13.8.21

La poesía de Inmaculada Moreno. Recuerdo de un solemne y hermoso día.

La poesía de Inmaculada Moreno irrumpe, para sorpresa de todos en 1998. La colección Calle del Aire de la Editorial Renacimiento publica su primer poemario, Son los ríos, que merecía la reseña elogiosa, entre otras, de Guillermo Carnerero. Había ganado con esta obra el Premio Ciudad de San Fernando de aquel año. Pocas voces resultaban tan seguras como la suya en una primera publicación. En el libro rememora las Coplas por la muerte de su padre de Jorge Manrique, inaugurando una poesía intimista y reflexiva, que tiene como contenidos esenciales el tiempo, el amor y el recuerdo, los grandes temas de la literatura universal.
Aunque su pluma se ha movido en estos ámbitos hasta ahora, su entorno portuense (y en particular su infancia) se vislumbra entre sus versos. Así, en el poema "Materia inexacta", sobre el recuerdo, nos dice:

...un azote de blanco en la azotea;
la herida de la luz de un mediodía
entre el follaje denso de los pinos

y en su poema "Siestas" rememora:

(…) por entre los olores
de albaricoque y plancha de los sábados.
Salmodiaban el cierro
melopeas de higos y salitre.
Me acogía la casa,
la penumbra, la cal fresquísima, el serial
de la radio entre blandos
murmullos hormigueros de mayores.

En este otro poema, titulado “Antigua Fábrica de Tabacos”, encontramos el recuerdo de su juventud estudiantil en Sevilla:

De la misma manera
que el imán de la ola en retroceso
sobre los pies mojados en la orilla,
ese mareo blando que te arrastra...
así,
pasear por aquellos corredores,
sorprender mis resquicios y mis luces
tomados por extraños,
y resistir de pie
la resaca del tiempo y sus ardides.

De su estancia en Gran Bretaña nace el libro Donde la hoguera verde con el que en 2011 nuestra académica ganó la décimo quinta edición del Premio Internacional de poesía en español "Antonio Machado". El libro comienza así:

Vivir como lo hicieron los antiguos:
con esos ritos lentos que daban a los días
la dimensión de un Amazonas
y rodeada de esas gentes
que guardan las distancias y veneran
los signos más sutiles,
el artificio más baldío,
la más escrupulosa hipocresía.

Recoge en él su experiencia británica y en él se suceden las mujeres que toman té, los cielos llenos de nubes, los verdes radiantes, cuando un sol pasajero los alumbra. Si su primer libro, Son los ríos, está dedicado a sus padres, este es un homenaje a su hermana Cristina, que prematuramente nos fue arrebatada:

¿Adónde nos levanta esta miseria?
Esta marginación ¿de qué nos salva?

Porque el dolor aísla: él defiende
los límites donde gobierna
con su desolación estéril
y ya todo es dolor,
todo es el rayo,
todo desolación y terremoto (…)

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Pero el libro más profundo de Inmaculada Moreno es Igual que lava oscura. Esa lava es el miedo de todo hombre, miedo que se desarrolla en cuatro momentos: miedo al paso del tiempo, a la soledad y la incomprensión, al misterio y al dolor. Aquí ya la autora no se nos muestra como una joven encandilada por la vida, sino como una mujer, ya madura, que sabe de dolores e interrogantes sin respuesta.

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Los poemas de este libro recogen versos en los que los hombres, cito textualmente, "se reúnen en bares bulliciosos" por "constatar la propia / existencia en el gesto de los otros" porque "la soledad fue su condena", cierro la cita. Y sin embargo surge una palabra de esperanza, la palabra robusta del padre:

De una manera extraña
esa palabra dice todavía
que voy a ser feliz
y yo le creo.

En la poesía de la doctora Moreno la importancia del recuerdo se da la mano con una fuerte dimensión familiar, hasta el punto de haber dado lugar al libro Poemas para sobrinos que el editor Jesús Munárriz publicó en la Colección Ajonjolí de poesía para niños de la editorial Hiperión. Ya el crítico, también portuense, Enrique García-Máiquez hizo ver que este libro para niños mostraba un saber hacer poético muy maduro. 

Dos ratones, dos ratones
que se escapan, que se esconden
tras las patas de la mesa.
Se han metido en la despensa
y se suben y se bajan
por los botes, por las latas
por paquetes y botellas.
Han mordido las galletas,
han abierto los garbanzos,
han salido y han entrado,
han corrido por el suelo,
han saltado hasta el frutero,
sin pararse se han cagado
y se han ido como entraron.

Y este otro, para un sobrino enfadado, con el título de "Elegía primera":

Ahora que estás triste y a la vez enojado,
que el dolor te parece tan enorme y eterno,
ten en cuenta que existe eso que llaman tiempo,
que todo pasa, Ale, todo acaba pasando.
Como se filtra lenta en la tierra la lluvia,
igual que se descuelga una gota indecisa,
de la misma manera que el hielo en tu bebida,
este día, lo sabes, no va a volver ya nunca.

Doctora en Filología Hispánica con Mención Internacional por la Universidad de Cádiz. Ha traducido a la poeta alemana Mascha Kaléko.  A la vez, su poesía, ha sido traducida al portugués y al árabe. Ha publicado diversos ensayos sobre poesía en revistas especializadas. En el ámbito universitario internacional aparece citada o analizada en los libros: Sharon K. 
Y sin embargo, la admiro por su discreción deliberada y humilde.
Gonzalo Díaz Arbolí
Académico de Santa Cecilia

Igual que lava oscura: Con este libro, Inmaculada Moreno, modifica el rumbo de su poesía y sustituye la mirada introspectiva que le ha caracterizado hasta la fecha por una visión más abierta a la realidad que le rodea. "Este libro es el menos introspectivo de mi obra -reconoce la escritora- en él hay una mirada más hacia afuera que en mis anteriores libros de poesía".
Pueden leerlo  pulsando en:  Igual que lava oscura

6 comentarios:

Inmaculada Moreno dijo...

Un millón de gracias por darle este trato a mi trabajo. Me admira el gran conocimiento de mi poesía, me abruma el cariño con que la trata.

Eugenio Martínez dijo...

Me uno con emoción, Gonzalo, a este homenaje que tu profundo conocimiento de su obra poética le brinda a Inmaculada Moreno y por más que la grandeza y altura de su sensibilidad la conmine a sentirse abrumada por el cariño que le manifiestas, nosotros sabemos que es también y además y sobre todo un justo tributo a su oficio en el taller de las palabras a las que, como ella nos cuenta, desmigaja y amasa, porque son la bendición sonora, el territorio puente y su laberinto doméstico de luces. Tu Te lo has "amasado", Inmaculada y solo a tus méritos le pertenece

Flora Díaz Hurtado dijo...

Quizás por lo íntimo y familiar sus poemas son aún más bellos y cercanos. Me ha encantado leerlos y después escucharlos.
El último me ha emocionado y me ha hecho pensar en mi adorado sobrino. Sabias y bonitas palabras las de Inmaculada.

Ignacio dijo...

Me siento muy identificado con su poesía.
Ah!! Me encanta como recita el poema de los dos ratones.

Eugenio dijo...

Coincido plenamente con la opinión de Ignacio de la Rúa, gran amante de la poesía.

Julio de la Rúa dijo...

Me ha gustado mucho la poesía de Inmaculada Moreno.
Y me ha gustado la técnica visual del vídeo, evolucionando lentamente desde la ausencia de la poetisa, hasta su inclusión en el mismo...

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