15.6.21

HISTORIAS DE VEJER. Religiosos alemanes refugiados en el Santuario de la Virgen de la Oliva



La Primera Guerra Mundial fue un periodo histórico sumamente complejo.
Se desarrolló durante algo más de cuatro años (1914-1918) principalmente en Europa, enfrentando a las principales potencias de aquella época: la Triple Alianza (Alemania, Austria, e Italia) contra la Triple Entente (Rusia, Francia y el Reino Unido), más tarde se uniría Estados Unidos de América.
Está asociada, al infierno de la guerra de trincheras, no solo en el continente Europeo, sino también en las colonias de los países europeos, en esta publicación nos referiremos solo a la alemana de Camerún donde su escasa guarnición fue derrotada por las tropas de la Triple Entente tras dos años de campaña (1914-1916).

España se declara neutral
Eduardo Dato en despacho
con Alfonso XIII

El 5 de agosto de 1914 el recién nombrado gobierno de Eduardo Dato declara la neutralidad de España en la primera guerra mundial, tal como reza en el BOE del 7 de agosto de 1914.  La guerra tomó otras formas en el país. El suministro a los combatientes estimuló una actividad económica. Al mismo tiempo, la península y sus territorios anexos se convirtieron en plataforma y punto de encuentro del espionaje internacional.


Tras la derrota, las tropas alemanas, junto a miles de soldados nativos, dirigidos por el comandante Zimmermann, decidieron internarse en el territorio neutral de la Guinea Española en febrero de 1916. Tras una corta estancia en la isla de Fernando Poo, el gobierno español decidió trasladar solo a los alemanes, a España donde serían internados en distintas ciudades hasta el final de la guerra. Una vez desembarcados los expedicionarios alemanes en Cádiz, las autoridades españolas hicieron firmar a cada uno de los ellos la siguiente declaración: “El abajo firmado súbdito Alemán procedente del Camerún se compromete bajo palabra de honor al ser internado en España a permanecer hasta el final de la guerra en la residencia que a cada uno de ellos se les señale por el Gobierno de el Rey no ausentándose bajo ningún pretexto de la población en que se aloje sin permiso especial de la Autoridad Militar”. De esta manera el gobierno español se responsabilizaba por completo de la custodia, protección, ubicación y manutención de estos internados alemanes.

Los religiosos alemanes en El Santuario de la Virgen de la Oliva
Los expulsados de Camerún no fueron todos civiles y militares sino que también iban algunos religiosos que el gobierno alemán había enviado a su colonia para evangelizar a los nativos. Un pequeño grupo de estos misioneros, de la orden del Sagrado Corazón de Jesús en Camerún, estuvieron refugiados en el santuario de la Oliva en Vejer de la Frontera hasta el final de la Primera Guerra Mundial, 1918. Todos eran muy estimados y se ganaron la confianza y el cariño de los vecinos por su carácter y servicios.

Desde hace mucho tiempo se conserva en el Santuario de La Oliva una gran fotografía de estos religiosos hospedados en él desde 1916 a 1918. Son seis frailes vestidos de sotana, barbudos cuatro de pie y dos sentados, seguramente están posando en el patio del Santuario. Uno de ellos, el Padre Guillermo Zicke, que de acuerdo con el párroco de Vejer, se fue a regentar la Iglesia de Zahara de los Atunes. 


En su obra “Ecos de la Selva Africana”, el Padre Guillermo relata el remolino de emociones ante la llegada a su nuevo destino y la imagen previa que tenían de España: “¿Qué decir de nuestras impresiones cuando a lo lejos se divisaron las casas y torres de Vejer de la Frontera? Nuestros corazones empezaron a latir con esperanza al contemplar aquel mundo nuevo, tan sólo conocido por grotescas caricaturas que novelistas e historiadores trazaban en torno a D. Quijote y de las corridas de toros.”

Entre los numerosos legajos que custodia el Archivo Histórico Nacional existe un informe que nos puede aportar luz, sobre las actividades de estos refugiados alemanes en España. El Ministerio de Estado, elaboró un informe bajo el título de “Religiosos Alemanes residentes en Zahara de los Atunes. Cortijo de Casma.” Diferentes autoridades de la provincia de Cádiz elevaron al Ministerio sus sospechas de las actividades de los misioneros alemanes. El Gobernador Militar del Campo de Gibraltar informaba que en el Castillo de la Aldea de Zahara de los Atunes residían nueve religiosos del Camerún pertenecientes a la orden del Sagrado Corazón de Jesús y en el Cortijo de Casma, propiedad del vecino de Tarifa, Agustín Abreu. 

En un artículo escrito por Antonio Muñoz Guzmán, alcalde de Vejer durante muchos años, publicado en 1980 en la revista de Amigos del País, decía lo siguiente: Muy pocos llegaron a conocer otra actividad que secretamente desarrollaron durante aquellos tres años, los religiosos alemanes, que permanecieron en tierras vejeriegas. Mientras duró la guerra trabajaban en las labores del jardín cuatro días a la semana. Construyeron un hermoso jardín, que aún hoy día permanece lleno de diferentes tipos de árboles, un parque verde y frondoso en el paisaje de la marisma cercana. Posiblemente también sembraron los enormes y gigantescos eucaliptos, desgraciadamente cortados y en su lugar plantaron acebuches. En el centro del jardín erigieron una estatua al Sagrado Corazón de Jesús. Con una dedicatoria grabada en una cara del pedestal que dice In memoriam 1918, lo cual indica que al menos estuvieron allí dos años, hasta que terminó la guerra. Dos años también,  dedicados a la oración y al cuidado de las almas.


Los lunes sacrificaban dos cerdos cebados que previamente habían adquirido, los descuartizaban y los acondicionaban en varias mochilas. Antes del amanecer del día siguiente cargaban las mochilas sobre sus espaldas y se dirigían hacia Zahara de los Atunes. Llegando a la playa, subían a un bote que el padre Guillermo les tenía preparado y fingían salir a pescar. A veces volvían a las pocas horas, otras permanecían en el mar hasta el anochecer. Los víveres que llevaban en cada ocasión servían para abastecer al famoso submarino U-21 de la marina alemana, que operaba a la entrada del Estrecho."

La actividad submarina alemana era muy activa en las aguas españolas y baste recordar las hazañas y estragos del U-35, verdadero azote de la navegación aliada (y neutral). El temor a un posible contacto o colaboración entre los sumergibles alemanes y los religiosos alemanes de la costa de Cádiz iba cobrando forma. Pudo ser verdad.
Sabido es la buena dotación de submarinos que tenían los alemanes en aquella guerra y el daño que hacían a los mercantes de los aliados, en el objetivo de aislar al Reino Unido  y lógicamente el Estrecho de Gibraltar era un punto muy significado. No es extraño que fueran abastecidos desde nuestras costas, pese a la neutralidad de España. Y, por supuesto, cuanto agradecerían los marinos aquellas mercancías, dado el prolongado y difícil periplo de las naves en el mar.

Se dice que gracias a estos religiosos refugiados en La Oliva y que después recorrieron toda la zona, en Alemania fue muy conocida esta tierra gaditana y quizás fruto de ello, la colonia de alemanes que posteriormente se construyó y pobló  Zahara de los Atunes. 
Las guerras son trágicas y dolorosas, pero a veces están llenas de episodios curiosos y novelescos. Este es uno de ellos.

                                                        Vejer a principio del siglo XX

Fuentes:
El Correo de Andalucía. 3 de junio. 2018. Por Dios y por el káiser Carlos A. Font.
Diario de Cádiz. 18 mayo 2016, Antonio Morillo Crespo. Alemanes del Camerún en La Oliva
Internet

 

Gonzalo Díaz Arbolí


3 comentarios:

Luis Manzrro Benitez dijo...

Etraordinaria tu publicación de hoy, Gonzalo. Creo que todos sabemos, por las peliculas sobre todo, que la segunda guerra mundial empezó con la ivasión de Polonia en 1939, pero esta historia de alemanes en el Santuario de la Oliva, no creo que sea muy conocida.
Está todo tan bien contado que ha sido un placer leerlo.
Muchas gracias.

Eugenio M. dijo...

Una historia, Gonzalo, cuyos episodios, entre curiosos y novelescos, quieren hacenos difuminar los horrores de la primera guerra mundial y nos rodean con el calor humano del Santuario de la Virgen de la Oliva, adornando el relato con la presencia de los monjes alemanes que terminan siendo la intendencia del submarino de la flota alemana. Has mezclado con gusto y maestría una serie de elementos tan opuestos, que además de didáctica has urdido una trama que nos entretiene, nos divierte y nos enseña. Gracias por esta entrada, Gonzalo. Para mi tiene muchos valores positivos

Laurentina G dijo...

Interesante historia, muy ben contada. Como moraleja, no te fíes de los que hacen "matanzas" fuera de temporada.

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