31.5.25

El Holocausto del Pueblo Gitano y la Gran Redada de 1749

Himno Gitano: Gelem, Gelem:  

                                                                    Sus versos traducidos cuentan...  


Anduve,  anduve por caminos largos
Conocí a los gitanos felices
Oh gitano, ¿de dónde vienes, ?
con carpas felices en el camino?

¡Oh romaníes, oh jóvenes romaníes!

Una vez tuve una gran familia,
La Legión Negra los asesinó
Vengan conmigo, gitanos de todo el mundo
Para los gitanos, se han abierto caminos
Ahora es el momento, levántate gitano ahora,
Nos elevaremos alto si actuamos

¡Oh romaníes, oh jóvenes romaníes!

Abre, Dios, puertas blancas
Así puedo ver dónde está mi gente.
Vuelve a recorrer los caminos
Y caminar con mi pueblo romaní feliz

¡Oh romaníes, oh jóvenes romaníes!

¡Arriba, pueblo gitano! Ahora es el momento
Vengan conmigo, gitanos de todo el mundo
Cara oscura y ojos oscuros,
Los quiero como uvas oscuras

¡Oh romaníes, oh jóvenes romaníes!


El canto fue compuesto por el gitano y cantante yugoslavo Jarko Jovanovic....

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Honrar y recordar a todas las víctimas gitanas del "Holocausto" y profundizar en el conocimiento y reconocimiento de la memoria histórica del Pueblo Gitano para fomentar la convivencia desde el respeto a la diversidad, son los objetivos de esta publicación en el blog "Desde mi rincón del arte".

Y a la vez evocar a mi buen amigo, Salvador Cortés Núñez, más conocido por el “El Chigüi”,  gitano audaz y valiente que siempre luchó por la libertad y la defensa de sus orígenes.
Y como agradecimiento y  en su memoria transcribo uno de sus poemas titulado “Libertad”.

Un río para lavarme
un jato para dormir
un puente para taparme
y un campo para vivir.

Un camino y una senda,
un puerto donde llegar,
y en el corazón del viento
un sueño de libertad.

Gitano libre soy,
es mi destino el andar,
y en el camino desgrano
el alma de mi cantar.

Sinsabores y desgracias,
persecuciones y huidas,
me van siguiendo los pasos
y cerrando mis heridas.

Encuero y descalzo vivo,
pero nunca miro atrás,
llevo en las manos grandeza
y en el alma libertad.

En memoria del 2 de agosto de 1944, a un año de que finalizara la Segunda Guerra Mundial, se celebra "El Holocausto​ en memoria de las víctimas" —también conocido por su término hebreo, Shoá — es el genocidio realizado por el régimen de la Alemania nazi contra los judíos de Europa durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial.​ Los asesinatos tuvieron lugar en todos los territorios ocupados por Alemania en Europa. Además de los 55.000 judíos sefardíes confinados en el campo de concentración Auschwitz-Birkenau. Los gitanos estaban entre los grupos elegidos por razones raciales para ser perseguidos por el régimen nazi y la mayoría de sus aliados.
Los nazis consideraban a los roma “inferiores racialmente” y el destino de los roma en algún sentido era paralelo al de los judíos. Los roma estaban sujetos a encarcelación, trabajos forzados, y masacre. También estaban sujetos a deportación a los campos de exterminio. Más de 4.000 personas gitanas fueron aniquiladas en un solo día en las cámaras de gas del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. 
La matanza forma parte de la memoria del Holocausto gitano, conocido como Porrajmos o Samudaripen y en el que se estima que perdieron la vida entre medio millón y un millón y medio de personas. La barbarie antigitana del nazismo alemán se inserta en un continuo histórico de odio y persecución contra el pueblo romaní que, en diversas intensidades, atraviesa la historia de Europa. 

El día que se intentó exterminar a los gitanos españoles, la Gran Redada de 1749
El 30 de julio de 1749, Fernando VI ordenó encarcelar y exterminar al pueblo gitano, un episodio oculto del relato oficial de la Historia de España que la comunidad romaní pide desenterrar.

La historia oficial que se estudia en los colegios cuenta que los Reyes Católicos expulsaron a los judíos en 1492 y a los musulmanes hispanos en 1609. Sin embargo, nada dicen los libros de texto, ni la literatura, ni el cine, de que en España se mandó detener a todos los gitanos mediante la Real Orden de Fernando VI, firmada y ejecutada tal día como hoy de hace 274 años. Conocido como la Gran Redada, es el intento de genocidio más antiguo que se conoce en el mundo.


A las 12 de la noche del 30 de julio de 1749 comenzó una operación, secretamente urdida por el consejero de Estado de Fernando VI, el Marqués de Ensenada, para sacar por la fuerza de sus casas a todos los gitanos españoles con la intención de separarlos por sexos y encerrarlos para evitar la reproducción de la raza. Unos 9.000 gitanos fueron encarcelados en toda España, de los cuales 5.500 eran andaluces, el 61% del total.
Así, los funcionarios del Estado absolutista fueron a casa de los gitanos a buscarlos para encarcelarlos. Por un lado, las mujeres y sus hijos e hijas menores de 7 años; por otro, los hombres y los niños de más de 7 años. En Andalucía, que es donde más gitanos y gitanas se detuvieron, los hombres fueron recluidos y condenados a trabajo esclavo en La Carraca de Cádiz, un astillero militar donde se reparaban y construían buques, situado en la localidad de San Fernando. Las mujeres, cargadas con sus hijos menores de 7 años, fueron llevadas hasta la Alcazaba de Málaga.
Todos ellos, salvo los que murieron por las condiciones insalubres y la dureza de la tortura, estuvieron recluidos 16 años. Sus bienes y propiedades fueron incautadas y, posteriormente, subastadas para sufragar los costes de la redada contra el pueblo gitano, en territorio peninsular desde 1425.
La Gran Redada no fue la primera persecución sufrida por los gitanos, pero sí la más cruenta. En 1499, los Reyes Católicos ya firmaron una primera orden de expulsión que no se llevó a cabo. Desde 1499 hasta 1783, los gitanos españoles sufrieron más de 250 medidas de persecución. Llegaron a tener restringidas las ciudades en las que podían vivir, los oficios que podían ejercer y el número máximo de familias que podían habitar en el mismo núcleo urbano.

Según las previsiones del Consejo de Castilla para Andalucía, publicadas por la revista Andalucía en la Historia que edita el Centro de Estudios Andaluces, organismo dependiente de la Junta, en Sevilla había que detener a 130 familias, 157 en El Puerto de Santa María (Cádiz), 45 en Córdoba, 35 en Écija (Sevilla) y 22 en Antequera (Málaga).
Estrofa de una antigua toná
Los gitanitos del Puerto
fueron los más desgraciaos,
que a las minas del azogue
se los llevan sentenciaos

La catedrática María Sierra indica que los detenidos no mostraron resistencia y que el único incidente reseñable tuvo lugar en el Convento de los Mínimos de El Puerto de Santa María, donde treces gitanos y gitanas se escondieron para evitar ser arrestados. El arzobispo de Sevilla exigió garantías de que no iban a ser castigados ni apresados, pero el 12 de agosto de 1749 fueron retenidos por los funcionarios enviados por la administración de Fernando VI.

El daño producido a la población gitana fue incalculable, sobre todo porque a quienes detuvieron fueron a los que más integrados estaban, a los que no eran nómadas y tenían domicilio fijo, de ahí que no pudieran apresar a toda la población gitana y no venciera el plan de exterminación diseñado por Fernando VI.

El coste de la operación, incosteable para el Estado, y la incapacidad de exterminar al pueblo gitano fueron dos de los detonantes de que en 1763 se firmara su libertad, aunque muchos de ellos no fueron libres hasta dos años más tarde, y se pusiera punto y final al episodio más negro contra los gitanos españoles que, inexplicablemente, es desconocido por la gran mayoría de la población y no se estudia en el sistema educativo.


Los gitanos y gitanas detenidos estuvieron presos 16 años, hasta que en 1765 fueron indultados por Carlos III, el monarca ilustrado que inauguró una nueva política hacia el pueblo gitano que dio lugar a la pragmática de 1773 en la que los gitanos fueron considerados aptos para cualquier trabajo.

La sociedad mayoritaria no mira a los gitanos. No hay cine, no hay literatura. Ese silencio es la forma más persistente de no consideración de un grupo, de la persecución cultural. Es un racismo subliminal, sentencia la catedrática María Sierra, historiadora a la que le debemos gran parte de todo lo investigado en Andalucía sobre el intento de exterminio contra el pueblo gitano. 

La última providencia contra los gitanos estuvo vigente hasta el 19 de julio de 1978,  cuando por fin fueron eliminados los artículos que decían “…toda referencia o alusión a la población gitana, que en virtud del principio de igualdad de todos los españoles ante la ley, merece igual trato que el resto de los españoles. “Los querían exterminar”, afirma categóricamente María Sierra, catedrática de la Universidad de Sevilla e investigadora de este episodio negro de la Historia de España que, sin embargo, no forma parte de la historiografía oficial.

En España, al no recogerse la etnia de las personas en los censos de población, es muy difícil cuantificar el número de habitantes gitanos. A partir de estudios sociológicos se calcula que viven unos 725.000 (alrededor del 1,57% del total de la población española).
En Andalucía viven casi la mitad de la población gitana española, cerca de 300.000 personas. Se estima que una tercera parte de esta población se encuentra en situación de vulnerabilidad, por lo que la necesidad de actuación con el colectivo gitano, especialmente con éstos últimos, se hace aún más patente.
Se estima que el porcentaje de personas gitanas con estudios universitarios no alcanza el 4%, y que además son más las mujeres gitanas que lo consiguen. No obstante, son estas las que más barreras deben superar para alcanzar el éxito.

Fuente: La voz del Sur, año de 2021

¿De dónde venía tanto odio hacia los gitanos? “Quizá fuera odio a la libertad, hacia gente que no era controlable como ellos querían. Pero es algo parecido a lo que ocurre hoy en Palestina. Son momentos históricos diferentes, pero eso que vemos en directo, delante de nuestras narices, con un estado supuestamente democrático, es otro caso de crimen inadmisible e incomprensible, como el de los gitanos. Y no se hace nada, como ocurrió antaño”.   

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Fuente: La Voz del Sur, Wikipedia, Youtube
Gonzalo Díaz-Arbolí
 

27.5.25

Presentación del poemario: Desde la caverna sin distancias, de Eugenio Martínez Orejas



Deseo manifestar, en primer lugar, el honor de presentar este poemario y a su autor, Eugenio Martínez, poeta grande. Me va a resultar difícil explicar sobre alguien al que su modestia le niega ser conocido. Es una persona que no se deja tentar por la vanidad, no hace alarde de su sabiduría, antes al contrario, aprendió de Santo Tomás de Aquino que, es más bello iluminar que brillar.

Sabemos de su extraordinaria formación académica, de una intensa y rigurosa formación filosófica, y una auténtica personalidad humanística. Siente pasión por la lectura de los clásicos, de nuestros escritores de la Generación del 98 y de los poetas de la Generación del 27. También aprendió en su adolescencia que para ser un buen cristiano hay que tener fe y un poquito de sentido común.

Hemos tenido la suerte de conocerlo y, disfrutar de su amistad, desde que se trasladó a las tierras del sur, y pasamos a formar parte de una tertulia que hemos bautizado “De los Cántaros” pues en la cafetería de este hotel nos reunimos los miércoles.


Cuando en la tertulia, hablamos de los clásicos, Sócrates, Platón, Aristóteles…nuestra curiosidad se acrece para escuchar, parte de la historia de la humanidad y de los hitos realizados por los hombres, que el autor relata en diferentes poemas del libro que aquí nos trae, por ejemplo, el mito de Er, este mito puesto por Eugenio en boca de Sócrates relata la historia de un soldado muerto en la guerra, y que, es resucitado por los dioses al cabo de 12 días para contar a los vivos el destino de las almas después de la muerte. La idea central que refiere la narración es la inmortalidad del alma y la transmigración. Es decir, dar sentido a la vida antes de morir.

                                         El mito de la creación. Voz: Flora Díaz Hurtado

La transmigración es algo así como, el viaje que realiza el Espíritu a través de las diversas formas de vida a las que anima momentáneamente, mientras dura su vida, para luego retirarse sin sufrir cambio alguno. Se suele contraponer al dogma cristiano de la resurrección de la carne. Por lo que Eugenio no lo comparte. Si así fuese, en su reencarnación en un ser humano, Eugenio sería físico cuántico, su gran frustración, y seguiría desarrollando el principio que afirma que es imposible medir simultáneamente de forma precisa la posición y el momento lineal de una partícula; si los dioses no le concedieran tal privilegio, al menos que fuese en el gato de Schrödinger, que mostró las paradojas e interrogantes a los que aboca la física cuántica. De todas formas, está convencido de que la física es el motor de la humanidad y que nos puede acercar a la comprensión de Dios.

Ya en el reposo de su jubilación se siente feliz con el sosiego que da el estudio, el encuentro con uno mismo, el recogimiento y los pensamientos.

Durante este periodo realiza una selección de sus poemas que recopila en su libro “Huésped conmigo”, poemario intimista, cálido, sincero; escrito respetando los cánones tradicionales del metro y de la rima.

Y ahora, nos sorprende con esta virtuosa creación inscrita en una fina sensibilidad, fruto de largas reflexiones que han reactivado todo el conjunto de valores conservados gracias a su formación intelectual en la búsqueda de Dios por la vía de la interioridad. “No quieras ir afuera, entra en ti mismo; en el hombre interior mora la verdad, trasciéndete a ti mismo. (De La verdadera religión 72)

Libro compuesto por un Epígrafe cronológico y 23 poemas, es complejo, tanto en lo formal como en lo conceptual, que están en sintonía, que no deja indiferente a nadie. Un texto muy rico literariamente, con un enorme sentido del ritmo, de gran hondura moral, técnica poética y espléndido enraizamiento en las culturas clásica, bíblica, filosófica y social, con referencia constantes a la mitología, fruto de un trabajo de al menos 12 años.



Al iniciar la lectura, ya, el epígrafe cronológico te sorprende:”En todos los lugares palpita nuestro enigma”. Somos los inocentes y crueles juguetes de la vida. Hasta que un bruto alazán nos descabalga de su grupa, antes de llegar a los abismos donde se sientan los jueces, que ordenarán sus destinos de recompensa o castigo. Con la esperanza de que su próximo regreso borrarán las aguas del Leteo los vientos de la memoria.

-Aquí, me gustaría hacer una corta digresión y recordar nuestro río Guadalete, donde se celebró una ceremonia de reconciliación y olvido de las ofensas entre fenicios, tartessos y griegos y así el río llegó a ser conocido como el río del olvido, Lete o Leteo (en la mitología griega).-

Termina el epígrafe: Y así seguirá siendo hasta que fundidas todas las voces, resuene triunfalmente una sola, la voz de la armonía.

Elocuente el poema 5º: Mayéutica contra Renitencia. Notable poema en forma de diálogo socrático del filósofo ante su cercana muerte.
Ya saben que la Mayéutica es el método socrático con que el maestro, mediante preguntas, va haciendo que el discípulo descubra nociones que en él están latentes; contra la resistencia que se pone a hacer o admitir algo.

En el 2º retablo, la penúltima estrofa, juega desde el miedo en el camino de la vida, el miedo siempre en vilo, cuya respuesta es la sombra de un misterio inexplicable.
En definitiva, es un libro que asume el paso del tiempo y el no tiempo, pero también la excitante aventura de vivir.

Mi consejo: léanlo despacio, al final, constatarán su coherencia.

Termino con algunas de las estrofas de la luminosa poesía que cierra el poemario: “Hacia la nueva tierra” de una espiritualidad y misticismo que trasciende la religión….


Dirige el curso, en capitán, la alondra
a través de las grietas de las horas,
de espacios palpitantes, de torrenciales norias
hacia la nueva tierra de vides y de aromas…

Al fulgor de la vida no hay gracia que lo iguale,
aunque jamás podamos prolongarle un instante,
porque al gesto solemne de un yo con sus perfiles
el ardor de la frente lo acompaña en sus límites
como domada fiera, como amansado buitre….

Sigue ordenando el curso, hasta el final, la alondra
y al hombre oscuro desde su raíz luminosa.

Pero dirige el curso, en capitán, la alondra
hacia la nueva tierra de vides y de aromas.
Algo ondea en el agua del jardín
que va gritándole a los cielos, sí.

Gonzalo Díaz Arbolí
Académico de Bellas Artes Santa Cecilia


Les recuerdo que, el poemario está disponible en Amazon.es  Pulsar Aquí
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La alondra ascendente

  


George Meredith
El poema de George Meredith(Portsmouth (Inglaterra), 12 de febrero de 1828 - Box Hill (Inglaterra), 18 de mayo de 1909), The Lark Ascending, (La alondra ascendente), es un himno a la alondra y su canción escrito en coplas tetrámetros rimados en dos largas secciones continuas. Apareció por primera vez en The Fortnightly Review de mayo de 1881.
Es un sentimiento pastoral, devocional. El poema describe cómo "la presión de notas apresuradas" se repite, cambia, trina y repica, y trae a nuestro ser interior un canto de alegría y luz como una fuente que perfora las "brillantes cimas del día". La alegría, la pureza y el deleite desenfrenado de la "voz estrellada que asciende" despierta "lo mejor en nosotros a él afín". El canto de la alondra es el vino que nos lleva con él en la copa de oro, el valle de este mundo: la alondra son los bosques y los arroyos, las criaturas y la línea humana. Los corazones de los hombres los sentirán celestialmente, "mientras no anheles más que el canto".

La voz humana (prosigue la canción) no puede expresar con tanta dulzura lo más íntimo. A diferencia de la alondra, el hombre no tiene tal "canción seráficamente libre / de impurezas de personalidad". En la canción de la alondra, los humanos "millones se regocijan / por dar la voz de su espíritu único". Sin embargo, existen esas veneradas vidas humanas, que se han hecho sustanciales por las pruebas y el amor a la tierra, que, aunque no cantan, se manifiestan como un cántico digno de recibir al cielo. Se eleva en ese puro canto a los cielos más altos y se mantiene allí, de modo que nuestra alma se eleva con la de ellos "a través del olvido divino"llenando los cielos, derramando el mundo de las reservas humanas", elevándose más cerca hacia el silencio.
Estos son algunas estrofas del poema:

Se eleva y empieza a dar vueltas,
deja caer la cadena plateada del sonido
de muchos eslabones y sin fisuras,
en gorjeos, silbidos, transportes y trinos,
que se enredan y se extienden,
como se riza la mar en la marea baja
donde rompen las olas
y los remolinos giran dentro de otros remolinos;
un chorro de notas que corre
tan rápido que no se distinguen unas de otras,
aunque los trinos se repiten cambiantes
y siguen sonando mientras fluyen,
se perciben dulces y son encantadores...
......
Ella es la marcha nupcial del sol y las lluvias,
el baile de los niños, las gracias
de los labradores, la llamada de las prímulas,
y el espectáculo de las violetas fragantes;
todo ello será coronado por la canción circular,
y vosotros podréis escuchar a la hierba y al árbol,
podréis ver lo mejor del corazón de los hombres,
podréis sentir celestialmente, mientras
que no anheléis más que la canción.
Podríamos decirnos en lo más íntimo,
de la forma más dulce, que nuestra voz
nunca fue como esa voz de las alturas

En su llamativo vuelo de cortejo, incansable melodía e incesante aleteo, ascendiendo poco a poco a alturas increíbles sin parar su canción, se deja engullir por el cielo y después se desliza marcha atrás en un dominio absoluto del viento y de las alturas para finalmente girar y caer en un picado vertiginoso, confundiéndose después con el propio suelo.

No podemos resistir a publicar este poema del poeta, portuense de adopción, Eugenio Martínez Orejas.
Estas son algunas de las estrofas del luminoso poema que cierra su segundo poemario: “Hacia la nueva tierra” de una espiritualidad y misticismo que trasciende la religión…

Dirige el curso, en capitán, la alondra
a través de las grietas de las horas,
de espacios palpitantes, de torrenciales norias
hacia la nueva tierra de vides y de aromas…

Al fulgor de la vida no hay gracia que lo iguale,
aunque jamás podamos prolongarle un instante,
porque al gesto solemne de un yo con sus perfiles
el ardor de la frente lo acompaña en sus límites
como domada fiera, como amansado buitre….

Sigue ordenando el curso, hasta el final, la alondra
y al hombre oscuro desde su raíz luminosa.

Pero dirige el curso, en capitán, la alondra
hacia la nueva tierra de vides y de aromas.
Algo ondea en el agua del jardín
que va gritándole a los cielos, sí.

Hacer clic sobre la imagen para visualizar el vídeo
Desde la caverna sin distancia: Dirige en curso, en capitán, la alondra. 
La alondra representa un símbolo de luz y ascensión mística

Para terminar, este idílico romance para violín y orquesta compuesto por Ralph V. Williams en en 1914, y luego revisado  en 1920.
El violín solista representa a la alondra, "se eleva y comienza a girar" en arabescos altísimos. Una nebulosa armónica en la orquesta y los prominentes solos de viento de madera refuerzan la imagen bucólica. En el medio hay una sección más terrenal, folclórica, y luego la música original regresa, cerrando con el violín dando vueltas estáticamente cada vez más alto y solo, "Hasta que se pierde en sus anillos aéreos/en la luz, y luego la fantasía canta".

Presten atención al sonido del violín solista representando a la alondra
como un símbolo de luz y ascensión mística.
Ralph V. Williams  "La alondra ascendente", Janine Jansen, Royal Abert Hall BBC Proms 2003

Fuentes: Wikipedia, youtube,
Gonzalo Díaz-Arbolí

26.5.25

SABIDURÍA DE SANCHO PANZA A TRAVÉS DE REFRANES (5)


PAREMIA 5: “En prisa me ves y doncellez me pides”
Quieres paciencia de alguien que apenas está aprendiendo a correr


Un aprendizaje de andar por casa
¿Te ha pasado alguna vez? Estás con el día patas arriba, sin haber parado ni para respirar, y justo en ese momento... alguien va y te suelta: “Tranquilo, tómate las cosas con calma”. Y tú por dentro pensando: ¿Pero ¿cómo quieres que esté tranquilo si no me da la vida?

Es una sensación muy común. Vas corriendo a mil, con la cabeza hecha un lío, haciendo malabares con multitud de tareas… y de repente alguien —que seguro lo hace con buena intención, no digo que no— espera que le respondas con una sonrisa. Y ahí me viene ese refrán que mi abuela soltaba a veces con toda su calma: “En prisa me ves, y doncellez me pides.”

Pasa más de lo que nos gusta admitir. Vamos acelerados, con la cabeza llena, tratando de sostener todo: trabajo, familia, redes, agenda… y alguien (que probablemente lo dice con buena onda) espera de ti calma, dulzura, atención. Como si estuvieras de vacaciones…

Sí, lo sé, suena a refrán viejo. Pero tiene algo muy real. Es como pedirle a alguien que está en una situación crítica que te ponga un café. No es que uno no quiera ser amable o responder con una sonrisa. Es que a veces simplemente... no damos más de sí. No nos queda nada.

Y lo más curioso es que lo hacemos todo el tiempo. Esperamos del otro que tenga paciencia, disponibilidad, buena actitud... sin saber cómo va por dentro. Y también nos lo pedimos a nosotros. Nos exigimos estar bien. Responder bien. Rendir bien. Y se nos olvida que no somos máquinas.

A veces la cabeza va a mil y el corazón, a su ritmo. Este refrán encaja perfecto en esos momentos donde estás tan metido en lo que tienes que hacer, que ni te das cuenta de lo que otros esperan de ti.

Vivimos en una sociedad que nos dice que hay que poder con todo. Que, si no haces diez cosas al día, te estás quedando atrás. Que hay que ser eficiente, productivo, amable, disponible... todo al mismo tiempo. Pero la verdad es que no. No se puede estar en todo, hacer todo, y encima hacerlo con una sonrisa constante. Nadie puede. Y no pasa nada. Que valora la productividad, la rapidez, el estar “siempre disponible”.

Y en medio de todo eso, a veces olvidamos respirar. Nos cuesta aceptar que, para estar presentes, necesitamos parar. Que no se trata solo de hacer, sino también de ser. Y que la calma no siempre es algo que podemos invocar de inmediato, sino que se construye poco a poco, con pausas, con silencio, con conciencia.


Una historia que sí ocurrió
No sé tú, pero yo he vivido momentos así muchas veces. Uno que no se me olvida fue hace unos veranos, en un pueblito de Castilla-La Mancha. Hacía un calor que partía las piedras, el aire seco y el sol brillando sobre los tejados de las casas. El otro día, volviendo del trabajo, estaba corriendo de un lado para otro, tratando de tachar todas las cosas pendientes. De esos días en que sientes que el reloj te va pisando los talones.

Iba con mil cosas en la cabeza. La batería del móvil al 2%, cinco mensajes sin responder, hambre, y la preparación de un examen para el día siguiente. Iba en modo automático, como tantos otros días. Entonces, una señora se me acerca y me pide que le ayude a encontrar la iglesia de San Joaquín. Y lo juro: mi primer impulso fue decir que no podía, que iba apurado, que no tenía tiempo ni para mí. Pero algo me frenó. Le expliqué lo mejor que pude. Me dio las gracias con una sonrisa tan tranquila que me desmontó. Y ahí, como un eco interno, me vino el refrán: “En prisa me ves, y doncellez me pides.”

Porque a veces el mundo te pide delicadeza justo cuando tú vas en llamas. Y no porque no la tengas, sino porque estás intentando sostenerte. Y claro, cuando estás al límite, lo último que puedes ofrecer es “doncellez”. Y sin embargo... también entendí algo ese día. Que tal vez no es que tengamos que dar siempre lo mejor de nosotros, sino aprender a reconocer cuándo no podemos. Y también a no exigirle al otro lo que no sabemos si puede dar.

Seguro te ha pasado. Estás haciendo una tarea, y desde la otra habitación alguien grita: “¡Solo ven un minuto!”. Como si ese minuto fuera solo eso. O llegas a casa reventado, y tu hijo, feliz de verte, te dice: “¿Jugamos un rato?”. Y tú lo miras, con culpa, porque quisieras tener la energía… pero no la tienes.

Este refrán —que parece tan simple— te planta delante de esa verdad incómoda: no podemos exigir sonrisas cuando estamos en medio del caos. No podemos pedir calma cuando el otro va con el alma en los talones. Y lo más curioso es que seguimos haciéndolo. Lo hacemos con los demás, y lo hacemos con nosotros mismos.

Ahí es donde este refrán entra como un espejo. Nos hace mirar esa tensión entre lo que sentimos y lo que nos piden. Y también, nos invita a recordar que no todo tiene que ser perfecto, ni rápido, ni constante. Que hay momentos en los que frenar no es rendirse, es cuidarse. Porque sí, la vida va rápido. Pero no por eso tenemos que correr todo el tiempo. A veces, sentarse con alguien, respirar, o simplemente no hacer nada por un ratito… es más valioso que tachar otra tarea de la lista.


Cierre cervantino
Pienso en don Quijote, con su locura y sus ideales, en medio de un mundo que no entendía su ritmo. Mientras todos seguían con su día a día, él se detenía a mirar molinos, a hablar con humildes, a imaginar castillos donde había ventas. Y aunque pareciera que vivía en otro mundo… quizá por eso mismo tenía más lucidez que muchos.

En el capítulo 2, cuando llega a la venta que confunde con un castillo, todo es prisa y confusión, pero él sigue con su compostura caballeresca. Su “doncellez”. Porque no es que ignore la realidad. Es que decide caminarla de otra forma. Me hace pensar en don Quijote, con su locura, persiguiendo ideales mientras el mundo giraba a otro ritmo. A su manera, también frenaba. Se detenía a ver belleza donde nadie la veía. Y creo que ahí está la “doncellez”: en no perder eso. En no dejar que la velocidad nos arrastre. Porque sí, el mundo corre. Pero nosotros no estamos obligados a ir corriendo siempre.



N. La ilustración se ha recogido del estudio: Azulejos del Quijote en el parque Cervantes Alcázar de San Juan, 2016. Cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra. Autor: Constantino López Sánchez-Tinajero, Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan.

Por Antonio Leal Jiménez
Académicos de Santa Cecilia


22.5.25

HAIKUS: del poeta, Eugenio Martínez Orejas. Hoy, 22 mayo 2025, hubiese cumplido 90 años

            Han pasado  dos años desde que te fuiste y tu luz nos sigue iluminando en la tertulia

Eugenio fue un premio para mí tenerte como amigo.
Pero no me puedo sacudir la pena.
.Julio de la Rúa

Me va a resultar difícil explicar sobre alguien al que su modestia le negó ser conocido y reconocido en entornos más amplios. Eugenio no se dejó tentar por la vanidad, nunca hizo alarde de su sabiduría, antes al contrario, aprendió de Santo Tomás de Aquino que, es más bello iluminar que brillar.

Destacó por su extraordinaria formación académica, rigurosa formación filosófica y humanística. Sentía pasión por la lectura de los clásicos, sobre todo por los escritores de la Generación del 98 y de los poetas de la Generación del 27.  Aprendió en su niñez que para ser un buen cristiano hay que tener fe y un poquito de sentido común.

Para resaltar su personalidad, me voy a referir a su último y original poemario: "Desde la caverna sin distancias", que difiere de los temas al uso, donde abundan notables aciertos poblados de aromas bíblicos filosóficos y sociales y cuya idea central se refiere a la inmortalidad del alma y la transmigración, fue como un testamento, que dió sentido a su vida. 
La transmigración, que Eugenio no compartía, es algo así como, el viaje que realiza el Espíritu a través de las diversas formas de vida mientras dura, para luego retirarse sin sufrir cambio alguno. Se suele contraponer al dogma cristiano de la resurrección de la carne. 
Sin embargo, siempre estuvo convencido de que la física es el motor de la humanidad y que nos puede acercar a la comprensión de Dios.


En cambio su primer poemario: “Huésped conmigo”, intimista, cálido, sincero; escrito respetando los cánones tradicionales del metro y de la rima, se atrevió a introducir en sus últimas páginas cuarenta haikus. De entre ellos he elegido, al azar, dieciocho que los podrán leer en el vídeo colocado al final.
Como ejemplos:


Ya llegó enero
y revistió a la nieve
de ampos silencios.
  
Quieren las hojas
 edificar balcones 
sobre los bosques. 

Urde la araña 
con sus hilos de plata 
telas de luna.
........

Un haiku es una estrofa poética originaria de la literatura japonesa clásica que pretende expresar en sólo tres versos un sentimiento breve y sincero. El tradicional consta de 17 sílabas, dispuestas en tres versos de 5, 7 y 5 sílabas, sin rima y trata de conjugar el sentimiento poético y el artístico.
El haiku es concisión y síntesis, una de las composiciones más difíciles que existen, nacida según los maestros japoneses, en un momento de gracia. La esencia espiritual del haiku está conectada con la ambición del poeta de fundirse con la naturaleza, de vivirla intensamente. Su técnica es un arte difícil cuyo dominio ayuda a sacarle al lenguaje su máxima expresividad.  

A veces, un poema es suficiente para alumbrar la sombra y devolver al tedio cotidiano el brillo y el temblor de lo primigenio.

Hacer clic sobre la imagen para visualizar el vídeo
Selección de algunos haikus de su poemario "Huésped conmigo"

Siempre estarás en nuestra memoria, querido amigo, a pesar del paso del tiempo, tras aquel aciago impacto emocional  en que nos dejaste en El Puerto de Santa María el 26 de febrero de 2023.

Gonzalo Díaz-Arbolí

21.5.25

20 de mayo de 1602, el capitán general de las galeras de España fallecía en El Puerto de Santa María



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Nos estamos refiriendo a uno de los grandes marinos del siglo XVI, aunque no pueda asociarse a grandes victorias navales, Martín Padilla y Manrique, Adelantado mayor de Castilla, conde de Santa Gadea, conde de Buendía y Grande de España.

Oriundo de tierra adentro, nació en Calatañazor en 1540, era segundón en una familia noble que tenía sus propiedades por tierras de Soria y Burgos como señores de Santa Gadea del Cid, Padilla o Calatañazor. Su padre fue Antonio Manrique de Lara y Laso, almirante mayor del Reino de Castilla; su madre era Luisa de Padilla y Enríquez.

Comenzó su vida militar luchando en Flandes con los tercios, para más adelante tomar el mando de cuatro galeras de las doce del reino de Nápoles, cuyo capitán general era don Álvaro de Bazán. Años más tarde participó como figura destacada en la batalla de Lepanto formando parte del grupo de galeras de reserva del marqués de Santa Cruz. Bajo las órdenes de don Juan de Austria luchó, ahora en tierra, en la represión de la rebelión morisca de las Alpujarras granadinas.
En 1580, ya como Adelantado mayor de Castilla, formó parte del ejército que bajo el mando del duque de Alba entró en Lisboa para asegurar la corona lusa de Felipe II. En 1585 fue nombrado capitán general de las galeras de España. El Adelantado de Castilla con sus galeras se encargó de defender las costas españolas de los ataques turcos y berberiscos, realizando múltiples presas, además de escoltar a las flotas de Indias en su navegación final desde cabo San Vicente o las Azores, que eran lugares preferidos para la amenaza enemiga.

Durante la época invernal, en que la actividad corsaria y pirática desaparecían debido al mal estado de la mar, las galeras se refugiaban en El Puerto de Santa María para proceder a su mantenimiento y dar descanso a las tripulaciones. Durante el ataque a Cádiz de Drake en 1587 Padilla se encontraba ausente, pero una vez de regreso persiguió a la flota inglesa con un grupo de galeras hostigando su retaguardia hasta Lisboa, consiguiendo hundir cinco pequeñas embarcaciones. Lo que sí quedó claro en el ataque gaditano fue la enorme superioridad artillera de los galeones sobre las galeras. Ese mismo año el rey le concedía el condado de Santa Gadea.

Durante la época invernal, en que la actividad corsaria y pirática desaparecían debido al mal estado de la mar, las galeras se refugiaban en El Puerto de Santa María para proceder a su mantenimiento y dar descanso a las tripulaciones

Tras el fallecimiento del marqués de Santa Cruz, que era el propuesto para mandar la Gran Armada que pretendía invadir Inglaterra, Felipe II designó al duque de Medina Sidonia para reemplazarlo, pero este se excusó ante el secretario del rey Juan de Idiáquez “por lo poco que he andado en la mar que me mata, porque tengo muchas reumas…”. Curiosamente, también se quejaba de que estaba mal de dinero y sugería que, si se le forzara a ir a Lisboa para organizar los preparativos logísticos correspondientes, el rey debería designar a otra persona para gobernar la Armada. Recomendaba como sustituto a don Martín Padilla, “porque es muy cristiano y tiene mucha noticia de mar y se halló en la Batalla naval de Lepanto”.  Añadía que el Adelantado había mandado la flota andaluza en Cádiz en 1587 y que podía ser asesorado por los consejeros del marqués de Santa Cruz.

Con ocasión de la Contra armada de Drake, Martín Padilla participó con nueve galeras transportando tropas por el Tajo para frenar el avance inglés sobre Lisboa. Cuando Drake regresaba a Inglaterra, Padilla lo persiguió hundiendo cuatro navíos. Tras el saqueo gaditano del conde de Essex en 1596, Felipe II nombró al Adelantado de Castilla como capitán general dela Armada del Mar Océano, dándole el mando de una gran armada de cien navíos para ayudar a los irlandeses, que se encontraban luchando contra Inglaterra. Un fuerte temporal dispersó la fuerza naval cerca de Finisterre, refugiándose en Ferrol tras perder 32 naves.

Al año siguiente una nueva armada se preparaba en dicho puerto con destino a Falmouth, pero ahora se disponía del puerto de Calais por si fuera necesario, así como varios en Bretaña. Una armada angloholandesa dirigida por el conde Essex trató de atacar a la española en Ferrol, pero un temporal, que no entendía de nacionalidades, los dispersó para llevarlos a las Azores, lugar establecido como punto de reunión; desde allí tratarían de capturar la flota de Indias. Con el canal de la Mancha despejado salió la armada de Padilla con 132 navíos y ocho mil soldados para encontrarse con una gran borrasca que dio al traste con la misión. Siete navíos desembarcaron a cuatrocientos hombres en tierras inglesas, pero al comprobar que los demás no llegaban, fueron reembarcados. Se perdía una nueva ocasión de asestar un duro golpe al territorio británico. Era como si el mago Merlín de la epopeya del rey Arturo mantuviese una esfera de protección sobre las tierras inglesas que hacía imposible el abordarlas.

Derrota de la Armada Invencible’, Philippe-Jacques de Loutherbourg (1796). Fuente. El confidencial

En 1599 el Adelantado de Castilla recibió de Felipe II la Grandeza de España. No tuvo mucha suerte en sus cometidos principales, ya que fuertes temporales arruinaron sus expediciones, que de haber finalizado con éxito hubieran elevado su nombre al olimpo español; pero ahí queda su determinación, liderazgo y tesón como su legado para la historia naval de España.
Martín Padilla falleció de un ataque de apoplejía en el Puerto de Santa María el 20 de mayo de 1602, siendo descrito el suceso por Cabrera de Córdoba:
El Adelantado de Castilla ha muerto en el Puerto de Santa María, al cual sobrevino un desmayo sin proceder otra indisposición; mandaronle sangrar los médicos y con la sangría se quedó muerto.

Dr. Enrique Tapias Herrero
Académico de Santa Cecilia
Artículo publicado en la "Voz de Cádiz"
Tribuna Libre. 20 de mayo 2025



 

20.5.25

Sabiduría de Sancho Panza a través de refranes (4)

PAREMIA 4: "No con quien naces, sino con quien paces” 



Un aprendizaje de andar por casa
Hay refranes que suenan a abuelos, a pan tostado y a tardes sin prisa. Este es uno de esos. Parece simple. Hasta que te toca vivirlo. Porque no siempre la familia es la que te dio la vida. La vida —con sus vueltas, sus quiebros y sus sorpresas— te va enseñando que, los vínculos que de verdad importan, no siempre vienen con un lazo sanguíneo. A veces vienen, con una taza de café caliente, una conversación, o un silencio compartido que no incomoda.

Hay abrazos que no llevan tu apellido, pero que igual te sostienen. Y hay nombres que no están en tu árbol genealógico, pero que sí están en tus días más difíciles. Y eso, al final, es lo que te define.

No hay manual para saber a quién dejar entrar en tu vida, pero si algo tengo claro es esto: aquellas personas que te hacen bien, que te suman, sin restarte nada… esas, valen todo el oro del mundo. A veces aparecen sin anunciarse, como quien no quiere molestar, pero se quedan justo cuando más lo necesitas.

Este refrán nos recuerda algo muy simple pero profundo: lo que realmente importa no es de dónde vienes, sino con quién decides caminar la vida. A veces, la familia, no es la que te tocó al nacer, sino la que encuentras en el camino. Porque compartir la sangre no siempre significa compartir los sueños, las risas o los silencios. La verdadera compañía se siente en los pequeños gestos: una mirada que lo dice todo, una sonrisa que alivia, una mano que se tiende cuando la necesitas.

Y por eso, vale la pena elegir bien a quién dejamos entrar en nuestra vida. Porque esas elecciones, más que cualquier otra cosa, son las que terminan moldeando quiénes somos y hacia dónde vamos. Es, en definitiva, una invitación a elegir con conciencia y valor a las personas con las que decidimos compartir nuestra vida, porque con ellas forjamos nuestro carácter y nuestro destino.



Una historia que sí ocurrió (Sergio, músico callejero)
¿Sabes? Siempre pensé que el hogar era un sitio. Una casa. Unas paredes. Un apellido escrito en el buzón. Pero luego entendí que, a veces, ni el apellido, ni las paredes, ni siquiera las fotos familiares logran dar calor.

Crecí en un piso pequeño donde el amor se gritaba más de lo que se decía. Donde las puertas se cerraban tan fuerte que dolían hasta en el pecho. No fue fácil. Y cuando cumplí los dieciocho, agarré una guitarra, una mochila medio rota, y me fui. Así, sin drama, sin despedidas, solo… me fui.

Sergio solía decir que su casa nunca olió a hogar. Que olía más bien a miedo, a discusiones que se clavaban en la piel. Durante meses fue un nómada de aceras, un músico invisible. Tocaba en bares donde la gente hablaba de espaldas, en plazas donde los niños corrían ignorando su música. Dormía donde podía: bancos, portales, la estación de tren. Cada noche era una batalla contra el frío y la soledad.

Y entonces, una noche cualquiera, de esas en las que uno ya casi ha dejado de esperar milagros, Sergio entró en un bar de barrio. De esos que huelen a café de toda la vida y donde las paredes guardan secretos de otros tiempos. Cantó como si estuviera cantando para la vida misma, aunque solo un par de personas le prestaron atención. Cuando terminó, recogió sus cosas despacio, sabiendo que le esperaba otra noche larga y dura.

Entonces, Luis, el camarero, un hombre de manos gastadas y ojos amables, se le acercó. No preguntó nada. No juzgó. Solo puso delante de él un plato de lentejas, que, por cierto, estaban muy calientes.

—Come. Y si quieres, arriba hay un sofá donde puedes dormir —dijo, casi en susurro, como quien ofrece algo sagrado.

Esa noche, Sergio no durmió en un banco. Durmió en un sitio donde no hacía falta tener miedo. Luis no le dio solo comida o un sofá viejo. Le dio algo que valía infinitamente más: le recordó que, todavía existía la bondad. Que, en medio del frío del mundo, hay gente que simplemente no te deja caer.

Hoy, Sergio llena teatros, viaja por el mundo, y canta sus canciones. Pero en todos sus conciertos, en algún momento se detiene, sonríe y dice: —Yo llegué aquí gracias a un plato de lentejas y a un sofá de un desconocido que eligió ser mi familia cuando no tenía a nadie. Tal vez no parezca mucho. Pero a veces, un sofá y unas lentejas son todo lo que alguien necesita para no rendirse. El amor que se elige pesa más que cualquier sangre compartida.



Cierre cervantino
Aparece en la Segunda Parte, concretamente en el Capítulo XXII, titulado: "De la grande aventura de la cueva de Montesinos".

En este capítulo, Don Quijote le está contando a Sancho su aventura (imaginada o real) en la famosa Cueva de Montesinos. Mientras relata lo que ha vivido ahí, habla de unos personajes míticos que encuentra bajo tierra, y en un momento dado dice este refrán como parte de una reflexión sobre la vida y las relaciones humanas.

Cervantes lo usa para dejar claro que las verdaderas conexiones no dependen del nacimiento o de la sangre, sino de la convivencia y el trato que tienes con las personas.

Traducción al tono actual sería algo como: "No importa de dónde vienes ni de qué familia eres. Lo que importa es cómo te entiendes y cómo vives con los demás”. "Y así, bien podría haber dicho nuestro querido don Quijote: "El linaje no da calor en invierno, ni abrazo en madrugada. Maguer un alma generosa, sin nombre ilustre, puede ser castillo y abrigo."


N. La ilustración se ha recogido del estudio: Azulejos del Quijote en el parque Cervantes Alcázar de San Juan, 2016. Cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra.
Autor: Constantino López Sánchez-Tinajero, Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan.

Por Antonio Leal Jiménez
Académicos de Santa Cecilia



12.5.25

Sabiduría de Sancho Panza a través de refranes (3)

PAREMIA 3: "En la tardanza está el peligro" (Una verdad en el Quijote que no pasa de moda)


Un aprendizaje de andar por casa
Este refrán nos recuerda algo tan simple como real: si dejas pasar mucho tiempo para hacer algo importante, las cosas se pueden torcer. Y cuántas veces nos pasa, ¿no? Por miedo, por flojera, por inseguridad o por ese clásico “luego lo hago”, vamos dejando las cosas… hasta que es tarde.
Piénsalo: cuando no estudias a tiempo y luego te toca correr. Cuando sabes que tienes que arreglar las cosas con alguien, pero lo vas posponiendo… y el silencio va enfriando todo. No se trata de vivir con prisa, sino de no quedarnos paralizados. Porque muchas veces, lo que más duele no es haberse equivocado, sino no haber hecho nada.
Y hay algo más: también habla de confiar en uno mismo. De no esperar al momento “perfecto”, porque muchas veces ese momento no llega. Mientras tanto, se te escapan oportunidades, se enfrían relaciones, se pierden trenes. Literal y metafóricamente.

Así que ya sabes: cuando tengas algo importante entre manos, no olvides que, en la tardanza está el peligro… y a veces, lo mejor es actuar sin pensarlo tanto. Y si lo traemos a nuestra vida diaria, ¿cuántas veces no nos ha pasado algo así? Pensamos que tenemos tiempo, que podemos esperar, que “luego lo hago” … y al final se nos va el tren.


Una historia que sí ocurrió: la leyenda de Paquita y el vestido
En ese lugar de la llanura manchega, donde el ritmo lo marcan las campanas y el “quiquiriquí” de los gallos, vivía Paquita, costurera de manos veloces y vista de halcón. Le cosía a todo el mundo: trajes de fiestas, disfraces de niños, cortinas para el ayuntamiento… todo.
Un verano, Maribel, la sobrina de la alcaldesa, anunció su boda. Fiesta grande, finca elegante, medio pueblo invitado. ¡Boda por todo lo alto! Y por supuesto, Paquita haría el vestido.
Maribel quería algo clásico, pero con un toque moderno: blanco, con encaje, cola larga… una preciosidad. Y Paquita, segura de sí misma, le dijo: “Déjamelo, niña, que yo lo bordo”.
Pero entre encargos, fiestas y algún que otro dolor de espalda, el vestido se fue quedando para después. “Mañana empiezo con el corpiño, luego el escote…”. Siempre había un “luego”. Todo eran intenciones.
Pasó el tiempo y llegó el jueves antes de la boda y el vestido aún era solo un montón de telas. Paquita no durmió esa noche. Ni la siguiente. Y el domingo, cuando Maribel fue a buscarlo, la encontró cosiendo la cremallera con un café frío en la mano y unas ojeras como túneles que contaban la historia entera.
El vestido se entregó. Bonito, sí. Pero sin planchar, con un bajo torcido y una cola más corta de lo prometido. Maribel se casó igual… pero con cara de pocos amigos.
Al día siguiente, en la plaza, el tío Jacinto, el de los chismes del pueblo, solía decir a todo el mundo: “Paquita es muy buena… pero esta vez casi se le casa la novia en vaqueros”.
Desde entonces, cuando alguien deja algo para última hora, los vecinos suelen decir con verdadera sorna: “No vayas a hacer un Paquita con el vestido”. Y ella, con su aguja en la oreja y su orgullo algo arrugado, lo admite: "En la tardanza está el peligro, sí señor… y también las costuras torcidas."


Cierre cervantino
Don Quijote suelta esta frase en la Segunda Parte, capítulo 33, en uno de esos enredos suyos. Lo dice con su tono serio y noble: no es momento de dudar. Hay que actuar. Porque si uno se queda pensando demasiado, la oportunidad puede volverse problema… o simplemente irse.
Eso es lo bonito de estos refranes: que, aunque tengan siglos encima, siguen hablándonos de lo mismo. De lo humano. Del miedo, de la indecisión, del “luego lo hago”.
Así que, si estás esperando el momento perfecto para tomar una decisión, para escribirle a esa persona, para empezar ese proyecto que tanto sueñas… recuerda: muchas veces, lo peor no es equivocarse, sino no haber hecho nada a tiempo
Si lo decía Sancho, por algo sería.


N. La ilustración en color se ha recogido del estudio: Azulejos del quijote en el Parque Cervantes Alcázar de san Juan, 2016. Cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra. Autor: Constantino López Sánchez-Tinajero, Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan.
Antonio Leal Jiménez
Académico de Santa Cecilia