Las artes consuelan la vida, la sabiduría la dirige.
(Séneca, Cartas, 85, 32)
7.12.24
Resumen biográfico de Antonio Otero Seco (1905-1970), y su poema dedicado a Vejer de la Frontera
Hacer clic sobre la imagen para ampliar
Este poema, dirigido a mi ciudad de nacimiento, Vejer, -de la que me siento orgulloso-, fue dedicado al pintor Alfredo Palmero, publicado en el periódico "La Libertad" en la edición del 10 de septiembre de 1933.
VEJER DE LA FRONTERA
Vejer: Desde el automóvil
quiero llevarte en el cuadro
del parabrisas. Así
te descuelgo del espacio.
Vejer: Maqueta de pueblo
en el azul recortado.
Vejer: Silencio infantil
de nostalgias traspasado,
huyendo del verde ansioso
que está devorando el campo.
¡Cómo me angustia ese verde
que va hacia el pueblo trepando!
¿Quién ha tirado al azul
ese puñal de dados?…
Vejer: Quisiera llevarte
en la palma de la mano.
En la solapa del tiempo
gira loca, loca, loca
entre las manos del viento,
la gran rosa de papel
de tu molino harinero.
Vejer: Yo quiero esa rosa,
loca de sol y de cielo,
para llevarla en la proa
de mi barco aventurero.
Dámela, Cerca, en Tarifa,
me espera un barco velero.
Quiero llevarla triunfante
por las aguas del Estrecho,
girando como una brújula
sobre la noche del pelo
de mi amor. Dame tu rosa
de papel de terciopelo.
La colección en la que este poema ha sido incluido, 'Poesía en Resistencia', parecían estar esperando la obra poética de un autor que desde su exilio defendió con valentía la literatura y la cultura españolas.
Antonio Otero Seco (1905-1970) nació en Cabeza del Buey, provincia de Badajoz, en una familia de seis hijos de la burguesía liberal. Estudió Derecho en la universidad de Sevilla y Filosofía y Letras en la de Madrid. Ya en aquella época, de los 20 a los 25 años, había publicado cuatro novelas. A partir de 1930, la familia se instala definitivamente en Madrid, donde el joven Antonio participa activamente en la lucha por el establecimiento de la República. Empieza una carrera de periodista a la que permanecerá fiel hasta su muerte, a pesar de los trastornos y desastres políticos y personales.
Durante aquellos años, viaja por toda Europa y Marruecos como corresponsal de varios periódicos madrileños. Entonces es cuando compone los poemas de Viaje al Sur. Se hace amigo de la mayoría de los escritores y artistas contemporáneos. Publicó la última entrevista a Federico García Lorca, en la víspera de su vuelta a Granada en El Mundo Gráfico del 24 de febrero de 1937, es decir seis meses después de su ejecución, pues, creyéndolo hasta ese momento en vida, Antonio Otero no quería perjudicarlo mencionándolo en un diario republicano.
A partir del golpe militar, realiza para Mundo Gráfico una de sus colaboraciones más interesantes: la serie «Los héroes populares», donde recogerá las historias de los milicianos anónimos, gente de ideología diversa, cuyo único factor común es su apoyo decidido a la República y su antifascismo. Continúa su labor periodística en Mundo Gráfico, Estampa, La Voz, El Sol, del que llegó a ser redactor jefe, La Verdad o Política. A veces firmaba con el seudónimo de «Antonio de la Serena», en referencia a su comarca de nacimiento, convirtiéndose en una especie de cronista del pueblo de Madrid. A partir de enero de 1938 se desplaza como enviado especial del diario La Voz a los diferentes frentes, lo que no le impedirá seguir plasmando la vida cotidiana de Madrid.
Al final de la guerra, en abril de 1939, es detenido y condenado a muerte. Después de seis meses en la cárcel de Porlier en Madrid, la pena de muerte es conmutada por 30 años de cárcel en el penal de El Dueso, provincia de Santander, de donde le permiten salir, bajo libertad condicional, al cabo de dos años.
A partir de 1942, es otra vez residente en Madrid pero, siendo "indultado", le resulta imposible seguir con su oficio de periodista y ejercer cualquier cargo en relación con el público. Entra en una red de resistencia antifranquista bajo el seudónimo de Ángel Ortiz. En 1947, lo detienen otra vez y consigue evadirse. Pero la situación se había hecho tan peligrosa para él que la resistencia antifranquista decide organizar su evasión a Francia adonde llega en marzo de 1947 disfrazado de cura y con documentación falsa. Aquella época perturbada la cuenta Antonio Otero en el relato publicado en Les Temps modernes.
Ya en París, viaja por Europa como delegado del gobierno en exilio, siendo también traductor en la ONU y la UNESCO. Sigue escribiendo numerosos artículos para revistas europeas y latinoamericanas. A partir de 1952, es lector y luego "maître-assistant associé" en la universidad de Rennes, donde siguió enseñando hasta su muerte el 29 de diciembre de 1970, Rennes (Francia)
“Como demuestran frases que dejó en cartas a sus amigos "Allí, en España -¡qué triste es decir allí!-" o "Nos falta el suelo -la tierra- y el cielo de España para ser felices. Nunca nos acostumbraremos a otros horizontes", u otras que expresan deseos que nunca vio cumplidos: "Volveremos a servir a España y volveremos a tener un papel en la reconstrucción de España".
No hay comentarios:
Publicar un comentario