4.7.25

Velázquez “Las hilanderas”. o la fábula de Aracne, una de sus obras principales

Conservado en el Museo Nacional del Prado.  Hacer clic sobre la imagen para ampliar. 

Diego de Silva Velázquez la figura culminante del arte español, está considerado como uno de los grandes genios de la pintura universal.

Introducción:

Las Hilanderas, también conocida como La fábula de Aracne (1), es una de las obras más enigmáticas y celebradas de Diego Velázquez, pintada alrededor de 1657 para el monarca Felipe IV. Este cuadro, que aparentemente representa  un taller de hilado, es en realidad una compleja alegoría mitológica que combina lo cotidiano con lo divino, demostrando el genio narrativo y técnico del artista. A través de su composición, simbolismo y maestría en el uso de la luz y el espacio, Velázquez trasciende la simple escena de género para explorar temas como la creación artística, la soberbia y el castigo divino.

Análisis formal:

La obra se divide en dos planos principales: en el primer término, cinco mujeres trabajan con ruecas y madejas de lana en un taller iluminado por haces de luz que destacan los movimientos y texturas. Al fondo, tras un arco elevado, se vislumbra una escena secundaria donde aparece Atenea, diosa de la sabiduría y las artes, confrontando a Aracne, una tejedora mortal. Velázquez emplea una perspectiva aérea y una pincelada suelta, especialmente en los detalles difuminados del fondo, creando profundidad y dinamismo. La luz, dirigida hacia las figuras centrales, guía la mirada del espectador y enfatiza el contraste entre lo terrenal y lo mitológico.

Simbolismo y mito:

La obra reinterpreta el mito de Aracne, narrado en Las Metamorfosis de Ovidio: una joven tejedora que desafía a Atenea y es castigada por su arrogancia al ser transformada en araña. Velázquez disfraza esta fábula bajo una escena cotidiana, sugiriendo que el arte es tanto un oficio humilde como un don divino. La rueca en primer plano simboliza el destino (similar a las Parcas), mientras el tapiz del fondo, que reproduce El rapto de Europa de Tiziano, alude a la imitación artística y la rivalidad creativa. La presencia de Atenea, disfrazada como una anciana, refuerza el tema de la intervención divina en lo humano.

Innovación y legado:

Las Hilanderas es un testimonio de la madurez artística de Velázquez. La superposición de planos temporales y narrativos anticipa técnicas modernas, como el surrealismo. Además, la obra reflexiona sobre la naturaleza del arte:¿es fruto del esfuerzo o de la inspiración? ¿Cuál es el límite entre lo humano y lo divino? Esta dualidad resuena en pinturas posteriores, como Las Meninas, donde Velázquez también juega con la ilusión y la realidad.

Conclusión:

Más que una escena de taller, Las Hilanderas es una metáfora visual sobre la creación, la hybris (1) y la eterna tensión entre artistas y musas. Velázquez eleva lo prosaico a lo sublime, utilizando el mito para hablar del poder transformador del arte. Su habilidad para fusionar lo cotidiano con lo alegórico consolida su lugar como uno de los grandes maestros del Barroco, cuya influencia perdura en la historia del arte como un recordatorio de

Velázquez y la fábula:

Velázquez, en Las Hilanderas, oculta el mito en dos planos: ¿Cuáles son las claves para identificar el mito en Las Hilanderas?

Los dos planos narrativos:

1) Primer plano (lo terrenal): Velázquez muestra un taller de hilado con cinco mujeres. La joven de la izquierda (con blusa blanca y falda verde) podría ser Aracne, mientras la anciana que opera la rueca (a la derecha) sería Atenea disfrazada, observando a la mortal antes de revelarse.

2) Segundo plano (lo divino): Al fondo, bajo un arco iluminado, aparece la escena culminante del mito: Atenea (con casco y armadura) señala airada a Aracne, quien ya ha tejido el tapiz prohibido (visible a la derecha, copiando El rapto de Europa de Tiziano).

Símbolos ocultos:

a. La rueca: En el primer plano, su movimiento circular alude al destino y al hilo de la vida (como las Parcas), pero también al castigo eterno de Aracne, condenada a tejer como araña.

b. El tapiz del fondo: Representa el momento en que Zeus seduce a Europa, uno de los "escándalos divinos" que Aracne tejió para desafiar a Atenea. Velázquez lo incluye como prueba de su arrogancia.

c. La luz: El foco luminoso en el fondo destaca el drama mitológico, mientras el taller en penumbra sugiere lo cotidiano que esconde lo extraordinario.

Detalles técnicos:

Velázquez usa perspectiva aérea (difuminando el fondo) para separar ambos mundos, pero la rueca en primer plano actúa como "puente" entre ellos.

La rueda de hilar (a la izquierda) gira hacia adelante, mientras la del fondo parece retroceder, simbolizando el tiempo mítico y el humano.


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“Las hilanderas”, una de sus obras capitales por la perfección que alcanza en ella la perspectiva aérea. Aquí realizó Velázquez el milagro de la luz. Esos rayos de sol que entran por la ventana de la derecha, es un verdadero prodigio.

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Un recorrido por la obra de Velázquez


(1).  La fábula de Aracne es un relato mitológico recogido por el poeta romano Ovidio en su obra Las Metamorfosis (libro VI), que narra la historia de una joven mortal cuyo talento excepcional y arrogancia la llevan a desafiar a los dioses, culminando en un trágico castigo. Este mito, representado por Velázquez en Las Hilanderas, explora temas universales como la soberbia (hybris), los límites del arte humano y la intervención divina.

Fuentes: Archivos del Museo del Prado.

Pedro A. Montoro Caballero