por los soldados entra Mario todo ensangrentado; al oír las órdenes de Scarpia comprende todo y rechaza a Tosca, que lo abraza, pero al anuncio de la victoria de Napoleón en Marengo, animado de entusiasmo patriótico, irguiéndose, amenaza a Scarpia de la pronta reivindicación social, maldiciéndolo. Este, irritado, lo manda al patíbulo, haciendo detener a la fuerza a Tosca, que quería seguirlo, y se dispone a continuar la cena. Tosca implora la salvación de Mario, a la cual accede a condición de poseerla. A tan indigna propuesta, Tosca se rebela, pero haciéndole notar los redobles del tambor que Mario va al patíbulo. Spoletta entra para dar cuenta de que Angelotti, al verse descubierto, se ha suicidado y pide órdenes respecto de Cavaradossi. El momento es supremo y Scarpia lo aprovecha para sacar a Tosca su consentimiento, que ella pronuncia cubriéndose el rostro por la vergüenza. Para no comprometerse, Scarpia ordena a Spoletta una fusilación simulada para Mario, pero en realidad por un juego de palabras lo manda ejecutar. Extiende un salvoconducto para Tosca y la persona que lo acompaña y cuando va a entregárselo e intenta abrazarla, ésta de repente, con un cuchillo con el cual se había armado, lo mata. Muerto Scarpia, le arranca el salvoconducto y colocando dos candeleros al lado del cadáver y un crucifijo en el pecho, huye precipitadamente.


ACTO III 

Sobre la plataforma del castillo Sant' Angelo. 
Es de madrugada. Roma todavía está sumida en el sueño; a lo lejos se dibuja entre los albores del día la cúpula de San Pedro y el Vaticano. La aurora empieza a colorear el horizonte. El canto de los pastores, el gorjeo de los pájaros y los toques de las campanas que llenan el aire anuncian el nuevo día. Cavaradossi, próximo a ser ejecutado, se dispone a escribir a Tosca, pero el recuerdo de su pasión y la visión de su amada le invaden el alma y abandonando la pluma llora amargamente. Así lo encuentra Tosca, que en breves palabras lo pone al corriente de la simulada ejecución y de la muerte de Scarpia, y animándolo con la visión de un futuro feliz lo instruye para desempeñar la ficción de su muerte. Llegan los soldados, se aprestan para la ejecución, y a la señal de fuego suena la descarga y Mario cae exánime. Acude Tosca para apurarlo a salir, pero a la vista de la sangre comprende el engaño de Scarpia, llora de dolor y al verse perseguida por los soldados, que han descubierto la muerte de Scarpia, salta el parapeto del castillo y precipitándose pone fin a su vida desgraciada. 


18.12.20

El coro de Aleluya de El Mesías HWV 56, de Georg Friedrich Haendel .

El majestuoso coro marca la cumbre del drama coral.
Durante el tiempo de Adviento, que es el primer periodo del año litúrgico cristiano, los creyentes tienen diversas costumbres y prácticas que giran en torno al nacimiento de Cristo. Una de ellas es escuchar el coro más insigne: el celebérrimo “Aleluya” de Händel, el cual hemos adoptado como un canto indisolublemente ligado a la Navidad.
La mayor parte de los textos pertenecen al antiguo testamento. Haendel concibió el oratorio en tres partes. como los actos de una ópera barroca. Al final de la segunda parte se sitúa el famoso “Aleluya”, compuesto para coro mixto, orquesta de cuerda, continuo, dos trompetas y dos timbales.


Pertenece a su oratorio El Mesías. Un oratorio es una sucesión de arias, coros y recitativos escrita para cantantes solistas, coro y orquesta. Es un drama musical basado en un tema religioso, pero no tiene representación escénica, por lo que un solista suele aparecer en el papel de narrador. 

Con la salud quebrantada, Haendel estaba a punto de dejar Inglaterra cuando el gobernador de Irlanda lo invitó a dar una serie de conciertos en Dublín. Mientras planeaba su viaje, escribió un nuevo oratorio, El Mesías, en sólo 23 días, a veces sin dormir ni comer. Cuando terminó el coro de Aleluya, dijo a su asistente: "Creo que he visto el cielo delante de mí, y también a Dios." El estreno de este oratorio, que se llevó a cabo el 13 de abril de 1742 en Dublín, estuvo dedicado a obras de caridad y tuvo un éxito rotundo. Fue representado en el Covent Garden de Londres y dirigido por Haendel todos los años en la época de Pascua hasta el día de su muerte. 

Como anécdota: El Himno de la Liga de Campeones de la UEFA es una composición consistente en arreglos sobre una pieza de "Zadok el sacerdote", uno de los cuatro himnos de coronación que compuso Haendel para la coronación del Rey Jorge II de Gran Bretaña en 1727. 
Haendel es uno de los compositores de música clásica más oídos hoy en día.


Este 2020, la tragedia pandémica, ha obligado a prescindir de las voces y también del público. Por lo que les invito a escucharlo en casa. 

El siguiente vídeo es una representación del Mesías completo en la Ópera de Sidney.


Gonzalo Díaz Arbolí

17.12.20

LA CARTA PUEBLA. SOBRE EL NOMBRE DE EL PUERTO DE SANTA MARÍA


Por la importancia que, para los portuenses, significó el Discurso de Investidura del académico de Santa Cecilia, Javier Maldonado Rosso titulado: “SOBRE EL PUERTO DE SANTA MARÍA” un trabajo luminoso y esclarecedor, que constituye un referente inolvidable y, en cómo transmitió sus reflexiones y sus convincentes argumentos, que tanto nos concierne por el hecho de sentirnos orgullosos de nuestra historia. Creemos que es un acierto volver a divulgarlo a través de este blog. Publicamos solo el comienzo del discurso.

Javier Maldonado figura, por derecho propio, entre los más destacados prohombres de la cultura portuense contemporánea.

El tema de este discurso es uno de los muchos que me interesan, pero está entre mis predilectos. Hace años abrí una carpeta a la que titulé “El nombre de El Puerto” y he ido acopiando en ella informaciones e ideas. La carpeta aguardaba, como el arpa becqueriana, el momento para ser desempolvada. Creo que no podría haber encontrado mejor ocasión que ésta para ello.

A medida que iba elaborando este discurso me he ido haciendo más consciente de las muchas dificultades que entraña hablar del nombre de El Puerto de Santa María, porque se trata de reconstruir un hecho lingüístico sumamente complejo a través de siete siglos y medio de historia. Pierre Vilar dijo que un historiador necesita ser “un poco geógrafo, un poco demógrafo, un poco economista, un poco jurista, un poco sociólogo, un poco etnólogo, un poco lingüista...” Me interesa y me gusta la lingüística, pero mis conocimientos al respecto son insuficientes para tratar adecuadamente este asunto. Cuando me percaté de ello no era posible cambiar de tema. Este trabajo podría, pues, considerarse un “ensayo”, pero yo lo califico como un atrevimiento por mi parte. Ruego, pues, máxima benevolencia con estas reflexiones que voy a compartir con ustedes en voz alta, con la confianza de quien está entre amigos.


Al contrario que tantos otros topónimos, el nombre actual de nuestra ciudad no plantea dudas sobre su significado y su origen es conocido. Hipólito Sancho en los años cuarenta y González Jiménez a partir de los ochenta, del recién pasado siglo XX, establecieron que el cambio de nombre de Alcanate por el de Santa María del Puerto fue resultado de la incorporación de la aldea musulmana al reino de Castilla en torno al año 1260. La incorporación se realizó de forma pactada, pero bajo la presión del enorme contingente militar que Alfonso X acampó en la aldea con la finalidad de preparar la expedición marina que arrasó la localidad norteafricana de Salé. Dado el interés estratégico de Alcanate para el éxito de la cruzada africana, Alfonso X solicitaría del alguacil de Jerez la entrega de la aldea al dominio directo de Castilla, y tras el cambio de jurisdicción se llevó a cabo el cambio de nombre. Los hechos posteriores más destacados fueron estos: el repartimiento de las tierras, solares y casas de Santa María del Puerto se efectuó durante el año 1268; entre 1272 y 1280 la villa dependió de la Orden de Santa María de España; la localidad fue arrasada por tropas benimerines en 1277; y el 16 de diciembre de 1281 le fue otorgada carta-puebla por Alfonso X, merced a la cual obtuvo término propio y autonomía administrativa...


Pero, pese a cuanto conocemos sobre su origen y a la transparencia de su significado, tenemos desde hace mucho la incertidumbre de cuál es el nombre de la ciudad: ¿Puerto de Santa María o El Puerto de Santa María? ¿Forma, o no, parte el artículo del nombre de la ciudad? Es una duda que preocupa, relativamente, claro está, a portuenses de nacimiento y vecindad, y que es objeto de discusión. La controversia se avivó con motivo de que en 1986, a requerimiento de otras instancias oficiales, y sobre la base de un informe de José-Ignacio Buhigas Cabrera, el Ayuntamiento aprobase como nombre oficial de la ciudad el de El Puerto de Santa María. La cuestión no es baladí: uno de los elementos básicos de la identidad de una ciudad es su nombre. Por eso se trata de un asunto sobre el que es preciso reflexionar. Cosa que ya hicieron años atrás mis buenos amigos Enrique Bartolomé López-Somoza, Eloy Fernández Lobo, Enrique García Máiquez y Enrique García-Máiquez López. Este discurso se suma, pues, a sus interesantes aportaciones al respecto.

10.12.20

REFLEXIONES DE UN MARINO

 

¿QUIÉN ERES?
Soy un marino extremeño enamorado de la mar, que hoy, cuando ya se han entornado los postigos del portón de mi silencio; cuando ya he plegado velas y afirmado la jarcia, navego a poca máquina, suficiente para mantener el rumbo, y apoyado en la tapa de regala del espejo de popa del barco de la vida, miro hacia atrás, cuando el sol, tímido aún, asoma su cara por el embozo del horizonte y, mientras el viento se despereza para empezar a soplar, dejo caer sobre la estela que rasga el lienzo de la mar, trazos, pinceladas y brochazos, retazos y jirones deshilachados que, aún hoy, cuelgan de mis canosos aladares. No sé adónde irán ni dónde arribarán, pero allá, donde quiera que el viento y la mar los lleven, sea puerto bullicioso o playa solitaria, espero que encuentren un oído amigo e indulgente dispuesto a escucharlos.

Yo, como Jorge Luis Borges, me pregunto:
- El Mar. ¿Quién es el Mar?:
¿Quién es aquel antiguo y violento ser que roe los pilares de la tierra,
y es uno y muchos mares, es abismo y resplandor y azar y viento?
¿Quién es el mar? ¿Quién soy? 


Y como Mario Benedetti:
-  ¿Qué es en definitiva el mar? ¿Por qué seduce? ¿Por qué atrae?
Suele invadirnos como un dogma y nos obliga a ser orilla. 

Y, a modo de contestación, lo defino, en masculino y femenino, como:
- El Mar, es para aquél que lo ve, mira y observa desde tierra:
Azul cobalto, gris metal, azogue sin cristal.
Espejo picado de la nada. Profunda soledad sin alma.

- La Mar, es para aquél que vive inmerso en ella:
Gran dama de azul, voluble inquieta y sosegada.
Amante seductora y casquivana, de mil y un marinos enamorada.

- ¿En qué década estás?
- En la tercera del siglo XXI y, tal vez, en la última de mi vida.

- ¿Con quién vives?
Vivo y convivo con mi compañera y, como J.L. Sampedro, en el Río que nos lleva”. 
Camino por entre las encinas y alcornoques de la dehesa extremeña, y navego en un mar proceloso que surca el buque llamado “OCCIDENTE”, que no sé qué rumbo lleva ni dónde arribará.
Es un buque viejo, con más de tres mil años, al que le cruje la tablazón y se resienten sus articulaciones como las de un viejo artrítico que, aunque remozado y reparado después de mil batallas, y otras tantas singladuras capeando tifones y ciclones, sigue sin encontrar su rumbo y su velocidad de crucero.

Séneca, ese cordobés sentencioso, dejó caer esta perla para los marinos:
No hay viento favorable para el marino que no sabe dónde ir.


A remolque llevamos el “IBERO-ÁMERICA”, un buque no menos viejo que el nuestro, pero tan castigado y zarandeado por los mares del sur, tanto como por las tripulaciones que se encargan de su gobierno y mantenimiento que, bajo aparente autonomía, según de donde sople el viento, sigue sin arribar a buen puerto. 
¡Ojalá! consiga llegar antes de encallar.

A “un largo” – navegando con el viento a diez cuartas - por el costado de babor, dándonos alcance, navega el “ORIENTE”, un buque contenedor, de reciente construcción, con una capacidad para alojar a la quinta parte de la humanidad que, trabajando día y noche, nos surten al resto con toda clase de juguetes, equipos electrónicos: televisores, computadoras, “smartphones” y cualquier otro cachivache que podamos imaginar.

A pocas millas del anterior, pero a más velocidad, se nos acerca el “INDO”, otro gran buque, en el que viajan otros mil millones de personas, muy preparado informática y tecnológicamente, pero con una tripulación mal pagada, dividida por castas muy distantes entre sí, que buscan un lugar donde la vida sea más fácil y tengan los mismos derechos que las  vacas sagradas del Ganges.

Cortándonos la proa, nos cruza peligrosamente el “ISLAM”: un buque petrolero que surte combustible al buque “OCCIDENTE”. Un ULCC que con sus enormes tanques llenos de crudo –“oro negro”- y una media luna en su pabellón, es el terror de Occidente, sobre todo para la gran potencia U.S.A. que es la que gobierna nuestro barco. Más que terror un pretexto diría yo – pues además de ser una civilización que no le gusta a la gran potencia porque no se deja influenciar por la suya, es la excusa para que el capitán del “OCCIDENTE” vaya al abordaje para apoderarse de sus pozos e hipotecar su petróleo.

A la cola del convoy, mucho más alejado, más que navegar, se escora y balancea penosamente el buque “ÁFRICA” con más de una vía de agua, cuyos pasajeros se arrojan por la borda y mueren por abordar a nuestro barco, pero ni dejamos que nos alcancen, pues les arrebatamos sus recursos y, si lo consiguen, no los dejamos subir a él, incumpliendo las leyes que rigen el  Convenio Internacional de la Vida Humana en el Mar. 

- ¿Qué suena?
Suena la hermosa “SINFONÍA DEL MAR” de Ralph Williams, basada en el poema, no menos hermoso, de Walt Withman : A SONG FOR ALL SEAS AND ALL SHIPS.    
Lástima que algunos de nosotros, unos pocos, los que más potencia tienen, con sus voces desafinadas y estridentes, no nos dejen oír esta bellísima y relajante melodía.

Contempla el mar en sí mismo:
escucha los vientos que soplan y silban,
cómo sus blancas velas henchidas de viento
entonan una canción para todos los mares y barcos.

Contempla los barcos yendo y viniendo:
las maniobras atracando o zarpando de puerto.
Mira los largos tirabuzones, oscuros y ondulados
banderines de humo de sus altas chimeneas.

Contempla el mar en sí mismo:
su ilimitado pecho azul levantado
entonando el continuo rodar de las olas,
un canto para los marinos, jóvenes y viejos,
intrépidos navegantes a quienes el destino
nunca logra sorprender, ni la muerte consternar

Ignacio Pantojo Vázquez

SINFONÍA DEL MAR.  de Ralph Williams

8.12.20

EN MEMORIA DE NUESTRA ACADÉMICA, CARMEN GARRIDO PÉREZ


La Academia de Santa Cecilia, quiere compartir el dolor y la tristeza con la comunidad académica y socios colaboradores. Al mismo tiempo que se une al desconsuelo de su familia. 
Fue una de los miembros del Cuerpo de Académicos más admirada. Erudita y brillante historiadora; todavía recordamos su excepcional Discurso de Investidura sobre la “Musicalidad de la Pintura".    Sit tibi terra levis .
Presentada por el académico, Enrique García-Maíquez, subrayó la especial relación de la nueva académica con El Puerto, especialmente a través de su padre, José Garrido,  bioquímico muy premiado, estudioso de la fermentación del vino en el Marco de Jerez. Terminó su presentación nombrándola, “embajadora de Santa Cecilia en Madrid”·

.
Jefe del Gabinete de Documentación Técnica del Museo Nacional del Prado. Doctora en Historia del Arte por la Universidad Autónoma de Madrid, conservadora del Cuerpo Facultativo de Museos. 
Se especializa en el estudio de la documentación físico-química para la investigación técnica de la pintura, el conocimiento del proceso creativo de los artistas y el examen del estado de conservación de las obras en la Universidad de Lovaina, la Alte Pinakothek de Múnich y el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, entre otros.

Después de trabajar en el Laboratorio del Instituto de Conservación y Restauración y en la Escuela de Restauración de Madrid, se incorpora en 1980 al Museo del Prado para llevar a cabo el montaje y el desarrollo del Gabinete de Documentación Técnica. Ha realizado numerosos estudios técnicos e investigaciones que han sido en muchos casos objeto de publicaciones, exposiciones, cursos y conferencias. 

Las más de dos mil obras examinadas en el Museo del Prado abarcan desde los pintores de comienzos del siglo XV hasta el Guernica, de Pablo Picasso. Participa en proyectos internacionales de investigación y desarrollo en colaboración con otros museos y universidades europeas y norteamericanos, e interviene activamente en reuniones y congresos nacionales e internacionales. 

En 2006 es comisaria en el Museo del Prado, en colaboración con Gabriele Finaldi, de la exposición El trazo oculto. Dibujos subyacentes en pinturas de los siglos XV y XVI….

VINCULACIÓN CON LA ACADEMIA DE SANTA CECILIA Y EL PUERTO DE SANTA MARÍA

Notas tomadas de su Discurso de Investidura.
La adscripción a santa Cecilia de esta Academia no me es indiferente, ya que la advocación de la patrona de la música está fuertemente vinculada a mi formación desde los seis años, cuando en el Colegio de la Asunción de Madrid comencé mis estudios escolares y musicales, en concreto de piano, tras mi regreso desde Manchester a España junto con mis padres y hermanos. 

Allí mi padre había realizado su segunda tesis doctoral y numerosas investigaciones en el terreno de la Bioquímica. Posteriormente, y ya en el Real Conservatorio de Madrid, los compaginé con el bachillerato y con los que realicé después de Historia del Arte en la Universidad Complutense durante mi etapa universitaria. Debido a esta pasión por la música desde muy pequeña, tampoco es casualidad que una de mis hijas se llame Cecilia.

Por otro lado, estas tierras gaditanas estuvieron siempre presentes en mi vida. Primero por la vinculación de mi padre a ellas, a través de sus largos años de investigación dedicados a uno de los tesoros más preciados de lo que aquí se producen, el vino. 

Después, de forma directa por las grandes vivencias que durante tantos años he tenido en la Bahía, de las que mis tres hijos son el resultado más preciado. El mar es vital para mi subsistencia, del Mediterráneo al Atlántico y viceversa, sin ser capaz de prescindir de él durante mucho tiempo. También «el mar, me tira del corazón/ se lo quisiera llevar» como dijo vuestro paisano Rafael Alberti.


Este vídeo, está tomado de las imágenes de su magnífico Discurso de Ingreso en la Academia. Y como decía el Coordinador del Cuerpo de Académicos, Enrique García Maíquez, destacar la magistral coexistencia conseguida por el académico, Gonzalo Díaz Arbolí, que ha unido pintura y música tomando como base dicho discurso, publicado en el Blog de la Academia, en 10 capítulos.


El Prado devuelve su melancólica sonrisa a la condesa de Chinchón
El Museo del Prado aprovecha el cierre de parte de las salas por la pandemia para restaurar uno de los grandes retratos de Goya, al que se ha devuelto el color y la luz originales. Un informe de la restauradora Carmen Garrido, fallecida el pasado 8 de diciembre, aconsejaba la limpieza de la tela y la persona elegida para ello fue otra de las figuras esenciales del equipo de Restauración del Prado, Elisa Mora, quien con este trabajo cierra 38 años dedicados al museo.