España realizó la primera expedición sanitaria y programa oficial de vacunación masiva de carácter mundial a principios del siglo XIX.
Seguro que muchos de nosotros hemos escuchado hablar sobre las vidas que la viruela se llevó en América debido a la llegada de los europeos a partir del siglo XV. Una enfermedad que no sólo afectó al continente americano, si no que causó estragos en todo el mundo hasta su desaparición en 1980. Sin embargo poco se reconoce la manera en la empezó a erradicarse esta fatal enfermedad.
A principios del siglo XIX, el médico militar español y cirujano Francisco Javier Balmis Berenguer, persuadió al Rey Carlos IV para enviar una expedición científica a América y Filipinas para portar la recién descubierta vacuna de la viruela a dichos territorios.
El principal problema era cómo llevar la vacuna a los diferentes lugares fuera de la península Ibérica. La idea que finalmente se le ocurrió a Balmis para hacer posible tal hazaña, fue la de transportar en barco a 22 niños huérfanos entre 3 y 9 años a los que se les inoculó la viruela de la vaca, ya que poco antes se descubrió que los humanos infectados con la viruela de la vaca se hacían inmunes a la viruela humana.
Así pues, estos 22 niños, o Ángeles Vacuníferos tal y como se les conoció, fueron los que llevaron en sus cuerpos la solución a una enfermedad que se cobraba miles y miles de muertos en todo el mundo cada año.
La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna o Expedición Balmis, partió en 1803 del puerto de La Coruña (España) a bordo del navío María Pita para dirigirse a los diferentes territorios españoles. En ella embarcaron también el médico y cirujano militar José Salvany y la enfermera Isabel Zendal, cuya aportación fue vital para que esta aventura se llevara a cabo.
Hagamos una corta digresión para hablar de Isabel Zendal
Madre soltera y luchadora por naturaleza, a base de tenacidad llegó a ser rectora de la Casa de Expósitos de Coruña y fue precisamente de allí de donde salieron esos 22 niños que llevarían la vacuna al otro lado del Atlántico.
Isabel Zendal, fue la encargada de mantener la cadena de vacunación entre los 22 niños expósitos que tenían que portarla en su propio cuerpo.
Por aquella época no se conocía manera de que la vacuna sobreviviera durante la larga travesía que duraba el viaje a América por lo que se decidió que fuera de humano a humano. De esta manera, y con una correcta cadena, el virus no moriría en el camino.
Isabel fue la enfermera encargada de cuidar a los 22 niños expósitos portadores de la vacuna (ninguno murió), de velar por la cadena de transmisión y de poner en marcha el sistema de Juntas de Vacunación una vez pisaron tierra firme. Así que no, su trabajo no terminó en aquella corbeta María Pita. Tiempo después de llegar a América hizo una segunda travesía por el Pacífico para llevar la vacuna a Filipinas. Fue, además, eje de la ramificación de esas llamadas Juntas de Vacunación, de su logística y ejecución de todo proceso de vacunación en América.
Finalizó sus días en Puebla, Mexico, después haber estado años implicada en la propagación de la vacuna por América y otras colonias españolas. Allí, en Puebla, estableció su residencia, junto a su hijo, y trabajó como enfermera en el hospital. Vivió en esta ciudad hasta su muerte y nunca volvió a España.
Muchos años después de su hazaña, la Organización Mundial de la Salud la ha reconocido como la primera enfermera en misión internacional. Fue con este reconocimiento cuando empezó a sonar su nombre, aunque muchos quizá lo hayan oído más desde el comienzo de la pandemia. Paradójico o no, el nuevo hospital madrileño pensado para Covid-19 lleva su nombre.
Esta enfermera fue olvidada por la historia, en parte, por ser mujer
La Organización Mundial de la Salud la ha reconocido como la primera enfermera en misión internacional
Después de su primera parada en las Islas Canarias se dirigieron a América, llegando a lugares como San Juan de Puerto Rico, Caracas, La Habana, Guatemala, Ciudad de México, San Diego, San Francisco, Nuevo México, Arizona, Texas, Medellín, Cartagena de Indias, Quito, Lima, La Paz, Cochabamba, Santiago de Chile, Buenos Aires y Filipinas.
Pero su filantropía no terminó ahí. Antes de regresar a España en 1806, durante el viaje de vuelta, la expedición también pasó por la colonia portuguesa de Macao, la provincia de Cantón en China y la Isla de Santa Elena, entonces parte de Gran Bretaña.
El imperio Español
España, se extendió los dos primeros siglos, porque básicamente navegaba sola en el Pacífico. El océano más grande de la Tierra, fue casi únicamente navegado por naves españolas, cerca de dos siglos. Eso en lo primero que repercutió fue en el comercio, había una frontera geográfica entre España y China, allí en el mar de China. Existió por cerca de tres siglos, una ruta comercial entre China y España que tenía como puntos Manila y la Ciudad de México. Durante 200 años, esa ruta se mantuvo intacta, nadie navegaba por allí.
Con Felipe II, la monarquía española llegó a ser la primera potencia de Europa y el Imperio español alcanzó su apogeo. Fue el primer imperio de ámbito mundial. Por primera vez en la historia, un imperio integraba territorios de todos los continentes habitados.
Es con la perspectiva del tiempo cuando se puede valorar lo que un Imperio realmente construye. Un Imperio es mucho más que la extensión de su dominio, es cambiar a mejor el mundo. Es también comercio, exploración, abrir y mantener comunicaciones, cartografiar, sembrar cultura, construir ciudades perdurables como los 50 Monumentos Patrimonio de la Humanidad levantados por el Imperio Español, fuera de la España actual. Y es por eso que el Imperio deja exhausto a quien lo impulsa y lo dirige y hace inviable que se pueda eternizar. Eso sí, si alcanzas a construirlo, cambias el mundo y eso es lo que hizo España para siempre.
El español que no conoce América, no sabe lo que es España, es una frase atribuida a Federico García Lorca.
Por su extensión, es imposible, publicar los 50 monumentos en este blog. Nos referiremos solamente a cuatro, los situadas más al norte:
1. Añadidas a la lista de sitios Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO el 2010, las Misiones de San Antonio, Concepción, San José, San Juan, Espada y San Antonio de Valero (más conocida como «el Álamo») suponen el mayor ejemplo de arquitectura de la época española de Norteamérica. Fueron construidas a principios de 1700 para comunicar el territorio, integrar la región bajo bandera de España y atraer a los americanos nativos para evangelizarlos.
2. El Camino Real de Tierra Adentro, Virreino de Nueva España, ahora compartido entre México y EEUU.
Fue una ruta comercial de 2560 kilómetros de longitud que iba desde la Ciudad de México hasta la ciudad de Santa Fe (Nueva España, ahora en Nuevo México, EE. UU.) y que estuvo activa desde mediados del siglo XVI hasta el siglo XIX y que fue una arteria fundamental que permitió durante tres siglos desarrollar un legado cultural de gran valor que incluye archivos, obras de arte religioso y civil, manifestaciones musicales y festividades, cultura gastronómica y tradiciones orales. Fue incluida en la lista como Patrimonio de la Humanidad en 2010.
3. San Juan de Puerto Rico y su Fortaleza, Puerto Rico, ahora Estado libre asociado a EEUU.
Fue añadido a la lista de Patrimonio de la Humanidad el 6 de diciembre de 1983. Incluye, la Fortaleza, el Castillo de San Cristóbal, el de San Felipe del Morro, la Murallas del Viejo San Juan y el Fortín San Juan de la Cruz. Una absoluta preciosidad mandada construir por Carlos I para proteger San Juan contra el ataque de corsarios y piratas.
4 .Centro histórico de Puebla, entonces Virreino de Nueva España, ahora en México.
Declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987, se encuentra en la ciudad de Puebla y está ubicada al pie del volcán Popocatepetl. Su fundación data de 1531 y ofrece 2619 monumentos históricos registrados en 391 manzanas. Los inmuebles de los siglos XVI, XVII y XVIII.
De todos los edificios de la época española, el más impresionante es la Catedral de Puebla, construida en un estilo neoclásico. También la Capilla del Rosario en la iglesia de Santo Domingo es un ejemplo de estilo Barroco.
Lo esencial e incontrovertible es que la Monarquía Hispánica fue el más duradero de los imperios modernos, fueron 333 años – de 1492 a 1824- en que no hubo estructura política comparable a la española. Según el historiador británico Raymond Carr, durante el reinado de Carlos III el imperio español “era la estructura política más imponente del mundo occidental” y añadía “para los comerciantes británicos era el más extenso y el menos explotado de los mercados.”
Fuentes: Quora, Wikepedia, Youtube
Gonzalo Díaz-Arbolí
5 comentarios:
Es una historia impresionante, verdad?
No tenía ni idea de estas campañas de vacunación. Muy interesante. Gracias.
Gracias por mantener nuestras mentes abiertas al conocimiento...
Interesantísima tu publicación, Gonzalo.
Todos, unos más y otros menos, conocemos algo de las impresionantes gestas de los españoles en tiempos pasados... ¡Quién no ha escuchado alguna vez la famosa frase de Fray Francisco de Ugalde: "el imperio en el que nunca se pone el sol".
Lo de la brillante idea de llevar a un grupo de niños vacunados, recuerdo que la leí hace mucho tiempo, y en cuanto a Isabel Zendal, creo que, por la información que tengo, se merecía un hospital mejor que el Zendal de Madrid para ponerle su nombre.
Gracias, amigo Gonzalo.
Una vez más, interesante entrada que te transporta a tiempos remotos y nos transmite conocimientos y reconocimiento de personas que hicieron historia. 😍
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