31.5.21

MÚSICA CLÁSICA CONTEMPORÁNEA

 Manuel Castillo Navarro-Aguilera, compositor y pianista

Nació en Sevilla el 8 de Febrero de 1930 y falleció el 1 de Noviembre de 2005 en Madrid. Estudió piano y composición en Sevilla con Antonio Pantión y Norberto Almandoz, organista y maestro de capilla de la Catedral de Sevilla. Las enseñanzas de este compositor vasco, que había estudiado en París y conocía toda la música contemporánea, fueron de gran influencia para Manuel Castillo, como él mismo reconoció en los últimos años de su vida. De hecho, según sus propias palabras, a su primer maestro debía "el noventa por ciento" de lo que sabía de música. 

Continuó su formación como principales maestros, de piano y de composición, a Antonio Lucas Moreno y Conrado del Campo, en el Conservatorio de Madrid, y a Lazare Levy y Nadia Boulanger, en París. Fue, además de compositor, un gran pianista y profesor de este instrumento en el Conservatorio Superior de Música de Sevilla durante más de treinta años. Posteriormente, abandonó este cargo para dedicarse por entero a la actividad creativa. 

Su primera aparición pública tuvo lugar el 16 de octubre de 1949, en un acto organizado por el Conservatorio de Música de Sevilla en conmemoración del centenario de la muerte de Chopin. 

En 1954 es nombrado profesor de Historia y Estética de la Música, ganando en 1956 la plaza de catedrático numerario de Piano del Conservatorio de Sevilla, donde fue catedrático de Composición y Orquestación. En 1963 fue nombrado subdirector del Conservatorio Superior de Música de Sevilla, centro del que fue director desde 1964 hasta 1978. Obtuvo el Premio J. Salvador Gallardo del Ateneo de Sevilla y el Premio Nacional de Música en 1959. El 1 de febrero de 1962 fue elegido académico numerario de la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. En años inmediatos fue nombrado también correspondiente de la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y de la de Nuestra Señora de las Angustias de Granada. Está en posesión de numerosos premios y distinciones nacionales e internacionales.

En 1975 fue declarado Sevillano del Año por el conjunto de su obra y obtuvo el premio de Composición en el IX Certamen de Composición de Música de Órgano de Ávila. En 1969 y 1972 obtuvo el Premio Paz en la Tierra, para obras corales, del Ministerio de Información y Turismo. En 1976 obtuvo la primera beca Reina Sofía del Ayuntamiento de Madrid, para componer un concierto para piano y orquesta y el Premio Manuel de Falla. Con motivo del cincuentenario de la fundación del Conservatorio Superior de Música de Sevilla dicha institución le concedió la Medalla de Oro del centro (1984). Obtuvo el Premio Andalucía de Música 1988, y el Premio Nacional en 1990 y el Premio Música Española de la Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero de Madrid, entre otros premios. En 1988 fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía. 


Su vocación religiosa lo impulsó a ingresar en el seminario en 1956, ejerciendo el sacerdocio hasta 1970 
Su producción comprende cerca de 130 obras, abarcando la mayoría de los géneros musicales y estilos, a excepción del género operístico: mención especial merece su obra para piano. 
Falleció en su domicilio de Sevilla a los 75 años de edad. 


Obra selecta: 
· Composiciones para orquesta: Fantasía, para piano y orquesta; tres sinfonías: "Poemas de luz"; tres conciertos para piano y uno para dos pianos y orquesta; concierto para guitarra y para violonchelo; "Cuatro Cuadros de Murillo". 
· Música de cámara: Quinteto de viento; sonatas para piano, violín y piano; sonata para violonchelo y piano (1974); "Glosas del círculo mágico"; "Invocación" (para percusión, 1978); "Suite mediterránea"; "Danzarina en la Catedral", para piano y conjunto instrumental. 
· Para piano solo: Sonatina; Tocata; Preludio, diferencia y tocata (; Sonata; "Tempus"; "Perpetuum"; "Marco para un acorde de Tomás" (para dos pianos). 
· Para guitarra: "Kasidas del Alcázar" (dos guitarras,); Sonata; "Vientecillo de primavera"; "3 Preludios"; Quinteto para guitarra y cuerda". 
· Para órgano: Suite; "Fantasía para un libro de órgano"); Sinfonía para órgano solo; Retablo de los Venerables. 
· Canciones y para voz solista: "Antífonas de Pasión"; "Suite del regreso"; "Cinco poemas de Manuel Machado"; "Cinco sonetos lorquianos", para tenor y conjunto de cámara. 
· Para coro: Misa Corpus Christi; varios villancicos y obras corales. 
· Obras cívicas: Armonización oficial del Himno de Andalucía. Música Oficial para la Exposición Universal de Sevilla en 1992. 
Fuente internet. 
Gonzalo Díaz Arbolí

27.5.21

MÚSICA. La voz de tenor

TENORES

Hace algún tiempo colocamos en ”YouTube” un vídeo de dibujos ilustrado con música y la voz del gran tenor Luciano Pavarotti. Uno de los lectores escribió diciendo: Gracias por la música, es maravillosa, tal vez porque la sintonía que has escogido es una de mis favoritas, pero no acierto a averiguar si es Caruso, Pavarotti, Carreras o tal vez Krauss.

Para él y para los aficionados a la música, hoy, queremos escribir acerca de la voz de tenor. Usaremos un lenguaje sencillo y justo, para ser entendido por todos, aunque no posean una  formación musical académica. 


La voz humana se necesita para cantar y es difícil de clasificar Al hablar, cada persona usa un tono de voz que puede ser desde muy alto hasta muy bajo, y, al cantar, puede alcanzar diferentes tonos. 
El origen de la palabra tenor es latina, tenere (sustentar), se debe a que en el Renacimiento el tenor sustentaba notas largas. 
En el género masculino podemos distinguir las siguientes voces: Tenor, barítono y bajo: 

- Tenor: Es la voz más aguda del varón.
- Barítono: corresponde a la voz intermedia entre el bajo y el tenor.
- Bajo: es la voz más grave o profunda del canto masculino. 

Dentro del registro de tenor, podemos distinguir los siguientes tipos: Ligero, (Posee una voz clara, aguda y ágil, la calidad es siempre difícil), lírico ligero, lírico, lírico spinto, dramático, (posee un matiz trágico, es el típico protagonista del drama musical de Richard Wagner en Alemania, la Grand Opera de Giacomo Meyerbeer en Francia y la ópera romántica de Verdi en Italia: Se caracteriza por su gran potencia en la octava central y en los graves, necesitada para cantar por encima de la orquesta. Existen algunos más tonos  muy técnicos y especializados para cantar por encima de las grandes orquestas.

Solo nos vamos a referir a las voces de los tres tenores que podrán escuchar a continuación en los vídeos que hemos seleccionado: Alfredo Kraus, Luciano Pavarotti y Plácido Domingo cantando el mismo tema

“Nessum dorma", de la ópera Turandot, de Giacomo Puccini”, para así poder diferenciarla mejor. 


- Tenor lírico ligero: Posee una voz con más cuerpo que la del ligero y con matices líricos. Entre los cantantes más importantes destaca el egregio Alfredo Kraus, uno de los mejores tenores líricos ligeros de todos los tiempos.
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- Tenor lírico: Proyecta una voz de mayor potencia y firmeza. Posee una gran belleza en el agudo. A este tipo de voz pertenece, Luciano Pavarotti. 
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- Tenor lírico spinto: Es un tipo de voz potente, espontánea y capaz de lograr expresiones de verdadera emoción. Uno de sus más grandes representantes es, Plácido Domingo.
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Gonzalo Díaz-Arbolí

26.5.21

Personajes de Vejer de la Frontera: José Díaz Jiménez

 

El tiempo pasa inexorablemente. Los antiguos recuerdos quedan como añoranza. Hoy me vienen a la memoria  personas que nos precedieron en el camino de la vida y que por su trayectoria forman parte importante de la historia de nuestro pueblo, al que dieron lo mejor que tenían.
Me refiero a mi abuelo, José Díaz Jiménez, nacido en Cádiz en 1877 en el seno de una familia de músicos. Estudió en Barcelona, donde obtiene el título de Director de Orquesta. Como compositor escribió varias obras para Corales y Banda.

Residente en Vejer desde su juventud, dedicó su vida a la música llevado de su gran vocación. Fue funcionario del Ayuntamiento de Vejer, gracias a su inteligencia, su grado de conocimiento musical y su personalidad; formó un grupo con vejeriegos entusiastas, que de forma altruista ofrecían su tiempo a los ensayos y actuaciones públicas. Así  nació la Banda de Música Municipal de Vejer. Tenían su academia en los sótanos del Castillo, antes había estado en la calle San Juan. Era la atracción fundamental de nuestros festejos, pues junto a la música, era interesante reconocer a quienes todos los días veíamos en sus habituales profesiones. Debemos agradecerle a tanta buena gente su paso por aquella academia dejando su huella y su trabajo.

Año de 1917

Aparte de organista fue un magnifico pianista, de fina sensibilidad y brillante ejecución, dedicando sus tardes libres a dar clase de solfeo y piano. Fue organista de la parroquia del Divino Salvador y dirigió el coro en los oficios divinos durante muchos años; causa deleite recordar su participación en la celebración de la novena a la Virgen de la Oliva, acompañado del tenor sevillano, Señor Villalba, y del bajo gaditano, señor Jiménez, que llenaban nuestra iglesia con unos emotivos  cantos  que enriquecían la solemnidad de la liturgia.


José Díaz Jiménez, dirigió orquestas de zarzuelas y tenía un futuro prometedor, pero el amor hizo que renunciara a la plaza de organista de la Catedral de Cádiz. Se casó con Pepita Muñoz Benítez (mi abuela) en 1903 estableciéndose en Vejer definitivamente. Dos años más tarde nació mi padre al que pusieron el nombre de José Teodoro María de la Oliva del Salvador. (El nombre no podía ser más vejeriego), nueve años más tarde nació mi tía Ana. 
Mi abuelo murió en Vejer en 1954.


Fotografía de mi bisabuela: Eloisa Benítez Manzorro, hija de Josefa Manzorro Mera, unos apellidos muy vejeriegos.  




Familia Díaz Muñoz
Año de 1915
“La patria es la infancia…” Vejer es y será mi infancia y mi orgullo convencido de saberme nacido en un lugar único, en ella me reconozco e invoco a mis padres a quienes debo el vínculo de amor con esta tierra, por sus campos y sus paisajes en los que he tenido la suerte de nacer a la vida. La palabra "Vejer" es sagrada. Como sagradas son la tierra y la memoria.
Vejer, la misteriosa, donde existieron romanos, cristianos, moros y judíos, que pasearon nostálgicos por sus calles encaladas, y que invocaron con igual fidelidad el nombre de Beka,  Baesippo, Bekkeh, Vejer de la miel, y Vejer de la Frontera, todos ellos erigieron el blanco caserío que hoy poseemos, y todos  fueron artífices de su crecimiento y progreso.

Vejer, detenida en los aleros del tiempo, es la ciudad donde buscamos perdernos por sus intrincadas calles y plazas, en la que todo es signo de otra cosa, la puerta secreta que nos lleva a una realidad que desconocemos.

Yo vuelvo a Vejer para saber de dónde vengo y para recordar por donde debo ir. Pero alejarse no es olvidar. Los pueblos no son las piedras de sus edificios ni sus calles, son las personas que los habitaron y las que allí siguen viviendo.

Gonzalo Díaz Arbolí

24.5.21

LEYENDA DE LA SONATA PARA PIANO Nº. 14 DE L. VAN BEETHOVEN

 

Les propongo que escuchen la sonata para piano nº 14 en do sostenido menor “Quasi una fantasía”, Op, 27, nº 2. popularmente conocida como “Claro de luna”, fue escrita por Ludwing van Beethoven en 1801 y publicada en 1802. Se trata de una de las obras más conocidas del autor. 
Hay una vieja leyenda relacionada con la composición de esta sonata. Si bien ha sido desacreditada por muchos, ya es parte de la tradición de la sonata, y es muy interesante su lectura. 

Se cuenta que una noche, Beethoven y un amigo estaban caminando por las calles de Bon, y, al pasar por uno de los barrios más pobres, se sorprendieron de oír música, bien interpretada, proveniente de una de las casas. Beethoven, con su usual intrepidez, cruzó la calle, abrió la puerta de un empujón, e ingresó a la casa sin anunciarse. La habitación era precaria, y estaba iluminada por una débil vela. Un hombre joven se encontraba trabajando sobre un banco de zapatero en un rincón. Una joven mujer, aún casi una niña, estaba sentada a un viejo piano cuadrado. Ambos se sobresaltaron por la intromisión, pero su sorpresa no fue mayor que la de Beethoven y su amigo al enterarse que la joven era ciega. 


Beethoven, un tanto confundido, se apresuró para disculparse, y explicó que había quedado tan impresionado con la calidad de ejecución de la joven, que había apresurado por averiguar quien era que estaba tocando en ese mismo momento esa noche y en ese barrio de la ciudad. Luego, preguntó amablemente a la muchacha dónde había aprendido a tocar, a lo cual ella respondió que una vez habían vivido al lado de una mujer que estudiaba música, y quien pasaba gran parte de su tiempo practicando las obras del gran Maestro, Beethoven. Ella había aprendido a tocar muchas de las piezas del Maestro tan sólo oyendo practicar a su vecina. El hermano de la joven los interrumpió en ese momento para saber quiénes eran los intrusos, y que seguramente habían notado la pobre interpretación de su hermana. ¡Escucha! Dijo Beethoven, mientras caminaba hacia el piano, luego se sentó y tocó los acordes iniciales de su Sonata Claro de Luna. 

Lágrimas cayeron de los ojos de la muchacha al momento en que ella reconoció la música, y luego con una voz trémula, le preguntó a él si era posible que fuera el gran Maestro en persona. “Si” respondió Beethoven; “tocaré para ti”. Luego de unos momentos, mientras tocaba una de sus composiciones más viejas, la vela parpadeó, y se apagó. La interrupción pareció romper el tren de su memoria. Beethoven se levantó, fue hacia la ventana, y la abrió, inundando la habitación con la luz de la luna. Luego de meditar unos momentos, se volvió y dijo: “Improvisaré una sonata a la luz de la luna”. Luego siguió la maravillosa composición que conocemos tan bien. 

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Muere el compositor y director de orquesta Cristóbal Halffter a los 91 años. 23 mayo 2021

Perteneció a la llamada Generación del 51, un grupo de artistas que renovaron el panorama musical español mediante la introducción de técnicas de la vanguardia europea, como el dodecafonismo y el serialismo. Uno de los músicos españoles de mayor reconocimiento mundial.

 

Junto a sus compañeros de generación, el músico tomó desde joven el camino de la experimentación y miró a Europa para dotar de nuevos lenguajes la mermada capacidad creativa de este arte. 

Entre viñas y la piedra de los muros de su castillo en Villafranca del Bierzo (León) pasó gran parte de su vida Cristóbal Halffter. Pero no encerrado, sino abierto al soplo de los sonidos que él supo imaginar para reconstruir, tras diversas catástrofes, la música del siglo XX. Había nacido en Madrid en 1930 y ha muerto este domingo en Ponferrada a los 91 años, según han confirmado fuentes de la familia.

Residencia familiar en Villafranca del Bierzo. Rodeado de armonía, belleza y arte.

Perteneció a una estirpe de músicos dentro de una familia que sufrió la sima de la guerra civil. Sus tíos, Ernesto y Rodolfo, encauzaron de alguna manera su talento para la dirección y la composición como ha hecho él después con su hijo Pedro Halffter Caro. Salió huyendo de la Guerra Civil muy niño, con sus padres, que se refugiaron en Alemania hasta que terminó la contienda.

De regreso a Madrid, Halffter, desde muy temprano, decide seguir los pasos de sus tíos y en 1947 ingresa en el Real Conservatorio de Madrid para estudiar con Conrado del Campo. El destino y la lógica de los calendarios quieren que acabe en 1951: justo el año en que da comienzo la generación que ha hecho historia en la música española contemporánea con él como uno de sus grandes referentes junto a Luis de Pablo, Carmelo Bernaola, Ramón Barce, Joan Guinjoan o Antón García Abril. 

Vínculo con Falla
El vínculo de los Halffter con ese exilio y con Falla fue directo. De hecho, Ernesto se encargó de terminar la obra inacabada del compositor andaluz, Atlántida. De aquella senda bebió el joven Cristóbal, quien muy pronto quiso indagar en la vanguardia. Esa inquietud le estaba vetada en las clases de Conrado del Campo. Halffter se interesaba por la Escuela de Viena —Schoenberg, Alban Berg—, por Bartok, por Stravinski, a quien sirvió de guía en una visita en Madrid. “Con don Conrado no se podía hablar de estas cosas, yo los estudiaba por mi cuenta”.

Este encuentro con  Stravinsky  fue muy especial, cuando visitaba Madrid para dirigir a Ataulfo Argenta, que se lo presentó en los ensayos, tras lo cual pasó dos días junto al maestro ayudándole con la traducción.

Decidió pues tomar muy joven el camino de la experimentación y mirar a Europa. Concretamente a Darmstadt, donde él y sus colegas españoles de generación tuvieron una presencia activa. Supieron buscar y conectar con la corriente de su tiempo, desde la ruptura y el riesgo, para dotar de nuevos lenguajes la mermada capacidad creativa de este arte en pleno franquismo.

Todo ese ambiente lo exploró a fondo Halffter, que ya en 1952 había compuesto su primera obra, Antífona Pascual, a la que había seguido en 1953 su Concierto para piano y orquesta y dos años después sus Tres piezas para cuarteto de cuerda. Halffter fue prolífico pero medido. En los últimos años componía entre los muros de Villafranca meticulosamente, acompañado siempre de su esposa, la pianista María Manuela Caro y Carvajal, Marita (fallecida en 2017, con quien tuvo tres hijos: María, Alonso y Pedro), concentrado con su papel impoluto y multitud de plumas y tarros de tinta china, con una dedicación artesanal y entregada en espera de la iluminación y el genio.


Tardó en adentrarse en la ópera. Comenzó tarde, en el año 2000, cuando presentó su Quijote en el Teatro Real, con un montaje de Herbert Wernicke y libreto de Andrés Amorós, dirigida por Pedro, su hijo. Al universo de Cervantes siguió otro encargo, Lázaro, por parte de la ópera de Kiel, donde también estrenó su obra basada en La novela del ajedrez, de Stefan Zweig en 2013.

La literatura y el arte fueron siempre inspiración fundamental de su obra. Aparte de Cervantes y Zweig, buscó el aliento poético de Juan Ramón Jiménez para Platero y yo o de Machado, Lorca y Miguel Hernández para su Elegía a la muerte de tres poetas españoles y a Goya para sus Pinturas negras. La base de la música sacra la exploró en varias piezas y también estableció desde la vanguardia del dodecafonismo y el serialismo un diálogo con compositores españoles del renacimiento o el barroco como Tomás Luis de Victoria o Juan de la Encina.

                                   Elegía a la muerte de tres poetas españoles

Su carrera se desarrolló tanto en España como en Europa, donde jugó un papel destacado en Alemania y Francia, sobre todo. En 1968 Naciones Unidas le encargó una obra (la cantata Yes, Speak out) para conmemorar el 20º aniversario de la Declaración de Derechos Humanos. Su preocupación por la degradación de los mismos quiso dejarla patente en La novela del ajedrez, su última gran obra estrenada.


Fuente: Diario el País. 24-5-2021 y RTVE

EL SER HUMANO MUERE SOLAMENTE CUANDO LO OLVIDAN.

Gonzalo Díaz Arbolí


Música dodecafónica, definición y características
La música dodecafónica fue creada en 1923 por Arnold Schönberg, y supuso una verdadera revolución frente al clasicismo imperante. En este artículo, definimos este tipo de música y procedemos a la comparación con el sistema tonal en los siguientes apartados.
¿En qué consiste el dodecafonismo?
Las notas musicales se dividen en dos escalas diatónicas: mayores y menores. Lo habitual era darle más importancia a las siete notas de las escalas mayores, y dejar las cinco de las menores como secundarias.
El autor arriba mencionado creó un sistema en el que las 12 notas tenían la misma importancia y valor. Además, consideró esencial no seguir los cánones impuestos, y así crear un sistema casi totalmente opuesto al tradicional.
Características principales
El denominador común es la ausencia total de la tonalidad y la ordenación arbitraria de las doce notas existentes. Además:
· Se rompe la jerarquía entre las notas.
· Se imponen unos requisitos indispensables para que una composición pueda calificarse de dodecafónica. Por ejemplo, cada pieza debe comenzar con una serie que solo puede repetirse cuando se hayan tocado todas las notas. Igualmente, no está permitido el uso de estructuras que refuercen la tonalidad (séptimas disminuidas, tríadas, etcétera).
· El ritmo no puede repetirse y debe ser asimétrico. Cada melodía se convierte así en un claro ejemplo de anarquía sonora.
· La dinámica es esencial para mantener la estructura interna de las melodías atonales. El fraseo se debe cuidar de forma exhaustiva.
Bajo estos parámetros sonoros, Schönberg logró que los autores de la Segunda Escuela de Viena comenzasen a componer de forma totalmente distinta. Entre otros, destacaron Igor Stravinsky, Antón Von Webern y Alban Berg.
En torno a 1934, coincidiendo casi con el final de su vigencia en Europa, fueron los autores latinoamericanos los que comenzaron a usar esta técnica hasta, aproximadamente, 1960. En la actualidad, podemos ver que es usada por algunos grupos de rock en pasajes muy específicos de sus composiciones.
Diferencias con el sistema tonal
El tonal es el sistema que se basa en las escalas diatónicas, al combinar las dominantes y las secundarias siguiendo un orden lógico. Prima la melodía, la armonía y la repetición de compases para que sea más fácil familiarizarse con el ritmo.
Se consagró en el siglo XVII, y se usó hasta que tres siglos después Schönberg decidió alterarlo. El sistema tonal sigue siendo el más usado en la música actual, ya que nos permite evitar los duros requisitos del dodecafonismo y ayuda a que la música fluya de manera más natural.
Conclusión
Así, la música dodecafónica se convirtió no solo en un intento de romper con lo establecido, sino también en un reto que solo los compositores con ganas de experimentar afrontan con cierta soltura logrando un óptimo resultado.

22.5.21

“Soplando en el viento”, y su estribillo, que de forma coloquial nos viene a decir que… la respuesta… “está soplando en el viento”.



Bob Dylan
A todos nos ha pasado alguna vez que cuando escuchamos una canción determinada nos evoca recuerdos de una época y nos traslada por un momento a lugares o personas que marcaron nuestra vida.

Bob Dylan escribió “Blowin’ in the Wind” con tan solo 21 años en un café de Nueva York. Acompañado por su amigo Blue a la guitarra, empezaron a entonarla y les emocionó al instante. Tal fue su entusiasmo que salieron disparados hacia el local preferido de la movida folk y le pidieron al cantante del grupo que actuaba ese día, con el que tenían muy buena relación, que la escuchase un momento. Se quedó tan impresionado que le solicitaron su autorización para presentarla en la actuación de la noche. Y así lo hicieron: con el mismo papel en el que Bob Dylan había escrito la letra al que añadieron solo los acordes. Fue tal el éxito que al finalizar la canción, con el público puesto en pie, aún aplaudiendo y saltando, enardecido por lo que acababa de escuchar, comenzó a entrar en la leyenda.

Bob Dylan no la interpretó con frecuencia en sus primeros años; pero no hacía falta… otros lo hicieron por él: El famoso trío Peter, Paul and Mary fue uno de ellos; luego, siguieron multitud de versiones (casi 400 registradas) que la convirtieron en un mito, entre ellas The Beatles, Elvis Presley, Duke Ellington, Sam Cooke, Neil Young, Bruce Springsteen y otras voces famosas. Así pues, queda muy claro que Dylan nunca necesitó de su promoción personal.

En España se tarareaba su versión en inglés, nadie fue capaz de hacer una versión en castellano con suficiente fuerza para triunfar. Sin embargo, resulta interesante la traducción de su letra para darnos cuenta del alcance de su mensaje.
 
¿Cuántos caminos debe andar un hombre
antes de que puedan llamarlo propiamente hombre?
  ¿Cuántos mares debe surcar una blanca paloma
  para poder descansar en la arena?

¿Cuánto tiempo deberán seguir silbando las balas
antes de ser prescritas para siempre?
La respuesta, amigo mío, está soplando en el viento.
La respuesta está soplando en el viento.

¿Cuántos años puede existir una montaña
antes de ser arrastrada al mar?
¿Cuántos años pueden vivir algunas personas
antes de que se les permita ser libres?

¿Cuántas veces puede un hombre girar la cabeza y
fingir que simplemente no lo ha visto?
La respuesta, amigo mío, está soplando en el viento.
La respuesta está soplando en el viento.

¿Cuántas veces ha de mirar un hombre hacia arriba
para poder ver el cielo?
¿Cuántos oídos tiene que tener un hombre
Para oír los lamentos del pueblo?

¿Cuántas muertes más tendrá que haber
para que se sepa que ha muerto demasiada gente?
La respuesta amigo mío, está soplando en el viento.
La respuesta está soplando en el viento.

Fue un verdadero estandarte contra los conflictos bélicos del momento. Todos los que se significaban de alguna forma protestas contra la guerra de Vietnam tenían en “Blowin’ in the Wind”, un verdadero himno contra la guerra y de apoyo a los derechos civiles.


Resumen biográfico: 
Bob Dylan es un cantante, compositor y poeta estadounidense, considerado como una de las figuras más prolíficas e influyentes de su generación en la música popular de los siglos XX y comienzos del XXI. Nació en Duluth, Minnesota el 24 de mayo de 1941, al nacer fue registrado con el nombre de Robert Allen Zimmerman.

Desde su infancia mostró un gran interés por la música y la poesía, conoció de primera mano la música tradicional americana de origen europeo; también aprendió a tocar la guitarra y el piano. Formó varias bandas, su primer grupo influenciado por Elvis y Jerry Lee Lewis.

En el año de 1959, inició sus estudios en la Universidad de Minnesota, donde entró en contacto con la llamada música folk estadounidense, usualmente visitaba los locales nocturnos en los que se interpretaba la música que le gustaba, por lo que pasaba más tiempo cantando, tocando la guitarra y la armónica que estudiando.

Se apasionó por la poesía de Dylan Thomas, razón por la cual, en homenaje a él, optó por el nombre artístico de Bob Dylan. En ese tiempo, decidió abandonar definitivamente sus estudios universitarios para dedicarse por completo a la música.

En el año de 1961 se trasladó a Nueva York, donde empezó a cantar en los cafés de Greenwich Village, donde se reunían los aficionados al folk. Con sus letras de alto contenido poético transmitía mensajes que daban un nuevo sentido a la música popular, sus canciones de protesta no sólo reflejaban los sentimientos de la gente hacia los temas contemporáneos, sino que los creaban, ganándose el título de la voz de su generación.

Premios:
A lo largo de su carrera ha recibido premios como: el doctor honoris causa por la Universidad de Princeton, diversos Grammy y el Lifetime Achievement Award como reconocimiento a su trayectoria artística. Comendador de la Orden de las Artes y las Letras francesas.
En el año 2001 recibió un Óscar a la mejor canción original y un Globo de Oro por Things Have Changed, tema incluido en la banda sonora de la película The Wonder Boys. 
En 2006 recibió dos nuevos premios Grammy por Modem Times, disco editado ese mismo año y galardonado como mejor álbum de folk contemporáneo. 
En junio de 2007, el músico fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, y un año después recibió un reconocimiento honorario del Premio Pulitzer por su profundo impacto en la música popular y en la cultura norteamericana.
En mayo de 2012, recibió la Medalla Presidencial de la Libertad por parte del Presidente Barack Obama.
En noviembre de 2013, Bob Dylan recibió el premio de la Legión de Honor por parte del ministro francés de Educación Aurélie Filippetti.
En febrero de 2015, Dylan aceptó el premio Persona del año MusiCares de la National Academy Of Recording Arts Sciences. 
El 13 de octubre de 2016, la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción estadounidense. 
Ahora el nombre de Bob Dylan se inscribe como el primer músico de la historia en recibir el “Premio Nobel de Literatura”.

Acontecimiento:
A finales de los 70, se produce un hecho que le marcó para siempre: su conversión al cristianismo después de una profunda crisis religiosa. En sus actuaciones y giras deja de cantar sus temas más conocidos y, entre canción y canción, comienza a dar muestras patentes de su fe cristiana.


“El Papa se veía cansado, exhausto”, escribió Benedicto XVI en su libro Juan Pablo II, mi amado predecesor, a propósito de aquella noche del 27 de septiembre de 1997. Comenzaba un concierto, en el marco del vigésimo tercer Congreso Eucarístico, en medio de la visita pastoral del Papa Wojtyla a Bologna. Trescientas mil personas se habían reunido para el espectáculo en el que, junto a Andrea Bocelli, Lucio Dalla y Gianni Morandi, entre otros, se presentaría Bob Dylan.
“En ese mismo momento”, continúan las memorias de Ratzinger, “llegaron las estrellas, Bob Dylan y otros cuyos nombres no recuerdo”. La preocupación de Ratzinger por la presencia de Dylan en el evento era real, y obedecía a razones bastante comprensibles. La presencia de Dylan en aquel escenario era una noticia que, para los medios internacionales, era incluso más trascendente que el propio Congreso: Dylan, de familia judía, había pasado por sucesivas crisis de fe que le habían hecho acercarse al catolicismo.

El cantautor incluyó en su concierto uno de sus temas emblemáticos, “Blowing in the Wind” (“soplando en el viento”). El coro del tema insiste una y otra vez en que “la respuesta, mi amigo, está soplando en el viento”. Al dirigirse a la juventud en Bologna, Juan Pablo II usó el tema de Dylan como referencia:
“Un representante de ustedes” dijo, refiriéndose a Dylan, “que la respuesta a las preguntas de la vida está ‘soplando en el viento’ ¡Es verdad! Pero no en el viento que sopla y se lleva todo en remolinos vacíos, sino en el viento que es el aliento y la voz del espíritu, una voz que llama y dice ‘¡ven!’ (cf. Jn. 3,8; Ap. 22,17). Me han preguntado” –prosiguió, citando la letra del tema de Dylan- “¿Cuántos caminos debe caminar un hombre antes de que puedan llamarlo propiamente hombre?...

Fuentes:
Blog: El trastero de palacio
Historia-Biografías
Versión del Grupo Musical: Peter, Paul y Mary

Gonzalo Díaz Arbolí

Mis dos grandes amigos, Eugenio Martínez y Julio de la Rúa, (transformados en el Consejo Asesor-Director del blog). En letras de oro destaco el comentario de Eugenio. 
A julio por el riguroso análisis de las publicaciones para que su contenido sea entendible (Limpia, fija y da esplendor). Muchas gracias amigos.

 ¿Y ahora qué? Hemos chocado con Bob Dylan, que nos coloca frente a la tesis del otro día, sobre cual de las manifestaciones humanas, palabra, pintura o música, tiene más fuerza de expresión o convicción o emoción.
¿Y en Bob Dylan qué tiene más fuerza, la palabra o la música?
Considero que la respuesta es muy clara. Cuando un genio está en posesión de ambos dominios y consigue urdir los hilos de la armonía con los de la palabra, la trama resultante se convierte en una torrencial manifestación de grandeza, que nos envuelve, nos sobrecoge, nos transporta y nos eleva a las más altas moradas de la belleza y nos deja en los umbrales de lo sublime.
Si escuchando "Soplando en el viento" existe alguien que no se emocione y no experimente el susurro y el terremoto de todas las fibras de su cuerpo, es que se acaba de convertir en roca.
Cuando a Bob Dylan le dieron el Nóbel de Literatura, aparecieron ciertos "geniecillos" de las letras, que se rebelaron contra la decisión del tribunal de Estocolmo, pero no tardaron en darse cuenta, que su rebelión era más bien falta de información.
Su modelo literario, Thomas Dylan, hubiera llegado a ser un verdadero mito literario de su generación, si no lo hubiera derribado el alcohol a sus apenas cuarenta años. Dicen que su última frase fue: "he tomado dieciocho wiskis seguidos, creo que es un buen récord".

21.5.21

En memoria de FRANCISCO BRINES, su poesía y su obra. Apunte rápido



El poeta valenciano Francisco Brines, Premio Cervantes de 2020, falleció esta noche a la edad de 89 años después de varios días ingresado en el Hospital de Gandía donde fue intervenido de urgencia de una hernia el pasado día 15 de mayo.

Hacía años que no se movía de su casa en el campo de Oliva, lugar fundamental en sus poemas. Disponía del reposo del día, la larga espera hasta que el atardecer juntara su ocupación de poeta con el rigor feliz de esperar que la noche le abriera la ventana a las otras pasiones.  Desde allí, como desde sus versos, se ven a la vez el mar Mediterráneo y el recio macizo del Montgó. Desde muy joven reunió su poesía completa bajo el título de Ensayo de una despedida. “El conjunto de mi obra, aun en los momentos en que aparece el cántico, no es otra cosa que una extensa elegía”, escribió en la introducción a su antología más personal: Selección propia (1988).





Esta noche, el Rey ha trasladado a los valencianos el pésame de la Casa Real por el fallecimiento del poeta Francisco Brines y aseguró que lo llevarán "siempre en su corazón con la emoción de los inolvidables momentos compartidos hace unos días". "Nos abrió su casa, su pensamiento y su poesía con su grandísima humanidad. Gracias don Francisco".


Gonzalo Díaz Arbolí


16.5.21

Antonio José Cubiles Ramos, en el 50 aniversario de su muerte. Cádiz, 15.V.1894 – Madrid, 4.IV.1971.

Pianista gaditano de gran prestigio como concertista y docente, líder de la escuela pianística del Conservatorio, también ejerció en algún momento la dirección de orquesta. Formado en Cádiz, Madrid y París. Fue profesor del Conservatorio (1916) y Comisario General de la Música (1939), miembro de la Real Academia de Bellas Artes, Hijo Predilecto de Cádiz e hijo adoptivo de Madrid, Medalla de la Villa de Madrid, Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes y miembro de la Orden de Alfonso X el Sabio, 
correspondiente de la Academia Nacional de Artes y Letras de La Habana.


A pesar de su reconocimiento como intérprete y como maestro de intérpretes, la figura de José Cubiles es poco conocida entre la gran mayoría. Por eso, este blog trata de recordar y difundir su obra y la relevancia de la que disfrutó en vida, su virtuosismo interpretativo y sobre todo, su brillante labor como docente. Por su aula de la clase de Virtuosismo del Conservatorio Superior de Música de Madrid, pasaron los mejores pianistas de varias generaciones, lo que le ha permitido perdurar en el tiempo.
Tanta huella dejó José Cubiles como profesor que un buen número de sus alumnos llegaron a crear en Madrid una asociación destinada a recordar su figura. 
Entre los que tuvieron la suerte de recibir sus clases destacan los pianistas: Joaquín Achúcarro, Manuel Carra, Jacinto Matute, Félix Lavilla, Guillermo González, Rafael Orozco o José Ríos.  

No me resisto a contar esta anécdota de la pianista, Mari-Luz Salvatierra Velázquez, alumna en el conservatorio gaditano del catedrático, José Ríos, (Primer Premio del Conservatorio de Madrid  y Medalla de Oro del Conservatorio Manuel de Falla), brillante y agudo pianista, discípulo de Cubiles y magnífico docente que supo transmitir a sus alumnos la expresión de su maestro. De impagable contribución a la música fue su especialización en la técnica a cuatro manos que desarrolló magistralmente durante varios años con su alumna Mari Luz Salvatierra.  Tuve el placer y el honor de ser su amigo.

Cubiles como gaditano, nacido en la Plaza de las Viudas, tenía un gracejo natural que lo manifestaba en el piano. Cuenta Mari Luz que cuando su maestro, José Ríos y Jacinto Matute, gaditanos también, simpáticos y comunicativos acudían a Madrid a recibir clases en el aula de Virtuosismo, asignatura de la cual era catedrático Cubiles; en una ocasión y con motivo del anuncio de la tableta Okal contra el dolor, durante uno de los descansos de la clase, la cantaban y pasaban uno tras otro, por el teclado indistintamente, riéndose a carcajadas y diciendo “la música debe sentirse en el diafragma…”
Pulsen en OKAL

Del Archivo de ABC, año de 1910. José Cubiles recibiendo de manos del Ministro de Instrucción Pública el premio de 2000 pesetas que  consiguió en el Concurso Musical del Círculo de Bellas Artes.

Su primer contacto con la música se produjo con un piano que había en su casa, que tocaba a los cinco años sin que nadie le enseñara, pronto empezó su estudio en la Academia Filarmónica Santa Cecilia, de Cádiz. Con ocho años dio sus primeros conciertos.

Tres años más tarde se trasladó a Madrid, pensionado por la infanta Isabel de Borbón, para empezar sus estudios en el Real Conservatorio de Música y declamación con la gaditana Pilar Fernández de Mora que ocupaba la cátedra de Piano. El maestro Cubiles obtuvo ya sus primeros premios: el del Círculo de Bellas Artes (1909), los primeros premios de Piano y Armonía en el Conservatorio (1911) y el Premio extraordinario Estela (1911). Concluidos sus estudios, se marchó a París para perfeccionar su formación en el Conservatorio, donde recibió clases de Luis Diémer y obtuvo el Premio extraordinario. En 1914, a causa de la Guerra Mundial, tuvo que regresar a Madrid, donde se instaló definitivamente. Aprobó la oposición de profesor supernumerario de Piano en el Conservatorio de Madrid. Sus clases las compaginó con conciertos nacionales y internacionales en Alemania, Gran Bretaña, Francia, Filipinas, Cuba o Pakistán.

En 1916, el maestro Cubiles estrenó como solista, a petición de Manuel de Falla, Noche en los jardines de España, en el Teatro Real de Madrid, junto a la Orquesta Sinfónica de Madrid y bajo la dirección de Enrique Fernández Arbós, cuando apenas contaba con 21 años. Concierto que se ha convertido en histórico. Dejó pocas grabaciones, apenas algún disco suelto y algún  recopilatorio de RNE. Según su biógrafo José Luis García del Busto, "era un pianista de otro tiempo, no tenía nada que ver con el pianismo de hoy día. A Cubiles el espacio del estudio de grabación le repelía, era los mas ajeno a su manera de concebir la música que era en contacto con gente amiga y entregada, y enriqueciéndose de la propia inspiración del momento, es lo más opuesto al disco, que es fijar una interpretación para siempre".  Otro crítico, Antonio Fernández-Cid, dijo de él: Es uno de los pilares de la interpretación pianística española.
Por esta razón vamos a escuchar la interpretación de Daniel Barenboim, en Noche en los Jardines de España, dirige la Orquesta, Plácido Domingo.
Según Joaquín Turina, es la obra más triste de Falla, en la cual expresa un drama íntimo. Los tres movimientos son "En los jardines del Generalife," "Una danza lejana," y "En los jardines de la sierra de Córdoba." Los dos últimos movimientos se tocan sin pausa.


José Ramón Ripoll, poeta y musicólogo dice de él: Pronto descubrí las primitivas grabaciones de Cubiles, en el archivo de Radio Nacional de España, y al escuchar el Tango de Albéniz, tuve la sensación de estar ante un artista que, de alguna manera, miraba al mar cuando tocaba, y no a una mar cualquiera, sino a la mar de Cádiz, rumbo a Cuba, dejándose llevar por el vaivén de las olas a ritmo de habanera. Al margen de cualquier tentación localista, Cubiles tenía un gracejo natural que lo manifestaba en el piano, trasladando para ello la luz y el aire de su infancia a las más variadas partituras. El mismo acento natural que ponía en la interpretación de sus compositores coetáneos (Albéniz, Granados, Falla o Turina). Su barroco era andaluz en el mejor sentido del término, y esa idea de la ornamentación como parte de la esencia, supo subrayarla en cada obra. 

Interpreta José Cubiles:  Tango de Albéniz

Alguien dijo una vez, que "La música expresa tanto, que no se puede describir con palabras. Falta lenguaje para poder hacerlo...". La expresividad de la música evoca tanta fuerza sentimental, que podemos pasar de un estado de exaltación a la apatía, de recuerdos al olvido, de tristeza a felicidad...

Me viene a la memoria una anécdota que cuenta Antonio Gala en El manuscrito carmesí, poniendo en boca de Abderrahman III estas palabras: “Tengo 70 años, durante 50 he sido el rey de la ciudad más hermosa del mundo. Por si le faltaba algo, construí la fulgurante joya de Medina Azahara. Amé a la mujer más bella de la tierra, (la divina Azahara) y ella me amó. Y concluyó con esta escueta frase: Fui feliz 14 días, no seguidos”. Seguro que algunos de ellos fueron escuchando a los más sutiles músicos.

 

Siéntanlo escuchando estas piezas, interpretadas por José Cubiles. Pulsar en los títulos:

Fruto de esta mirada interior, no al margen de lo que pasa en la calle, que es otra de las características de Cubiles, —en el sentido de que fue un hombre dedicado a los demás durante su etapa como catedrático de Virtuosismo y director del Conservatorio de Madrid— es su personalísima versión de Quejas o La maja y el ruiseñor, de Granados. Cuenta Cubiles en una entrevista que, en otoño de 1915, visitó al músico catalán en un hotel madrileño, poco antes de emprender su viaje a Nueva York para el estreno de la ópera Goyescas. Al final de la conversación, el propio compositor interpretó esa pieza para él. El recuerdo de lo que sería el primer y último encuentro con Granados, se transformó en un vivísimo homenaje, que sirvió como paradigma a todos los pianistas venideros. Como indica uno de los títulos de esta cuarta Goyesca, nuestro pianista se centra en el quejido más que en la estampa neorromántica que lo produce.
De todas las grabaciones que escuché y utilicé para los distintos programas que he llevado a cabo en RNE, creo que es en Evocación, donde Cubiles ofrece al público todo cuanto llevaba dentro.

“Cuando Cubiles interpreta los Nocturnos de Chopín, de noche sale el sol...” dice Pemán de su amigo.

En 1927 se casó con la coruñesa Pilar Malvís Paz, en presencia de la infanta doña Isabel, quien quiso ser madrina de la boda de su amigo y protegido.

En 1932 recibió la Legión de Honor de Francia como premio a su labor de difusión de la mejor música pianística francesa en sus conciertos. En 1935 el maestro Cubiles, pianista especializado en música española, inició el estudio e interpretación de la obra de Beethoven con enorme éxito. A su regreso a España en 1937 se hizo cargo del Departamento de Música dentro de la Delegación de Prensa y Propaganda y un año después fue incluido en la Junta Nacional de Teatros y Conciertos, dirigida por Eduardo Marquina.
Durante varios años dirigió la Orquesta Bética de Cámara en numerosos conciertos por toda España.
En 1939 tuvo a su cargo, junto a Joaquín Turina y el padre Nemesio Otaño, la dirección de la Comisaría de la Música, ocupada en estudiar y proponer todo lo referente a la educación y la cultura musical. En 1942 ingresó en la Real Academia de Bella Artes de San Fernando con su discurso Del intérprete musical. En 1943 accedió a la cátedra de Virtuosismo de Piano, a cuyas clases asistían los estudiantes de piano de cualquier conservatorio de España que hubieran acabado la carrera con Premio Extraordinario. 

En 1955 contrajo segundas nupcias con Rosa Coll, arpista y mucho más joven que él. 
En 1957 compuso Lágrimas, una marcha procesional de Semana Santa. 

José Cubiles interpreta una selección de piezas de Isaac Albéniz.

A lo largo del pasado siglo se sucedieron en la ciudad de Cádiz una serie de pianistas de primera fila que, a su vez, fueron creando un magnífico alumnado. A la sombra universal de Manuel de Falla, fueron formándose los nombres de José Cubiles, Camilo Gálvez, Carmen del Castillo, Antonio Escobar, José Ríos, Jacinto Matute, Pedro Salvatierra o Luis Parodi, que compartían todos ellos, más que una común manera de tocar, una sutil mirada de acercarse a la música. Podríamos hablar de una especie de atlantismo a la hora de escuchar a nuestros pianistas. Más que recrear un ambiente sonoro propio o transmitir el aire de una tierra, estos artistas gozan de una luz determinada, que hace que la música que sale de sus manos sea firme y poderosa, pero a su vez suave y marinera, tocadas por el brillo de esa luminosidad.  

Fuentes:
Real Academia de Historia
Radio Clásica - RTVE
Diario de Cádiz.
José L García del Busto y
José R. Ripoll

La música y su relación con El Puerto de Santa María:

El Puerto, forma parte de La suite Iberia, para piano solo, compuesta entre 1906 y 1909 por Isaac Albéniz (1860 - 1909), sin duda la obra más importante del autor. Constituye una de las composiciones más importantes de la literatura pianística española, así como una de las cimas de la música para piano de todos los tiempos, y representa el culmen en la dificultad pianística, su duración completa es de más de hora y media. La componen una colección de doce grandes piezas para piano que refleja su visión de la España recordada y añorada desde Francia donde residía. El Puerto es la segunda pieza del primer cuaderno de Iberia, recuerda las escenas de la vida en el Puerto de Santa María, sus barcos y su espacio en la bahía de Cádiz.
Pueden escucharla en la versión de José Cubiles, pulsando AQUÍ.
Pocos portuenses saben que esta pieza está dedicada a nuestra ciudad. 

Durante mis investigaciones he encontrado estos documentos, recuerdo de un concierto celebrado en el Instituto Laboral de El Puerto de Santa María organizado por la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia en agosto de 1955.



Gonzalo Díaz Arbolí

13.5.21

LA LEYENDA DE LA “FERMOSA FEMBRA”


(Leyenda deriva del latín “Legenda” (lo que debe ser leído) y es, en origen, una narración puesta por escrito para ser leída en voz alta y en público.) 

Ésta, que a continuación relatamos, acontece en el año del Señor de 1565, y se refiere a la feliz, pero corta vida y la posterior y desdichada muerte, de una joven vejeriega. 

Vive por aquel entonces en Vejer un médico de muy excelente reputación por la destreza que manifiesta en su oficio y lo acertado en sus predicciones; además, goza de una elevada posición económica y social, siendo dueño de varias casas y alguna que otra hacienda y alquería. Lleva una vida tranquila y sosegada, reparte limosnas, es buen convecino y atiende a los enfermos sin distinción de credo o posición social. Es católico ortodoxo, no se le conocen opiniones fuera de la doctrina oficial de la Iglesia, en definitiva, un insigne caballero y un hombre de bien. Su nombre es Juan de Santángel y si bien es vejeriego de nacimiento, no así lo son sus antepasados, que habían llegado desde la muy noble ciudad de Écija, huyendo de las persecuciones emprendidas contra los judíos, por las encendidas proclamas del arcediano Ferrán Martínez. Habíanse convertidos al cristianismo, recibido el bautismo y asentados en estas tierras más tranquilas, tolerantes y prometedoras para sus intereses. 

Tiene una única hija, Leonor, de diecisiete años. Quedó huérfana de madre a la temprana edad de cuatro años y fue criada por una aya que la mira como la niña de sus ojos. Es de una extraordinaria belleza, además de tocada por muchas virtudes. Es conocida por todos, como la “fermosa fembra”. De ella se canta esta coplilla: 
Hermosísima es Leonor; 
en la piedad es divina, 
misteriosa en la prudencia, 
soberana en la cordura,, 
pues, con tantas excelencias, 
no es, sino la más pura 

En este mismo tiempo, llega a Vejer un fraile llamado Fray Felipe de Orduña, procedente de la Diócesis de Sevilla y que es enviado al Convento de los Franciscanos por su dedicación a la causa de los judíos conversos, como Comisario del Tribunal de la Santa Inquisición de Sevilla. Tras dirigir proclamas conminatorias a los nobles e hidalgos de Vejer, pronto tuvo entre sus manos a un buen número de aquellos. Esto, provocó el pánico y la huida de muchos conversos nuevos a otros lugares. 

Otros, descendientes de familias conversas desde hacía más de un siglo, o como el caso de nuestro médico desde el año 1.391, es decir, casi dos siglos antes, creyeron que sus méritos como cristianos eran ya los suficientes para no ser detenidos ni enjuiciados. 

Para el juicio de aquellos, fue enviado un Tribunal, de los llamados itinerantes, desde la Diócesis de Sevilla, que estaba formado por los frailes dominicos: Miguel de Godines y Juan de Manrique como inquisidores y Juan Gómez de Medina, como asesor. Estos nombraron a los calificadores, el fiscal, el receptor, los notarios y el médico, cargo para que el fue asignado nuestro ya conocido, Juan de Santángel. 

Éste, con el nombramiento, sintió un gran pesar. Se debatía entre el respeto que debía a sus antepasados y la fidelidad a la Corte y a la Prelatura. 
Varios de los detenidos fueron sometidos a extremas torturas, a las que por su condición de médico tenía que asistir el Dr. Santángel. Sufría de manera desmesurada con los tormentos en la garrucha, la toca y el potro, que manejaban expertos torturadores, traídos desde Sevilla y que provocaban grandes sufrimientos a los detenidos. 


Se dictó Auto de Fe y fueron condenados los conversos a diversas penas. No pudiendo nuestro amigo resistir por más tiempo la situación que se había provocado, y temiendo por su vida y hacienda, tomó contacto con otros conversos antiguos, reuniéronse secretamente y urdieron una conspiración para acabar con la vida del advenedizo fraile, que seguía instando al cabildo a que investigara los orígenes de castellanos puros, de todos los habitantes ilustres de Vejer. 

Para llevar a cabo la susodicha suerte, convocó en su casa a varios prohombres de ascendencia judía, y estando en la maquinación de la muerte, enterose de ello su hija Leonor, que quedó atónita ante lo que allí se conversaba. Ella, que era cristina ferviente, y que mantenía relaciones amorosas con un castellano viejo (Pedro Gil), hijo mayor y heredero de un rico hacendado, con el que pensaba casarse una vez cumplido los dieciocho años. 

Contó al aya todo lo que había oído hablar a su padre y demás prohombres, conminándole ésta a guardar silencio de por vida, so peligro de ver llegar la desgracia, con mil caras, a su casa; que lo mejor para ella era olvidarlo todo, por ser aquello negocios de hombres en los que la mujer no debe entrometerse. Ella, hablaría con el amo, para ver de hacerlo desistir de semejante empresa. 


Sin embargo, las reuniones seguían. El ánimo de Leonor permanecía conturbado y presentaba gran melancolía en el espíritu. Su enamorado quiso saber que era aquello que la tenía de aquesta manera, a lo cual ella respondió que eran cosas de mujeres. Él insistió en saberlo y ella, haciéndole prometer y jurar secreto de por vida, consintió en contárselo. Le dijo lo que había oído a su padre y demás prohombres y le habló de las reuniones que tenían, 

El enamorado, en su condición de cristiano viejo, quedó escandalizado por lo que le contara Leonor, y partió raudo hacia su casa sin dejar de pensar en aquello que había oído de labios de su amada. 

Ella, ya en soledad, consternada por la reacción de él y llamando a su aya, clamó al cielo lo que a continuación decimos: 

¡Ay Dios! ¿Qué extraño mal, qué desventura, 
qué bravo incendio, que crueldad tan horrible, 
qué infernal furia así mi fin procura? 
¿Quién me pone en castigo tan terrible? 

La llama esquiva llega ya a la altura 
de mi infelice casa, y veo visible 
arruinarse con son horrible al suelo 
y las centellas ir subiendo al cielo. 

¡Ay triste! ¿Qué haré? ¿Qué vía me llama 
por donde pueda remediar la vida? 
Cielo piadoso, con piedad derrama 
agua sobre esta llama embravecida. 

No permitas que así la clara fama 
de mis mayores sea consumida 
de este fuego, quemando sus blasones, 
en ceniza volviéndose y carbones. 

¿Qué aguardo? ¿Qué procuro? ¿A quien le ruego? 
Que del cielo es aqueste mi castigo. 
Pues si es del cielo el oirá mi ruego 
si no lo tengo aquí por enemigo. 

Doña Leonor ¡Qué haces? ¿qué sosiego tienes? 
Huye, que el fuego está contigo, 
y esta sola ventana es mi reparo; 
salta por ella, huye al fuego avaro. 

Al día siguiente y estando las cosas de esta guisa, Pedro no sabe que hacer, vuelve a casa de Leonor y le dice: 

- Amada mía, este tormento me corroe el alma, No puedo sino guardar en mí ese secreto que me mata si quiero conservar tu amor, pero ¡y el amor de Dios! ¿qué haré sin él? ¿he de vivir así toda mi vida?. La vergüenza morará en mí y en los míos, el resto de mis días. 
A lo que ella respondió: 
- Pedro, es tu amor lo que me da la vida. Si por amor a mí puedes guardar de por vida este secreto, tuya seré. Si por el contrario, es el amor a Dios el que ha de prevalecer, será en su nombre en el que muera. 


Pedro, acuciado por el miedo a ser descubierto y además, poder ser enjuiciado por complacencia en el secreto, no soporta más la presión a la que se ve sometido y acude a presentar denuncia contra Don Juan de Santángel y sus correligionarios. 


Estos, descubiertos en su complot, fueron todos arrestados, encarcelados y juzgados. Se celebra el proceso inquisitorial contra él y contra su hija, en el que se concluye que: “es judío de todos cuatro costados. Su apellido es otro diferente y, por ganar opinión de buena generación, se nombró Santángel”…, “y son, por tanto, el y su hija condenados a salir en Auto de Fe con el hábito de sambenito, se le confiscan todos sus bienes y él, condenado a galeras de por vida. Su hija deberá llevar hábito durante seis años y es condenada al destierro durante ese tiempo”. 


Ella, considerándose la única culpable de todo lo acontecido, una vez que se encuentra fuera de la jurisdicción del Tribunal, queda recogida en casa del Aya hasta el comienzo del destierro Allí, muere cada día un poco más y presa de grandes tribulaciones, decide ponerles fin y se arroja por una ventana despeñándose. 

Pedro, a la sazón, habiendo perdido el amor de su vida, es buscado por el Aya y siendo recriminado como el inductor de su muerte, contesta: 

- ¡Ay, buen Aya, y cuan en vano 
solicitó mi quietud 
y pidió gran resguardo 
de su arcano compartido, 
y ahora, al fuego me consagro! 

¿No ves que perdí mi bien? 
¿no ves que falta a mis brazos 
una posesión dichosa 
y una envidia a los extraños? 

¿Y no ves que un bien perdido 
se llora y siente doblado 
porque se gozó deprisa 
y se conoció despacio? 

Déjame llorar, y deja 
que haciendo alarde y contando 
los peligros de su vida 
el poder de sus contrarios, 
el bien que pierdo en perderla, 
el pesar que sin ella gano, 
lo incierto de mis venturas, 
y lo cierto de mis daños, 
pida lágrimas al cielo 
que es corto el mar de mi llanto. 

Aquí termina la leyenda de la conocida en Vejer como la fermosa fembra. Se cuenta que mucho tiempo después de haber ocurrido esta historia, un descendiente del Aya, que la había oído contar en numerosas ocasiones, y que había adquirido una destacada posición social, compró la casa donde había vivido Pedro y colocó una inscripción, que duró hasta que ésta cayó destruida por el terremoto del siglo XVIII y que decía: 

Esta es la casa cruel 
donde moró un hombre insigne; 
en riquezas y avaricias 
fue piedra y Pedro se dice. 


Javier Díaz Arbolí


Nota del editor
“La patria es la infancia…” Vejer es y será la infancia y orgullo del autor de esta leyenda, Javier Díaz Arbolí, convencido de saber nacido en un lugar único.

Vejer, la misteriosa, donde existieron muchos cristianos, moros y judíos llorándola, recreados en este sugestivo relato, descubriéndonos que la realidad objetiva tiene una cara oculta que es siempre imaginaria. A través del tiempo vemos lo que quisiéramos haber visto. El pasado, por quieto, es más susceptible de ser embellecido, y así lo ha hecho Javier con esta narración. Porque, en el fondo, no existe el tiempo, ¿quién lo mide? El latido del corazón del escritor, ahí está todo.

Vejer, detenida en los aleros del tiempo, es la ciudad donde buscamos perdernos por sus intrincadas calles y plazas, en la que todo es signo de otra cosa, la puerta secreta que nos lleva a una realidad que desconocemos.

Con una prosa seductora y precisa, el autor nos presenta a Juan de Santángel, médico de excelente reputación y vejeriego de nacimiento y a su hija Leonor, de 17 años, de extraordinaria belleza, conocida como la “fermosa fembra”, huérfana de madre a la temprana edad de 4 años y que fue criada por un aya que la mira como la niña de sus ojos…