4.11.24

Palabras de Campo–Adentro. La poesía silenciada de un ilustre artista vejeriego: Manuel Manzorro.

Primavera en las Hazas de Suerte de Nájara,  (óleo de Manuel Manzorro)

Nacido en Vejer de la Frontera, (7 de junio de 1935) en el seno de una familia campesina, mantiene a pesar de su experiencia internacional, sólidos vínculos con las tradiciones y cultura de su tierra.
La historia moral del ser humano la han escrito los poetas. Se suele decir que el arte de la literatura reside en la memoria, lo que es verdad en gran medida, y también que la literatura es un ir y venir entre la memoria y la historia, expresando con palabras dispuestas para ser más intensamente recordadas -esto es, sentidas- en ese constante viaje de ida y vuelta. La poesía nació con la rima, el ritmo y el verso donde se funden la memoria y la historia entre palabras llenas de melancolía, nostalgia y dolor.

La obra poética de nuestro socio de honor, el profesor Manuel Manzorro Pérez -íntima y entrañable- revela una asombrosa belleza aún desconocida. Son voces relacionadas con la vida rural. Casi en su totalidad, dedica su obra a la esencia de los campos de Vejer de la Frontera, a su añorada Patría, evocando con especial querencia y añoranza, la biografía de su infancia, que se encarnan en la palabra gracias a la memoria emocionada de los sentidos. Generalmente su poesía bucea y muy profundamente en aguas de la tristeza.
El ser humano siente melancolía por el pasado, nos gusta volver a vivir. La nostalgia es el sentimiento que nos permite olvidar las dificultades.

Echa de menos a sus seres queridos y descubre momentos depositados de una sabiduría ancestral, de un conocimiento profundo de las cosas, nacido de la experiencia y la meditación. En el patio de su casa en Patría, cobijado bajo la parra, aprendió a mirar el paisaje: las cañadas, los trampales, los arroyos. Observó el vuelo de las perdices, la carrera de las liebres, de los galgos y, uncido a la blancura de los pozos, estudió la trayectoria de las estrellas. Fue allí donde heredó su rico acervo cultural que suena bucólico y tradicional. Ahora, en el oasis de su residencia en Santa Lucía nos cuenta cuando de niño subía corriendo al Monte-Patría por las cañadas entre jaras, romero, lentiscos y acebuches, envuelto en el rumor del viento y el canto de los pájaros.

SONETOS:

A UNA FOTO SOBRE LA TECHUMBRE.

Mirando sin parar desde una foto,
mirando sin remedio y para nada
se te paró la boca desganada
un labio escarmentado y otro roto.

Un golpe amarillento es tu cabeza
empeñada en llorar desde el cartón,
el tiempo te va dando su apretón
cribando sobre ti lluvia y maleza.

Parece que te asomas malherido,
que incorporas tu voz y tu agonía
sin restos, ni herramientas, ni remedio.

No te cosques, que todo está perdido,
que madura muy tarde la alegría,
que nos parte la pena por en medio.


EL ALACRÁN DE LO LEJANO

El perfume natal de la era mía
tiene su finca, allá por el recuerdo.
No escarmienta, que es algo...no me acuerdo
algo así, parecido a la alegría.

Uno se lo quisiera llevar todo,
el aire y los olores del terreno,
los besos y el amor a puño lleno
y llorar lo perdido de otro modo.

Quién se quita de encima los mordiscos
las hondas picaduras venenosas
que pega el alacrán de lo lejano.

Ahora, los matorrales y lentiscos,
las tardes, los trampales y otras cosas
no dejan mi tristeza de la mano.


POR EL CARRIL QUE DA A MI SEMENTERA

Me puse a vivir como pudiera
como uno cualquiera que ha nacido
de la noche al día me he perdido
por la hijuela que va a mi sementera.

Por el carril que da a mi sementera
una riostra de sangre se ha partido
se ha tapado de escarcha y ha llovido
en el relé caliente de mi era.

Después de soñar, yo me equivoco
y creo que es verdad lo que no era
y cojo al revés hacia mi rumbo.

No despierto ni duermo, como un loco
he creído que es azúcar la salmuera
y vivo como puedo tumbo a tumbo.



SI YO PUDIERA CAER COMO LLOVIDO

Si yo pudiera caer como llovido
en la linde sin sombra de tu frente,
y si ahora floreciera de repente
en la llaga borrada de tu olvido.

Todo mi cuerpo en forma de alarido
salpicado de rabia dulcemente
te pagara en fuego y en relente
el terreno de todo lo perdido.

Que la sangre del alma se me acaba;
aquel monte real del sueño mío,
y el posible de verte todavía.

En los bordes del pecho como lava
se va ahondando con tu sombra el río
oscuro y triste por las carnes mías.



A GOLPE DE ABANDONO

Me eché al hombro mi pena y mi alegría
y llegué con el alba a la besana,
y he visto de la noche a la mañana
que no remato bien la aparcería.

Que era tierra mollar como la arena
creí, cuando empezaba mis labores,
y a golpes de abandono y de calores,
soy solo jornalero de la pena.

Me quedo en la mitad de este quebranto,
y sin saber que hacer para este invierno
ni como voy a salir hacia adelante.

Se viene el tiempo encima y entretanto
oscuro el corazón, tan bronco y tierno
edifica con lágrimas su cante.



EL PAN DEL AÑO

Las habas se quedaron arranquinas,
a media flor marchito quedó el cardo.
con Diego, y los demás y con Ricardo,
le cubrimos al tajo sus esquinas.

Tan ancho arriba el sol como una era,
cayendo a caños contra los riñones,
aguantando en el cuello recalmones
limosneándole a Dios la sementera.

Nos fuimos del invierno hacia el verano,
calculando en fanegas el alivio
y se nos vino al pecho la amargura.

Regamos como fieras, luz y grano
pegándonos el aire triste y tibio
y a la espalda de Dios con su locura.




VÍSPERAS DE PRIMAVERA

Pasado el tiempo ya del avefría
el ruiseñor comienza, su apogeo,
se extiende desde el río hasta el bujeo
los tallos, el tarol y la alegría.

Al campo se me va la sangre mía
con la luz, la cigüeña y el careo
me ha prestado la muerte su zureo
sin empeño, ni ganas ni porfía.

Al tiempo no le queda más vereda
que apuntar sobre mí alguna fecha,
algo que me acobarde y desespere.

Cuando veo tanta vida se me queda
el alma boquiabierta y contrahecha
y un gesto parecido al que se muere.



FURTIVOS DEL RECLAMO

Perdona tú Ricardo, hermano mío
que no vaya contigo a media cuesta 
como un recio gañán de sangre presta
a la intemperie y al escalofrío. 

Bajo tu luz se tuesta el dolor mío,
mis ojos se me van hasta tu siesta.
Si vieras mi faena lo que cuesta
para domarla en pelo como un río.

De tu mismo acebuche es mi madera,
furtivos del reclamo y la besana
nos empujó la tierra como al trigo.

Viene la luz y da contra la era
tristona, amarillenta y con desgana
y allá por la memoria voy contigo.

  Pulsen la imagen para visualizar y escuchar el poema completo. Realización y voz gda.

Su poesía refleja la dura vida del campo. Como muestra de su calidad, la perfección de este soneto, cabal y perfecto, con su rima en consonante y el acento respetado con rigor que le da una armonía impecable.

Adentrarse en el mundo de nuestro ilustre paisano, en la interioridad de su alma campera, descifrar su mente, es una tarea desafiante. Su obra poética cobra vida leyendo sus poemas; es entonces cuando se siente la emoción que hace resurgir desde sus entrañas la palabra y la armonía que milagrean sus versos, como en una Arcadia recreada por Virgilio, pero también transportan al precioso paraje en las riberas del Tormes de la culta Salamanca, donde Fray Luis de León en su oda a la vida retirada escribió:

…"Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto ya muestra en esperanza el fruto cierto.”…


Elegía a su padre, Diego Manzorro:
En una ocasión me contó mi amigo, Manolo que, su padre al presentir la muerte, fue visitando y despidiéndose de todos sus amigos y vecinos de Patría, abrazándolos como si todos fueran para él su familia. Diego Manzorro era un simple campesino, no un intelectual, que se despedía de este mundo con ese sencillo y a la vez transcendental gesto,  así entendía Diego la amistad.
A mí me parece una historia entrañable.

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Elegía a su padre. Realización y voz, gda.


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        En recuerdo de su madre, allá por junio, de aquellos del comienzo. Realización y voz gda.

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Hoy, en el umbral del invierno, la choza y el fuego nos requieren,
que "de nuevo están ahí las avefrías". Realización y voz gda.


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Huérfanos de vida y de sosiego.... Realización y voz gda.




Manuel Manzorro es, sin duda, uno de los grandes, como pintor–grabador y poeta, y sin embargo, hay pocos hombres de tanta relevancia mundial que sean tan humildes y sencillos en cuanto a su trato. 
Profesor Dr. de la Universidad de Sevilla. Realiza sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla, Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid, y culmina sus estudios artísticos en la especialidad de Grabado, Litografía y Pintura Mural en la Escuela Superior de Bellas Artes de París. Profesor en varios países europeos, entre los que cuentan Francia e Italia, así como los EE.UU. y Canadá. Director de la Calcografía Nacional.  Dirigió la edición de las planchas que Goya realizó copiando los cuadros de Velázquez.


Premio de la Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural en la “XXII Exposición Internacional de Grabado”, en Madrid.
Seleccionado para la V y VI Bienal Internacional del Grabado de Florencia y para el “XXIII salón Internacional de Grabado y Sistemas de Estampación” de Madrid.
La Fundación Juan March, sin precedente y de forma excepcional, le concede por 3ª vez la beca de investigación para desarrollar el Tema: “Técnicas Tradicionales y Actuales del Grabado”.
Primer “Premio Nacional de Grabado del Ateneo de Sevilla”, en el Certamen Andaluz de Bellas Artes.
Galardonado con el Premio Honorífico Provincial de Cultura Vejer “Juan Relinque”.

He querido destacar su vena poética con la selección de estos poemas; su rica personalidad, expresada con maestría e inspiración, tanto en palabras como en imágenes, y que reflejan un mundo propio, campo dicho o pintado, que siente como nadie y como nadie expresa. (José A. Muñoz Rojas)

Los pozos de los campos de Vejer, representan una parte importante de su obra, este que lo ilustra está situado en Patría, rodeado de cardos silvestres, hazas de suerte y al fondo la playa de El Palmar.

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Gonzalo Díaz-Arbolí
Académico de Bellas Artes Santa Cecilia

Mi agradecimiento a su hija Ana por su apoyo a esta iniciativa. Estas son sus palabras: Gracias Gonzalo por iluminar esta consolidada y a la vez silenciada habilidad de mi padre.



CARTA A MANOLO MANZORRO PARA VEJER
Querido Manolo:
Me pides un escrito para el catálogo de tu exposición en Vejer, tu pueblo. Dices que yo lo puedo hacer porque “sé algo del campo y sus cosas”. Me has enseñado con este motivo unos cuantos grabados y me has dado unos cuantos poemas, y, ¡qué bien me viene!, una gran lección de humildad. Por esos poemas veo que del campo sabes más que yo. Cuando leímos los poemas juntos, qué descubrimiento de nuevas palabras, para mi desconocida ¡yo que tantas creía conocer! Después de la conversación y el descubrimiento me quedé maravillado. (Mientras en nosotros quede capacidad para la maravilla y el mundo siga ofreciéndonosla, estamos salvados). Siempre acercarse al campo es un descubrimiento. Lo que pasa es que el campo exige, como todo, su amor o aprendizaje o haber surgido de él –como tú-, ser como tu una zulla generosa, un empujón de la tierra misma que se ofrece, que es puente entre las riquezas ocultas, los misterios de la tierra y las sutilezas del aire. Pero además el campo, tu campo y el mío, no son solo naturaleza, ni paisaje, ni sentimentalismo derretido más o menos rusonianos, sino ayuntamiento de tierra y hombres, doloroso y gozoso ayuntamiento de sudor y fecundidad, arado y tarol (ya te estoy robando palabras), de faena y resignación, todo es misterio y viene de lo alto, todo es misterio, y fíjate esas raicillas introduciéndose en la tierra y que parecen de nada, y de ellas salen los prodigios de la espiga y el acero de las encinas, y la mano y el ojo del hombre sobre la tierra, haciendo la cosecha, queriéndola hacer, con la lluvia y el tempero, con la labor y la esperanza, sabiendo que a la postre el año saldrá por donde salga, siempre distinto siempre inesperado, sacando generosidades imprevistas –o apretones durísimos- y por eso no se entiende a las gentes del campo, cuyo menester pertenece a otro mundo. ¡Oh! el olor de la alhucema y la lujuria de los velliscos en las veras y las flores de la jarastepa que parecen mariposas delicadísimas paradas en las ásporas ramas de los matagallos. Eso es naturaleza y las perdices y tus sillas de anea y los pozos y tus “oriscanes”, y todo ese mundo que se toca y que sin embargo encierra y encierra o sobre misterios. ¿Por qué vino el año tan generoso en nerdos cuando no quedó uno? O ¿por qué la grama prevista no estaba a su cita con el arado? No, la acumulación de misterios, el tejido, ya casi eterno, del hombre y la tierra, esa yunta que empuja al mundo y que tú sientes como nadie y como nadie expresas, con pluma y pincel, con palabra e imagen, poesía toda grabada o escrita, campo todo dicho o pintado, alegría y melancolía de este campo donde nunca falta la mano o la sombra del hombre que lo complete.
Tú eres un tallo más, natural en la fecundidad de ese campo, un ramón más de sus olivos, la misma fuerza y la delicadeza del brotar del grano rompiendo la costra está en ti, ese aparejamiento de delicadeza y vigor, de ternura y fecundidad, aparecen en tu poesía y en tu pintura, poesía en definitiva. A mí la lectura de tus poemas me ha recordado aquel bardo que fue Dylan Thomas, en el desparramarse de algo que le crecía dentro y no era más que la siembra interior de la hermosura de fuera, de la humana ternura que ese aparejamiento lleva consigo. No te dejan de la mano, como dices en tu verso, te muerde el alacrán, mejor, tienes clavado ese alacrán no de lo lejano, sino del campo entero con su pena, su sequía y su ternura, con su siempre esperanza.
Un abrazo
José A. Muñoz Rojas. Poeta y escritor. Hijo Predilecto de Andalucía


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14 comentarios:

I. Pantojo dijo...

Gracias por compartir tanto sentimiento, tanto conocimiento y tan hermoso y lírico vocabulario.
Tu buen amigo, Manuel Manzorro, bien se merece tu entrañable reconocimiento al que me uno y te agradezco.
Un abrazo.

Luis Manzorro dijo...

Gracias, amigo Gonzalo, por esta maravillosa publicación, por enseñarnos, un poquito más, la obra del gran Manolo; en pintura, en grabados, en poesía...Cuando oigo o leo su nombre, me viene la imagen de algunos de sus cuadros: un campesino, un toro, un pozo, una choza, una perdiz, un galgo.....

Laurentina. dijo...

Es una preciosidad tu trabajo sobre Manolo y tu lectura a su padre. Ha sido una sorpresa saber que Manolo es tan buen poeta como pintor.
Gracias por dedicar tu tiempo a todas estas muestras de cultura. Eres grande, amigo Gonzalo

Javier Díaz Arbolí dijo...

Realmente hermoso el contenido de este post, tanto por la obra que se expone como por la forma en que se hace. Es una extraordinaria sorpresa ir descubriendo poco a poco todo lo que representa Manolo en el arte poético y sobre todo, como nos lo descubres. Gracias hermano por tus grandes aportaciones y en especial, por ésta.

Olga dijo...

Gracias por mostrar sus poemas, Gonzalo. No conocía ninguno. La verdad es que su poesía es muy desconocida y es una pena, porque como tú dices se ve gran maestría e inspiración. Me gusta la búsqueda de las palabras. "Palabras terruñeras" como decía Unamuno. Suenan ellas mismas a campo agreste, a labores lentas, a artesanía ancestral. Escurcar, pulpejo, socaire... Esa sonoridad evoca a nuestras raíces. También nosotros somos tierra.

Manuel C. Díaz Arbolí dijo...

Si tuviese que calificar este artículo, hermano, le daría un sobresaliente cum laude.

Inmaculada M. dijo...

Lo conozco como excelente artista plástico. Habrá que interesarse por sus nuevos campos

AnaV dijo...

Gracias Gonzalo por iluminar esta consolidada y a la vez silenciada habilidad de mi padre. También se puede visitar su obra en www.manuelmanzorro.com

Luis Manzorro dijo...

Precioso texto, Gonzalo.
He leído los poemas y he visto los cuadros, y creo que el Gran Manolo recorrió el mundo sin salir de Patría. Me lo imagino paseando bajo los rascacielos de NY, mientras su mente estaba en la campiña, viendo correr las liebres y volar a la perdices; o descansando en el blanco brocal de un pozo; o, de espaldas en la grama de un trampal, contemplando las estrellas. Las de NY no brillan igual....

Teresa Moncayo dijo...

Yo lo definiría como un grandísimo poeta que canta desde el fondo de su alma (sentimientos puros) imprimiéndole a sus versos un lirismo que trasciende por los poros abiertos de cada verso. Es una actitud y aptitud propia de los grandes líricos que se inspiran en una naturaleza viva. Me atrevería a citar a Machado (campos de Castilla), mismo ardor amoroso, misma consagración hacia lo natural de la vida.

Paco Hacha dijo...

Poemas de la verdad del recuerdo limpio , sin más , pensamientos profundos para adentrarnos en nuestras raíces

Eugenio Martínez dijo...

Magnífica entrada, Gonzalo. Por mediación tuya conocía la obra plástica de Manolo Manzorro y aunque me habías hablado de su obra poética, en manera alguna podía imaginarme el emocionado gozo que me han regalado los poemas que nos has traído, como predios de una Arcadia recreados por Virgilio. Pero también me transportan a la finca de La Flecha, en las riberas del Tormes de la culta Salamanca, donde decía Fray Luis de León que "Del monte en la ladera / por mi mano plantado tengo un huerto..." Y allí me ha llevado Manolo Manzorro, para escarbar la tierra y hacer resurgir desde sus entrañas la palabra y la armonía que milagree sus versos

Antonio Muñoz dijo...

La charla que he vuelto a leerla despacio, te salió magistral. Bien medida, mucha hondura y pasión, pero a la par llena de contenido. Es para enmarcarla. Espero poder colgarla en nuestra Pág. web, independiente de todo el acto, igual que el video que también pueda figurar como algo independiente. Enhorabuena y muchas gracias. Todo me parece extraordinario. ¡No sabe Manolo la suerte que tiene al haber dado con el mejor intérprete de su obra!

Julio de la Rúa dijo...

Por fin ya he leído el libro de Manuel Manzorro.
Estoy leyendo sus poemas, tan auténticos, que llegan al alma.
Es una pena no saber del campo pues hay muchos versos que necesitas haberlo vivido, como Muñoz Rojas, para entender su intensidad.
Me impresiona su vida, lo interesante que es, pintor ,grabador ,poeta, viajero,...en fin ...pero lo que más me atrae es esa naturalidad y bonhomía de su forma de ser que se transmite en su poesía.

Enhorabuena también a Gonzalo Arbolí, que resume muy bien su figura; y como él termino con esos versos tan Machadianos de este estupendo poeta....

... Hoy, en el umbral del invierno,
la choza y el fuego nos requieren,
que " de nuevo están ahí las avefrías "

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