3.3.22

Eugenio W. Martínez Orejas. Poeta portuense (I)


¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? 
Poesía...eres tú
No ha existido doncella alguna, que en el estallido de su exuberante juventud, no haya disfrutado en su casto vientre de crisálida el ansia expectante, el húmedo deleite que siempre ha despertado en su sangre el febril murmullo de estos versos de Gustavo Adolfo Bécquer al mismo tiempo que milagreaban ante su mirada tierna y blanda la figura amada y azul del príncipe que su imaginación le creaba.

Esta inesperada creación, esta figuración irreal, que ni es pasado ni presente, pero que los funde a los dos en un mismo instante y hace que el alma galope a espacios infinitos, hasta “oír las constelaciones piafar en sus establos” y llegar a los confines donde las palabras se despojan de su ornato exterior y nos entregan la claridad transparente de sus almas... Esta profana transubstanciación de lo irreal genera una apariencia que se convierte en idea real en nuestra mente. 
¡Y este es el prodigio de la poesía!: La acción, deliberada y consciente, de llevar a una mente ajena una ilusión irreal, pero convertida en una experiencia real. 

A los que todavía no frecuenten el entorno de la poesía, les propongo un amistoso reto: Déjense llevar por la curiosidad y dediquen un minuto para escuchar este soneto.
Estoy seguro de que se sorprenderán tan agradablemente, que incluso se decidan a acrecentar el placer de sus lecturas. 

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El creador de este nuevo mundo, el artesano que ha de dar forma al pensamiento y pensador que ha de dar forma a la artesanía, el poeta, ha de conseguir la asociación de la palabra con la música y con la matemática y la correspondencia del conjunto, la textura fonética o trazos que nos dibujen una visión hermosa, añadiendo los paralelismos de rima y ritmo de las estrofas. 
En las creaciones actuales se oscurecen un tanto los procesos tradicionales, pero sin llegar nunca a ser sustancialmente distintos.
Sin embargo, para el lector, el auténtico prodigio, la excelencia del gozo y el pleno disfrute reside en la metáfora, aunque otros tropos, variantes de la propia metáfora, de la sinécdoque y de la metonimia, le sirvan también de sabroso deleite por sus alardes imaginativos. 
Quizás el soneto con mayor riqueza metafórica, cuya lectura traspasa cualquier descripción de emociones y donde los efectos estéticos se codean con la perfección, es la inspirada escena, el excelso monólogo de Gerardo Diego ante el ciprés de Silos. 
En este soneto Gerardo Diego funde dos sentimientos contradictorios, uno de crisis y otro de exaltación, para desembocar en una experiencia real y en una emocionada y emocionante glorificación lírica, añadiéndole la exquisita delicadeza de presentárnoslo enjaulado en el riguroso y dorado molde de un soneto. 
Tan solo un poeta de la magnitud de Gerardo Diego puede hacer accesible a cualquier lector “la ansiedad de diluirse en tanta belleza”. 
Eugenio W. Martínez

                                                              

3 comentarios:

Boutellier dijo...

Enhorabuena por la defensa, divulgación y estimulo de la cultura en todas sus acepciones. Gracias por ayudarme a entender la poesía y en cierta forma participar de ella.

Blanquer dijo...

Bellísimo artículo de enaltecimiento y defensa de la poesía. Me ha encantado.

Lucas Ortíz dijo...

Qué buen vídeo, me encantó, una obra de arte

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