Las artes consuelan la vida, la sabiduría la dirige.
(Séneca, Cartas, 85, 32)
21.12.22
RESEÑA DE DOS VEJERIEGOS, Teresa Moncayo López
En recuerdo de Teresa Moncayo. Acueducto romano de Santa Lucía, que tanto admiraba
Publicamos hoy este trabajo de la escritora, Teresa Moncayo, (recientemente fallecida) con nuestro profundo agradecimiento a Jesus Zamorano, su esposo.
Introduciéndome:
Ando buscando un fragmento para incorporar a este texto y que me defina durante el transcurso de mi vida en Vejer (casi 30 años…). Y solo acierto a situarme en aquellas imágenes que han quedado impregnadas en mi memoria como actos sublimes, como tinta indeleble y que formarán para siempre parte de mi historia. Aprovechando el reposo de esta tarde de primavera junto a la imagen de Ntra. Sra. de la Oliva bajo su aposento siempre presente y de la canción hermosa de “Pescador de Hombres”: “Señor me has mirado a los ojos”, me sitúo en aquellas formas fantásticas, a veces místicas, líricas, o simplemente estéticas de versos. Los místicos como expresiones individuales se situaban junto a mi mesa de estudio con sus experiencias de altos vuelos apareciendo los primeros focos de alumbrados culteranos en la misma obscuridad de mi inconsciencia: Santa Teresa de Jesús, S. Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Juan de Yepes; perseguidos ferozmente por la Inquisición. Místicos que abrían las fronteras del pensamiento resquebrajando categorías rígidas y generando desasosiegos espirituales. Desde la óptica de la historia de las religiones se dice que el Papa Wojtyla fue influenciado por S. Juan de la Cruz. Una contemplación que vivió a modo de vida apostólica.
Encuentro imaginativo:
Esa misma tarde habíamos quedado para vernos en mi casa de La Muela con unos amigos vejeriegos a los que siempre admiré por su humanidad y trayectoria en la vida, Antonio Morillo Crespo y Francisco Basallote Muñoz.
Fue una
sorpresa inmensa, a pesar de que habían sido invitados tampoco estaba segura de que, a causa de la multitud de compromisos pudieran asistir.
Desde siempre mantuvimos unas relaciones de franca cordialidad. La tarde se presentaba
interesante y amena; apagué el ordenador y dejé aparcada mis tareas en el
campo. La entrada fue festiva, hacía tiempo que deseábamos mantener un
encuentro.
Después del saludo cordial del abrazo, Francisco se iba posicionando
sobre sus preferencias poéticas y, de manera pausada, fue declarándose fiel al
“príncipe de los escritores” (garcilasista), pues aunque no fueron coetáneos le
encantaba el ideal de caballero renacentista del poeta del Siglo de Oro y porque además, tenían en común el amor expresado por
medio de tópicos, el de nuestro poeta resaltando la belleza de Vejer con un
estilo natural sin excesiva retórica. Una poesía equilibrada. Antonio,
retomando la paráfrasis anterior de Francisco con su habitual ironía, que la
tiene, le respondió con una sonrisa fugaz: -Soy fiel a la monarquía y, por lo
tanto, considero que para llegar a ser rey, primero hay que ser príncipe,
aunque no, necesariamente deba ser escritor-.
Y así fue internándose de una
manera excepcional en su trayectoria política y literaria y en cómo desarrolló
su vida entre las dos relevantes “actividades” que le marcaron y designaron
como persona pública desgranando aquellos otros sistemas políticos en clara
oposición con la Democracia, donde (según nos dijo): -Nadie más que el pueblo
debía ser dueño de sus vidas-. Francisco aunque atento, se imbuía en los versos
del “príncipe” mientras le decía a Antonio que a él, la política, no le ocupaba
mucho tiempo en su vida, pero que despreciaba a aquellos que infunden miedo
cuando secuestran a un país. Una actitud que coincidía con la valoración de
Antonio Morillo que, como sabemos, realizó una ingente labor en la denominada
Transición siendo diputado del Grupo Parlamentario Centrista de UCD. Yo
mientras tanto rememoraba aquellas columnas en Diario de Cádiz donde publicaba
cada semana poniendo en alza su pasión por la Naturaleza transmitiendonos un lirismo
hondo que traspasaba los sentidos del lector.
Recuerdos:
Desde mi óptica siempre lo consideré con una gran sensibilidad y un comunicador nato. Los relatos de un columnista que no conocía pero que admiraba. El tiempo hizo que coincidiéramos en el mismo paisaje de un Vejer exuberante de belleza y que, Antonio consiguió que fuera considerado Conjunto Histórico-Artístico en el año 1976 y el Premio Nacional de embellecimiento de pueblos; me retrotraigo en el tiempo de mi vida en Santa Lucía con mis padres. Allí pasé mi niñez y adolescencia. Y allí conocí la vida natural que me formó como humano.
Las tardes de lectura bajo la sombra de loa álamos de hojas verdiblancas cercanos a la construcción conocida como “La Fábrica de la luz” (frente al chorrillo) propiedad del Conde de Bornos, antes del Duque del Duque de Medina Sidonia, construcción que fue alquilada por mi padre, Francisco Moncayo. Aquellas huertas con árboles cargados de frutos, las otras en la Velada de Agosto con mis amigas, el primer baile en la Plaza de los Pescaitos… con la música de Tom Jones (Delilah, año 1967), la compra que mi madre hacía en ultramarinos “Casa Palomita” de Manuel Sánchez Galván, inaugurada en el año 1957, cuyo nombre de entonces era “El Resbaladero”, aquellas bajadas por la Cuesta “Los Roíos o de Esparragosa, con multitud de retamas, lentiscos, arbustos y peñascos que hacía difícil el tránsito, tanto como aquellos otros caminos descritos por Delibes en “Los santos inocentes” o en Diario de un cazador”.
Recuerdo la recogida de la leche acabada de ordeñar y donde los márgenes del carril estaban rebosantes de cañaverales y sonidos de insectos escondidos tras el follaje, el Acueducto romano y perfeccionado por los árabes con los molinos de agua, propiedad del Duque de Medina Sidonia, que los hereda a principios del siglo XX el Conde de Villariezo, después su hijo el Conde de Bornos, aprovecha los saltos de agua para crear una empresa eléctrica que en el año 1.906 da luz y agua a Vejer y accionan una fábrica de harina para suministrar pan no sólo a Vejer sino a sus pueblos cercanos. Y ese olor de pan recién sacado del horno que mi madre compraba aún con las migas calientes. El manantial junto a sus acueductos y atarjeas eran aprovechables para el riego de las huertas, zarzas y acantos frutales.
El Acueducto medieval me sirvió para darle nombre a la revista cultural que edité y donde realizaba entrevistas a personajes de la actualidad: D. José Ortiz Galván (Alcalde de Vejer), D. Juan M. Bouza Mera (delegado de Empleo de la Junta de Andalucía), D. Alejandro Manzorro (Portavoz de la Plataforma Vejer Futuro), D. José Antonio Gómez Periñán (delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía), D. Juan José (Párroco de Vejer), D. Francisco González Cabañas (Presidente de la Diputación de Cádiz), D. Antonio J. Verdú Tello (alcalde Vejer año 2007), Dña. Ana Mosquera, diputada de cultura de la Diputación de Cádiz). Y contaba con colaboraciones de la talla de Rafael Vite, Francisco Basallote, con sus “Pasajeros a Indias”, Flora Núñez, Juan Sánchez Calle, Paulina Blom e incorporaba mis relatos de “Vidas paralelas”, fueron años de mucha actividad.
Y seguía rememorando aquellas bandadas de grajos en su recorrido hacia las cuevas de La Barca llenas de leyendas de árabes y bandoleros…También los años en la Asociación de vecinos de la Muela con una trayectoria cultural de representaciones de obras de teatro (infantil y adulto) en el Teatro San Francisco de Vejer, en el de Benalup Casas Viejas, en el teatro Moderno de Chiclana (aprovechaba los meses de julio y agosto para escribirlas y empezábamos los ensayos en septiembre). ¡Cuántos recuerdos! Me siento una vejeriega más. Amo a estos campos.
No podía faltar en mis recuerdos la Presentación al Pregonero de la Feria de San Juan de la Muela en el años 2013 donde por causas “inesperadas” Antonio me aceptó ser el Pregonero de ese año (curiosamente se había retirado de la vida pública) por lo que le adjudico un valor en su aceptación. Todo estaba organizado perfectamente, ,para ello conté con la valiosa ayuda de Juan Begines que, como Jefe de Protocolo, me ayudó a situar a los invitados y a facilitarme teléfonos de contactos de algunos de ellos. Y he aquí la sorpresa de nuestro invitado al ver cómo sus amistades queridas y admiradas estaban ahí, junto a él, para escucharle: Rafael Román (que mantenía una relación estrecha de “piña” democrática con Antonio), Juan Begines, Juan M. Marchante, Ricardo Chamorro, Francisco López, Juan L. Cepero, Ricardo Ribe y José Ortiz (entonces alcalde de Vejer con sus concejales).
Y así Antonio Morillo tomó la palabra después de una presentación que le hice con muchísimo cariño (su primer párrafo fue): “Este monte de la Muela es como el hermano geológico del monte de Vejer, la orogenia del Terciario levantó estos cerros hace millones de años y luego la erosión ha ido tallando sus perfiles. Es muy curioso observar bajando por la carretera de Vejer cómo las faldas de la Muela hacen una curva invertida, desde los canchos hasta Urdiales señal de cómo en siglos y siglos la erosión la fue tallando”.
A 22 de junio de 2013. La Muela Vejer
Confesión utópica bajo la luz…
Francisco se contraponía con la pasión de Antonio por la política y rescataba aquellos paisajes añorados desde su infancia: escenas de Vejer con su luminosa blancura que la circunscribía “como anillo de luz” aún perdurable en su memoria y en la nostalgia del poeta. La misma emoción de los espacios de un Vejer de hermosa arquitectura:
Donde la luz
y el eco trazaron
las coordinadas de la dicha.
Siempre en su poética hay una búsqueda constante y emocionada con pinceladas de filósofo-humanista que no pasa desapercibida a nadie. Su poesía está constituida con la tersura y nitidez de los poetas neoclásicos.
-¿Por qué tanta nostalgia en
tus versos? Le pregunté:
-Sé que he perdido tantas
cosas que no he podido contarlas y que esas perdiciones ahora sé que son mías-.
Con una expresión lírica en sus
versos y acompañada sobre una imagen visual, me vino la curiosidad de indagar…
-¿Crees, Francisco, que de
esta manera se refleja un mayor cultismo en tu poesía?-
-A veces, me dijo, -un cuadro
lleva toda la intensidad emotiva de un poema y a la inversa un poema puede ser
portador de las vibraciones de la pintura.-
Y añado a esto la declaración
del pintor marroquí Mohamed Chaoui donde asegura que la poesía es un arte y si
le añadimos una imagen visual es la fusión de dos artes y, si a esto le
añadimos música, es un ARTE con mayúsculas.
Fantasía de un debate:
Ya instalados en mi estudio,
hicimos presentes algunos pasajes de la historia antigua tanto de la pública
como de la cultura en general, sin dejar de lado la parte política y social.
Se estableció en los tres una
relación coincidente sobre la Generación del 27 en cuanto a que ejercieron la
estética de la vanguardia sin renunciar a la tradición del Siglo de Oro coincidiendo yo misma con esa referencia y
coincidiendo los tres en que el poeta renacentista (Garcilaso) expuso, sobre
todo, ideas platónicas sobre el amor.
Y cuánto había que polemizar
sobre este contenido. Francisco, aunque no se definía como un soñador, si
mantenía que “nos recreamos en esos instantes de la dicha que solo tiene
sentido en el hueco inmenso del corazón”. Para Antonio, su amor se concretaba
en un nombre: María Cruz Andújar, incluyendo en el sentimiento a sus cuatro
hijos y dieciséis nietos. Yo absorbía cada palabra mientras acercaba unas copas
para licor y vino una cerveza para Antonio. Lejanamente, me llegó al oído una
pregunta hecha a bocajarro:
-Y tu Teresa ¿Cómo sientes esa dicha?. Mi
respuesta no se hizo esperar: -“Mí amor está dividido entre mis hijos, esposo y
nieta, que son mi familia, tengo debilidad igualmente por los ancianos dejados
de la mano de Dios y animales dejado de la mano del hombre. Podría parecer una
declaración para enaltecerme, pero en el fondo es lo que siento y con una
intención de despertar conciencias (como dice Antonio) “que todos los niños
tengan casita, comida y de todo.
Posición idealista:
A veces la defensa de nuestros ideales eran polos opuestos. Mientras que yo braceaba para salir airosa de ambas posiciones. Antonio me hacia un guiño y me decía: -Siempre nos salvan las palabras-. Y era cierto. Personalmente, les dije: -Me apasiona toda la Generación que acogió a lo español y al surrealismo europeo en respuesta al caos originado por la I Guerra Mundial. De esta manera el subconsciente se expresaba a través del arte y sin control de la razón-.
Antonio, defensor a ultranza y amante de la paz, la libertad y la Democracia, se declaraba a favor de los países libres. No de los “salvadores de patrias” (recordemos que Antonio fue presidente de Derechos Humanos en el Congreso de los Diputados, lo que le confiere como un humanista por el valor que le asigna a la generosidad y la compasión humana. Y lo es por esencia, poro su sistema de pensamiento, por su manera de actuar ecuánime y prudente desde la perspectiva de la justicia y la equidad entre su semejantes. Así íbamos entremezclando la conversación (literatura-política) de manera que formara un solo cuerpo; obviamente mientras que Francisco defendía con ardor sus poemas, los mismos que me enviaba puntualmente y que recibía con apasionada ilusión. Entonces no me dedicaba a escribir poemas con asiduidad, solo de vez en cuando anotaba alguna idea no sujeta a las reglas del vero. Pero sí me deslumbraba la sensibilidad del poeta ante las cuartillas blancas, ocupadas, más tarde, por unas esplendorosas rimas:
Vive la rosa
rodeada de espinas
pero feliz
(No pude resistirme…): -Consideras que la vida de la rosa es dulce o trágica?-.
-La tragedia, me respondió, le advendrá de manos de este estúpido ser que es el hombre-.
Antonio nos recordaba, con ese talante arrollador de buen conversador, sus inicios en política con una idealidad de Centro Social: -Siempre he sido una persona inquieta; colaboré con todos los alcaldes de Vejer. Recordemos que en los años sesenta-setenta los vejeriegos tenían un sentimiento de abandono; yo era uno más y en medio de todos supe que debía hacer algo. Después de largas y varias dificultades me presenté como alcalde de Vejer. Nuestra entrada en el Ayuntamiento fue singular, deseábamos cambiar de abajo arriba tanto la imagen como el espíritu de aquellas Casas Consistoriales, quitamos las clásicas ventanillas: “el despacho en la calle”.
Lo escuchábamos embelesados por tantas anécdotas que venían a confirmar y implicación como espectador en el sistema político de la Dictadura. Y aquellos miedos se disolvieron como nubes oscuras para dar paso a un periodo de Democracias. –Aunque el intento del golpismo de Tejero en el Congreso de los Diputados aún me sabe amargo; justo cuando estábamos votando la investidura de Calvo Sotelo a la presidencia del Gobierno.
Recordando Sucesos:
Tantos escritores y poetas que
fluían en medio de un escenario caótico por las consecuencias sociales y
políticas del país… de modo que la poesía se instaló en las trincheras. El
conflicto originó la dispersión del Grupo a causa de la muerte de Lorca y el
exilio de los demás. Un hallazgo importante que a veces acompañaba a mi
soledad; braceaba sobre los pliegues de aquellos ritmos y cadencias (también
sobre la pausas que perforaban mi coraza, si acaso clandestina) mi obsesión, si
acaso enfermiza, mis ansias desbordadas por aquellas metáforas crípticas y “traslucían”
ante mis ojos para eclipsar mi asombro. Reflexionaba sobre las nuevas ediciones
poéticas y declaraciones de algunos “revolucionarios” dentro del mundillo de la
poética. Grandes poetas que escribían sobre lo profundo y lo aparente, sobe la
vida y la muerte, sobre la patria y el exilio.
Mientras mi vida transcurría
en la zona suroeste de los campos de Andalucía, desde esa óptica rememoraba y
consumía los versos de la Generación del 27. Una generación donde ejercieron la
estética de la vanguardia y al surrealismo europeo e hispanoamericano (Lorca,
Alberti, Aleixandre y Cernuda). Fue una época de tanteo con matices
becquerianos que se inclinaron hasta después de la guerra por una poesía
desgarrada, convulsa y existencialista donde los temas principales fueron “La
Patria perdida”.
...Y de nuevo:
Ando buscando un fragmento para incorporar a este texto y que defina mis sentimientos de mi transcurso en Vejer. Y rememoro la entrada por la verja del jardín para acceder a mi hogar, entonces la llamada “Fabrica de la luz” en Santa Lucía, años ya de ese olor a dama de noche que impregnaba las estancias de los cuartos, aparte de la albahaca que mi madre guardaba para dar olor y que se extendía por los alrededores de aquellas salas amplias y tan llenas de calor humano. ´Desde allí y desde entones me hilvanaba párrafos de una época de la cultura española importante donde se iban estrechando lazos de la amistad y se fraguaban enemistades en un plano de infinitas puntas y rectas donde se representaba con letras mayúsculas lo más granado de la Literatura.
Hicimos un paréntesis en el debate para, los tres, dar un paseo por aquellos campos de la Muela en flor, árboles rebosantes de naranjas y grandes pomelos caídos sobre la tierra húmeda con una variopinto paisaje no exento de águilas, búhos, verderones y mirlos que daban valor al paisaje, embelleciendo aún más este natural donde los crepúsculos incendian las malezas de los campos y la brisa empuja desde las huertas perfumes suntuosos.
Antonio señalaba a los mirlos que, más que volar, correteaban por el verde: -Qué maravilla, decía, y que difícil es encontrar a una blanco, dicen que son así por anomalías de origen genético-, y a esto, una paloma de mismo color se le cruzó por delante, rozándole la cara fugazmente, Antonio se amedrentó acabando con una espontánea risa (creo que de susto), ante el estupor de Francisco, que observaba la escena con cierta risa contenida, no pude evitar un chiste sobre cómo Antonio, acostumbrado a lidiar con depredadores políticos y defendiendo la Democracia con tanto ardor y pasión se intimidó ante el “símbolo de la Paz”-. ¡Cuánto nos reímos!
Cernuda, María Zambrano, Juan R. Jiménez
Aún en el recuerdo:
Las actitudes de algunos escritores también contaban en aquellos cuyas creaciones eran magníficas pero no así sus conductas porque es importante difundir el sistema de valores de algunos poetas que, amparados en la “protección” del régimen, obraron de manera malvada contra iguales. Fueron los casos de algunos y, entre ellos, Alberti que, como otros miembros de la Generación experimentó un proceso de radicalización política, mientras que Juan Ramón Jiménez y otros intelectuales lo observaban con escepticismo (no son injurias sino la revelación de otra verdad…). La actitud de Marañón, Ortega, Unamuno y Baroja fue apoyar al régimen, a veces con entusiasmo y otras con ambigüedad, en contradicción de otros que hubieron de exiliarse, Juan R. Jiménez, María Zambrano, Pedro Salinas, Francisco de Ayala, Antonio Machado, Luis Cernuda, etc.
Por lo que nos encontramos a una intelectualidad dividida en dos bandos, así como el autor de “podrán cortar todas las rosas/ pero no podrán detener la primavera” (Neruda), quien fue considerado un padre para los refugiados republicanos en aquella colisión entre hermanos, sin embargo su hija de dos años no entró en su misericordia. De esta manera, la abandonó enferma de hidrocefalia no siendo aceptada por este “humanista”.
Despedida:
A veces los episodios de la vida se viven como una revolución donde damos fuerza a nuestras guerrillas, como una tragedia que revivimos compadeciéndonos, como un relato histórico donde recordamos los combates de otros.
A veces con un telón de fondo donde aparecen distintos horizontes con personajes dignos, explotados, humillados, esclavos, derrotados, miserables. A veces nos identificamos con algunos de ellos, con el ideólogo, con el derrotado, con el valiente, con el apasionado, con el débil, con el fanfarrón. Y con aquel que destruye los personajes creados… Quien escribe se identifica un poco con todos ellos. Cada uno nos conduce a ese ámbito personal que lo formaron como humano y otros han sido víctimas del destino o de la sociedad.
Esta tarde despido a dos grandes amigos inventados a los que admiro y me quedo con la satisfacción de haber conversado con dos grandes de la literatura y de la política, nacidos en Vejer que, igual, influyó en esa formación humana que los conforman. Y yo me aferro a creerlo como creo en los Ángeles, como creo en la inmunidad del Paraíso.
Dedicado
a mi ángel, Mara, amiga y enfermera.
Teresa Moncayo López
NOTA DEL EDITOR:
Se refería Teresa al arte con la declaración del pintor marroquí Mohamed Chaoui que, asegura que la poesía es un arte y si le añadimos una imagen visual es la fusión de dos artes y, si a esto le añadimos música, es un ARTE con mayúsculas.
Permitidme añadir a esta despedida un saludo del editor de este blog colocando un vídeo donde se integran: pintura, poesía y música. El lienzo donde desarrolla el dibujo, la gama de colores y la música. Pues eso.
Otro ejemplo
5 comentarios:
Anónimo
dijo...
Muchas gracias de corazón a don Gonzalo Díaz-Arbolí por dar publicidad a este trabajo excepcional, documentado y, a la vez, emotivo. Y a Mara, por cuidar y querer a mi madre.
Los debates de estos tres personajes, de estos tres grandísimos intelectuales, creo que son, serian, difíciles de superar, y es una pena que no estén grabados para publicarlos aquí.
Eugenio Martinez Orejas Los que, sin ser gaditanos, hemos tenido el privilegio de conocer a Teresa Moncayo, cualquier decisión, homenaje o reconocimiento que se haga en su memoria, lo celebraremos con auténtica emoción y con el mismo orgullo que si fuera nuestro, porque los valores y las cualidades y la humanidad que adornaban a Teresa eran simplemente excepcionales y, sobre todo, porque Teresa supo y quiso repartir en todo su entorno las riquezas que albergaba su mente privilegiada y su corazón desbordado y generoso
5 comentarios:
Muchas gracias de corazón a don Gonzalo Díaz-Arbolí por dar publicidad a este trabajo excepcional, documentado y, a la vez, emotivo. Y a Mara, por cuidar y querer a mi madre.
Francisco Javier Zamorano Moncayo.
No hay de qué, F. Javier. La admiraba y nos teníamos cariño. Y además es justo este modesto reconocimiento.
Jesús e hijos pueden estar muy orgullosos. Primero porque su madre se lo merece, pero sobre todo porque el trabajo tuyo está de lujo.
Los debates de estos tres personajes, de estos tres grandísimos intelectuales, creo que son, serian, difíciles de superar, y es una pena que no estén grabados para publicarlos aquí.
Eugenio Martinez Orejas
Los que, sin ser gaditanos, hemos tenido el privilegio de conocer a Teresa Moncayo, cualquier decisión, homenaje o reconocimiento que se haga en su memoria, lo celebraremos con auténtica emoción y con el mismo orgullo que si fuera nuestro, porque los valores y las cualidades y la humanidad que adornaban a Teresa eran simplemente excepcionales y, sobre todo, porque Teresa supo y quiso repartir en todo su entorno las riquezas que albergaba su mente privilegiada y su corazón desbordado y generoso
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