15.9.23

EL OTOÑO Y LA POESÍA


Ya notamos los días más frescos, las hojas verdes de los árboles se están volviendo amarillentas y marrones y se caen por el viento que, en estos días, está soplando con fuerza.
El equinoccio de otoño comienza el sábado 23 de septiembre a las 08:50 horas de la España peninsular y finalizará el 22 de diciembre con la llegada del invierno. 
Supone la época del año en la que la longitud de las horas de luz se acorta más rápidamente. La palabra “equinoccio” proviene del latín “aequinoctium”, que significa “noche igual”, ya que hace referencia al momento en el que el día y la noche tienen la misma duración de horas.
El otoño es una estación que no tiene una fecha de inicio fija; es decir, varía dependiendo del año. El inicio del otoño en el hemisferio norte está definido por el instante en que la Tierra pasa por el punto de su órbita desde el cual el centro del Sol cruza el ecuador celeste en su movimiento aparente hacia el sur. 
Con la llegada del otoño también se aproxima el momento de cambiar la hora y dar la bienvenida al horario de invierno. Será el último domingo de octubre (día 29), cuando a las tres de la madrugada habrá que retrasar el reloj hasta las dos (una hora menos en Canarias), y se recuperará así el horario de invierno, de manera que ese día tendrá oficialmente una hora más. 

Pero el otoño, como todas las estaciones del año, tiene una carga de misticismo muy especial desde las culturas de la antigüedad, ya que se relaciona con la época de la cosecha y la preparación para el invierno, en un periodo de transición que busca el equilibrio y la tranquilidad.

             

Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.

Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!

¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!

En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.

 

Poema perteneciente al libro “Sonetos espirituales" de 

Juan Ramón Jiménez

 

Ayer fue la primera tarde con luz de otoño. Consuela esta extraña insistencia del tiempo. Saber que no todo cambia definitivamente, que hay cosas que estaban en la época dorada de la infancia y aún persisten es como llevarte los libros más queridos y tu sillón de siempre a una casa en alquiler. Cuando me he levantado esta mañana, al oír el silencio nuevo del aire fresco, sentí lo mismo que si hubiera sorprendido entre las páginas de un libro una foto de la infancia.

 Inmaculada Moreno Hernández. 

Poema de Mascha Kaléko de la antología "Tres maneras de estar sola".  Edición de la poeta y traductora, Inmaculada Moreno para Renacimiento.

MELANCOLÍA DE OTOÑO

A mí no se me mustian los jardines.

No los tengo.

Ni tampoco una casa donde los vientos giman.

El nubarrón más negro no me daña,

pues rara vez miro ya el cielo.

 

Ya no pretendo estrellas áureas.

Me conformo con una lamparita.

No me engaña la dicha, ni desengaña una espera.

No me duele el otoño,

a mí no se me mustian los jardines



          OTOÑO EN UNA UMBRÍA DEL CARVAYAL

Aquí el color se agrupa y aventura, aunque el sol del otoño, temeroso,
raudo abandone tu recinto umbroso,
cobarde ante tu espada fría y dura.

Después de verte uncido a la blancura,
de soñado glaciar o mar undoso,
arderá tu cerezo en un glorioso
amaranto modisto en donosura.

Este rodal en oro, sangre y siena,
milagroso ataurique, de silente
inocencia y de niebla nazarena,

con sus fulgores primorosos llena
mis ojos y mis manos y mi frente
diluidos en tu gracia adolescente.

 

Del poemario “Huésped conmigo”

Eugenio W. Martínez

 



EL OTOÑO SE ACERCA
El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.
Ángel González

¿Qué pasa por la cabeza de un hombre que frisando ya los ochenta años siente cercano el final de su vida? ¿En qué momento aparece el desánimo (si aparece) o la lucidez de sentir acabarse el tiempo prestado? ¿Cómo afecta al hombre y su conducta? La mente ajena es inexpugnable, inescrutable e inaccesible para los demás. Sólo conoceremos qué sucede dentro de ella si su propietario decide contarlo. Y si quien lo cuenta es escritor y poeta puede suceder, como es el caso, que surja el libro Otoños y otras luces; y que el poeta se llame Ángel González, fallecido en enero de 2008.

Amanecer otoñal en Vejer de la Frontera
Gonzalo Díaz-Arbolí

5 comentarios:

Eugenio Martínez dijo...

Muchas gracias, Gonzalo, por el honor que me regala tu benevolente y amistosa osadía, al colocar en el mismo pliego un soneto mío junto a otro del excelso maestro Juan Ramón Jiménez.

Luis Manzrro Benitez dijo...

Tu publicación es completa y hermosa. Empiezas con Vivaldi, un texto que nos habla del OTOÑO, bellos poemas de varios poetas y un impresionante amanecer en Vejer con la inolvidable voz de C. Cano.
Mil gracias, amigo Gonzalo.

Julio Rodriguez de la Rua Fernandez dijo...

La UNESCO en su Registro de la Memoria del Mundo, tiene documentos escritos, auditivos y visuales...
Se me ha ocurrido que esta entrada sobre el Otoño, merece figurar en ese Registro, por cualquiera de los tres motivos citados.
Gracias Gonzalo

Gonzalo Díaz-Arbolí dijo...

Muchísimas gracias, queridos amigos. Para mi significa un gran honor vuestros comentarios.

Anónimo dijo...

Que bonito ter na alma as mais lindas palavras poéticas de superação...ao tempo e que venha a nos surpreender...nos caminhos .Muito obrigada! Saludos.

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