Manuel de Falla |
Desde mi rincón del arte
Las artes consuelan la vida, la sabiduría la dirige. (Séneca, Cartas, 85, 32)
20.11.24
148 aniversario de, Manuel de Falla y Matheu (Cádiz, 23-XI-1876), Alta Gracia, Argentina 14-XI-1946)
El sábado 23, día de su cumpleaños, comenzará con la ya tradicional ofrenda floral ante la casa natal de Manuel de Falla. El Ateneo de Cádiz, lleva casi 30 años realizando este acto para revalorizar su figura con la colaboración permanente de la familia Trigueros, propietaria de la casa natal de Falla con este homenaje anual.
Este año, en la puerta del edificio, ubicado en la plaza de Mina, actuará el grupo de oboes de Conservatorio Manuel de Falla de Cádiz para interpretar piezas de Falla, mientras que sobre la una del medio día habrá un concierto de piano, en la misma plaza gaditana, a cargo del músico Juan José Sevilla Valencia.
Protagonista del nacionalismo musical, uno de los más importante de la primera mitad del siglo XX, y uno de los compositores españoles más importantes de todos los tiempos. Perteneció a una acomodada familia de comerciantes gaditanos y recibió una sobresaliente formación musical. Siendo un niño cursó estudios de música con su madre y otros profesores. De 1905 a 1907 fue profesor de piano en Madrid, y entre 1907 y 1914 estudió y trabajó en París.
Entre sus obras más célebres se encuentran la pantomima El amor brujo, el ballet El sombrero de tres picos, las Siete canciones populares españolas para voz y piano, la Fantasia Baética para piano y Noches en los jardines de España, todas ellas compuestas al regreso de su estancia en París. Además, compuso la ópera La vida breve, una ópera para marionetas, El retablo de Maese Pedro, el Concierto para clave y cinco instrumentos, varias zarzuelas (aunque la única que se representó fue Los amores de la Inés) y varias obras vocales, para piano y música de cámara. Su última obra, Atlántida, la terminó su discípulo Ernesto Halffter y se publicó después de la muerte del compositor.
Ejerció una gran influencia sobre el Grupo de los Ocho y la Generación del 27. El Archivo Manuel de Falla, inaugurado en Granada en 1991, guarda numerosas fotografías, cartas, partituras, manuscritos y otros documento
Sin duda es la Danza del fuego la página más apreciada de El amor brujo, y una de las más universales de la música española: se trata de una danza compuesta por tres motivos de carácter rítmico, casi obsesivos, acorde con la escena de conjuro y encantamiento que intenta evocar.
El 15 de abril de 1915, se estrenó la primera versión de esta obra, espectáculo ideado para poner de manifiesto las cualidades de la gran Pastora Imperio como cantaora, actriz y bailaora.
Sinopsis: “Una gitana enamorada y no demasiado bien correspondida acude a sus artes de magia, hechicería o brujería, como quiera llamarse, para ablandar el corazón del ingrato, y lo logra, después de una noche de encantamientos, conjuros, recitaciones misteriosas y danzas más o menos rituales, a la hora del amanecer, cuando la aurora despierta el amor que, ignorándose a sí mismo, dormitaba; cuando las campanas proclaman su triunfo exaltadamente”
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Gonzalo Díaz-Arbolí
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Don Quijote: “Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento”. (II, 58).
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19.11.24
Madrigal el cielo, la tierra y el viento de Claudio Monteverdi.
Breve datos biográficos:
Claudio Monteverdi (Cremona, actual Italia, 1567 - Venecia, 1643) Compositor italiano. La figura que mejor ejemplifica la transición en el ámbito de la música entre la estética renacentista y la nueva expresividad barroca es la del cremonés Monteverdi. Educado en la tradición polifónica de Tomás Luis de Victoria, Orlando di Lasso y Palestrina, este músico supo hacer realidad la nueva y revolucionaria concepción del arte musical surgida de las teorías de la Camerata Fiorentina, que, entre otras cosas, supuso el nacimiento de la ópera
Hijo de un médico de Cremona, Claudio Monteverdi se dio a conocer en fecha bastante temprana como compositor: publicó su primera colección de motetes en Venecia cuando sólo contaba quince años. Su maestría en el arte de tañer la viola le valió entrar en 1592 al servicio del duque Vincenzo Gonzaga de Mantua, a la sazón una de las cortes más prósperas de Italia.
La música de Claudio Monteverdi es un exponente de un proceso de asimilación de la tradición musical de su momento y de adaptación de la misma al nuevo estilo musical surgido principalmente en Florencia. No es, por tanto, una ruptura incondicional, si no que recoge lo mejor de la tradición, aquello que sirve a sus propósitos y lo adapta a sus necesidades.
Su máxima es que la música debe ser gobernada por la palabra y no al revés. Bajo esta premisa, es fácil justificar el uso de las disonancias de un modo mucho más libre que lo establecido por la tradición, ya que estas disonancias se usan para potenciar el significado del texto, añadiendo las tensiones adecuadas para representar las pasiones descritas por el texto.
Además, Monteverdi se considera el inventor del stilo concitato, el uso de notas cortas repetidas con el mismo tono (generalmente interpretadas por los instrumentos de cuerda) para expresar ira o la emoción de la guerra).
A medida que pasen los años, la música de Monteverdi irá evolucionando en esta línea, como es fácilmente observable en sus libros de madrigales: el madrigal tiende a la monodia, y aparece el bajo continuo (acompañamiento musical formado por la parte del bajo, la armonía del cual se construye improvisando).
Hor ch'el ciel e la terra (A la hora en la que el cielo y la tierra) es un madrigal del octavo libro de madrigales de Claudio Monteverdi, basado en un célebre soneto de Francesco Petrarca.
Está dividido en dos partes, la primera correspondiente a los dos cuartetos del soneto de Petrarca, y la segunda a los dos tercetos. Cada parte está a su vez subdividida en tres secciones.
La estructura tripartita de la primera parte se ajusta a las tres pasiones principales y su corolario musical según describe el mismo Monteverdi en el Prefacio del libro octavo: el estilo la 'Molle' (estilo calmo o tranquilo), el 'Temperato' (estilo temperamental) y el 'Concitato' (estilo agitado o belicoso).
Las primeras dos frases son cantadas al unísono sobre un único acorde grave y oscuro en la menor, produciendo un efecto majestuoso y misterioso que subraya la tensión y anticipación. Este efecto se mantiene en los dos versos siguientes, donde la armonía cambia por primera vez a mi mayor, concluyendo en una cadencia en la mayor. En la parte siguiente, las largas y lánguidas frases de la poesía se reemplazan por palabras de dos sílabas (en italiano) con staccato, sobre dos acordes y un silencio. Estos elementos musicales contrastan con los del comienzo, y subrayan la antítesis que expresa el texto, entre la calma y la serenidad inicial, y la angustia de esta segunda parte (pienso, sufro, lloro, …). Finalmente, aparece el estilo agitado, con repeticiones de veloces ritmos sobre la palabra guerra..
La Segunda Parte es más sentimental y dramática, y termina en forma apacible luego de un solo de tenor respondido en imitación por el coro.
Letra: A la hora en la que el cielo y la tierra
Ahora que cielo y tierra y viento calla,
y en sueño, fiera o ave alguna suena,
la Noche que su carro salga ordena,
y en su lecho sin onda el mar se halla;
lloro y me abraso así; y quien me avasalla
veo ante mí para cebar mi pena;
guerra es mi estado, de ira y daño llena,
y calmo sólo en ella mi batalla.
Así, de sólo un mismo abrevadero,
cuanto es dulce y amargo bebo:
abre y restaña el mal la misma mano;
y, porque mi martirio no se acabe,
mil veces cada día nazco y muero,
tanto me estoy de mi salud lejano.
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- Claudio Monteverdi, "Hor che 'l ciel e la terra" texto de Francesco Petrarca tomado de "Madrigali guerrieri et amorosi, libro VIII" Concerto Italiano, dir. Rinaldo Alessandrini.
Fuente: el blog de Maac, Wikipedia, Biografías y vida on line,youtubeGonzalo Díaz Arbolí
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Música Barroca
Don Quijote: “Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento”. (II, 58).
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Análisis del poema, "Una Mujer desnuda" de Mario Benedetti
Dibujo del arquitecto y dibujante, Carlos Hurtado Casanova. 3 minutos
Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte.
Mario Benedetti
Análisis
La mujer, para el poeta, sabe lo que quiere y cuando el hombre está mal, perdido y lo que le rodea es incierto, ella sabe ayudarle, sabe qué hacer para que se sienta mejor. La mujer hace que el hombre se sienta seguro y, al mismo tiempo, su mirada, cuando consigue esto, es de felicidad y al mismo tiempo de protección, como si de una leona se tratara.
El hombre desea, disfruta y valora la importancia del contacto físico con lo femenino y su propio cuerpo lo nota. Aun así, el poeta siente que jamás ha conseguido descubrir lo que piensa la mujer, aunque es divertido pensar lo contrario. Una mujer tiene fuerza, luz y hace que se transmita todo esto al hombre. Es tal su influencia que el hombre siente que es inmune a la muerte.
Lo femenino en la poesía de Benedetti es muy importante, porque tiene fuerza, porque tiene personalidad propia y porque lo femenino, en sus versos, no necesita al hombre, sino todo lo contrario. Lo masculino es dependiente de lo que la mujer haga y más cuando su ánimo se rompe, cae la tristeza. La mujer es capaz de intuir lo que nos ocurre y ayudarnos a levantarnos nuevamente.
La mujer, como expresa Benedetti en el poema, tiene luz propia porque se basta a sí misma para llenarlo todo. No solamente es fuerte, sino que defiende la vida con sus garras, con uñas y dientes. También es capaz de defender todo lo que ama de una manera salvaje, utilizando todos sus recursos.
Pero al mismo tiempo, la mujer también es lo desconocido, casi algo intangible. El hombre que cree conocer a la mujer, cree saber cómo piensa y, en lo más profundo de su ser, piensa que puede dominarla. El hombre se equivoca porque es todo lo contrario. Cuanto más cerca estamos de la mujer, menos sabemos de ella y más difícil se nos hace conocer sus más profundos pensamientos.
Una mujer nos lo da todo, cuando nos ama, sin pedir nada a cambio. Se entrega por completo con una única finalidad: amar, proteger y, sobre todo, hacernos volar, hacernos sentir fuertes, sentir que somos que lo podemos todo y en caso de tener alguna flaqueza, está ella a nuestro lado, como mujer, como compañera, todo.
Nota de Susana Marín.
Ejemplos de figuras literarias en Una Mujer Desnuda y en lo Oscuro. Ejemplos:
ANÁFORA:
“Una mujer desnuda y en los oscuro” Repetición de la frase "Una mujer desnuda y en lo oscuro", reforzando la importancia y el impacto de la figura femenina en el poema.
METÁFORA:
“tiene una claridad que nos alumbra”: Implica una presencia que ilumina y brinda consuelo en momentos oscuros.
“El cielo raso se convierte en cielo”: Insinúa que la presencia de la mujer desnuda transforma la realidad cotidiana en algo más elevado y trascendental.
ANTÍTESIS:
"y es una gloria no ser inocente": Contraposición entre la gloria y la inocencia, transmitiendo que la experiencia es algo enriquecedor y valioso.
PARALELISMO:
"una mujer desnuda es un enigma y siempre es una fiesta descifrarlo": Refuerza la idea de un misterio atractivo y emocionante a resolver.
METONIMIA:
"desbarata por una vez la muerte": Uso de "muerte" para referirse a la oscuridad o tristeza, destacando el poder de la mujer para disipar la negatividad y brindar esperanza.
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Dibujos de desnudos del dibujante y arquitecto, Carlos Hurtado Casanova
Gonzalo Díaz-Arbolí
Don Quijote: “Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento”. (II, 58).
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17.11.24
Los niños de Bartolomé Esteban Murillo, pintor barroco español. (Sevilla 1617 - Cádiz 1682)
Murillo cierra los ojos, respira profundamente y recuerda a aquel niño pobre, su afán era la limpieza de los parásitos que siempre llevaba encima y que no les dejaba dormir una tranquila siesta. Fue su niño espulgándose. Lo recuerda con el cariño de una pintura lejana en el tiempo, pero tan fresca como si hubiese levantado esa misma mañana el pincel del lienzo.
En sus obras de género y retrato destacan las de los niños y ángeles, tiernas, dulces y casi irreales, las cuales contrastan con las de los niños marginados, en las que plasma una carga de emotividad, como por ejemplo en el Niño pordiosero" Así, ejemplos de costumbrismo realista se pueden considerar los lienzos titulados "Niños comiendo melón y uvas" o "Vieja espulgando a un niño" , en los cuales además aparece uno de los temas recurrentes de Murillo: la infancia, que aparece representada de forma anecdótica, copartícipe en las obras marianas, e incluso con una carga dramática.
¿Dónde robarían Demetrio y José el melón y las uvas? Manjares exquisitos. No sería muy lejos del mercado que se encuentra al lado de la Iglesia Ómnium Sanctórum, al lado del Palacio del Marqués de la Algaba… Cómo se reían los pilluelos. Allí estaban agazapados detrás del atrio dándose el festín. Nadie los veía, tan solo las moscas que impertinentes se acercaban a participar del banquete.
Anciana despiojando a su nieto. Óleo sobre lienzo 147 X 113 cm. Munich. Alte Pinakothek |
Recuerda cuando vio a la abuela despiojando al nieto. Qué alegre jugaba Juanillo con su perro. La abuela no paraba de hablar, ¡quédate quieto!, si te mueves no podré quitar más piojos. El perrillo jugaba, quería un poco de pan que amablemente Juanillo le daba, eso sí, en pequeñas migajas. La abuela enfadada lo deja. Rezando en voz baja coge su huso y hace lo mismo que todas las tardes. Hilar como lo hizo su madre y su abuela y todas las mujeres de su familia.
Niños huérfanos, pobres, que viven al aire libre, que trabajan de recaderos, aguadores, vendedores de frutas, verduras robadas en las huertas de Triana o los Remedios o tal vez en las que están cerca de la puerta Carmona que son de exquisito paladar. Pero que como todos los niños quieren jugar a las bolas, a los dados, a los naipes…Saben cuáles son los juegos prohibidos para ellos por eso quedan para jugar en plazas solitarias cerca de los conventos alejados del centro. San Agustín, los Capuchinos, la Merced…allí quedan al caer la tarde. Eran pandillas que robaban y vendían, que jugaban y cantaban, que rezaban y maldecían como si adultos fueran, pero sólo eran niños.
Óleo sobre lienzo, 146 x 108,5 cm Munich, Alte. Año 1670 a 1675 |
El tema del juego en pintura había sido popularizado por Caravaggio y su círculo, aunque en un tono claramente distinto al empleado por Murillo. Mientras que la pintura italiana introduce siempre la trampa entre jugadores, el sevillano se complace en mostrar la inocencia del juego, sin el menor dramatismo.
Existían numerosas referencias literarias en la España de los siglos XVI y XVII a las fullerías en el juego entre muchachos, pero el pintor sevillano se inclina por una representación idealizada del tema, en concordancia con los demás cuadros de género de su última etapa. En un escenario casi idéntico al del cuadro citado más arriba, tres arrapiezos de diferentes edades se solazan en el juego. El más pequeño mira con hastío sin percatarse de que su perrillo lo vigila con la esperanza de atrapar alguna migaja de pan. Esta figura se ha desentendido del juego, y ha dejado de masticar, distraído por la presencia del espectador. Mientras, los dos niños algo mayores juegan concentrados ajenos al tercero. Una vez más, Murillo nos muestra su grandeza como pintor de sentimientos humanos; es evidente que el niño que ha lanzado los dados ha hecho una buena tirada y esboza una sonrisa, mientras que el otro muestra preocupación ante el desenlace de la jugada.
El modelado de sombras y luces que baña la figura del primero es un excepcional trozo de pintura. En la esquina del primer plano, un hermoso bodegón de cesta de frutas nos recuerda la despreocupación de los chavales por el sustento. Una extraña atmósfera de ensoñación e irrealidad parece envolver toda la pintura.
Óleo sobre
lienzo. 159 x 104 cms. Dulwich Picture Gallery, Londres |
Murillo tuvo un esclavo negro llamado Juan que había nacido en 1657. Puede tratarse del modelo empleado para esta composición, también titulada en algunas ocasiones El pobre negro. Al igual que su compañero Invitación al juego de pelota a pala, el maestro sevillano realiza una nueva demostración de cómo captar las reacciones psicológicas de los niños. La escena tiene lugar al aire libre donde dos niños están dispuestos a iniciar su merienda cuando aparece un tercero que porta un cántaro, demandando un trozo de la tarta que están a punto de comer. El que tiene la tarta en sus manos la retirada del campo de acción del muchacho negro mientras que el otro dirige su mirada al espectador y sonríe abiertamente. El pequeño negro muestra un gesto amable en su demanda. Un triángulo organiza la composición, ocupando la cabeza del niño negro el vértice, creando un juego de luces y sombras con el que refuerza la sensación atmosférica, de la misma manera que hizo Velázquez en Las Meninas. Las tonalidades pardas y terrosas contrastando con claras son habituales de esta época caracterizada por el aspecto naturalista de las composiciones, especialmente las populares.
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Los niños de Murillo
Fuente. Músicayarte, Wikipedia. Youtube,
Gonzalo Díaz-Arbolí
Don Quijote: “Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento”. (II, 58).
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14.11.24
Arte Mudéjar y Renacentista. Maravilla medieval que nació de la necesidad y el asombro
El arte mudéjar es un estilo artístico que se desarrolló en los reinos cristianos de la península ibérica y que incorporaba influencias, elementos o materiales de estilo hispano-musulmán. Fue la consecuencia de las condiciones de convivencia existentes en la España medieval. Se trata de un fenómeno exclusivamente hispánico que tiene lugar entre los siglos XII y XVII, como mezcla de las corrientes artísticas cristianas (románicas, góticas y renacentistas) y musulmanas de la época y que sirve de eslabón entre el arte cristiano y el islámico.
De hechuras renacentistas, elementos góticos, esculturas clásicas y decoración mudéjar es un derroche de geometrías que suavizan y refinan su aspecto general.
No es un estilo artístico unitario, sino que posee características peculiares en cada región, entre las que destacan el mudéjar toledano, leonés, aragonés y andaluz. También viajó a Canarias y a la América española.
El término «arte mudéjar» lo acuñó Amador de los Ríos en 1859, cuando pronunció su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. El arte mudéjar es el más representativo de España en la época medieval, no es grandioso, sino peculiar y más personal. Esta peculiaridad viene dada por su carácter fronterizo entre el norte cristiano y los musulmanes.
A estos musulmanes se les permitió seguir practicando el islam, utilizar su lengua y mantener sus costumbres. Se solían organizar en comunidades denominadas aljamas o morerías con diversos grados de autogobierno, según las condiciones de rendición o de subordinación.
Museo Mudéjar, Sevilla. Este museo se sitúa en el edificio conocido como el Palacio de los Marqueses de La Algaba, antigua residencia palaciega renacentista de gran valor arquitectónico del siglo XV. Para su uso actual de sede del Área de Igualdad, Educación, Participación ciudadana y Coordinación de Distritos necesitó de una extensa reforma, pues estaba en estado casi de ruina. |
Es importante dejar constancia de que la pretendida pacífica convivencia de las tres religiones: judía, cristiana e islámica, no se correspondió con la realidad. Fueron los judíos los más significados por el rechazo, tanto por parte cristiana, como por la islámica; aunque la beligerancia tuvo sus períodos de menor virulencia, lógicos por otra parte, por las distintas alternativas de dominio, en el amplio plazo en que se materializó la Reconquista. La población mudéjar en las provincias castellanas de Andalucía, bajo Fernando III y su hijo Alfonso X, se redujo a unos 500 vecinos –unas 3.000 personas-, que sobre una población de la zona occidental andaluza –en términos geográficos actuales- de 1 millón de habitantes, viene a significar menos del 0,5% del censo total. Con el final de la Reconquista en 1492, los Reyes Católicos dieron diez años a los mudéjares, para ser bautizados y permanecer en la España unificada bajo su reinado. Pero la integración de los bautizados distó de ser la proyectada, obligando a la actuación de los Tribunales de la Inquisición a instancias de las delaciones de los que secretamente seguían fieles al Islam. Asimismo la población morisca fue acusada de “quinta columna” del imperio turco, hermanos en su fe originaria, con lo que llevó a Felipe III a decretar su expulsión en 1609.
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Fuente: WikipediaGonzalo Díaz-Arbolí
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12.11.24
Presentación del Poemario de Manuel Manzorro. Real Sociedad Económica de Amigos del País de Vejer (RSEAPV)
La historia moral del ser humano la han escrito los poetas. Se suele decir que el arte de la literatura reside en la memoria, lo que es verdad en gran medida, y también que la literatura es un ir y venir entre la memoria y la historia, expresando con palabras dispuestas para ser más intensamente recordadas -esto es, sentidas- en ese constante viaje de ida y vuelta. La poesía nació con la rima, el ritmo y el verso donde se funden la memoria y la historia entre palabras llenas de melancolía, nostalgia y dolor.
La obra poética de nuestro socio de honor, el profesor Manuel Manzorro Pérez -íntima y entrañable- revela una asombrosa belleza aún desconocida. Son voces relacionadas con la vida rural. Casi en su totalidad, dedica su obra a la esencia de los campos de Vejer de la Frontera, a su añorada Patría, evocando con especial querencia y añoranza, la biografía de su infancia, que se encarnan en la palabra gracias a la memoria emocionada de los sentidos. Baudelaire decía que la genialidad está en la habilidad de saber invocar la infancia. Generalmente su poesía bucea y muy profundamente en aguas de la tristeza.
El ser humano siente melancolía por el pasado, nos gusta volver a vivir. La nostalgia es el sentimiento que nos permite olvidar las dificultades.
Echa de menos a sus seres queridos y descubre momentos depositados de una sabiduría ancestral, de un conocimiento profundo de las cosas, nacido de la experiencia y la meditación. En el patio de su casa en Patría, cobijado bajo la parra, aprendió a mirar el paisaje: las cañadas, los trampales, los arroyos. Observó el vuelo de las perdices, la carrera de las liebres, de los galgos y, uncido a la blancura de los pozos, estudió la trayectoria de las estrellas. Fue allí donde heredó su rico acervo cultural que suena bucólico y tradicional.
Ahora, en el oasis de su residencia en Santa Lucía nos cuenta cuando de niño subía corriendo al Monte-Patría por las cañadas entre jaras, romero, lentiscos y acebuches, envuelto en el rumor del viento y el canto de los pájaros.
Su poesía refleja la dura vida del campo. Como muestra de su calidad, la perfección del primer cuarteto del soneto “Furtivos del reclamo” cabal y perfecto, con su rima en consonante y el acento respetado con rigor que le da una armonía impecable.
Perdona tú Ricardo, hermano mío
que no vaya contigo a media cuesta
como un recio gañán de sangre presta
a la intemperie y al escalofrío...
Adentrarse en el mundo de nuestro ilustre paisano, en la interioridad de su alma campera, descifrar su mente, es una tarea desafiante. Su obra poética cobra vida leyendo sus poemas; es entonces cuando se siente la emoción que hace resurgir desde sus entrañas la palabra y la armonía que milagrean sus versos, como en una Arcadia recreada por Virgilio, pero también transportan al precioso paraje en las riberas del Tormes de la culta Salamanca, donde Fray Luis de León en su oda a la vida retirada escribió:
…"Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.”…
En el reposo de su jubilación y por la presión ejercida por amigos y la (RSEAPV), para vencer su pudor y modestia, permite publicar, como punto de partida, esta edición de su primer poemario con versos seleccionados por él mismo, con marcada presencia de aquel lejano pretérito, repletos de añoranza y desconsuelo por esos campos, con su pena, su sequía, su lluvia y sementeras, y por aquellos camperos de manos encallecidas por el duro trabajo que a pleno sol avenaban de sus cuerpos.
A veces, el azar distribuye regalos de forma desordenada. Entre sus galardones más preciados posee el Premio Honorífico Provincial de Cultura Vejer "Juan Relinque" concedido en el año 2020; su voluntad y compromiso, desde entonces, fue homenajear al titular de dicho galardón como mejor sabe, que es a través de su pintura y su poesía.
La contraportada de este poemario representa el cuadro titulado: “La primavera en las Hazas de Suerte en Nájara”, obra del propio poeta.
Juan Relinque, Síndico procurador, considerado el personaje histórico más importante de Vejer, cansado de las injusticias, decide enfrentarse contra la proclamación del Duque de Medina Sidonia como dueños de todas las tierras, reclamando nuevas prestaciones e impuestos, hasta lograr en 1535 una Provisión Real con el que poder demandarlo ante la Audiencia de la Real Chancillería de Granada. Finalmente, el 8 de febrero de 1566 dicha Chancillería resuelve el caso mediante un auto a favor de Juan Relinque y sus convecinos, y dicta sentencia condenatoria contra el duque.
La voluntad de la (RSEAPV) desempeña un papel fundamental, porque ha dado cauce y cumple con el deseo de Manzorro poniendo al alcance de todos los vejeriegos su obra pictórica y poética original inspirada en las hazas y en su vivencia del campo de Vejer, con lo cual satisface también con el cometido de reivindicar la importancia histórica de Juan Relinque y la suerte que tenemos los vecinos tantos siglos después de poder disfrutar de su legado, ya sea cultivándolo, paseándolo o pintándolo. En 1868, fue artífice del descubrimiento y difusión de la figura de Juan Relinque. Redactó la primera Memoria que recoge su protagonismo y solicitó y consiguió que, en 1880, el Ayuntamiento le pusiera el nombre de Juan Relinque a la calle Alta. Más tarde, en 2019, logró que todos los Defensores del Pueblo de España se reunieran en Vejer para homenajear su figura, manteniendo viva la memoria de este vejeriego ilustre.
Nuestro agradecimiento a Manuel Manzorro por la licencia para publicar esta edición de su primer poemario. Su generosidad ha vencido a su pudor y modestia, ya que él mismo se niega a ser conocido y reconocido como uno de los grandes poetas contemporáneos.
Finalizamos con los últimos versos de su poema: “Vísperas de invierno”. Muy
pocos como él han sabido expresar con palabras –con versos- narrados una y otra
vez la vida del campo. Cada vez más bello, cada vez más intenso.
…“Hoy, en el umbral del invierno,
la choza y el fuego nos requieren,
que “de nuevo están ahí las avefrías”
En nombre de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Vejer
Gonzalo Díaz Arbolí, Académico de Bellas Artes Santa Cecilia
Responsables de la edición del poemario de Manuel Manzorro (en el centro)
Gonzalo Díaz-Arbolí y Olga Rendón Infante
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Presentación
Don Quijote: “Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento”. (II, 58).
Muchísimas gracias a todos los colaboradores.
4.11.24
Palabras de Campo–Adentro. La poesía silenciada de un ilustre artista vejeriego: Manuel Manzorro.
Nacido en Vejer de la Frontera, (7 de junio de 1935) en el seno de una familia campesina, mantiene a pesar de su experiencia internacional, sólidos vínculos con las tradiciones y cultura de su tierra.
La historia moral del ser humano la han escrito los poetas. Se suele decir que el arte de la literatura reside en la memoria, lo que es verdad en gran medida, y también que la literatura es un ir y venir entre la memoria y la historia, expresando con palabras dispuestas para ser más intensamente recordadas -esto es, sentidas- en ese constante viaje de ida y vuelta. La poesía nació con la rima, el ritmo y el verso donde se funden la memoria y la historia entre palabras llenas de melancolía, nostalgia y dolor.
La obra poética de nuestro socio de honor, el profesor Manuel Manzorro Pérez -íntima y entrañable- revela una asombrosa belleza aún desconocida. Son voces relacionadas con la vida rural. Casi en su totalidad, dedica su obra a la esencia de los campos de Vejer de la Frontera, a su añorada Patría, evocando con especial querencia y añoranza, la biografía de su infancia, que se encarnan en la palabra gracias a la memoria emocionada de los sentidos. Generalmente su poesía bucea y muy profundamente en aguas de la tristeza.
El ser humano siente melancolía por el pasado, nos gusta volver a vivir. La nostalgia es el sentimiento que nos permite olvidar las dificultades.
Echa de menos a sus seres queridos y descubre momentos depositados de una sabiduría ancestral, de un conocimiento profundo de las cosas, nacido de la experiencia y la meditación. En el patio de su casa en Patría, cobijado bajo la parra, aprendió a mirar el paisaje: las cañadas, los trampales, los arroyos. Observó el vuelo de las perdices, la carrera de las liebres, de los galgos y, uncido a la blancura de los pozos, estudió la trayectoria de las estrellas. Fue allí donde heredó su rico acervo cultural que suena bucólico y tradicional. Ahora, en el oasis de su residencia en Santa Lucía nos cuenta cuando de niño subía corriendo al Monte-Patría por las cañadas entre jaras, romero, lentiscos y acebuches, envuelto en el rumor del viento y el canto de los pájaros.
SONETOS:
A
UNA FOTO SOBRE LA TECHUMBRE.
Mirando sin parar desde una foto,
mirando sin remedio y para nada
se te paró la boca desganada
un labio escarmentado y otro roto.
Un golpe amarillento es tu cabeza
empeñada en llorar desde el cartón,
el tiempo te va dando su apretón
cribando sobre ti lluvia y maleza.
Parece que te asomas malherido,
que incorporas tu voz y tu agonía
sin restos, ni herramientas, ni remedio.
No te cosques, que todo está perdido,
que madura muy tarde la alegría,
que nos parte la pena por en medio.
EL ALACRÁN DE LO LEJANO
El perfume natal de la era mía
tiene su finca, allá por el recuerdo.
No escarmienta, que es algo...no me acuerdo
algo así, parecido a la alegría.
Uno se lo quisiera llevar todo,
el aire y los olores del terreno,
los besos y el amor a puño lleno
y llorar lo perdido de otro modo.
Quién se quita de encima los mordiscos
las hondas picaduras venenosas
que pega el alacrán de lo lejano.
Ahora, los matorrales y lentiscos,
las tardes, los trampales y otras cosas
no dejan mi tristeza de la mano.
POR EL CARRIL QUE DA A MI SEMENTERA
Me puse a vivir como pudiera
como uno cualquiera que ha nacido
de la noche al día me he perdido
por la hijuela que va a mi sementera.
Por el carril que da a mi sementera
una riostra de sangre se ha partido
se ha tapado de escarcha y ha llovido
en el relé caliente de mi era.
Después de soñar, yo me equivoco
y creo que es verdad lo que no era
y cojo al revés hacia mi rumbo.
No despierto ni duermo, como un loco
he creído que es azúcar la salmuera
y vivo como puedo tumbo a tumbo.
SI YO PUDIERA CAER COMO LLOVIDO
Si yo pudiera caer como llovido
en la linde sin sombra de tu frente,
y si ahora floreciera de repente
en la llaga borrada de tu olvido.
Todo mi cuerpo en forma de alarido
salpicado de rabia dulcemente
te pagara en fuego y en relente
el terreno de todo lo perdido.
Que la sangre del alma se me acaba;
aquel monte real del sueño mío,
y el posible de verte todavía.
En los bordes del pecho como lava
se va ahondando con tu sombra el río
oscuro y triste por las carnes mías.
A GOLPE DE ABANDONO
Me eché al hombro mi pena y mi alegría
y llegué con el alba a la besana,
y he visto de la noche a la mañana
que no remato bien la aparcería.
Que era tierra mollar como la arena
creí, cuando empezaba mis labores,
y a golpes de abandono y de calores,
soy solo jornalero de la pena.
Me quedo en la mitad de este quebranto,
y sin saber que hacer para este invierno
ni como voy a salir hacia adelante.
Se viene el tiempo encima y entretanto
oscuro el corazón, tan bronco y tierno
edifica con lágrimas su cante.
EL PAN DEL AÑO
Las habas se quedaron arranquinas,
a media flor marchito quedó el cardo.
con Diego, y los demás y con Ricardo,
le cubrimos al tajo sus esquinas.
Tan ancho arriba el sol como una era,
cayendo a caños contra los riñones,
aguantando en el cuello recalmones
limosneándole a Dios la sementera.
Nos fuimos del invierno hacia el verano,
calculando en fanegas el alivio
y se nos vino al pecho la amargura.
Regamos como fieras, luz y grano
pegándonos el aire triste y tibio
y a la espalda de Dios con su locura.
VÍSPERAS DE PRIMAVERA
Pasado el tiempo ya del avefría
el ruiseñor comienza, su apogeo,
se extiende desde el río hasta el bujeo
los tallos, el tarol y la alegría.
Al campo se me va la sangre mía
con la luz, la cigüeña y el careo
me ha prestado la muerte su zureo
sin empeño, ni ganas ni porfía.
Al tiempo no le queda más vereda
que apuntar sobre mí alguna fecha,
algo que me acobarde y desespere.
Cuando veo tanta vida se me queda
el alma boquiabierta y contrahecha
y un gesto parecido al que se muere.
FURTIVOS DEL RECLAMO
Perdona tú Ricardo, hermano mío
que no vaya contigo a media cuesta
como un recio gañán de sangre presta
a la intemperie y al escalofrío.
Bajo tu luz se tuesta el dolor mío,
mis ojos se me van hasta tu siesta.
Si vieras mi faena lo que cuesta
para domarla en pelo como un río.
De tu mismo acebuche es mi madera,
furtivos del reclamo y la besana
nos empujó la tierra como al trigo.
Viene la luz y da contra la era
tristona, amarillenta y con desgana
y allá por la memoria voy contigo.
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Su poesía refleja la dura vida del campo. Como muestra de su calidad, la perfección de este soneto, cabal y perfecto, con su rima en consonante y el acento respetado con rigor que le da una armonía impecable.
Adentrarse en el mundo de nuestro ilustre paisano, en la interioridad de su alma campera, descifrar su mente, es una tarea desafiante. Su obra poética cobra vida leyendo sus poemas; es entonces cuando se siente la emoción que hace resurgir desde sus entrañas la palabra y la armonía que milagrean sus versos, como en una Arcadia recreada por Virgilio, pero también transportan al precioso paraje en las riberas del Tormes de la culta Salamanca, donde Fray Luis de León en su oda a la vida retirada escribió:
…"Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto ya muestra en esperanza el fruto cierto.”…
Elegía a su padre, Diego Manzorro:
En una ocasión me contó mi amigo, Manolo que, su padre al presentir la muerte, fue visitando y despidiéndose de todos sus amigos y vecinos de Patría, abrazándolos como si todos fueran para él su familia. Diego Manzorro era un simple campesino, no un intelectual, que se despedía de este mundo con ese sencillo y a la vez transcendental gesto, así entendía Diego la amistad.
A mí me parece una historia entrañable.
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Elegía a su padre. Realización y voz, gda.
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En recuerdo de su madre, allá por junio, de aquellos del comienzo. Realización y voz gda.Pulsar en la imagen para escuchar el poema
Hoy, en el umbral del invierno, la choza y el fuego nos requieren,
que "de nuevo están ahí las avefrías". Realización y voz gda.
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Huérfanos de vida y de sosiego.... Realización y voz gda.
Manuel Manzorro es, sin duda, uno de los grandes, como pintor–grabador y poeta, y sin embargo, hay pocos hombres de tanta relevancia mundial que sean tan humildes y sencillos en cuanto a su trato.
Profesor Dr. de la Universidad de Sevilla. Realiza sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla, Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid, y culmina sus estudios artísticos en la especialidad de Grabado, Litografía y Pintura Mural en la Escuela Superior de Bellas Artes de París. Profesor en varios países europeos, entre los que cuentan Francia e Italia, así como los EE.UU. y Canadá. Director de la Calcografía Nacional. Dirigió la edición de las planchas que Goya realizó copiando los cuadros de Velázquez.
Premio de la Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural en la “XXII Exposición Internacional de Grabado”, en Madrid.
Seleccionado para la V y VI Bienal Internacional del Grabado de Florencia y para el “XXIII salón Internacional de Grabado y Sistemas de Estampación” de Madrid.
La Fundación Juan March, sin precedente y de forma excepcional, le concede por 3ª vez la beca de investigación para desarrollar el Tema: “Técnicas Tradicionales y Actuales del Grabado”.
Primer “Premio Nacional de Grabado del Ateneo de Sevilla”, en el Certamen Andaluz de Bellas Artes.
Galardonado con el Premio Honorífico Provincial de Cultura Vejer “Juan Relinque”.
He querido destacar su vena poética con la selección de estos poemas; su rica personalidad, expresada con maestría e inspiración, tanto en palabras como en imágenes, y que reflejan un mundo propio, campo dicho o pintado, que siente como nadie y como nadie expresa. (José A. Muñoz Rojas)
Los pozos de los campos de Vejer, representan una parte importante de su obra, este que lo ilustra está situado en Patría, rodeado de cardos silvestres, hazas de suerte y al fondo la playa de El Palmar.
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Gonzalo Díaz-Arbolí
Académico de Bellas Artes Santa Cecilia
Mi agradecimiento a su hija Ana por su apoyo a esta iniciativa. Estas son sus palabras: Gracias Gonzalo por iluminar esta consolidada y a la vez silenciada habilidad de mi padre.
Querido Manolo:
Me pides un escrito para el catálogo de tu exposición en Vejer, tu pueblo. Dices que yo lo puedo hacer porque “sé algo del campo y sus cosas”. Me has enseñado con este motivo unos cuantos grabados y me has dado unos cuantos poemas, y, ¡qué bien me viene!, una gran lección de humildad. Por esos poemas veo que del campo sabes más que yo. Cuando leímos los poemas juntos, qué descubrimiento de nuevas palabras, para mi desconocida ¡yo que tantas creía conocer! Después de la conversación y el descubrimiento me quedé maravillado. (Mientras en nosotros quede capacidad para la maravilla y el mundo siga ofreciéndonosla, estamos salvados). Siempre acercarse al campo es un descubrimiento. Lo que pasa es que el campo exige, como todo, su amor o aprendizaje o haber surgido de él –como tú-, ser como tu una zulla generosa, un empujón de la tierra misma que se ofrece, que es puente entre las riquezas ocultas, los misterios de la tierra y las sutilezas del aire. Pero además el campo, tu campo y el mío, no son solo naturaleza, ni paisaje, ni sentimentalismo derretido más o menos rusonianos, sino ayuntamiento de tierra y hombres, doloroso y gozoso ayuntamiento de sudor y fecundidad, arado y tarol (ya te estoy robando palabras), de faena y resignación, todo es misterio y viene de lo alto, todo es misterio, y fíjate esas raicillas introduciéndose en la tierra y que parecen de nada, y de ellas salen los prodigios de la espiga y el acero de las encinas, y la mano y el ojo del hombre sobre la tierra, haciendo la cosecha, queriéndola hacer, con la lluvia y el tempero, con la labor y la esperanza, sabiendo que a la postre el año saldrá por donde salga, siempre distinto siempre inesperado, sacando generosidades imprevistas –o apretones durísimos- y por eso no se entiende a las gentes del campo, cuyo menester pertenece a otro mundo. ¡Oh! el olor de la alhucema y la lujuria de los velliscos en las veras y las flores de la jarastepa que parecen mariposas delicadísimas paradas en las ásporas ramas de los matagallos. Eso es naturaleza y las perdices y tus sillas de anea y los pozos y tus “oriscanes”, y todo ese mundo que se toca y que sin embargo encierra y encierra o sobre misterios. ¿Por qué vino el año tan generoso en nerdos cuando no quedó uno? O ¿por qué la grama prevista no estaba a su cita con el arado? No, la acumulación de misterios, el tejido, ya casi eterno, del hombre y la tierra, esa yunta que empuja al mundo y que tú sientes como nadie y como nadie expresas, con pluma y pincel, con palabra e imagen, poesía toda grabada o escrita, campo todo dicho o pintado, alegría y melancolía de este campo donde nunca falta la mano o la sombra del hombre que lo complete.
Tú eres un tallo más, natural en la fecundidad de ese campo, un ramón más de sus olivos, la misma fuerza y la delicadeza del brotar del grano rompiendo la costra está en ti, ese aparejamiento de delicadeza y vigor, de ternura y fecundidad, aparecen en tu poesía y en tu pintura, poesía en definitiva. A mí la lectura de tus poemas me ha recordado aquel bardo que fue Dylan Thomas, en el desparramarse de algo que le crecía dentro y no era más que la siembra interior de la hermosura de fuera, de la humana ternura que ese aparejamiento lleva consigo. No te dejan de la mano, como dices en tu verso, te muerde el alacrán, mejor, tienes clavado ese alacrán no de lo lejano, sino del campo entero con su pena, su sequía y su ternura, con su siempre esperanza.
Un abrazo
José A. Muñoz Rojas. Poeta y escritor. Hijo Predilecto de Andalucía
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Consultar: GLOSARIO DE TÉRMINOS USADOS EN EL CAMPO.
Don Quijote: “Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento”. (II, 58).
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