10.4.23

Velázquez, el genio que jugaba con el aire. (Sevilla, bautizado el 6 de junio de 1599-Madrid, 6 de agosto de 1660)


Diego de Silva Velázquez, la figura culminante del arte español, está considerado como uno de los grandes genios de la pintura universal.
Pintó una serie de obras de género con figuras de prodigiosa intensidad y una veracidad intensísima en la reproducción tanto de los tipos humanos como de los objetos inanimados.
El reconocimiento como pintor universal se produjo tardíamente, hacia 1850. Alcanzó su máxima fama entre 1880 y 1920, coincidiendo con la época de los pintores impresionistas franceses, para los que fue un referente. Manet se sintió maravillado con su obra y le calificó como «pintor de pintores» y «el más grande pintor que jamás ha existido». La parte fundamental de sus cuadros que integraban la colección real se conserva en el Museo del Prado en Madrid.
La capacidad de convertir las escenas religiosas en algo cercano y realista constituye una característica del barroco sevillano.


En 1623 pintó el ‘Retrato del rey Felipe IV’ ; tanto gustó la obra al soberano que lo nombró pintor de corte.



Su perfección para crear el espacio en sus distintos niveles, trazar sus líneas de perspectiva, en ocasiones con el solo apoyo de un ligero y genial restregón de pincel o una sombra, sus actuaciones para dirigir en un sentido y otro nuestra mirada y un sinfín de detalles que consiguen sugerir hasta la más mínima precisión dentro de sus obras.

Una obra maestra de la pintura histórica, “La rendición de Breda”, pintada en 1634 para el salón de Reinos del palacio del Buen Retiro de Madrid.


Dejó también importantes creaciones, como “Las hilanderas”, una de sus obras capitales por la perfección que alcanza en ella la perspectiva aérea. Aquí realizó Velázquez el milagro de la luz. Esos rayos de sol que entran por la ventana de la derecha, es un verdadero prodigio.

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La magistral “Venus del espejo” el único desnudo femenino que pintó y uno de los pocos de la historia de la pintura española.



En Italia produjo obras importantes: “La fragua de Vulcano”, “El retrato del papa Inocencio X”, retrato portentoso, dotado de una vivacidad, una intensidad y un colorismo excepcionales.




La culminación de su carrera como retratista es: ‘Las Meninas", considerada por algunos como la obra pictórica más importante de todos los tiempos, el cenit de su carrera.


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Fuente: Internet
Gonzalo Díaz-Arbolí

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